En este programa recordamos a dos militantes, dirigentes del Partido Revolucionario de los Trabajadores-Ejercito Revolucionario del Pueblo, que formaron parte de la historia grande de la organización, y por eso hoy son un símbolo de la memoria del PRT-ERP:
Luis Pujals: Participo de todos los congresos del partido, incluyendo el "Vº Congreso" donde se fundó el ERP. Fue responsable militar y político de la regional Buenos Aires. Fue secuestrado a mediados de 1970. Es el primer desaparecido del PRT. Su historia es reflejo de la represión en Rosario durante las ultimas 2 dictaduras.
Susana Gaggero: Una de las primeras y pocas mujeres en llegar al Comité Central del PRT-ERP, después de 15 años de militancia. Fue asesinada por la represión en una reunión de dirigencia del partido detectada en una quinta en la localidad de Moreno. Estuvo desaparecida hasta 2006, el Equipo Argentino de Antropología Forense identifico sus restos
Los recordamos con:
-Daniel de Santis: Escritor, historiador, militante del PRT-ERP, compañero de militancia de Susana Gaggero durante dos años. Dirige la revista Mascaro
-Manuel Justo Gaggero: Escritor, periodista, abogado, hermano de Susana. Fue parte del grupo de John William Cooke coordinado por Ernesto Guevara en Cuba, en la década del 60. Referente del peronismo revolucionario y dirigente del PRT-ERP en la década del 70. Participo del triunfo de la revolución sandinista en Nicaragua y en la década del 80 fue parte del Movimiento Todos por la Patria. Fue periodista de Pagina/12 entre otros medios...
-Luis Ortolani: Periodista, dirigente y fundador del PRT-ERP, ex preso político, autor del histórico libro "Moral y proletarizaión", compañero y amigo de Luis Pujals y Susana Gaggero. Conductor del programa radial Hipótesis Rosario.
Tenía 30 años
Se lo considera uno de los primeros desaparecidos en
Argentina
Fue secuestrado en Capital
No hay testimonio de su paso por un CCD
No.CONADEP:7769, Decl.No:1116
Contacto en desaparecidos.org
Emilia Susana Gaggero Pérez de Pujals
Detenida-Desaparecida el 29/3/76
Tenía 33 años
Emilia tenía un hijo.
Emilia formaba parte del Comité Central del PRT-ERP. El 29
de marzo de 1976 asistió a una reunión de la organización, que tuvo lugar en la
quinta "La Pastoril "
cerca de La Reja ,
en la provincia de Buenos Aires. La quinta fue atacada por los militares el 29
de marzo de 1976. Emilia fue asesinada o capturada y detenida-desaparecida. Su
cuerpo fue llevado a un hospital de la zona por las fuerzas armada. Luego fue
enterrado como "NN" en el cementerio de Moreno. Fue identificado por
el EAAF en el 2005 e reinhumados el 8 de abril de 2006.
Contacto en desaparecidos.org
Sobre el secuestro de Luis Pujals
Luis Pujals, dirigente del PRT-ERP en Rosario, fue
secuestrado el 17 de septiembre de 1971.
Fue el primer desaparecido del PRT. //Su cuerpo continúa desaparecido, y sus asesinos impunes.
El genocida Agustín Feced está sindicado como el principal
responsable.
Según contaba “El Cuervo”, Alejandro All, Feced, lo hizo
traer de la Cárcel
a la Jefatura
para decirle: “¿sabes de dónde vengo? Vengo de matarlo a Pujals, le reventamos
el hígado a trompadas y lo tiramos por la ventana. Eso mismo te va a pasar a
vos y le va a pasar a todos ustedes porque a Pujals le llegó la justicia, no
eso que llaman ustedes justicia popular, con las cárceles del pueblo, ni la
justicia de esos jueces pelotudos que los dejan entrar por una puerta y salir
por la otra, sino mi justicia, que es la verdadera justicia”*.
Compañero Luis Enrique Pujals
¡Hasta la Victoria Siempre !
ESTRELLA ROJA N° 25,
del 21 de setiembre de 1973*
¡GLORIA A LUIS
PUJALS!
El 17 de setiembre se cumplen dos años del secuestro y desaparición
de Luis Pujals, dirigente de nuestro Ejército Revolucionario del Pueblo y del
Partido Revolucionario de los Trabajadores.
Sus secuestradores fueron los hombres de la siniestra DIPBA
en Buenos Aires, pero su asesinato se concretó en Rosario, en aquella época
feudo siniestro del ajusticiado General Sánchez y su banda de torturadores.
Los asesinos principales aún andan sueltos, probablemente
organizando algún comando parapolicial. Se trata del comandante de gendarmería
Agustín Feced y del comisario Bertoglio, quienes pocos días antes de la
asunción de Cámpora, renunciaron a sus respectivos cargos de Jefe de Policía y
Jefe de Informaciones en Rosario y desaparecieron misteriosamente.
Recordar a Luis es trazar un cuadro de toda una época de la
militancia, la época de transición de los viejos círculos de intelectuales a la
organización actual.
Pujals ingresó a una de las corrientes que formaron al PRT,
Palabra Obrera, en 1961. Como tantos jóvenes de esa época -tenía entonces 19
años- recibió vivamente el impacto que causó la Revolución Cubana
en toda América Latina.
La epopeya de Sierra Maestra le hizo comprender la profunda
necesidad de una revolución en nuestra América dependiente y oprimida. le
dolían la miseria, la explotación, las torturas, las muertes inútiles e infames
de los niños que carecen de pan, todo el cuadro que ha trazado a fuego el
imperialismo en nuestros países.
Su militancia comenzó en el movimiento estudiantil, en la Facultad de Ciencias
Económicas de Rosario a la que asistía entonces. Rápidamente comprendió la
necesidad de horizontes más amplios, de ligarse a las masas obreras.
El grupo Palabra Obrera no tenía entonces más de media
docena de militantes en Rosario y las necesidades de la militancia eran
múltiples. Corrían los años del gobierno frondizista. Estaban en plena vigencia
el Conintes, la persecución a los últimos resistentes peronistas, el plan
Larquin contra los ferrocarriles nacionales, las maniobras electorales que
condujeron al golpe de marzo de 1962. La burocracia encabezada por Vandor
pagaba la devolución de la CGT
y las rentas sindicales entregando el movimiento obrero a la patronal y al
gobierno una y otra vez.
Había comenzado el período de retroceso en las luchas
económicas marcado por la entrega de la huelga general en enero de 1959.
En Tucumán se luchaba con firmeza, pero a Rosario apenas
llegaban los ecos de esos combates. La militancia era dura, poco exitosa, las
tareas eran múltiples y difíciles para los escasos militantes. Hacían falta
hombres de hierro, o más bien con “patas de bronce” como se decía en la época.
A Luis le sobraba bronce en las patas. Sin comer, sin un
peso, cotizando casi íntegro su sueldo, caminando centenares de cuadras o colándose
en los ómnibus llenos para ahorrar el boleto, estaba a las seis de la mañana en
la puerta de una fábrica, al medio día en otra, por la tarde en una tercera, a
la noche en una manifestación o en una asamblea. Muchas veces en lugar de
dormir se ponía a darle vuelta la manija al mimeógrafo para sacar un volante
que él mismo tenía que repartir por las madrugadas en las zonas fabriles. Era
incansable, tenaz, abnegado.
En 1965 la chatura de la militancia rosarina fue sacudida
por un conflicto de proporciones. Los obreros de la empresa imperialista John
Deere se declaraban en huelga, ocuparon dos veces la planta, hicieron
manifestaciones en conjunto con el movimiento estudiantil que los apoyaba,
totalizando alrededor de un mes de intensas movilizaciones.
Daniel De Santis, en la Catedra Che Guevara |
Por primera vez en muchos años se usaron métodos
contundentes contra los rompe-huelgas y los agentes más odiados de la patronal.
Fuero hechos modestos, pero que en la época significaron toda una revolución:
incendio de transporte de carneros, lucha a pedradas con la policía, rehenes en
la ocupación de la planta, utilización de las mangueras de incendio contra la
policía que trataba de desalojarlos.
El PRT, fundado unos pocos meses antes, se ligó a los
obreros en conflicto y jugó un importante papel en la movilización,
particularmente en la utilización de métodos violentos.
Luis fue el principal impulsor de toda esta actividad. Con
su característica capacidad militante estuvo en las manifestaciones, en los
piquetes de huelga, en las tareas de solidaridad, en la lucha contra la
policía, en los ataques a carneros y agentes patronales.
Ya entonces venía vislumbrando la necesidad de incorporar la
violencia a las luchas de la clase obrera y el conflicto de John Deere fue la
confirmación de sus posiciones y la posibilidad de ponerlas en práctica.
De allí en adelante se orienta decididamente hacia la línea
de lucha armada. En 1966 fue electo miembro del Comité Central del PRT, en el
II Congreso.
En 1967 se contó entre los dirigentes de la corriente
proletaria que bregaban por la formulación de una estrategia de poder
político-militar y la concreción de la lucha armada, transformándose así en uno
de los baluartes que permitió la expulsión de la camarilla morenista y la
concreción exitosa del IV Congreso.
En dicho Congreso fue confirmado como miembro del Comité
Central y este, a su vez, lo eligió miembro del Comité Ejecutivo.
Con otros compañeros que fueron destacados dirigentes de la
lucha armada, se abocó a la construcción de la primera célula militar en
Rosario. Las primeras tareas fueron modestas, como todo comienzo.
Luis aplicó a ellas, una vez más, sus “patas de bronce”. Ya
no se trataba de conseguir papel para volantes, sino clorato de potasio para
los explosivos. Era necesario proveerse de armas. Aprender a tirar. Hacer las
primeras experiencias de combate. La célula militar rosarina hizo todo eso y
mucho más, bajo la dirección de Luis. De allí surgieron los cuadros para el
crecimiento de los comandos formados con compañeros extrapartidarios. Más tarde,
las unidades de combate del ERP.
En 1969 Pujals fue enviado al extranjero, a fin de realizar
un curso de especialización militar. Al regresar se encontró una vez más con la
lucha de clases estallando abiertamente en el Partido. Fue uno de los pocos miembros
del Comité Ejecutivo que se alinearon en la Tendencia Leninista ,
base del PRT actual.
Después del V Congreso Luis fue destinado a la Regional Buenos
Aires y se desempeñó sucesivamente como responsable militar y político de la
misma.
Luis Nono Ortolani |
Cuando fue asesinado por la policía de la Dictadura Luis
Pujals tenía 30 años de edad y más de diez de militancia. Se había forjado en
la tarea dura del trabajo de masas en época de inactividad de estas y en los
difíciles comienzos de la lucha armada. Era uno de los más probados dirigentes
de nuestra guerra revolucionaria y estaba alcanzando su plena madurez como
cuadro revolucionario.
Su vida y su muerte constituyen un ejemplo vivo y fecundo
para los jóvenes militantes y combatientes que la clase obrera y el conjunto de
las masas destacan hoy por decenas y centenares.
Los que tuvimos la suerte de militar con él, no lo
olvidaremos jamás.
¡Hasta las Victoria Siempre!
*En: DE SANTIS, Daniel(Comp.), ¡A Vencer o Morir!-PRT-ERP-
Documentos (Tomo 1), Editorial EUDEBA, Buenos Aires, 1998
------------------
Canción dedicada a LUIS PUJALS, militante del PRT- ERP
secuestrado el 17 de septiembre de 1971, conviertiendose en el primer
desaparecido de dicho partido.
Compuesta por Roque Narvaja en 1972, perteneciente al disco
"Octubre (mes de cambios)".
DISCO COMPLETO
Carta a una hermana (Para Susana Gaggero)
Por Manuel Justo
Gaggero
Hace unas semanas llevamos tus restos, que nos entregó el
Equipo Argentino de Antropología Forense, al Cementerio de la Chacarita. Los
depositamos en un nicho en la
Galería 13. Nos acompañaron muchísimos amigos y compañeros
que te recordaban con cariño y contaban anécdotas que te tenían como
protagonista. Habló Daniel De Santi, un compañero que te admiraba mucho. Contó
que cuando vivían juntos en una casa operativa del Partido y él comenzó a
trabajar en Propulsora, vos, el primer día, te levantaste a las cuatro de la
mañana y le hiciste el desayuno, aclarándole que “no iba a ser así todos los
días”.
Luego dijo unas palabras Facundo Urteaga, el hermano del
“cabezón”. Hizo referencia a la búsqueda que estamos haciendo desde hace más de
diez años de los restos del Comandante y de Benito. Cuando lo escuché, recordé
cómo te respetaban y querían ambos.
Manuel Gaggero |
Le había pedido a Nina Brugo que hablara. Ella vivía a una
cuadra de casa en Paraná, formaba parte de un grupo grande de vecinos y amigos
–los Barbagelata, Bertozzi y Mutio– con los que compartíamos libros, juegos y
paseos. Ahora es una abogada destacada que hizo referencia al doble esfuerzo
que tenían que hacer las compañeras en los ’60 y ’70 para ser reconocidas y
valoradas. Pensé que estuviste más de quince años para llegar al Comité Central
y la primera reunión en la que participaste fue la de Moreno, en la que te
asesinaron.
Finalmente dijo unas palabras Fernando “Pino” Solanas, el
director de La Hora
de los Hornos y decenas de películas que me hubiera gustado que hubieras visto.
Recordé que aquella emblemática película la vimos juntos en una exhibición
clandestina en el Colegio La
Salle de Paraná, que organizamos nosotros. No te voy a
nombrar a todos los que estaban porque me puedo olvidar de alguno y no me lo perdonaría.
Pero sí te cuento que había amigos de Paraná, mucho más jóvenes que nosotros, y
entre ellos Fabián Rogel, que preside el bloque de diputados provinciales del
radicalismo en nuestra ciudad y que propuso que te hicieran un homenaje en la Cámara.
Enrique no pudo venir porque estaba dando clases en la Universidad de
Toronto. Aquel pequeñito hijo que adorabas es hoy uno de los matemáticos más
destacados de América latina y vive viajando para dar clases en diferentes
universidades. Me llamó el día antes y al día siguiente muy emocionado. En la
invitación a la ceremonia figuraban él y su bostoniana compañera, como también
Manolo, que es físico y da clases en México, y Mauricio, que trabaja y vive en
España. Sí estaban presentes Mariano, el más pequeño, ahora con 35 años, y mis
dos hijos menores, Ana, que tiene 25 y Tomás de 21, los tres muy emocionados.
Me sentía invadido por una congoja tremenda que me impedía hablar; me apoyaba
en mi actual compañera Vilma, a quien me hubiera gustado que conocieras. La
vieja, como te conté, no alcanzó a ver que, finalmente, descansas en paz.
Durante todo el acto me invadían recuerdos. Me acordaba cómo
nos emocionábamos leyendo la épica del Pequeño Vigía Lombardo en el libro
Corazón, de Edmundo D’Amicis; cómo nos reíamos de las aventuras de Tom Sawyer y
cómo empezábamos a reconocer y odiar las injusticias leyendo La cabaña del Tío
Tom. Te veía radiante cuando te recibiste de maestra. Te sentía en mis brazos
bailando esa noche la
Serenata a la
Luz de la Luna
de Glenn Miller.
Nena, siempre estarás conmigo; como cuando de pequeños
jugábamos a las escondidas. El encontrar tus restos, luego de una larguísima
batalla judicial, es como encontrarte detrás de una maceta, en el patio, cuando
te escondías y yo contaba hasta treinta. Seguiremos conversando y le podés
contar a la vieja que las queremos mucho a ambas.
Emilia Susana Gaggero de Pujals, militante del PRT-ERP, fue
asesinada el 29 de marzo de 1976 en la localidad de Moreno, provincia de Buenos
Aires.Inhumada como N.N., luego de una larga investigación y con la
intervención del Equipo Argentino de Antropología Forense se recuperaron sus
restos que fueron reinhumados el 8 de abril de 2006.
Entrevista a Manuel Gaggero
------------------------------------
“Carta a un Hermano”
Por Manuel Justo Gaggero *
Hola, Flaco, ¿cómo estás? Recuerdo que nos conocimos en 1960
en Santa Fe. Ambos militábamos en el peronismo. Vos en Palabra Obrera
–Peronismo Obrero Revolucionario– y yo en la Asociación Gremial
de Estudiantes de Derecho. Compartíamos idénticas concepciones con respecto a la Revolución Cubana
y a los procesos de luchas antiimperialistas de los pueblos del Tercer Mundo.
Durante el año 1961 llevamos adelante, en el proceso electoral, el apoyo al
Frente Justicialista de Liberación Nacional, que llevaba como candidatos a
Tarrico-Abraham y, al mismo tiempo, apoyábamos la alianza electoral de
izquierda denominada Alianza para la Liberación Argentina ,
que llevaba como candidato a un dirigente del gremio vitivinícola.
Contemporáneamente participábamos de las luchas de los
ferroviarios contra el primer intento por desmantelar la red de ferrocarriles
impulsado por el gobierno de Arturo Frondizi, el llamado “Plan Larkyn”. Sentía
mucha simpatía por vos y admiraba tu formación teórica. Por ello decidí que mi
hermana, Susana, la “Nena”, que había empezado a estudiar psicología en
Rosario, se vinculara a ustedes. Así fue cómo se incorporó a la agrupación
Avanzada de Filosofía y Letras.
Me fui a Cuba y durante ese año no nos vimos. Sí hablé de
vos con el Vasco Angel Bengochea, el que te respetaba y estimaba mucho. Al
volver, luego de esa experiencia frustrada, nos encontramos nuevamente y al
mismo tiempo que fundábamos la Juventud Universitaria
Peronista –la vieja JUP– fortalecíamos la alianza con Palabra Obrera, que
estaba en proceso de fusión con el Frente Indoamericano Popular que encabezaba
Mario Roberto Santucho. Nos veíamos casi todas las semanas; vos viajabas a
Santa Fe con el Indio Bonet. Por vos conocí a compañeros que recuerdo con
cariño, como Sergio Domeck y su esposa, y un metalúrgico Massi, entre otros.
Armamos el apoyo en el gremio de la carne a la lista que encabezaba Vázquez,
que le disputaba la conducción a la burocracia propatronal encabezada por
Eleuterio Cardozo.
Tu relación con Susana era estrecha, como compañeros. Vos me
decías que te gustaba y ella también decía lo mismo. Decidí hacer de Celestino
y me reuní en el bar El Cairo con los dos. En un momento los dejé solos y les
dije “no hablen más de política, piensen en ustedes, lo que sienten ambos”. Así
se concretó la pareja. Se casaron en Paraná. Tengo una foto en la que están
vos, Susana, Emma, tu mamá y la
Vieja. En los brazos de la Nena está recién nacido Enrique. Tu hijo acaba de
cumplir 40 años y es uno de los matemáticos más destacados de América latina.
Pasaron los años. En los ’70 me detuvieron y en el
interrogatorio me preguntaron muchísimo por vos. Te buscaban por las acciones
de un “Comando Che Guevara” de Rosario, que fue el precedente del Ejército
Revolucionario del Pueblo (ERP). En el 5º Congreso en el que nació esta
organización revolucionaria, tuviste una destacada intervención.
El 19 de septiembre de 1971, por la tarde, me llamó Susana a
Paraná y me dijo con voz trémula que te habían “secuestrado”. Habían detenido a
un grupo de compañeros en un departamento ubicado en la calle Scalabrini Ortiz
y Guatemala. Todos habían sido trasladados a Coordinación Federal, menos vos.
Viajé esa misma noche a Buenos Aires y en los días
posteriores organizamos una comisión por tu aparición con vida, que integraron
–entre otros– Ventura Mayoral, el abogado de Perón; Emma Illia, la hija del ex
presidente; Gustavo Soler, su marido; Eduardo Luis Duhalde y Rodolfo Ortega
Peña. Tu padre, Enrique, a su vez, logró que se publicara en La Opinión una carta abierta
dirigida al presidente Agustín Lanusse, que firmaban numerosos amigos, incluso
parientes del dictador. Miguel Bonasso, desde el diario La Opinión , realizó una
campaña durante varios meses y Norman Briski –que triunfaba en el teatro con la
obra La Fiaca –
leía al final del espectáculo una “Carta al pueblo argentino”, escrita por
Susana. Por su lado, tus amigos “el Zambo” Lombardi y César Calcagno
interpusieron un hábeas corpus. Todo fue en vano. Fuiste de los primeros
“desaparecidos”. Luego, a partir de 1974, sería una práctica habitual de la Triple A , primero, y de
la dictadura militar genocida, después.
Luis, te queremos y extrañamos mucho. A la Nena la mataron en 1976 en el
Comité Central del PRT. El Indio fue asesinado en la Base Almirante
Irízar en Trelew y muchísimos de tus amigos y compañeros están “desaparecidos”.
Te recuerdo mucho. Hubiera sido importante contar con vos en
estos tiempos, cuando aparece un nuevo momento en la historia de nuestro
sufrido continente, que nos llena de esperanza. Fuiste y sos el hermano que no
tuve, o mejor el que fue más que un hermano. Hasta siempre.
Luis Enrique Pujals fue secuestrado el 17 de septiembre de
1971 en un departamento ubicado en Buenos Aires. Fundador del PRT-ERP y
militante popular, luchó por el socialismo y contra el imperialismo y dio su
vida por esta causa.
-----------------------------------
DESAPARICIONES EN LA DICTADURA DE LANUSSE
El 17 de septiembre de 1971 fue secuestrado Luis Pujals, el
primer desaparecido del Partido Revolucionario de los Trabajadores-Ejército
Revolucionario del Pueblo (PRT-ERP). La repercusión del rapto en medios de su
ciudad natal, en tramos de Pergamino: el presidente faltó a la cita, nota de
Jorge Raventos en la revista Panorama, nº 237 del 9 de noviembre de 1971. Poco
después intentaron secuestrar en San Juan al abogado Jorge Vargas Alvarez,
noticia que también fue cubierta por varios medios de comunicación.
“El sábado 30 de octubre, el centro de la política argentina
estuvo a punto de posarse en la capital maicera del país: Pergamino, 220 kilómetros al
noroeste de la ciudad de Buenos Aires. Ese día, para festejar el cumpleaños
número 76 de su declaración como ciudad, Pergamino se aprestó a recibir al
presidente de la República
y al ministro del Interior, Arturo Mor Roig. Pero la visita del presidente no
se produjo. Un escueto mensaje lo reemplazó: ‘Mientras aguardo que las
circunstancias permitan mi visita persona, hago llegar a Pergamino… un cordial
saludo, en el septuagésimo sexto aniversario de la fecha en que alcanzó el
rango de ciudad, con pleno derecho’.
Para investigar cuáles fueron las circunstancias que
impidieron el viaje del jefe de Estado, un redactor de Panorama se desplazó
hasta la riquísima ciudad pampeana, dialogó con políticos, estudiantes y
hombres de negocios. A continuación, su informe.
(…)
EL CLIMA. La rebeldía de los buenos burgueses pergaminenses
ilustra, en parte, el estado de espíritu que hubiera recibido al primer
mandatario. Otro ejemplo: las paredes. En las vísperas de la frustrada visita
los muros pergaminenses clamaron: ‘Lanusse demagogo’ y otras adjetivaciones más
agresivas aún. Se entabló una verdadera puja entre los pintores de la juventud
radical, el peronismo y el Partido Comunista por embadurnar los frentes de las
casas, y de las brigadas de blanqueadores por limpiar las paredes para evitar
malas emociones al presidente.
¿Por qué tantos clamores? Acaso se hayan unido, en Pergamino,
algunos hechos que son generales a todo el país interior y otros que son
específicamente pergaminenses. Por ejemplo: en la ciudad viven los padres de
Luis Enrique Pujals, vecinos queridos y respetados; ningún pergaminense pudo
olvidar que el chico que se crió en esas calles desapareció raptado por un
comando desconocido y no volvió. Ahora su nombre fue recuperado por una célula
del Ejército Revolucionario del Pueblo. El mismo sábado en que debía arribar
Lanusse, el diario local La
Opinión publicó una solicitada firmada por más de quinientos
vecinos y dirigida Al gobierno nacional y a la opinión pública: ‘La
desaparición de Luis Enrique Pujals sin que los organismos de seguridad atinen
a dar una respuesta adecuada -comenzaba diciendo el texto- es otra evidencia
del clima de violencia y represión que los argentinos estamos soportando’.
‘Todo surgió espontáneamente’, explicó a Panorama el
promotor de la solicitada, Horacio Jaunarena, un joven abogado que preside el
cine club local. ‘Yo preparé un texto en una reunión de amigos, y al día
siguiente había alguna gente desconocida que se entusiasmaba y pedía copias
para hacer firmar’.
Al parecer, discretos agentes de informaciones que pasearon
por las calles de Pergamino una semana antes del 30 de octubre detectaron
tantas inquietudes, leyeron las paredes y aconsejaron a Ceremonial de la Presidencia que
anulara el viaje de Alejandro Lanusse.”
En la misma edición de Panorama se publicó la nota “El
secuestro de mala suerte”, de la que reproducimos algunos fragmentos:
“El informe que sigue, enviado por nuestros corresponsales
desde San Juan, recrea las instancias del intento de secuestro del abogado
Jorge Vargas Alvarez. Señala, además, la frustración del atentado y subraya
algunas extrañas coincidencias insertas en un clima de paradoja.
Cerca del medianoche, el miércoles 27 de octubre, un gordo
resuelto, empastado con una peluca desprolija y parapetado con anteojos no
menos descomunales, se acercó al abogado Vargas Alvarez en plena calle
insistiendo en demorarlo. Los testigos ocasionales narraron después que el
primer hombre se parecía a Tato Bores; de inmediato, un Dogde frenó ante ellos
y otros dos desconocidos descendieron sumándose al grupo. Entre la aparición
del primer hombre y el arribo del automóvil sólo mediaron algunos segundos y un
par de revólveres que apuntaron, obviamente hacia el abdomen del abogado. La
resistencia decisiva de la víctima -forcejeos y gritos que aclaraban su
identidad- convocaron en el lugar a un remolino de vecinos y, entre ellos, un
familiar de Vargas. Hubo entonces un entrevero de lucha en cuyo desarrollo los
secuestradores perdieron un reloj pulsera, una pistola calibre 45 y dos cédulas
de identidad de doble tapa. Por un lato, el símil de Tato Bores se vio separado
de su peluca, que voló por el aire junto con sus anteojos. Por fin, volvieron a
introducirse en el auto y escaparon a gran velocidad.
La detención del ciudadano. Diez minutos más tarde, todavía
frescas las huellas de los neumáticos del Dogde, hizo su irrupción una patrulla
de la policía provincial y detuvo al abogado Vargas Alvarez y a su esposa María
Luisa Marta Sánchez Sarmiento. De acuerdo a las versiones propaladas por un
periodista de Radio Colón -apostado en ese momento en la Central Policial-,
escasos minutos antes de medianoche llegó al Departamento de Policía el jefe
del Servicio de Inteligencia del Ejército (SIE), zona Cuyo, teniente coronel
Néstor Bulacios, munido de un legajo del caso. Los testimonios coinciden en
asegurar que Bulacios había arribado en avión desde Mendoza en vuelo especial
alrededor de las 23.45. En medio de un oscuro hermetismo la policía local
inició las trabajos tendientes a esclarecer la situación, pero con grandes
pausas y demorados cabildeos.
(…)
A la mañana del día siguiente, jueves 28, la mujer de Vargas
fue puesta en libertad por carecer de méritos su detención. Durante toda esa
noche, la plana mayor de la policía permaneció en la central de la repartición,
así como también el teniente coronel Bulacios. Cuando pocas horas más tarde se
hizo saber a través de trascendidos que el matrimonio había sido acusado, no se
dijo sin embargo cuál era la acusación que pesaba sobre ellos.
(…)
Por su lado, el Colegio de Abogados de San Juan resolvió el
viernes 29 de octubre denunciar ante la opinión pública lo insólito del
episodio ‘ante la alternativa del secuestro de nuestro consocio, el Dr. Vargas,
la autoridad policial procede a la inmediata detención e incomunicación de la
víctima, lo cual de por sí importa la reversión del hecho planteado’. El martes
último quedó constituido un movimiento pro defensa del abogado y su esposa por
representantes de varias agrupaciones políticas”.
.................................................................
Sobre la lógica del horror
Por Luis Ortolani
Saavedra*
"Pinta tu aldea y serás universal" decía León
Tolstoi. Un debate originado en torno a la Causa Díaz Bessone que
en este momento se lleva adelante en los Tribunales Federales de Rosario,
resulta el emergente de un debate más general sobre el tema de los derechos
humanos, la lógica del terrorismo de estado y el juzgamiento de los represores.
Recordemos que el debate se origina en que la Secretaría de Derechos
Humanos de la Nación ,
decide desincriminar en la causa a Ricardo Chomicki, quien fuera anteriormente
militante y luego se transformó en torturador de sus antiguos compañeros.
Un conjunto de sobrevivientes que estuvieron igualmente
secuestrados y fueron sometidos a tortura en la Secretaría de
Informaciones de la Jefatura
rosarina decidieron continuar constituyéndose en querellantes, a través de sus
abogados y, al mismo tiempo, dirigieron una respetuosa pero firme carta a la Secretaría (publicada
en Rosario/12 el 13 de septiembre pasado), pidiéndole que vuelva sobre sus
pasos y mantenga la querella.
El lunes 20, salió a la palestra, la psicóloga Fabiana
Rousseaux, Coordinadora del Centro de Asistencia a víctimas del terrorismo de
Estado Fernando Ulloa de dicha Secretaría. Su artículo, publicado en Rosario/12
y titulado "La lógica del horror y las razones para desistir de una
acusación" dice, entre otras cosas: "No podemos erigirnos en
exculpadores de nadie, eso lo hará la justicia, pero lo que debemos debatir a
fondo, para no convertirnos en escarmentadores modernos con disfraz de
defensores de los derechos humanos, es si podemos leer las consecuencias
irreversibles de los campos de exterminio, pero no solamente sobre los
secuestrados y secuestradas, ya que nunca volveremos a ser como antes, luego de
lo sucedido".
Y más adelante: "Porque la degradación social ha sido
un efecto también de la que llevará años poder revertir. ¿O acaso no escuchamos
la terrible fórmula del 'yo no sabía' o 'con los militares estábamos mejor' en
alusión a los múltiples discursos de la mano dura como garante de la
'seguridad' que grandes sectores de la sociedad añoran?
"La sociedad en su conjunto está atravesada por esa
degradación, obscena sin dudas, nadie quiere verla, produce espanto, nadie
quiere identificarse con esa obscenidad y es verdad que no toleramos saber cómo
un ex militante aplicó medidas crueles sobre otros secuestrados. Pero clamar
por el enjuiciamiento que iguala a víctimas y victimarios significa que aún no
hemos entendido que es un campo".
Este conjunto de ideas, que sintetizan, a nuestro juicio, el
extenso artículo, está atravesado por fuertes contradicciones que derivan del
carácter parcial del análisis, ya que enfoca las dimensiones morales y
psicológicas del problema, pero omite la dimensión determinante: la del
conflicto social.
Y por eso la licenciada Rousseaux no sabe que un campo no es
algo genérico. Sino que existen campos de concentración concretos, que son muy
diferentes entre sí.
Esa diferencia la apuntan muy bien los querellantes, cuando
le dicen a la Secretaría
de Derechos Humanos: "¿A qué universo se refiere? ¿Qué experiencias
investigadas dieron lugar a estas tesis? ¿Están incluidos los gulags,
Auschwitz, el Servicio de Informaciones, el Estadio Nacional de Chile, La Perla , las mazmorras de la Inquisición ,
Automotores Orletti, Guantánamo, Miranda de Ebro, Boer, la ESMA , Orduña? ¿Son todos lo
mismo?".
No, no son todos lo mismo y no hablamos del nivel de horror,
en el cual seguramente Auschwitz marcha a la cabeza, sino de la finalidad de
los diferentes campos.
Porque los Centros Clandestinos de Detención de la Argentina , forman parte
de un plan concreto destinado a destruir la resistencia contra una sociedad
injusta, que a través de la lucha de los trabajadores y de otros sectores, a
través de las huelgas, las tomas de fábrica, las coordinadoras gremiales, la
aparición de organizaciones armadas que, con aciertos y errores acompañaron
esas ricas movilizaciones, habían llegado a un punto en que sólo podían ser
frenados mediante el terrorismo de estado.
Detrás de los centros clandestinos de detención, de las
cárceles, de las mil formas del terrorismo aplicado a toda la sociedad, hay
intereses de clase concretos. Los militares hicieron el trabajo sucio, pero
fueron las clases dominantes las que ordenaron la destrucción de la resistencia
social y se beneficiaron de ella.
Y fueron políticos como Menem y de la Rúa los que continuaron la
política de las clases dominantes por otros medios, porque el conflicto social
continuó y continúa.
Y cuando Rousseaux habla de la degradación social que
implica el "yo no sabía" o el "por algo habrá sido",
tampoco da cuenta que no toda la sociedad argentina fue ni es víctima de tal
degradación.
Quienes fueron secuestrados, quienes fueron presos, quienes
no fueron presos ni secuestrados, pero tampoco creyeron en el "por algo
habrá sido", lucharon como pudieron contra la dictadura, siguieron
luchando contra la injusticia en democracia, lucharon y luchan, por memoria,
verdad y castigo.
Esa es la parte sana de la sociedad argentina, que a través
de interminables luchas, a través de las marchas acompañando a las Madres y a
las Abuelas, a través de la difusión de la verdad en las calles y las escuelas,
ha logrado voltear las leyes de impunidad, ha logrado que cientos de represores
sean juzgados, que muchos hayan sido condenados.
El conflicto continúa, la lucha continúa. No somos
escarmentadores modernos con disfraz de defensores de los derechos humanos,
somos los que hemos puesto a la
Argentina indiscutiblemente a la cabeza del mundo entero en
materia de derechos humanos y de justicia contra los represores de nuestro
propio país.
Por eso consideramos justa la posición de los querellantes,
que piden con todo respeto a la
Secretaría de Derechos Humanos que vuelve a su posición
anterior, que siga siendo digna de una trayectoria que la honra en el mundo.
Si entre Chomicki y los represores hay una diferencia, como
sin duda la hay, que la establezca el Tribunal, con penas diferentes. Pero no
exculpemos de antemano a quien se niega a redimirse, aportando toda la
información que podría aportar y que llevaría a otros represores a la cárcel.
Por eso esta columna apoya a los querellantes y por eso nos
sentimos orgullosos de ser argentinos, de haber aportado nuestro grano de arena
para que Argentina esté a la cabeza del mundo en esta materia.
*Editorial del programa Hipótesis, que se emite por LT8, losdomingos de 8 a10.
--------------------------------------------------------------------------
El Rosario de
Galtieri y meced // por Carlos del Frade
El principal
responsable de las 520 desapariciones producidas en la provincia de Santa Fe
estaba vivo dos años después de su muerte oficial aunque gozaba de libertad
como consecuencia de las complicidades del ministerio del Interior de la Nación , en manos del
alfonsinista Antonio Troccoli, y del gobierno justicialista de la provincia de
Santa Fe, encabezado por José María Vernet y su ministro de Gobierno, el
ingeniero Eduardo Cevallo.
Agustín Feced, imputado de 270 delitos de lesa humanidad,
era, además, un cuadro surgido e impulsado desde la instalación de la Doctrina de Seguridad
Nacional y un protegido de los principales empresarios de la región: Arturo
Acevedo, fundador de Acindar; la familia Paladini y Alberto Gollán, ex
intendente de la dictadura en 1971 y propietario de Canal 3, primero, y LT 2,
después.
La causa que inició el Consejo Supremo de las Fuerzas
Armadas, en 1983, y que recién llegó a la justicia federal rosarina en 1986,
contiene 49 cuerpos de información producida por militares y policías donde
abundan listas de desaparecidos, tumbas NN en el cementerio La Piedad , y decenas de
nombres que colaboraron en el genocidio.
La supuesta muerte de
Feced determinó el cierre de la causa.
Quedaron sin indagar desde Díaz Bessone a Galtieri, pasando por
militares, policías y empresarios que produjeron las 350 desapariciones que hoy
registra la historia social rosarina.
La demostración científica que se hizo en torno a una ficha
del hotel Ariston, en la que se comprobó la firma y la letra de Feced dos años
después de su muerte oficial, abre las puertas para distintos tipos de
movimientos.
En lo judicial, la gran posibilidad de reabrir la causa, a
fin de que los familiares de las víctimas conozcan el destino de sus seres
queridos y, en caso de declararse la desaparición de las personas como un
delito de ejecución permanente, la condena de los desaparecedores, más allá de
las leyes de punto final, obediencia debida e indulto.
En lo político, la exigencia de respuestas a las autoridades
de aquellos primeros años de la democracia recuperada, municipales,
provinciales y nacionales.
Ante los últimos “descubrimientos” en el edificio de la ex
Jefatura de Policía, es necesario imponer un criterio de racionalidad para no
repetir momentos dolorosos a los familiares de las víctimas y encauzar los
esfuerzos para hacer comparecer a todos aquellos que señala con claridad, los
49 cuerpos de la causa Feced.
En este punto también es necesario remarcar la urgencia de
exigir un posicionamiento político de la justicia federal rosarina: debe
responsabilizarse en corregir los errores que sirvieron para garantizar la
impunidad a los desaparecedores.
La otra puerta que comenzó a abrirse es el conjunto de
declaraciones que realizan los hijos y familiares de los represores. Este es
también un mérito de la presión de los organismos de derechos humanos y una
consecuencia del crecimiento del grado de conciencia política y social de la
sociedad para entender mejor el presente a través del conocimiento de lo que
pasó entre los años setenta y ochenta.
He aquí, entonces, el resultado de una investigación
periodística de más de cinco años de duración y una guía de sugerencias para
los abogados de los organismos de derechos humanos sobre quiénes deberían ser
citados a declarar sobre los hechos que ocurrieron en Rosario y Santa Fe en los
tiempos del terrorismo de estado.
La muerte oficial de
Feced
Agustín Feced estaba en Formosa el 21 de julio de 1986, a pesar de que se
encontraba detenido, procesado e imputado por 270 delitos de lesa humanidad
cometidos en Rosario y Santa Fe, cuando era el interventor de la Unidad Regional II
de la Policía.
Sin embargo, la justicia federal rosarina confió en las
autoridades del Hospital Militar de Campo de Mayo y le perdió el rastro. La
historia oficial indica que murió, fue velado y enterrado en la capital
formoseña.
Por primera vez en los últimos trece años, un medio
periodístico rosarino se llegó hasta la ciudad del noreste argentino,
fotografió la supuesta tumba del ex comandante y verificó las contadicciones
que abren interrogantes en torno a su final.
La historia oficial
El folio 5.228 de la causa federal 47.913 refleja el acta de
fallecimiento de Feced. A las 3.30 de la madrugada del 21 de julio de 1986
murió como consecuencia de un paro cardíaco respiratorio no traumático. El
certificado fue expedido por el doctor Fernando Chalup y participaron como declarante
Mario Raúl Méndez y como testigo Martha Beatriz Acosta.
El 15 de diciembre de 1989, los miembros de la Cámara Federal en
lo Penal de Rosario declararon “el sobreseimiento definitivo en la presente
causa, por extinción de la acción penal, respecto del imputado Agustín Feced”.
Sin embargo, en el último folio de la causa, el 10.239,
Francisco Oyarzábal, hermano de un desaparecido y fusilado en Los Surgentes el
17 de octubre de 1976, provincia de Córdoba, insistía en solicitar el verdadero
paradero de Feced. Oyarzábal se había hecho eco de que el ex comandante fue
visto con vida en Paraguay. La justicia federal rosarina desestimó el pedido.
El camino de la
muerte
El acta de defunción marca una hoja de ruta. El último
domicilio era Monroe 4760, en Capital Federal. Pleno corazón de Villa Urquiza,
frente a la plaza Marcos Sastre. Una casa de dos plantas, reciclada, prolija y
alquilada hace unos cuatro meses por alguno de los hijos de Feced a sus
actuales moradores que dicen desconocer el apellido.
“Era un muy buen hombre. Acá lo quería todo el barrio. Tenía
un Valiant cremita y con él se fue a morir a Formosa”, dice Anselmo Florencio
Miranda, vecino del último domicilio de Feced.
Varias veces fue a pescar con el ex comandante hasta la
capital norteña. Miranda tiene plaquetas del Círculo de Periodistas Deportivos
de Rosario, escudos de Gendarmería y otras chucherías que Feced le dejó de
recuerdo. “Un día me prestó 160 mil pesos y me dijo que no me preocupara porque
él me conocía muy bien”, se confesó Miranda. Recordó que “él solo recuperó el
regimiento 11 cuando lo tomaron los peronistas” y que “vivió como quince años
en esta casa de acá al lado”. Sobre la guerra de Malvinas le dijo que “el león
estará viejo pero siempre es león, tenía razón”, reflexionó el viejo amigo del
mayor responsable del terrorismo de estado en Rosario.
Aseguró que “el comandante nunca compraba nada, siempre
alquilaba”. Para él, “los cuatro hijos que tuvo nacieron allá en Formosa”.
Nunca lo notó enfermo ni “demente senil” como figuraba en el
informe de los médicos de Gendarmería Nacional y que consta en la causa
federal.
La tumba inventada
“Comandante Mayor de Gendarmería Nacional, Agustín Feced.
Falleció el 21 de julio de 1986. Su esposa, hijos, hijos políticos, nietos y
demás familiares participan su fallecimiento y comunican a sus amistades que
sus restos fueron inhumados ayer a las 17.30 desde casa velatoria España 742,
al cementerio San Antonio”, fue el texto que apareció en la página 18 de la
edición del 22 de julio de aquel año en el diario “La Mañana ”, de Formosa.
El cementerio, inaugurado a principios de los años ochenta,
está ubicado al oeste del centro formoseño y se llega por caminos de tierra y
ripio. No hay grandes nichos y abundan las tumbas en tierra apenas señaladas
con cruces de madera.
Trece años después de la muerte oficial, este cronista fue
el primero que llegó hasta allí.
El Registro Oficial del cementerio tiene una sola persona
ingresada el 21 de julio de 1986. “Nombre del arrendatario, Esquivel de V.,
Rosalía. Nombre del extinto: Gavilán, Pedro” y nadie más.
En un cuaderno viejo, sin embargo, aparece el registro que
dejó Ramón Giménez, actual titular de la delegación formoseña de la Dirección Nacional
de Vialidad y yerno de Feced. En esas hojas amarillas figura Feced como
enterrado en el Panteón de GN, Gendarmería Nacional.
Está a menos de cien metros de la oficina del casero. Lote
rural 73.
Cuatro filas de nichos. Arriba, a casi tres metros de
altura, el número 25 exhibe el nombre del máximo asesino de la historia
rosarina. Hay un florero de aluminio ladeado y flores de plásticos abandonadas
“desde hace mucho tiempo”, como opinó el encargado municipal del cementerio.
“Tu esposa, hijos, hijos políticos y nietos, con todo
cariño”. Nada más.
Llama la atención la ubicación de la tumba. Arriba de todo.
Acompañada de otra, en el nicho 20, pero que data de la segunda mitad de la
década del noventa. A la izquierda del observador no hay ninguna más, tampoco
por debajo. ¿Por qué?
“No tengo la menor idea cómo levantaron el cajón hasta ahí”,
dice el cuidador del cementerio.
Explica que “recién hace un par de años trajeron los
elevadores para subir los cajones. No se cómo hicieron para subirlo hasta
allá”, dice.
Le digo que según el diario lo enterraron a las cinco y
media de la tarde.
“No puede ser”, me dice. “Si todo el mundo sabía que se
trabajaba de 8 a
13 y que después solamente quedaba un casero. Salvo que haya traído tres
escaleras y mucha gente para subirlo hasta ahí”, me refuta desde el sentido
común.
Y agrega, “se ve que hace rato que no viene nadie”.
Sepelios y otros
servicios
En un caserón moderno, de tejas rojas y azules que hace
esquina en San Martín al 1300 vive, según el acta de defunción, la testigo de
la muerte de Feced, Martha Acosta. Hay tres automóviles nuevos y de lujo, una
Isuzu 4 x 4, un Peugeot 306 Blanco y un Sportage Grand. Mucho dinero. La madre
de Martha atendió al cronista. Dijo que su hija trabaja en una casa de
sepelios, la de calle España, junto a Mario Méndez, el otro declarante en el
acta de defunción. “Ella es empleada pero es como si fuera gerente o algo así”,
dice la señora. Asegura que “siempre salen de testigos pero nunca conocen a las
personas”.
La cochería se llama “San Francisco” y está en España 441.
En el vidrio de la puerta se informa que se atienden a afiliados del Pami,
Unión Ferroviaria y Gendarmería.
Sobre la pared
izquierda de la sala de espera hay varios cuadros.
Uno de ellos es la carta de agradecimiento que Gendarmería
le envió al dueño del negocio, Eduardo Navarro, por “los servicios prestados”.
Está fechada en 1980. Al lado hay una serie de dibujos de centurione romanos y
un tercero exhibe el certificado del Ministerio de Defensa de la Nación que hace referencia
a un curso realizado por el ubicuo Navarro.
La señora de Navarro reconoce que los dos testigos de la
muerte del ex comandante “son empleados de acá pero no le van a recordar nada
porque nunca concocen a los muertos”, dice con cierto nerviosismo. Y reafirma
que “acá se hace el servicio pero nadie conoce al muerto.
“¿Así que va a escribir un libro sobre el comandante?”,
pregunta Navarro. “Yo lo conocí. Era un hombre bueno. Murió en Buenos Aires”,
dice con soltura. Como si no hubiera escuchado nada segundos atrás.
-¿Cómo dice eso?. Si Usted dice que lo conoció y acá está
constatado que lo velaron ustedes ...-le digo mostrándole el acta de defunción.
-¿Sabe lo que tiene que hacer?. Ir hasta lo del “Pelo”
Giménes que es el yerno y ahí tendrá todas las respuestas que busca -se
desentiende Navarro, el hombre al servicio de Gendarmería y realizador de
cursos del Ministerio de Defensa de la Nación.
Pero Giménez y su mujer, una de los cuatro hijos de Feced,
no están. Se fueron a Buenos Aires.
Impunidades y
contradicciones
- La justicia federal rosarina, desde 1984 hasta la fecha de
la muerte oficial de Feced, lo tenía procesado, imputado de 270 delitos de lesa
humanidad y bajo prisión preventiva rigurosa.
- Sin embargo, tal como lo reveló este diario en la edición
del pasado 8 de octubre, el ex comandante estaba en libertad y volviendo de
vacaciones, en aquella noche del robo a los tribunales.
- Hacia fines de 1985 se encontraba detenido en el Hospital
de Campo de Mayo de Buenos Aires donde se le practicó una operación de corazón.
- No obstante, se fue a Formosa, se instaló en la capital,
desarrolló distintas actividades y planificó su futuro en Paraguay, como le
confesó a personas íntimas.
- Todo eso mientras, supuestamente, era el máximo asesino de
la historia rosarina y estaba bajo la custodia de las fuerzas armadas, de
seguridad, de la justicia federal y de la responsabilidad política del
ministerio de Gobierno de Santa Fe, en ese entonces a cargo del ingeniero
Eduardo Cevallo.
- Las contradicciones del relato oficial de la muerte son
ostensibles.
- Murió a la 3.30 del lunes 21 de julio. Fue velado en la
cochería San Francisco cuyo dueño que conoció y quiso a Feced confesó que,
según entendía, había muerto en Buenos Aires.
- Según el diario “La Mañana ” del martes 22 de julio, fue inhumado a
las 17.30 en el cementerio San Antonio. Sin embargo no había personal municipal
después de las 13.00.
- No está registrado oficialmente como ingresado al
cementerio.
- Su tumba, a tres metros de altura, sin ninguna relación
lógica con las otras, demuestra una ubicación que no cierra según el relato del
actual encargado sobre el horario en que supuestamente se hizo el entierro,
inexistencia de personal para elevar el cajón e insuficiencia de medios para lo
mismo.
- También es una contradicción el hecho de una tumba
cristiana para un hombre que se definía como agnóstico. Además, una de las
personas más próximas al ex comandante dijo que “El Viejo no fue velado”.
- El juez español Baltasar Garzón procesó y pidió la captura
internacional de Agustín Feced como uno de los 98 militares, policías y civiles
argentinos que todavía están vivos.
El pensamiento de
Feced
El ex comandante mayor de Gendarmería, interventor de la
policía rosarina entre abril de 1976 y mayo de 1978, declaró el 11 de setiembre
de 1984 ante el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas. Por aquel entonces
vivía en Monroe 4760, en Capital Federal.
Allí describió la burocracia del terrorismo de estado: “Se
confeccionaban partes y se enviaban al Comando del II Cuerpo de Ejército porque
actuábamos bajo control operacional, en dichos partes, se hacían constar los
secuestros de elementos diversos, las muertes si las había y una relación
sucinta de los hechos”.
Aseguró que los cadáveres “se remitían a la Morgue de la Asistencia Pública
que en ese tiempo estaba en Rioja y Balcarce de esa ciudad (por Rosario) y allí
se efectuaba un reconocimiento médico y se los dejaba para que los fueran a
buscar los familiares; no se hacían autopsias, y no intervenía por tales
muertes autoridad judicial alguna”.
Recibía órdenes del “destacamento de inteligencia del II
Cuerpo”, al principio a través del “señor general (Alfredo) Sotera, actualmente
retirado y posteriormente lo reemplazó en el año setenta y siete el teniente
coronel (Pascual) Guerrieri”.
Agregó que “de cada uno de los tipos de procedimientos
realizados, están los partes archivados en la policía de Rosario, ahí está
todo, todo”.
Diferenció que “las declaraciones” que consideraban
necesarias las tomaban los policías del Servicio de Informaciones en
“prosecución” de la actividad “de represión a la subversión”.
Para su particular visión de la capacidad mobiliaria del
Servicio de Informaciones y la
Alcaidía de mujeres de la propia jefatura, Feced señaló que
“era un lugar muy cómodo, atendido con médicos, enfermeras, servicio sanitario,
se respetaba el régimen alimenticio, se cuidaba lo sanitario, todo, buenas camas,
buen alojamiento”, dijo en un tono cínico y en el marco de una creciente
impunidad.
Terminó diciendo que venía, en ese momento, “una etapa de
venganza personal, como ocurrió con ese teniente coronel que fue a reprimir
allá en el sur, en la
Patagonia trágica y después lo mataron acá en el centro de
Buenos Aires...Varela, y lo mató un terrorista extranjero”.
La revelación: Feced
estuvo en Rosario dos años después de muerto
El 29 de julio de 1988 Agustín Feced estuvo alojado en la
habitación 111 del Hotel Ariston, según figura en la ficha personal que firmó
el propio ex comandante de Gendarmería y fue constatada a través de una pericia
caligráfica encargada por este periodista.
Feced había muerto, según la historia oficial, el 21 de
julio de 1986. De aquí en más se abre un profundo espacio para la revisión
política y judicial de todos aquellos que permitieron el cierre de la causa que
explicaba el funcionamiento del terrorismo de estado en la zona del Gran
Rosario y el resto de la provincia de Santa Fe.
El periodista rosarino Claudio De Luca, un reconocido
trabajador de prensa de los medios alternativos de la ciudad, le acercó la
ficha del hotel al autor de esta nota en ocasión de la presentación del libro
“Desaparecidos, desocupados”.
Después de tres años de recolección de datos, escritos
personales de Feced y verificación caligráfica a través de una pericia
elaborada por un intachable y prestigioso profesional del foro local, se llegó
a la conclusión de la autenticidad del documento.
La ficha exhibe el nombre del ex interventor de la policía
rosarina entre 1976 y 1978, “Feced, Agustín”, procedente de Buenos Aires, su
documento de identidad verdadero con el punto mal puesto, de profesión militar
y su firma.
El dato revelador que quiebra la historia oficial de la
muerte y posterior cierre de la causa 47.913 está en el reverso de la ficha. La
entrada está fechada el 29 de julio de 1988.
Dos años después de
muerto.
El informe
caligráfico
El informe pericial caligráfico está compuesto por una
presentación del trabajo a realizar; el llamado “estudio global y compulsa de
escrituras dubi - indubitables”; “estudio analítico de cartas auténticas y de
ficha dúbita. Cotejo”; macrofotografía parcial de la ficha dúbita;
macrofotografías de las cartas auténticas; examen global y analítico de las
firmas auténticas y dudosa y su cotejo; y macrofotografía de la firma obrante
en la ficha dúbita. También contiene un examen macro y microscópico del “8” perteneciente a “88” del reverso de la ficha
dúbita; macrofotografía del “3”
superpuesto; microfotografía del número “3” superpuesto al número “8” con las correspondientes
señalizaciones y la microfotografía presentada deliberadamente sin marcaciones.
Las conclusiones del examen global de la pericia caligráfica
son que “las concordancias expuestas y numeradas permiten interpretar la
irrebatible personalidad escritural de las firmas sometidas a pericia; siendo
indiscutible que tanto auténticas como dúbitas pertenecen al puño y letra del
señor Agustín Feced”.
Y se agrega que “equivalente autoría responde al anverso de la Ficha de Ingreso al Hotel
Ariston y a las cartas utilizadas para este cotejo pericial caligráfico”.
En relación a la fecha del documento, se señala que “al
número 8 final con arranque y terminación sobre el lado izquierdo se le escribe
encima el número 3, dibujado con cuidado, lentitud y reducida presión del
bolígrafo con coloración de menor intensidad y espesor del trazo”.
A efectos de “hacer concordar el lateral derecho del 8
puesto originalmente, se adosa en su curvatura superior derecha, un suplemento
cuya distinta textura puede apreciarse en forma directa y fundamentalmente con
el examen microscópico. También se enmienda el giro inferior del 3 con
intención de igualar los espesores laterales”.
El informe termina diciendo que “deliberadamente se
acompañan microfotografías y macrofotografías en las que la apreciación directa
permite objetivar todo cuanto se expresa y marca sin que llegara a provocar
duda por inducción visual. La realidad muestra que el número 3 ha sido superpuesto al
número 8” ,
concluye en forma contundente.
Feced estuvo en
Rosario dos años después de muerto.
La dimensión política
de Feced
Hijo del director de escuela pública, el español Blas Feced,
Agustín nació el 11 de junio de 1921, en Acebal y antes de ingresar a la Gendarmería Nacional
trabajó como docente en Colonia “El Ombú”, en Arroyo Seco.
Su primera actuación contra “la subversión peronista” fue en
noviembre de 1960, cuando distintos grupos de la resistencia tomaron el
Batallón 11 de Infantería, en Rosario. Feced al mando de una docena de hombres
reconquistó el lugar.
La segunda aparición fue en ocasión del segundo Rosariazo,
en setiembre de 1969, en apoyo a la represión que había comandando el entonces
teniente coronel Leopoldo Fortunato Galtieri, encargado de un batallón de
Corrientes. En 1970, Feced fue nombrado, por primera vez, jefe de la Unidad Regional II
de Policía.
Ya por entonces estaba casado con Martha Abal y tenía cuatro
hijos, tres mujeres y un hombre.
Hasta el advenimiento de la primavera democrática de la mano
de Héctor Cámpora, el comandante estuvo en Rosario combatiendo a la subversión,
primero al Ejército Revolucionario del Pueblo y luego del asesinato de
Aramburu, a Montoneros. Fue la obsesión de su vida y el sello que lo
identificaría ante las fuerzas armadas argentina, paraguaya y chilena.
De Brandazza a la Triple A
El 28 de noviembre de 1972 participó del secuestro, torturas
y muerte de Angel Brandazza, como lo reconoció el ex agente de policía Angel
Farías, ahora extrañamente incluido en la lista de pedidos de captura
internacional que realizara el juez español Baltasar Garzón.
El propio Farías admitió ante la Comisión Bicameral
de la Legislatura
de Santa Fe, presidida por el entonces diputado justicialista Rubén Dunda, que
“Feced torturaba con su propia gente, hacía trabajos por las suyas”.
Desde 1974
a principios de 1976, Feced volvió a la clandestinidad.
Tenía otro nombre bajo el cual recibía el sueldo y la jubilación y se
desplazaba por toda la región del litoral argentino.
El 11 de setiembre de 1984, ante el Consejo Supremo de las
Fuerzas Armadas, declaró que estuvo “escondido, tres años en Misiones, diez
condenas a muerte por los tribunales populares de la FAR y el ERP, en aquel tiempo
el ERP era dueño de Rosario, después aparecieron los Montos”.
Aseguró que estuvo exiliado dentro de su propio país,
agradeció al Ejército Argentino “que nunca le quitó el apoyo” y dijo pertenecer
a un organismo que no identificó. Gracias a eso pudo mantener a la familia
“allá lejos y un auto viejo, necesario para seguir peleándolos” y así descubrió
“la cárcel del pueblo de Campana” y el ERP de Resistencia que “se había
extendido hasta Oberá”.
Le llegaron a ofrecer el mando de la Triple A , desde el seno
de la administración de María Estela Martínez de Perón, pero no aceptó porque
no era un cargo público, si no subterráneo.
Interventor de la
policía rosarina
A los pocos días del golpe del 24 de marzo de 1976, el
coronel Reinaldo Tabernero, Ministro de Gobierno de la provincia de Santa Fe,
comunicó que por decreto 183 del poder ejecutivo, “ha sido nombrado para
desempeñar el cargo de delegado interventor en la Unidad Regional 2
de la Policía ”.
Hasta marzo de 1978 dirigió los destinos de lo que llamó la
“comunidad informativa rosarina”, tres mil hombres a su disposición. Aunque
respondía a las órdenes de los titulares del Comando del II Cuerpo de Ejército,
Ramón Díaz Bessone y Leopoldo Galtieri, la realidad es que Feced y “su
policía”, como a él le gustaba definir a su grupo operativo, manejaba la
represión en la región.
La carta a
Harguindeguy
“Motiva la presente, solicitarle, si se diera la
oportunidad, se me destinara a alguna provincia no importante, en función de
jefe de policía”, le escribió al Ministro del Interior, general de división
Albano Harguindeguy, el 14 de agosto de 1978, desde Buenos Aires.
“Obedece esto, mi general, a que hasta hoy no he podido
adaptarme a la inactividad que me afecta mucho espiritualmente. De este tema
conversé la semana pasada con el Comandante del II Cuerpo, general Galtieri y
le formulé el mismo pedido, dentro de la jurisdicción del II Cuerpo”, sigue el
texto de la carta.
“Aquí en Buenos Aires, sigo revistando en jefatura 2
(Batallón 601), pero me pagan y no me emplean, dándome la sensación de que me
tienen como una reliquia. Necesito urgentemente trabajar; es la primera vez que
pido trabajo, no importa dónde sea”, pide en un tono personal.
Dice que irá a Formosa “a verlo con el mismo motivo al
general Colombo, amigo personal”.
Le dieron un trabajo especial. En marzo de 1979 fue enviado
a Chile, en el marco de las negociaciones que a fines de diciembre del 78 había
comenzado el cardenal Samoré y que luego siguió el propio Papa Juan Pablo II.
Procesado, detenido y
en libertad
El 31 de enero de 1984, Agustín Feced fue detenido en
Rosario. Estuvo en el Hospital de Granadero Baigorria, en el destacamento de
Gendarmería y luego en el Hospital Español. La orden de la justicia federal era
que nadie podía visitarlo. No se cumplió.
Fue trasladado al Hospital de Campo de Mayo en Buenos Aires
y a fines de 1985 operado del corazón. Previamente los médicos y psiquiatras de
Gendarmería habían diagnosticado demencia senil para que no volviera a declarar
ante los tribunales federales rosarinos. Igualmente pesaba sobre él la prisión
rigurosa. Tampoco se cumplió.
Fue a Formosa, una vez más y planeaba radicarse
definitivamente en Paraguay. Fue allí donde, supuestamente, se enfermó y llegó
a la capital formoseña para morir el 21 de julio de 1986.
La justicia federal rosarina y nacional, el ministerio de
gobierno de la provincia de Santa Fe y la cartera del Interior nacional, fueron
responsables de la violación sistemática de la prisión rigurosa que Feced, en
forma notoria, no cumplió. Estuvo en Corrientes, Rosario, Buenos Aires, Formosa
y Paraguay sin que haya habido una sola advertencia.
El informe pericial que este diario hoy publica en forma
exclusiva revela, por primera vez, algo que la justicia federal no quiso
investigar en su momento: los dichos de algunos sobrevivientes del Servicio de
Informaciones de la Jefatura
de Rosario que dijeron verlo justamente en Paraguay.
Hoy se sabe, con precisión científica, que Feced, dos años
después de muerto, estuvo en el Hotel Ariston, el mismo que eligió, desde los
años setenta para alojarse durante algunas noches especiales.
La última morada en
Buenos Aires
Avenida Corrientes 2466, Capital Federal, fue la dirección
que consignó Feced en la ficha del Hotel Ariston el 29 de julio de 1988.
Allí funciona, en la actualidad, “Mc Dany”, una perfumería
que se instaló hace unos cuatro meses atrás. Antes era el local comercial de
una vaquería, según le dijo a este diario el encargado de la empresa.
Sobre el negocio se levantan las oficinas de diez pisos del
edificio que tiene entrada por Corrientes 2470, de la firma “Farbman
Propiedades”.
El portero del lugar no recuerdan ningún nombre parecido a
Feced y no hay referencias en torno al ex comandante de Gendarmería.
Ninguno de los hijos que tienen domicilio en Capital Federal
se relacionan con la dirección que quedó reflejada en el documento del Ariston.
¿Por qué Feced puso esa dirección?
¿Quién era la otra persona que se hospedó con él en aquellas
horas terminales de julio de 1988?.
Son preguntas, por ahora, sin respuestas.
Responsabilidades
varias
La causa 47.913, la llamada causa Feced, es un mapa de los
lugares que nunca quiso visitar la justicia federal rosarina ante la sutil
presencia de la administración que encabezaba José María Vernet y tenía al
ingeniero Eduardo Cevallo como ministro de Gobierno. La aparición de papeles en
la Jefatura
de Policía repite la necesidad de revisar políticamente la actuación de
aquellos jueces y de las entonces autoridades de la débil transición
democrática. No hubo secuestro de documentación y si, sin embargo, abundaron
los formales pedidos a la policía y al ejército. Tampoco se hacían repreguntas
y nadie se encargó de hacer respetar el estado de “prisión rigurosa” del mayor
asesino de la historia rosarina, Agustín Feced. Un simple repaso de
responsabilidades judiciales que evidencian la urgencia de la reapertura de la
causa, como ya señalaron distintos sectores sociales, gremiales y judiciales.
Señora de ojos
vendados
La causa Feced se inició el 28 de abril de 1983 en el
Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas. Recién tres años después, el 23 de mayo
de 1986, la Cámara
Federal de Apelaciones de Rosario se hizo cargo de la misma.
No es un detalle menor marcar que el 10 de diciembre de 1983
se hicieron cargo de la administración provincial las autoridades de la
democracia. Y que los jueces volvieron a jurar fidelidad a la Constitución Nacional.
La primera observación que realizaron los integrantes de la Cámara Federal es que
"no aparecen, ni entre las medidas efectuadas ni entre las proyectadas,
las de recepcionar declaración a quienes ejercían el comando y el sub comando
del II Cuerpo de Ejército, pese a que reiteradamente se menciona en las
declaraciones del personal policial que actuaba bajo control operacional de ese
comando, siendo esta circunstancia el argumento que expresamente se utiliza en
las resoluciones del Consejo Supremo para dejar en libertad a distintos
imputados".
A pesar de esa mención crítica a la construcción de la
impunidad que venían haciendo los militares, brigadieres y almirantes que
formaban el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas, la realidad histórica de la
justicia federal local fue que no pudieron citar ni a los comandantes como
tampoco a los responsables de la
Quinta de Funes, La Calamita , las dos Fábricas Militares y el propio
Feced.
Tampoco se consiguió secuestrar la documentación de todos
los archivos de la Jefatura
de Policía, entre otras cosas porque no se pidió. Solamente se solicitaban, en
forma periódica, a lo largo de los 49 cuerpos que componen el expediente,
informes que eran contestados de acuerdo a los tiempos de los policías de la ya
entonces División Informaciones.
Obediencia debida y
falta de tiempo
El 22 de Junio de 1987, se produjo el desprocesamiento de
los principales torturadores del Servicio de Informaciones de la Jefatura de Policía de
Rosario, por efecto de la ley 23.521, de obediencia debida. Feced ya estaba
oficialmente muerto desde el 21 de julio de 1986 en Formosa, lejos, muy lejos
del Hospital Militar de Campo de Mayo y del territorio santafesino, a pesar de
tener “prisión rigurosa”.
La doctora Ester Andrea Hernández, integrante de la Cámara Federal
Penal de Apelaciones de Rosario, fue una de las que se opuso a las leyes de
punto final y obediencia debida del alfonsinismo. En 1996 admitió que los
jueces de la ciudad debieron abocarse “antes” a la causa Feced. Reconoció
también que se había trabajado con intensidad en el verano de 1987, después del
punto final y en la antesala de la obediencia debida. Cuando se promulgó, “la
causa quedó falta de sustento” y produjo, como consecuencia, que quedaran en
libertad “la gente que tenía una mayor atribución en la autoría de los hechos
que se investigaban”.
Hernández dijo que las respuestas que dieron lo militares
que llegaron a declarar fueron “demasiado prolijas, armaditas”, pero “el
problema fue el tiempo escaso que se tenía”. Y también agregó que “era difícil
encontrar testigos”.
Más allá de los dichos de la doctora Hernández, en la propia
causa quedaron señalados una serie de hechos que marcan la triste historia del
poder judicial rosarino durante el terrorismo de estado, tanto en lo provincial
como en lo federal.
Entre 1976 y 1983, en los tribunales provinciales rosarinos
se denunciaron 98 casos de chicos NN. Muchos de ellos fueron recuperados por
sus padres cuando salieron del cautiverio o volvieron del exilio, pero decenas
de esos bebés se encuentran, todavía, en calidad de desaparecidos. No hubo
ninguna investigación judicial en este sentido.
Y en la justicia federal, entre 1976 y 1980, existen 703
pedidos de hábeas corpus sin contestar. Elocuente muestra de la valentía de
aquellos jueces. Ahora tienen la oportunidad para reivindicarse.
El muerto vivo apunta
al corazón de la política provincial y nacional
Feced estaba vivo dos años después de muerto. Así lo
demostró una pericia caligráfica sobre una ficha del Hotel Ariston de Rosario
del 29 de julio de 1988, entregada por el periodista Claudio De Luca. De tal
forma se verificó, científicamente, los dichos de decenas de sobrevivientes del
centro clandestino de detención que funcionaba en el Servicio de Informaciones
que, además, quedaron consignados en la causa federal.
Desde el 31 de enero de 1984, cuando se presentó ante los
tribunales federales, Feced estuvo en estado de prisión rigurosa y nunca dejó
de estarlo.
Sin embargo, hasta aceptando la historia oficial de su
muerte, sus permanentes viajes a Formosa y al Paraguay, lo convierten en un
claro símbolo de lo permisivo que era el poder judicial y político de la
naciente democracia argentina.
Justicia federal rosarina, ministerio de Gobierno
santafesino, fuerzas armadas y de seguridad nacionales, Ministerio del Interior
del gobierno alfonsinista; todos ellos, fueron burlados por el ex comandante de
Gendarmería con llamativa facilidad más si se tiene en cuenta que estaba
acusado de 270 homicidios en la provincia y otras regiones del litoral.
También en lo político se impone una profunda revisión sobre
las huellas y los movimientos del más temible muerto vivo de la historia
reciente de estos arrabales.
Hasta finales de los
años ochenta la policía tenía datos sobre desaparecidos
Los 49 cuerpos que componen la causa federal 47.913, la llamada
“causa Feced”, contienen listas de detenidos y desaparecidos entre los años
1976 y 1979, elaboradas entre 1984 y 1989 (ver facsímiles). Eso significa que
existían archivos que podían ser consultados en forma permanente. La
investigación que ahora llevará a cabo el doctor Carlos Carrillo puede develar
las dos puntas del secuestro de personas: origen y destino. En esos archivos
encontrados en el entrepiso de la
Jefatura pueden estar las fichas policiales y en ellas
quiénes pidieron el secuestro de las personas y adónde se enterraron los
cuerpos de los desaparecidos por medio del denominado “grupo castigo”,
eufemismo que usaba el grupo de tareas comandado por Feced para identificar a
los matadores, a los encargados de los “traslados”.
Algunas listas
Entre los folios 2.374 y 2.376 de la voluminosa causa Feced,
aparece una primera lista de personas detenidas a partir de 1974 hasta
diciembre de 1978 y una columna de aquellas que “no registran antecedentes”, la
mayoría de las cuales se encuentran en calidad de desaparecidos.
Entre ellos Daniel Gorosito, José Oyarzábal, Alberto Tion,
Osvaldo Vermeulen, Segio Jalil y Beinkelman. Todos vistos en las mazmorras del
Servicio de Informaciones, San Lorenzo y Dorrego, y posteriormentes fusilados.
Oyarzábal y Jalil, por ejemplo, en Los Surgentes, el 17 de octubre de 1976.
Los documentos están firmados por el entonces Teniente
Coronel Auditor, Edgardo Raúl Semberoiz, como secretario del Consejo Supremo de
las Fuerzas Armadas y por el Brigadier Mayor Luis María Fages, presidente del
mencionado consejo.
Esas listas fueron elaboradas por la policía provincial y
elevadas al tribunal militar a principios de los años ochenta.
El 26 de mayo de 1984, el entonces Comisario Principal
Roberto Scardino, al mando de la División Informaciones
de la policía rosarina, envió una lista al juzgado federal número 1 a cargo del doctor Pedro
Tiscornia.
Allí “se detallan las personas que se encontraron detenidas
en el período del 06 al 31 de marzo de 1977, indicándose en primer término la
fecha de ingreso a esta División Informaciones, a continuación el apellido y
nombre, la fecha de egreso y su destino posterior”, señala el texto policial.
Agregaba que “en todos los casos, los detenidos que
ingresaban a esta dependencia -por actividades subversivas o en averiguación de
las mismas- eran puestos a disposición del Comando del II Cuerpo de Ejército
“Teniente General Juan Carlos Sánchez”; dicho organismo disponía en cada caso
su libertad o el traslado a otro lugar de alojamiento, según se especifica”.
Estas listas figuran en las fojas 3.084 y 3.085 de la causa
bajo el sello de la
Cámara Federal de Apelaciones de Rosario y las fojas 918 y
919 del Juzgado de Instrucción Militar 52, con asiento en el Comando del II
Cuerpo de Ejército.
Una tercera “nómina de personas que permanecieron detenidas
en División Informaciones U.R.II”, según la particular forma de titular de la
policía rosarina, exhibe 108 nombres y domicilios de detenidos entre el 2 y el
24 de enero de 1977.
Las referencias de la
causa Feced
Los casi 11 mil folios de la causa Feced contienen
precisiones sobre las cuales habrá que volver para no repetir caminos ya
recorridos y buscar ausencias informativas todavía pesadas.
- Cada detención era informada por escrito.
- Se producían tres informes, antes y después de las
detenciones.
- Hasta 1987, la policía seguía ofreciendo precisiones sobre
los procedimientos realizados desde 1976 en adelante.
- Tanto el ejército, como gendarmería y prefectura tenían
documentación que, bajo el rótulo de secreto, describían organigramas y
fundamentos de las operaciones "antinsurgentes".
- Hay registros de NN en el cementerio La Piedad.
- Existirían los libros de memorandum de las guardias de la
alcaidía que reflejan la existencia de los detenidos.
- Existen libros de guardias en los hospitales y en la Maternidad que refieren
a la atención de los pacientes que traían las fuerzas de seguridad.
- Existen fichas elaboradas por el Comando del II Cuerpo de
Ejército sobre cada uno de los detenidos.
- Existen registros de defunciones por muerte violenta.
- Existen 703 documentos de hábeas corpus presentados en los
tribunales federales y provinciales.
- Existen nóminas completas de médicos policiales que
elaboraron partidas de defunciones y firmaron certificados de nacimiento en
cautiverio.
- Existe reconocimiento de las fuerzas de seguridad sobre el
personal que intervino durante la dictadura. La mayoría de los integrantes
siguió y continúa en actividad.
- Se demuestra la subordinación de las fuerzas de seguridad
a las fuerzas armadas, especialmente, al ejército. Los oficiales y suboficiales
de este arma ni siquiera resultaron imputados, cuando sobran las citas en
decenas de testimonios.
- Existen documentos de los procedimientos clandestinos de
parte de las fuerzas conjuntas como metodología utilizada y auspiciada por el
Comando del II Cuerpo de Ejército.
- Existen listas de detenidos elaboradas por todas las
fuerzas participantes en la represión.
- Existen fichas internas que reflejan la salud de los
internados en las distintas unidades carcelarias.
- Establece números precisos sobre detenidos durante los dos
primeros años de la dictadura en Rosario.
- Establece la segura presunción sobre 98 casos de chicos
que fueron denunciados como robados durante el secuestro y posterior cautiverio
de sus padres.
- Aparecen nombres de empresas, comercios, talleres para
automóviles y compañías de seguro que sugieren el destino del denominado botín
de guerra.
Informe sobre
desaparecedores rosarinos
“Rosario constituye el lugar en donde más torturados hubo”,
sostuvo en el informe de la Comisión Nacional de Desaparición de Personas en
octubre de 1984. Fueron reconocidos diez centros clandestinos de detención:
Servicio de Informaciones de la
Jefatura de Policía, San Lorenzo y Dorrego; Fábrica Militar
Domingo Matheu, nueva sede de la jefatura; La Calamita , Granadero
Baigorria; La Quinta
de Funes; Escuela Magnasco, Ovidio Lagos y Zeballos; La Intermedia , en La Ribera ; el albergue de
solteros de Acindar, en Villa Constitución; Comando del II Cuerpo de Ejército,
en Córdoba y Moreno; Batallón 121 y Fábrica Militar de Fray Luis Beltrán.
A estos lugares hay que sumarles las llamadas “casas
seguras” en distintos lugares de la ciudad y la región, donde eran torturados
los detenidos que luego eran derivados a los grandes centros clandestinos. Los
desaparecedores se dividían en grupos para hacer su tarea. El denominado “grupo
castigo” era el encargado de enterrar a los fusilados y muertos en la tortura.
El cuerpo 35 de la causa Feced contiene las listas de tumbas NN del cementerio La Piedad registradas entre
1976 y fines de 1983. Allí deberán hacerse las exhumaciones).
Para conocer la verdad histórica, los jueces federales
tendrán que hacer comparecer a todos los integrantes del Servicio de
Informaciones y oficiales del Comando del II Cuerpo de Ejército que figuran en
las listas de imputados de los organismos de derechos humanos y en las propias
causas federales nunca investigadas en profundidad.
La geografía del
horror
"La
Delegación Santa Fe de la Comisión Nacional
Sobre la Desaparición
de Personas, creada por resolución de fecha 8 de mayo de 1984 a instancias de la
solicitud elevada por distintas organizaciones sociales, defensoras de los Derechos
Humanos y por partidos políticos, se constituyó el día 1º de julio e inició sus
gestiones, por distintas motivaciones, el día 20 de julio del mismo año",
comienza diciendo el informe firmado en setiembre de 1984, por los doctores
Israel Esterkin, Manuel Blando, Ricardo Pegoraro, el pastor Hugo Urcola, José
Emilio Madariaga, Fidel Toniolli y Alberto Gabetta.
Indica el informe que "en esta área el número de
desapariciones fue menor, comparada con otras zonas del país, por ejemplo el
caso de Tucumán, Córdoba, Capital Federal y el Gran Buenos Aires, lugares en
que la proporción a los casos de secuestros, a la inversa que aquí, es mucho
menor el número de sobrevivientes liberados de los centros de detención
clandestinos. Lo que se hace necesario destacar es que Rosario constituye el
lugar en donde más torturados hubo, torturas de todo tipo con una gran cuota de
ensañamiento en forma sistemática que en muchos casos se transformaron en
asesinatos".
La nueva Jefatura
El informe de la
Conadep rosarina estableció que “a veces el secuestrado no
llegaba al Servicio de Informaciones, sino que podía ser destinado a algunos
lugares de detención menores que existían en esta zona”. Entre ellos la Fábrica Militar de
Armas Portátiles “Domingo Matheu”, ubicada en Lagos al 5200. “Era allí donde el
general Leopoldo Fortunato Galtieri en persona, a la sazón comandante del II
Cuerpo de Ejército, en algunas ocasiones interrogó personalmente a los
detenidos”, dice el informe.
Uno de los sobrevivientes del lugar que desde el viernes es
la nueva sede de la Jefatura
de Policía de Rosario, relató que “hacia fines de junio vino al lugar Galtieri.
Hay enormes preparativos de orden y limpieza. Ese día nos hicieron bañar y nos
dieron mate cocido con azúcar y pan. El Comandante entrevista a cada uno
personalmente. Se enoja y golpea la mesa furioso, me pregunta si se quién es
él...Me dice que es la única persona que puede decidir sobre mi vida y ha
decidido que yo viva”.
También llegaba el segundo comandante, el general Arturo
Jáuregui, para entrevistar a los detenidos políticos. El centro clandestino de
detención de la
Fábrica Militar estaba al mando del entonces teniente coronel
Gargiulo, ex interventor de la UOM
rosarina. Otro de los tenientes coroneles a cargo del lugar fue Enrique Jordana
Testoni, en abril de 1977.
El 13 de setiembre de 1984, los integrantes de la Conadep llegaron hasta la Fábrica Militar.
Identificaron los lugares señalados y descriptos por los sobrevivientes. El
lugar de alojamiento, sobre una calle sin nombre, más conocida como Paredón
Sur; la cocina como sala de espera; la habitación contigua donde se torturaba y
“una vieja caballeriza, adonde eran alojados los detenidos que se encontraban
hacinados, en pésimas condiciones de salubridad, sufriendo todos ellos las
consecuencias de los tormentos y sin tratamiento médico alguno”.
Los responsables del
Servicio de Información
Las causas federales que buscan establecer la verdad
histórica del destino de los desaparecidos en Rosario podrán avanzar en la
medida que se tome declaración a los integrantes del Servicio de Informaciones
entre 1976 y 1983, y que se verifiquen los documentos y listas que figuran en
la causa Feced. También será importante que un familiar directamente afectado
pida la reapertura de la causa a partir del descubrimiento que publicó este
diario sobre la vida de Feced dos años después de muerto.
El expediente 46.392 que contiene la causa iniciada por
Sergio Shilman, secuestrado el 24 de agosto de 1979, presenta una lista de
oficiales, suboficiales y agentes del Servicio de Informaciones que desde 1976
trabajaron en la fuerza y participaron de los grupos de tareas comandados por
Feced.
Algunos de esos oficiales fueron retirados de la fuerza como
Ramón Ibarra, José Lo Fiego, Carlos Moore, José Carlos Scortechini, César
Peralta y Alberto Vitantonio. Pero otros siguen en actividad, como Alberto
Antegiovanni, hasta hace poco titular de la División Informaciones
de la Jefatura
de Policía de Rosario. O Antonio Tuttolomondo, hoy titular de una comisaría
rosarina. Otros retirados y en plena actividad a través de empresas de
seguridad privada como Mario Marcote. Ellos saben quiénes integraban el grupo
“castigo”, aquella estructura de las tres patotas que funcionaban en el
Servicio de Informaciones y que estaba destinada a enterrar a los fusilados y
los que se quedaban en las sesiones de tortura. Uno de los principales
conocedores es el entonces comisario Roberto Scardino que hasta el año 1987
elaboró los informes que remitió a la justicia federal rosarina.
Una visión del
infierno
Olga Cabrera Hansen sobrevivió a las mazmorras de San
Lorenzo y Dorrego. Y además de poseer una memoria prodigiosa, describió con
claridad las sensaciones vividas en el Servicio de Informaciones.
“La primera impresión que te daba era que si, era un
infierno, un infierno de locos. No se cómo el Dante habrá pintado el infierno,
pero era de gente muy loca. Donde se entraba vendado. Antes de acceder a él,
porque ocupaba la ochava de Dorrego y San Lorenzo y accedías por San Lorenzo.
Ahí te tapaban los ojos y te llevaban al servicio de informaciones, a ciegas,
había una escalera ,se subía a empujones, como podías, y lo primero que
recibías eran tremendos golpes”, sostuvo.
A la hora de pensar lo mejor de estar allí abajo, remarcó:
“la fuerza que te da el conjunto, cómo se te recibía.
Cuando bajaba alguien después de la sala de tortura era
contenido, abrazado, calmado, bañado, limpiado, atendido por los demás que ya
habían pasado por lo mismo. Yo pienso que todo eso se sobrelleva porque estás
con otros”.
Hoy, la doctora Olga Cabrera Hansen sigue defendiendo las
causas sociales desde su escritorio de abogada.
Las tumbas NN
Así quedó establecido en los folios 7103 y siguientes del
cuerpo 35 de la causa Feced.
En esas tumbas NN, donde hay cuerpos de ambos sexos y cuya
principal causa de fallecimiento es “muerte violenta”, está gran parte de la
verdad que la cobardía de los asesinos, por ahora, oculta a los familiares de
las víctimas. Las mismas que, por estas horas, con obstinación y profundo amor
buscan entre los papeles mugrientos que los herederos de los desaparecedores
han esparcido y descubiertos en los últimos días.
----------------------------------------
Mas Contactos con los compañeros que participaron en este programa
-Daniel De Santis, Revista Mascaro
-Luis Ortolani, Hipotesis Radio
-Manuel Gaggero, en Argenpress
No hay comentarios:
Publicar un comentario