martes, 14 de octubre de 2008

JUAN JOSE CASTELLI ( CICLO HISTORICO CAPITULO 2)


Era primo y amigo de Manuel Belgrano, quien lo designó como suplente de la secretaría del Consulado en 1796. Junto a Belgrano, Rodríguez Peña y Vieytes, fue uno de los precursores de la Revolución de Mayo. Castelli fue comisionado para intimar al Virrey Cisneros a que cesara en su cargo. Fue el encargado de defender la posición patriota en las sesiones del Cabildo del 22 de Mayo de 1810.

sobre Norberto Galasso

con Fabian Harari y Mariano Schletz del grupo Razon y Revolucion

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Juan José Castelli
(1764 - 1812)


Autor: Felipe Pigna

Nació en Buenos Aires el 19 de julio de 1764. Estudió filosofía en el Real Colegio de San Carlos y en el Colegio Montserrat de Córdoba. Se recibió de abogado en la Universidad de Charcas.

Lo llamaron "el orador de la revolución". Fue nombrado vocal de la Primera Junta, organismo que le encargó la represión de la contrarrevolución de Liniers en Córdoba. Castelli actuó con toda energía fusilando a Liniers y a sus compañeros. Luego se le encomendó la misión de ocupar el Alto Perú, donde impuso un gobierno revolucionario, liberando a los indios de los servicios personales y de la esclavitud, y fusilando a varios funcionarios reales.

Castelli pactó una tregua con los realistas que éstos no respetaron, y sorprendieron traicioneramente a las fuerzas criollas derrotándolas en Huaqui el 20 de junio de 1811. A su arribo a Buenos Aires el Triunvirato lo procesó y encarceló.

El "orador de la revolución" morirá de un cáncer en la lengua el 12 de octubre de 1812. Sus últimas palabras fueron: "si ves al futuro dile que no venga".




El CEICS fue fundado en el año 2000 por un conjunto de profesores y estudiantes de la Universidad de Buenos Aires que no encontraban en ella lugar adecuado para su actividad. Han volcado su esfuerzo al desarrollo de la investigación científica y tareas de extensión cultural y exposición de resultados a un público amplio, conformado por docentes, ONGs, sindicatos, asambleas populares y organizaciones de desocupados. El CEICS entiende, entonces, que su tarea, la actividad científica, es relevante para el cambio social y para los actores comprometidos con él.
La principal publicación del CEICS es la revista
Razón y Revolución , que se edita dos veces al año, e incluye textos de autores no pertenecientes al Centro. Sin embargo, una parte no menor de su producción se encuentra en revistas de la especialidad y de divulgación. En ellas pueden reconocerse los temas que han sido hasta ahora objeto de las preocupaciones de sus investigadores: la génesis, desarrollo y agotamiento de un sistema social, las formas de expresión de los intereses sociales, los conflictos a los que dichos intereses dan lugar, la forma en que se han resuelto y las perspectivas de la vida humana en éste espacio social llamado Argentina.
Organizado como un conjunto de grupos de investigación que asumen cada uno una parte del
Programa general, el CEICS privilegia el trabajo colectivo y de largo plazo. En el seno de cada grupo, a cargo de un responsable, los investigadores se distribuyen las tareas y realizan una labor en la cual la reflexión y el debate conjunto ocupan un lugar central. Es también un lugar de formación de investigadores jóvenes que hacen sus primeros pasos en la ciencia, auxiliados por compañeros que han recorrido el mismo camino y aprenden, de esta manera, también a enseñar y dirigir investigaciones.




la otra historia (Norberto Galasso)


LA REVOLUCION DE MAYO


La votación en el Cabildo Abierto
El 22 de mayo votaron finalmente 225 personas, 69 se pronunciaron a favor del absolutismo, es decir, por la continuación de "El Sordo" Cisneros como virrey. Una treintena de votos "pro virrey" se alineó con Manuel José Reyes. Otros treinta que apoyaron esta idea, pero bajo el lema "no innovar" eran grandes terratenientes como José Martínez de Hoz, de importante fortuna quien comenzó su propio aporte con la construcción de la Iglesia del Socorro.
En esos sesenta y tantos de votos están reunidos los más poderosos intereses comerciales y financieros nacidos al calor del absolutismo y entrañablemente ligados a la burocracia virreynal. Después de Mayo, sufrirían confiscaciones y destierros, pero lograrán mas tarde reinsertarse en la sociedad, mediante el comercio libre y la "amistad" con los ingleses".
La trampa absolutista
El Cabildo Abierto se prolonga mientras se insisten con los largos fundamentos en los votos. Pero algunas cosas comienzan a alarmar a las filas revolucionarias. El sacerdote Bernardo José Antonio de la Colina, cuñado del síndico Leiva, propone que el virrey sea mantenido en su puesto y que se le sumen cuatro individuos, "uno de estado eclesiástico, otro militar, otro profesor de derecho y el último de comercio", todos elegidos por el Cabildo Abierto. Mariano Moreno estaba informado de la confabulación entre Leiva, el Virrey y con los conservadores para detener el movimiento revolucionario. La maniobra del sacerdote era evidente: un nuevo gobierno, pero encabezado por el mismo Virrey y acompañado por lo más conservador del Cabildo. Corría para esto, el 23 de mayo, Moreno denuncia la maniobra y se alinea a partir de allí al grupo de los "chisperos".
Pero, ¿quién es Mariano Moreno?
Nació en 1779 y su adolescencia estuvo marcada por la Revolución Francesa. Viaja a España para convertirse en cura, pero regresa a Buenos Aires con el título de abogado y con nuevas inquietudes ideológicas, políticas y sociales que no lo abandonarán. La lucha por la libertad y la democracia le entusiasma, y la Revolución Francesa lo enfervoriza, incluso tiene cierta simpatía con esa Inglaterra que está gobernada en cierto modo por un pueblo que ejercita sus derechos. Igualmente no cae en la ingenuidad de que aquellos que arribaron en las Invasiones Inglesas serán compañeros de la revolución de mayo de 1810.
Volviendo a la trampa del 23 de Mayo, la prevención de Moreno es justificada ante la maniobra de Leiva que funciona bien. El síndico seguramente se ha ofrecido a uno y a otro de los bandos en pugna como el hombre capaz de alcanzar la conciliación y evitar el enfrentamiento armado, pero jugando, en última instancia, la carta absolutista dirigida a resguardar el viejo orden. Colocado en el centro de los sucesos, como asesor del Cabildo y del Virrey, Leiva debió percibir que existía todavía una relación de fuerzas tal que permitía "cambiar algo para dejar todo igual" y en este intento, ciertos hechos permiten suponer un guiño del coronel Saavedra.
Al fin de la jornada, el Cabildo decide comunicarle al Virrey su separación del mando, pero inmediatamente, afirma que siendo atribución del Cabildo la designación del nuevo gobierno, decide constituirlo siguiendo la propuesta del cuñado de Leiva, De la Colina: es decir, un sacerdote (Solá); un comerciante (Incháurregui); un militar (Saavedra) y un abogado (Castelli) como asociados al virrey Cisneros a la cabeza del gobierno. De este modo, el Cabildo que determina la separación del Virrey del gobierno.....nombra al Virrey al mando del mismo! La traición es pública y vergonzosa y solo tiene alguna viabilidad si la fuerza militar le da apoyo. Todos los ojos miran al Jefe de Patricios.
Pero, ¿quién es Cornelio Saavedra?
Por su origen social, Saavedra es un hombre apegado al orden, respetuoso de las jerarquías y con una personalidad donde la audacia brilla por su ausencia. Era un hombre conservador y de tradiciones aristocráticas, mimado en el seno de la clase más vanidosa de los españoles. Su comportamiento en Mayo justifican lo dicho. Por otra parte, el coronel Martín Rodríguez señaló que la maniobra del Cabildo era "una traición contra el pueblo, y se lo reducía al papel de idiota". Rodríguez advierte que él no podrá frenar a su tropa y Leiva interviene aduciendo que Saavedra tendrá un papel importante. Pero Rodríguez insiste: "Si nosotros nos comprometemos a sostener esa combinación que mantiene en el gobierno a Cisneros, en muy pocas horas tendríamos que abrir fuego contra nuestro pueblo, nuestros mismos soldados nos abandonarían; todos sin excepción reclaman la separación de Cisneros". El tibio Saavedra interviene diciendo que "la agitación del pueblo y los cuarteles es alarmante". Gregorio Tagle, en la derecha absoluta, dice que la única garantía de gobierno es la presencia de Castelli junto a Saavedra, quien aceptará integrarse "por vanidad de hombrearse con el virrey".
Los hombres de Castelli, comienzan a pasarse al bando de Moreno, que prefirió alejarse todo lo posible de la maniobra del Cabildo. Castelli podría haber sido la cabeza revolucionaria hasta ese momento, pero todo recayó en Moreno.
Desde la contrarrevolución nos ofrecen este admirable retrato de French: "Uno de los Morenos, ingrato por excelencia, cobarde sin compasión, inepto, inmoral, hombre de todos los partidos y consecuente con ninguno, French, olvidándose de sus compromisos y halagando las pasiones de Moreno a quien él llamaba "el sabiecito del sur", se verá coronel del regimiento de América como que convenía a llenar las ideas de Moreno, en estas circunstancias en que ya el secretario Moreno se había arrastrado a la multitud...ese Moreno, para quien ya todos somos iguales, máxima que vertida así en la generalidad ha causado tantos males".
Pancho Planes, odiado por los absolutista por su pasión revolucionaria, enemigo acérrimo de Rivadavia y partidario de Dorrego, dio todas sus energías a la Patria y murió en la pobreza, cayó en la lápida del silencio con que la historia oficial condena a los amigos del pueblo. Antonio Luis Berutti, que se había educado en España saltó desde su empleo en las Cajas de Tesorería directamente a la revolución, junto a French para acaudillar a los chisperos. Morenista convencido, sufrió destierro después del golpe del 5 y 6 de abril de 1811, al igual que French y el resto de los seguidores de Moreno.
Son estos hombres, orientados por Moreno, quienes indignados ante la maniobra del Cabildo y el intento de burlar la voluntad popular, inician la movilización de repulsa desde la medianoche del 23 y durante el 24. Son ellos quienes logran torcer el brazo del absolutismo y frustrar la trampa reaccionaria orquestada por el Cabildo y el síndico Leiva.
A las tres de la tarde del día 24 se lleva a cabo el juramento de la Junta tramposa presidida por Cisneros, pero una atmósfera tensa gana ya la ciudad. El algunos sectores cunde la agitación que anuncia el estallido. Aquí y allá los bandos pegados por orden del Cabildo, son arrancados por gente del pueblo.
Este accionar en las calles y en los cuarteles produce inmediato efecto. "Toda oficialidad de Patricios, encabezada por los coroneles Rodríguez, Terrada, Romero, Vives, Castex y muchísimos otros militares, se presentó en el Fuerte esa misma noche y todos a una voz le declararon al coronel Saavedra que no acatarían las órdenes del Virrey, no otras cualesquiera que se les diesen permaneciendo éste en la presidencia de la Junta, a no ser que Cisneros renunciase públicamente al mando de las fuerzas militares y que este mando se transmitiese a Saavedra". Así, es que durante todo el 24 los revolucionarios sostienen la idea de utilizar la violencia armada y se presiona sobre Saavedra.
Se convoca urgentemente a una reunión de la flamante Junta y allí Saavedra, haciéndose intérprete del reclamo de los jefes, y Castelli, en representación de la turbulencia popular que se acentúa, le informan al virrey que es voluntad del pueblo su deposición irrevocable y que ambos renuncian a la Junta que el Virrey pretende presidir. Cisneros, irritado, ofrece objeciones pero se convence de que no tiene otro camino. Se disuelve la Junta el 24 a la noche.
Los absolutistas juegan su carta convocando urgentemente a un nuevo Cabildo para decidir rápidamente la suerte del gobierno. Por esa razón, en la noche del 24 al 25 de mayo, nadie duerme tranquilo en Buenos Aires. Hay quienes están de vigilia discutiendo el posible curso de los acontecimientos. Hay quienes se mantienen insomnes porque el miedo se les ha metido en las almohadas. Y hay también los que urden, maniobran, tejen nuevos planes para jugar la última carta en defensa de sus privilegios.
La toma del poder
En las primeras horas de la mañana del 25 de mayo se perciban y a los ajetreos en el Cabildo dirigidos a la importantísima reunión de ese cuerpo que se producirán poco después. Pero la plaza ya no está sola. Diversos grupos se mueven en las esquinas. Ahí están los "chisperos" con su gente y ya no llevan "cintas blancas al sombrero y casacas¸ porque si aquellas blancas significaban unión, éstas rojas de ahora significan guerra (ni antes del 25 ni en ese mismo día hay constancia alguna de que hubiesen existido cintas celestes y blancas de las que habla Mitre, quien jamás indicó la fuente de donde tomo dato tan extraño y que, sin embargo, durante décadas se ha considerado auténtico).
El frente nacional democrático ha derrocado al absolutismo. El poder ya no será ejercido por el Virrey sino por una Junta emanada de la voluntad popular cuyos integrantes juran ya "desempeñar lealmente el cargo y conserva íntegra esta parte de América a nuestro Soberano, Don Fernando VII y sus legítimos sucesores y guardar puntualmente las leyes del Reino".
Desde el principio no hay un solo "Mayo" con perfil indiscutido e inequívoco, sino diversos "Mayos" que muy pronto entrarán en colisión. El Mayo revolucionario de los "chisperos y de Moreno, expresión de la pequeña burguesía jacobina que arrastra a diversos sectores sociales desheredados (peones, jornaleros, artesanos, pobres) y que bregará con Castelli en el norte, tiempo después, por la liberación del indio. El Mayo timorato y conservador de cambios económicos y sociales importantes, expresión de un importante sector de la fuerza armada y que, más allá de la mayor o menor conciencia de don Cornelio, expresa el temor de los propietarios ante la turbulencia popular. Y finalmente el Mayo librecambista, antiespañol y probritánico, el que exalta Mitre y como hará luego Rivadavia, el del "Partido de los Tenderos", de esa burguesía comercial portuaria, criolla e inglesa que jugará por tiempo apoyando al saavedrismo, hasta alcanzar el poder a través de sus propios hombres.
Por esta razón, acentuando la óptica sobre uno de los sectores intervinientes, Mitre pudo fabricar su Mayo liberal, elitista, proinglés, realizado por la gente decente con paraguas, cuyo programa era la Representación de los Hacendados y su objetivo incorporarse a Europa. Así también el revisionismo nacionalista de derecha aceptó, sin mucho entusiasmo, el mayo rupturista de España pero lo signó con un perfil conservador al colocar a Saavedra como principal figura opuesta al presunto iluminismo de Moreno. Nosotros consideramos que el pueblo es el protagonista de la historia, nos quedamos con el Mayo de Moreno y los chisperos, con la revolución auténtica y profundamente democrática, reivindicadora del esclavo y del indio, defensora por sobre todo de los derechos del pueblo y forjadora de una sociedad nueva donde imperen la libertad, la justicia y la igualdad reales en una Patria Grande, libre de toda intromisión extranjera.

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