domingo, 27 de diciembre de 2009

MASACRE DE MARGARIRA BELEN (Gustavo Pierola)

Se conoce como Masacre de Margarita Belén a la tortura y fusilamiento de 22 presos políticos, en su mayoría militantes de la Juventud Peronista, ultimados en un operativo conjunto del Ejército Argentino y la Policía del Chaco durante la noche del 12 al 13 de diciembre de 1976, en un lugar cercano a la localidad de Margarita Belén, provincia del Chaco. El fusilamiento se disfrazó, como era común en la práctica genocida de la época, de un tiroteo fortuito acaecido durante un intento de huida de los prisioneros. El caso fue uno de los más de setecientos tomados en cuenta en el Juicio a las Juntas, en 1985, y por eso se condenó a los ex dictadores Jorge Videla, Emilio Massera y Orlando Agosti, que más tarde, en 1990, serían indultados por el entonces presidente Carlos Menem.

PODES ESCUCHAR EL PROGRAMA (ENTREVISTA CON GUSTAVO PIEROLA , HERMANO DE FERNANDO, FUSILADO EN M.BELEN)


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31 años de impunidad - 1976-2007

Por Alvaro, Gustavo, María Luz y Cristela Piérola, hermanos de Fernando Gabriel Piérola, fusilado en Margarita Belén.

Hace exactamente 31 años, a esta misma hora, allí nomás, del otro lado de la ruta, debajo de un algarrobo, junto a la casa de Omar Lopez, el puestero del campo de un Sr. Alcalá.
Hace 31 años exactamente, a esta hora, en este lugar, todavía estaban calientes las brasas de lo que fue un asado.
Horas antes del medio día, de un medio día muy caliente, típico de estas hermosas tierras Chaqueñas, un costillar a la estaca se doraba lentame
nte mientras los invitados de honor brindaban fervorosamente.
Horas antes, cuando el sol, ni nadie podían ser testigo de una obra macabra, estos invitados de honor, trajeron a este escenario, donde hoy estamos, a más de 30 compañeros militantes, a 30 hermanos y hermanas de lo mejor que en toda su historia, ha tenido esta querida y castigada patria.Horas antes, estas hermanas y hermanos, fueron salvajemente torturados, algunos en Santa Ca
talina, otros en el Regimiento 9, otros en La Liguria, otros en la Alcaidía, en la Brigada y quien sabe todavía, donde más.
Y los trajeron sangrando, atados c
on alambres, castrados, violados, antes de asesinarlos cobardemente, creyendo inútilmente que de esa manera les romperían el corazón y la conciencia, lo que por supuesto, no pudieron lograr, semejantes corazones y tan altas conciencias no se rompen ni se quiebran fácilmente.
Y allí nomás, estos soldados de papel, estos soldados de la muerte, brindaron y rieron. Levantaron bien alto los vasos de
vino, como quienes han logrado un merecido triunfo en un frente de batalla, como quienes han llegado con éxito a su objetivo, después de un largo esfuerzo.
Y levantaron bien alto su brindis de sangre, mientras muy junto, pegado a su insania, junto a su asquerosa fiesta de cobardes infames, se enfriaban lentamente los cuerpos masacrados, mutilados, de una generación enorme, de una grandiosa generación que
ofreció lo máximo que puede dar un ser humano, por su país y por su pueblo, de una generación que soñó y proyectó un país grande, nuestro, justo y definitivamente libre.
Pegado a toda esa bajeza humana, se evaporaba lentamente la sangre de nuestros hermanos y hermanas, hermanos y hermanas de una militancia y una entrega jamás vista en nuestra patria. Junto a estos gloriosos guerreros del ejército de San Martín y Belgrano, se consumía lentamente el cuerpo del Flaco Sala y empezaba a tomar vuelo el espíritu de su inmensa lucha “ LIBRES O MUERTOS, JAMÁS ESCLAVOS” fueron sus últimas palabras de aliento a los compañeros cuando los dejaba en la cárcel, palabras que fueron, son y serán fuente de energía para cualquier militante revolucionario y para el pueblo en su conjunto.
Junto al brindis, disfrutando su gula sangrienta y enferma, estaban los cuerpos de Barquitos, de Fernando, del Carau, del Gringo, de Delicia y de Ema, del Bocha y de Carlitos Caire, del Colorado, de Manuel, de Marito y de Lucho, del Pato, de Carlitos Zamudio, del Beto y de Zapata Zoñez y quien sabe de cuantos otros que todavía no hemos podido identificar y siguieron brindando, mientras lentamente se secaba en nuestras hermanas el inmundo semen de su soberbia.
Brindaron Generales, Coroneles, Mayores, Capitanes, Tenientes, Suboficiales.
Brindaron aquellos Policías, dueños de la casa del terror en el corazón de Resistencia.
Brindaron los Sres. de saco y corbata que ayudaron a armar la impunidad que hasta hoy perdura.
Brindaron los médicos que pusieron su sello a la muerte.
Y brindó la Iglesia, la de Tortolo, Pío Laghi, Von Wernich y aquel cura en el Mural.
Y brindaron a escondidas, los dueños de la paga a estos mercenarios, los propietarios de nuestra patria.
Pero esta fiesta aún no ha terminado, esta escena perversa continúa, los mismos autores, hoy siguen brindando. A lo largo de estos 31 años, cada vez que han encendido un fuego, en sus casas, en la de sus familias y amigos, han sonreído satisfechos recordando aquel asado debajo del algarrobo.
Durante estos 31 años, desde que aquellas brasas se fueron apagando, el sistema político y judicial de nuestro país, les ha servido la mesa y el vino.
Durante estos largos 31 años, estos mercenarios del poder y la riqueza, estos señores de uniformes planchados, que nunca, en los últimos casi 200 años han tirado un solo tiro para defender los intereses del pueblo argentino y sí, los intereses de las castas oligárquicas y burguesas nacionales, y sí, de los intereses de imperios extranjeros. Solamente salieron a la aventura de Las Malvinas, poniendo nuevamente al pueblo como escudo, antes de volver a sus cuarteles.
Estos cobardes asesinos a sueldo, sueldos y beneficios que surgen de la explotación el pueblo, estos patrioteros siguen gozando de la impunidad del sistema. Porque aunque derogadas, las leyes que los ocultaron durante años, todavía están cubiertos por esta Justicia y este Sistema Político que salvo raras excepciones, sigue aportando a esa impunidad.
Inclusive aquellos que hoy están “presos” (entre comillas) en La Liguria, brindan día a día en el Casino de Oficiales, tratados, por supuesto, como héroes por sus pares, presos con televisores, videos, teléfonos, computadoras, libros y periódicos del día, con piletas de natación y heladeras llenas.
Con la mejor alimentación, mientras nuestro pueblo muere de hambre en nuestra cara.
Con la mejor atención médica, mientras el pueblo se abarrota en las filas de lo
s hospitales.
Con una privilegiada situación económica, mientras el pueblo mendiga Planes Trabajar.
Estos ocho “detenidos” de lujo, comen asados y brindan con sus familias, esposas e hijos y sus nietos corretean en los parques de La Liguria, corretean inocentemente junto a los calabozos donde estaban los secuestrados, junto al lavadero donde los torturaban salvajemente. Esos ocho “detenidos” seguramente recuerdan con placer aquel domingo 12 de diciembre de 1976 cuando en ese mismo lugar, ultimaron los detalles de la farsa sangrienta. Otro de ellos, el que está “prófugo” (entre comillas) seguramente está disfrutando con su familia en los campos entrerrianos.
Son 31 años, demasiados años en los cuales, insistimos, el Sistema Político y la Justicia han estado y están ajenos en la búsqueda de la verdad histórica y en el juicio y castigo a TODOS los responsables de éstos crímenes. La realidad de tantos años, nos demuestra, que para ese Sistema Político y para esa Justicia, aquí, en esta ruta, no hubo crímenes, no hubo un plan de exterminio, no hubo ningún tipo de injusticia. Hace 31 años, desde que se firmó aquel pacto de sangre en el Casino de Oficiales, la verdad se viene cajoneando, y nadie, desde los estamentos del Estado, que es de donde surgió esta orgía de terror y muerte, se ha planteado resolverlo firmemente.
Lo poco que se sabe, ha surgido del esfuerzo de los familiares, de los compañeros, de las entidades de Derechos Humanos. Nada, absolutamente nada han aportado en la investigación, el Sistema Político, ni el Sistema Judicial.
Y esta realidad no es para nada casual, por un lado nos refriegan con discursos sobre la defensa de los derechos humanos, gastan horas y horas hablando de lo que fue la dictadura más sanguinaria y perversa de la historia, de esa maquinaria de destrucción que apuntó sus armas a lo más combativo, sano y progresista que jamás haya existido en el pueblo argentino, y por el otro observamos con dolor, angustia e impotencia, como estos asesinos y estos ladrones del pueblo, se van yendo de este mundo con una inmensa sonrisa en los labios.
Cuando esta realidad se modifique, cuando desde el Estado cambien las políticas, les podemos asegurar que serán bienvenidas. No se puede negar, que en éstos últimos tiempos han habido cambios que realmente nos motivan, pero en Margarita Belén, como en muchos Margarita Belén desparramados por el suelo argentino, falta mucho por hacer y resolver.
Hoy por hoy, estos caballeros de espadas ensangrentadas, estos señores de saco y corbata, estos mercaderes de las riquezas del pueblo, se van muriendo sin haber pagado por sus crímenes. Hoy siguen brindando alegremente los Schenone, los Juarez, los Valuzzi, los Vicente, los Donaires, los Grillo, los Saenz, los Massoni, los Flores Leyes, los Gomez, los Medina, y muchos, a quienes la Justicia y el Sistema Político han permitido el anonimato.
Hace unos días el pueblo Judío le pedía al mundo y en especial a Latinoamérica un último esfuerzo para ubicar y juzgar a los últimos Nazis que quedarían vivos por estas tierras. Nosotros, como sociedad, vemos con indiferencia, caminar a nuestros asesinos por las calles, los que persiguieron, los que mataron, secuestraron, robaron, se apoderaron de nuestros hijos, los que hoy dirigen las fuerzas armadas, los que están sentados en los parlamentos, los que administran nuestras riquezas y nuestras vidas y hasta nos dan misa los domingos. Estos “señores” siguen gozando jubilaciones y beneficios de privilegio y del producto de lo robado en aquella época.

Como sociedad, seguimos sin reaccionar, ciegos, sordos y mudos, de esta manera estamos avalando a la peor dictadura de la historia argentina. El NUNCA MÁS, solo se hará efectivo cuando la justicia y la verdad sean reales y completas, solo de esta manera, las nuevas generaciones podrán transitar caminos más claros y seguros, caminos de esperanza y dignidad.
Hoy, como todos los años, estamos aquí homenajeando a los grandes luchadores que aquí fueron fusilados. Pero es muy triste decirlo, no los podemos nombrar a todos. Ahí tenemos las fotos de algunos de ellos, pero sabemos que fueron más de 30 compañeros y compañeras. Fueron traídos, mejor dicho arrastrados, de diferentes Cárceles y Campos de Concentración y aquí fueron masacrados. En este momento, hay cerca de 20 familias que buscan sus seres queridos y ni siquiera saben que murieron en Margarita Belén.
Hace unos meses estuvo aquí el Sr. Presidente de la Nación, la actual Presidenta, el Sr. Secretario de Derechos Humanos de la Nación, , el Gobernador de la Provincia del Chaco y otras autoridades, en un acto en homenaje a estos militantes. Fue muy importante la presencia de las máximas autoridades, por un lado nos motiva para seguir luchando, buscando a nuestros hermanos, buscando la verdad, la justicia y muy especialmente levantando sus banderas de lucha, pero yo les preguntaría:
A quienes se estaba homenajeando.?
Sabrán ellos que aquí hay 20 mártires anónimos.?
Sabrán ellos que aquí fueron más de 50 los asesinos que mancharon con sangre este suelo chaqueño.?
Sabrán ellos cómo armaron este escenario de muerte.?
Sabrán ellos que la mayoría de estos criminales están tranquilos en sus casas.?
Sabrán ellos que los huesos de nuestros hermanos se están pudriendo en una fosa común.?
Sabrán ellos que Margarita Belén es una profunda herida que aún continúa sangrando.?
Como familiares y argentinos, valoramos el avance de estos últimos tiempos en lo que hace a las libertades, pero nos gustaría que dejemos de lado los escenarios y los discursos fáciles.
Como familiares quisiéramos hechos concretos, es indispensable que tanto desde la nación como desde la provincia se asuma a Margarita Belén como un compromiso propio como una herida que es su obligación cerrar.
Desde el año 2004 existen dos leyes en la Provincia que disponen la investigación y esclarecimiento de toda la represión en la Provincia del Chaco en aquel período infame. Son las Leyes 5.400 y 5.687. Leyes que quedaron ahí, escondidas, acompañando el discurso político. Le pedimos al nuevo Gobierno provincial la urgente aplicación de ambas Leyes y la consecuente formación de un equipo de investigación que trabaje seria y profundamente en la búsqueda de la verdad histórica de todo lo ocurrido en el suelo chaqueño.
Como familiares y amigos, que venimos años tras año, buscando y buscando la verdad, la justicia y los cuerpos de nuestros hermanos, debemos recordar a Amanda que ya antes de la masacre comenzó su incansable lucha, golpeando cuarteles, ministerios e iglesias y no paró hasta que su corazón dijo basta. Momentos antes de morir, nos señaló con el dedo, “ME LO TRAEN AL FLACO, Y HASTA QUE NO ENCUENTREN AL ÚLTIMO HIJO, NO PAREN”. No te preocupes vieja, que mientras estemos vivos, no pararemos y por vos y todas las madres, reconstruiremos esta historia. No hay dudas, que el ejemplo y la constancia de Amanda nos han servido y nos servirán de guía y de energía para seguir luchando. Pero es lamentable decirlo, todavía, a pesar de tanto tiempo, nos sentimos solos, absolutamente solos y defraudados.
De todas maneras, contra viento y marea, poco a poco, la verdad va surgiendo, paso a paso vamos avanzando, pero sabemos que falta mucho. Como dicen las Abuelas “Tenemos mucho amor pero poco tiempo”.
Por otra línea de investigación y dentro de la misma realidad represiva, vemos con alegría el avance de la Causa Caballero, Causa que está íntimamente ligada a Margarita Belén ya que por la Brigada pasaron varios de los compañeros aquí fusilados, Brigada ésta que dependía directamente de los mandos militares de La Liguria y Santa Catalina
La gran diferencia es que en Margarita Belén no hubo sobrevivientes, la verdad está en el pacto de sangre de todos los que aquí fusilaron, de todos los civiles que colaboraron.
En toda esta búsqueda de la reconstrucción histórica, no podemos dejar de nombrar al EAAF que desde hace más de 20 años viene trabajando incansablemente en la búsqueda de nuestros hermanos y en la reconstrucción de todo lo ocurrido, tarea que está siendo reconocida en todo el mundo. Pero en esta misma provincia, hace unos días, en Quitilipi, la irresponsabilidad judicial volvió a mostrar su cara. Como en 1.984, repitieron nuevamente la barbaridad de clavar sus garras, desconociendo años de experiencia, faltándole el mínimo respeto a los familiares, a las Entidades, a la verdad, a la cordura misma.
Hermanos Chaqueños, hermanos Correntinos, Formoseños, Santafesinos, Entrerrianos, Margarita Belén no fue un hecho casual, no fue una masacre espontánea, no fue porque sí, Margarita Belén fue un mensaje, un mensaje de terror, de sangre y de soberbia que nació en las más altas cúpulas, civiles y militares, allá en Buenos Aires y ejecutado por los asesinos aquí instalados. Y fue un mensaje no solo para las organizaciones revolucionarias, para las organizaciones sociales y populares. Margarita Belén fue un mensaje para toda la sociedad argentina, y fundamentalmente para la sociedad del nordeste argentino. Como en otros momentos de la historia fueron mensajes Napalpí y Rincón Bomba para los hermanos pueblos originarios, Margarita Belén fue un mensaje para toda la sociedad en su conjunto. Est
e mensaje de crueldad y de barbarie pocas veces visto, fue un mensaje político, económico, social, cultural, religioso, un mensaje que hoy sigue apuntándonos y que nos mantiene en la mira, porque nada de esto está cerrado. Hoy, ese mensaje sigue plasmado en las estructuras judiciales y políticas que aún perduran, estructuras construidas con la sangre del pueblo y que solo el pueblo puede y debe modificar.
Como familiares, les pedimos, les exigimos, al gobierno nacional, que en esta Causa es Querellante, y nada ha aportado, a los gobiernos que ahora asumen en las provincias del nordeste y muy especialmente al nuevo gobierno de la Provincia del Chaco, que tomen a Margarita Belén como un compromiso de Estado, así como fue aquel estado el culpable, para diferenciarse de ese Estado sanguinario y bestial, si quiere hacerlo, es éste Estado, elegido por el voto popular, el que debe tomar la responsabilidad y lograr que Margarita Belén deje de ser una herida abierta, que la verdad, en su totalidad, salga a la luz y que los responsables de esta orgía sangrienta, todos, uniformados y civiles, paguen sus culpas.
Hoy a 31 años de esta barbaridad histórica, el actual gobierno tanto Nacional, como Provincial, pueden decidir, continuar como hasta ahora, pasivos e indiferentes a uno de los hechos más crueles y morbosos que ha sufrido esta tierra, como fue Margarita Belén o comprometerse y ponerse en el lugar que les corresponde, buscando los caminos políticos para que esta herida cicatrice.
Le exigimos a la Justicia, que pare de dar vueltas y vueltas, buscando artimañas legales para que las Causas y en este caso Margarita Belén, sigan cajoneadas a la espera de la muerte feliz de estos ladrones y asesinos. Sr. Skidelsky, basta, queremos a estos cobardes asesinos, A TODOS, en el lugar que les corresponde y no pasándose bronceador en las piletas del Casino de Oficiales.
Como familiares, les pedimos también a la sociedad chaqueña, que no permita ni se permita, que esta sangre derramada quede impune, porque si así fuera, esta tragedia volverá a repetirse en el futuro y serán las nuevas generaciones las que sufrirán las consecuencias.
“ Cuéntenle a nuestro pueblo porqué nos asesinan y porqué decidimos morir de pie. Libres o muertos, jamás esclavos.”
Claro Flaco, en eso estamos, es una promesa que nos hemos hecho muchos, y mientras sigamos vivos, seguiremos contándole al pueblo y en especial a los jóvenes, porqué aquí los fusilaron y no nos cansaremos de repetirlo.
• Porque eran solidarios, buenos tipos y excelentes amigos
• Porque eran buenos hijos, padres, hermanos.
• Porque eran excelentes trabajadores y estudiantes.
• Porque eran sencillos y fundamentalmente alegres.
• Porque tenían un corazón grandísimo.
• Porque sabían amar lo que buscaban.
• Porque querían un país libre y tenían un gran proyecto de nación.
• Porque estaban luchando por ese objetivo y se estaban acercando a la meta.
• Porque no eran corruptos ni traidores.
• Porque hoy estarían administrando este país y tendríamos otro Estado.
• Porque las riquezas serían del pueblo y ningún extranjero entraría pateando puertas.
• Porque los hermanos pueblos originarios serían tratados de esa manera, como hermanos.
• Porque todo ser humano sería tratado como tal y no como una mercancía.
• Porque hoy no tendríamos millones de Planes Trabajar y sí de Planes de Trabajo.
• Porque los montes, los campos, las montañas, los ríos, los mares serían nuestros.
• Porque el voto lo lograrían con el ejemplo y no con monedas.
• Porque nuestro pueblo tendría un futuro.
• Y porque todo este proyecto lo llevaban en el corazón y en la conciencia, y no en el bolsillo.

Por esos corazones enormes, por ese proyecto, por esa amistad construida en la militancia, les decimos que no pararemos, con o sin ayuda, hasta que nos quede un último suspiro, levantaremos sus banderas, nuestras banderas, cueste lo que cueste y aunque igual que ustedes, no veamos el triunfo del pueblo, hoy seguiremos luchando por el país que soñamos y ese día, el día en que el pueblo logre su definitiva libertad, serán nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos los que brindarán por esa libertad.
Pero ese día no será a la madrugada, camuflados, con las rutas cortadas y escondidos debajo de algún algarrobo, será como ustedes lo quisieron y soñaron, de frente, en las plazas, en los parques, en las fábricas, en los campos, en las escuelas, en las calles con todo un pueblo inmensamente libre y feliz como protagonista.

Gustavo Piérola
gustavopierola@yahoo.com.ar



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La masacre de Margarita Belén

Por Horacio Verbitsky

Hicieron falta 25 años y la denuncia del CELS para que el Ejército reconociera el alevoso fusilamiento de detenidos en Margarita Belén. Brinzoni lo estableció con una investigación privada, cuyas conclusiones se reserva desde hace once años.

Hicieron falta veinticinco años para que el Ejército reconociera que en Margarita Belén sus tropas produjeron un alevoso fusilamiento de detenidos políticos. Lo hizo a través de su Jefe de Estado Mayor, Ricardo Brinzoni, en un reportaje publicado en el diario Norte de Resistencia, la capital del Chaco. Brinzoni también admitió la responsabilidad del Ejército en el terrorismo de Estado que rigió a partir del golpe militar de 1976. "Aquel hecho de Margarita Belén es uno de los muchos episodios penosos y lamentables frente a los cuales la institución va a asumir la responsabilidad que le compete", dijo.

Una lectura rápida podría adscribir su confesión a la línea iniciada por su antecesor Martín Balza. La diferencia es que Balza nunca fue imputado por ningún acto de la guerra sucia. Brinzoni, en cambio, era secretario general de la gobernación del Chaco cuando ocurrió lo que ahora define como "un fusilamiento encubierto" y el Centro de Estudios Legales y Sociales ha anunciado que prepara una denuncia que presentará ante la justicia federal de Resistencia.

Brinzoni dijo que durante años creyó en la versión oficial, hasta que en 1980 escuchó "comentarios sobre lo realmente ocurrido", inició una investigación privada y descubrió que "aquello fue un fusilamiento encubierto de detenidos que estaban en la U.7, los que fueron disimuladamente trasladados y eliminados durante el viaje". Por cierto se abstuvo de comunicar en qué consistió esa indagación personal, quiénes fueron los responsables que identificó y qué actitud siguió una vez establecida la verdad.

Esto es así porque más que conducir al Ejército, Brinzoni se dedica a preparar su defensa personal. Numerosos testimonios de funcionarios y empleados del gobierno chaqueño indican que el mismo día de la masacre ni los ministros civiles ni los militares de la guarnición ignoraban lo que Brinzoni dice haber descubierto mucho después. Su notable reportaje equivale a una confesión de que acompañó al coronel Oscar José Zucconi, que comandaba el Grupo de Artillería 7, en el preciso momento en que se elaboró el engaño a la sociedad. Brinzoni dijo que si la Justicia lo cita va a concurrir"para aportar todos los datos que tenga". Cada vez que habla, complica más su situación. Como mínimo es la de un encubridor que sabía y calló pero tal vez también sea la de un partícipe, en grado que la Justicia deberá determinar. Cuando el día llegue, tendrá que buscar mejor asesoramiento.

Sobre sus funciones de entonces dijo que habían sido "netamente administrativas y estrictamente pasivas" y "al margen de las responsabilidades militares", por lo cual no fue mencionado en las investigaciones legislativas y judiciales. Las pruebas que el CELS ha recogido y aportará a la causa demostrarán la inconsistencia de esta pretensión. Además, ya como Jefe de Estado Mayor, y según su propia aritmética diez años después de haber conocido la verdad, Brinzoni insistió ante el Senado para que aprobara el ascenso del teniente coronel Aldo Héctor Martínez Segón, alias Chancaca, quien fue procesado por su intervención en la masacre y quedó en libertad sólo gracias a la ley de obediencia debida. Le otorgó así la protección del cómplice.

Según Brinzoni, las denuncias del CELS, que atribuye a inquina de su presidente, obedecen a que "aquel discreto capitán de 1976 hoy es el jefe del Ejército Argentino. Me atacan solamente por la posición que ocupo hoy y no por otra causa". Brinzoni sabe mejor que nadie que eso no es cierto, porque el CELS se lo dijo en la respuesta al recurso de hábeas data. El facsímil que se reproduce en esta página corresponde a una publicación del diario «La Razón» del 28 de diciembre de 1984. En ella el presidente fundador del CELS, Emilio Mignone dice que los tenientes coroneles Oscar Angel Bianchi y Athos Gustavo Renes y el mayor Ricardo Guillermo Brinzoni«participaron directamente en la masacre, ya que formaban parte del grupo que trasladó a los detenidos desde la cárcel de Resistencia para llevarlos, supuestamente a la Unidad 7 de Formosa, pero como se sabe nunca llegaron». Brinzoni era entonces un ilustre desconocido, lo cual descalifica su interpretación, que le hizo repetir al ministro de Defensa, cuando Horacio Jaunarena aún no conocía este antecedente. Es improbable que el ministro le agradezca ese innecesario paso en falso.

Pese a sus protestas de acatamiento a la Justicia, Brinzoni no se privó de cuestionar una vez más la nulidad de las leyes de punto final y de obediencia debida dispuesta por el juez federal Gabriel Cavallo. "Hay quienes desafortunadamente quieren seguir viviendo anclados en el pasado. ¿Por qué seguir insistiendo en cargar con mochilas del pasado?Cargar con culpas del pasado nos tira hacia atrás, nos lleva permanentemente a mirar hacia aquellos años tan lamentablemente vividos y nos quita fuerzas para encarar el futuro. Hay otra cosa: de ese pasado todos somos de alguna manera responsables y copartícipes".

El Jefe de Estado Mayor no ha advertido que él es la insoportable mochila que pesa en la espalda de los jóvenes oficiales del Ejército, que no fueron ni responsables ni copartícipes de aquellos hechos horrendos que él protagonizó. Es Brinzoni quien no tiene fuerza para mirar el futuro, porque sus pies están hundidos en aquel fangal. En sus ansiosos movimientos por impedir que lo trague intenta arrastrar a todos los oficiales detrás de sí. Por eso volvió a insistir con la creación de un foro o un espacio de diálogo "donde todo aquel que tenga algo que decir sobre el tema de los desaparecidos y violaciones a los derechos humanos lo diga con tranquilidad, sin temores, sin pasiones y con objetividad". Para ello haría falta que no hubiera condena social ni castigo penal, agregó. Es otra falacia: desde el indulto de 1990, la posibilidad de persecución penal estuvo cerrada y, sin embargo, nadie del Ejército aportó un solo dato útil, ni siquiera cuando Balza les prometió en 1995 que podrían hacerlo en forma confidencial. Y cuando el juez Adolfo Bagnasco y el fiscal Miguel Osorio allanaron el Estado Mayor y de acuerdo con el plano que les entregué llegaron a la cintoteca de inteligencia, el Ejército se rehusó a facilitar los códigos que hubieran permitido leer la información sobre los desaparecidos que contenía.
Rechazada por los organismos de derechos humanos y sin el respaldo del gobierno nacional, que no desea involucrarse en esta jugada privada de Brinzoni, la mesa de diálogo con la que el jefe del Ejército intenta sustituir la acción de la Justicia sólo cuenta con un guiño de aprobación de algunos legisladores justicialistas, como Miguel Toma, Alicia Pierini y Mario Cafiero, y de los restos de la desprestigiada conducción montonera que por esa vía aspiran a una nueva edición de los quince minutos de fama de la metáfora de Andy Warhol.

El molde hipócrita y santurrón que produjo al ex dictador Jorge Videla sigue en uso. Si el discreto y pasivo Brinzoni, con sus buenos modales y su tono de violencia apenas contenida quisiera entablar en serio alguna forma de diálogo con la sociedad, podría empezar por decir de qué modo el apoderado del partido nazi Nuevo Triunfo, Juan Enrique Torres Bande, llegó a ser su abogado de confianza, quiénes son los oficiales que lo introdujeron en el Ejército y qué sanciones se les aplicaron. Para seguir debería explicar por qué promovió al puesto más alto del escalafón profesional de Sanidad al general Félix Juan Domínguez, quien tuvo a su cargo a partir de 1978 el sector de Epidemiología del Hospital Militar de Campo de Mayo, donde las mujeres detenidas-desaparecidas esperaban maniatadas y encapuchadas el momento de parir hijos que serían entregados a familias militares según una lista de espera, mientras ellas eran asesinadas. Ya no importa demasiado lo que el Jefe de Estado Mayor diga sobre estos hechos porque será la Justicia la que se encargue deDomínguez, y de él mismo, por más que Brinzoni dialogue con las mesas, que es lo único que va quedando de su plan.

Fuente: Pagina/12, 2001

Los hechos

Se conoce como Masacre de Margarita Belén a la tortura y fusilamiento de 22 presos políticos, en su mayoría militantes de la Juventud Peronista, ultimados en un operativo conjunto del Ejército Argentino (ilegales desde el golpe de Estado: constitucionalmente eran "bandas armadas") y la Policía del Chaco durante la noche del 12 al 13 de diciembre de 1976, en un lugar cercano a la localidad de Margarita Belén, provincia del Chaco.

El fusilamiento se disfrazó, como era común en la práctica de la época, de un tiroteo fortuito acaecido durante un intento de huida de los prisioneros. El caso fue uno de los más de setecientos tomados en cuenta en el Juicio a las Juntas, en 1985, y por eso se condenó a los ex dictadores Jorge Videla, Emilio Massera y Orlando Agosti, que más tarde, en 1990, serían indultados por el entonces presidente Carlos Menem.

Se ha supuesto que las medidas, ordenadas por el entonces coronel Cristino Nicolaides, a la sazón jefe de la Séptima Brigada de Infantería, se tomaron como represalia del ataque efectuado el 5 de octubre de 1975 por un grupo armado no identificado contra la sede del Regimiento 29 de Formosa, produciendo un fuerte golpe a las fuerzas de seguridad.

Un monumento sobre la Ruta Nacional 11, en el sitio donde se produjeron los hechos, recuerda a los caídos en este trágico suceso.

El domingo 12 de diciembre de 1976, siete militantes de la Juventud Peronista detenidos legalmente e incomunicados en la Unidad Penitenciaria 7 de la ciudad de Resistencia fueron retirados de sus celdas, con el pretexto de su traslado a la cárcel de máxima seguridad de Formosa. Fueron trasladados en transportes militares a la alcaidía de Resistencia; el ex-diputado de la Unión Cívica Radical Víctor Marchesini, también preso en la alcaidía, informaría luego que fueron torturados en el comedor del establecimiento, antes de ser aislados en celdas individuales. Pocos días antes, otros detenidos habían llegado a la Brigada de Investigaciones de Resistencia y luego a la alcaidía, trasladados desde otras cárceles de la provincia de Misiones, a los que se sometió al mismo tratamiento.

De acuerdo a testimonios presentados ante la CONADEP, los encargados de la tortura pertenecían al Destacamento de Inteligencia 124 del Ejército al mando del entonces teniente coronel Armando Hornos; los acompañaban agentes de la brigada de investigaciones de la policía del Chaco. Durante la noche, se presentó una comisión militar, que presentó órdenes de traslado para retirar a los detenidos; éstos fueron entregados, y transportados en dos camiones militares, custodiados por un patrullero de la policía del Chaco, hasta un descampado vecino a la localidad de Margarita Belén.

La versión oficial de los hechos indicó que la columna que trasladaba a los detenidos había sido atacada en la ruta nacional 11, y que en el combate subsiguiente tres de los presos fueron muertos, mientras que los restantes huyeron. Sin embargo, la nvestigación realizada por la CONADEP demostró, en base a informes proporcionados por un miembro de la policía chaqueña, Eduardo Ruiz Villasuso, que los presos no estaban en condiciones de huir; uno de ellos, Carlos Zamudio, había recibido días antes la visita de su esposa, que confirmó en declaraciones que no podía caminar siquiera por las torturas recibidas, mucho menos huir. De acuerdo a los escritos de Ruiz Villasuso, las mujeres fueron violadas, tres de los presos varones fueron castrados, y todos ellos torturados en el camino. Al llegar a Margarita Belén, fueron colocados en varios vehículos y fusilados. Los cadáveres de diez de los muertos fueron llevados al cementerio de Resistencia, y allí enterrados en tumbas cuya apertura se había ordenado el día anterior.

El episodio se incluyó como caso 678 en la causa 13 abierta contra la junta militar. La Cámara Federal de Buenos Aires halló responsable de homicidio agravado por alevosía a Jorge Rafael Videla, y sentenció que la versión oficial carecía de verosimilitud, indicando que los detenidos "fueron muertos por las fuerzas encargadas de su traslado y no por elementos subversivos como oficialmente se anunciara". Las Cámaras Federales de Rosario y Paraná habían citado a declarar por la misma causa a Nicolaides, a Leopoldo Fortunato Galtieri y al jefe de la policía santafesina, Wenceslao Ceniquel, todos ellos hallados culpables.

Como fue la masacre

En la madrugada del 13 de diciembre de 1976 un grupo de detenidos políticos fueron extraídos de la Unidad Penitenciaria 7 de Resistencia, y trasladados a la cárcel de máxima peligrosidad de Formosa, por orden del jefe de la Brigada de Infantería 7 y la Subzona 23, el entonces Coronel Cristino Nicolaides. Algunos de ellos habían sido detenidos luego del ataque de Montoneros al Regimiento 29 de Infantería de Monte de Misiones, a fines de 1975. Distintos testimonios de otros presos que sobrevivieron y de sus familiares que habían podido visitarlos coinciden en que todos ellos fueron torturados. El día en que se decidió el traslado primero se ordenó cavar fosas en el cementerio de Resistencia. El ex diputado radical Víctor Marchesini, que estuvo preso junto con ellos, declaró que a uno lo crucificaron durante 48 horas. Según Marchesini los colocaron en la alcaidía entre una doble fila de policías que los apalearon hasta dejarlos sin sentido. Luego los subieron a los vehículos para ser rematados. Según el testimonio de un ex oficial ante la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas, intervinieron en el bárbaro procedimiento un grupo de militares del Destacamento de Inteligencia 124 del Ejército al mando de su jefe, el entonces teniente coronel Hornos, y agentes de investigaciones de la policía chaqueña. En dos camiones militares a los que acompañaba un patrullero de la policía del Chaco fueron conducidos hasta un descampado en el que se los ejecutó alegando un intento de fuga durante el traslado.

La esposa de Carlos Zamudio lo había visitado pocos días antes. Por el castigo recibido, el presunto fugado no podía caminar sin arrastrar los pies. A su familia le transmitieron sucesivamente tres versiones distintas sobre la fecha y lugar de su muerte. Un comunicado firmado por el coronel Aurelio Baguear sostuvo que había ocurrido el 13 de diciembre en Margarita Belén; la partida de defunción menciona el 17 de diciembre en Misiones; y un nuevo comunicado emitido en 1977 afirma que el enfrentamiento ocurrió el 16 de diciembre en Campo Grande, Misiones. La familia recibió un cajón cerrado, con prohibición de abrirlo, pero la autopsia del médico Guillermo Mendoza revela que no murió de bala sino de politraumatismo. Mirta Clara de Salas, que también estaba detenida, supo que su esposo había sido herido de un bayonetazo durante un interrogatorio.

Nicolaides emitió un comunicado alegando que la columna que trasladaba a los presos había sido atacada en la ruta 11, cerca de Margarita Belén, y que se generalizó un combate en el que tres "Delincuentes Subversivos" fueron abatidos y los restantes huyeron. Varios fueron ubicados y muertos después, añadía. Sin embargo, cuando se presentó a reclamar la esposa de Fernando Piérola, que era uno de los presuntos prófugos, un oficial del Ejército firmó un certificado de viaje en el que anotó "viuda de Pierola". Luego explicó que se había tratado de "un error de máquina". El horrendo episodio constituyó el caso 678 en la causa 13, por el que la Cámara Federal de la Capital declaró responsable de homicidio agravado por alevosía al ex dictador Jorge Videla y lo condenó a prisión perpetua, de la que el presidente Carlos Menem lo rescató con el indulto. La Cámara dijo que la versión oficial no era verosímil y que los detenidos "fueron muertos por las fuerzas encargadas de su traslado y no por elementos subversivos como oficialmente se anunciara". Pese al supuesto traslado, el director de la cárcel a la que debían presuntamente llegar los detenidos declaró que nunca se habían recibido instrucciones tendientes a prepararles alojamiento. La justicia estableció que fueron ejecutados por personal militar durante el simulacro de fuga los detenidos Piérola, Zamudio, Manuel Parodi Ocampo, José Luis Barco, Alberto Duarte, Julio Pereyra, Reynaldo Soñaz, Omar Fransen, Roberto Yedro, Mario Cuevas, Patricio Tierno, Luis Alberto Díaz y Néstor Salas. Por el mismo caso, las Cámaras Federales de Rosario y Paraná habían citado a prestar declaración indagatoria a Nicolaides, al ex Comandante del Cuerpo de Ejército II, Leopoldo Fortunato Galtieri y al jefe de policía de Santa Fe, comisario general Wenceslao Ceniquel. Todos ellos también fueron indultados por Menem en 1989.

La confesión

Durante la audiencia del 5 de agosto de 1985 del juicio a los ex Comandantes, el ex miembro de la Conadep Edwin Tissembaum transmitió a los jueces los detalles de la confesión brindada en su lecho de muerte por el parapolicial Eduardo Pío Ruiz Villasuso, quien había sido herido por un oficial de la policía del Chaco. Tissembaum grabó su testimonio en la sala de terapia intensiva, ante un médico y un escribano que certificaron su lucidez. Antes de convertirse en colaborador policial y contrabandista, Ruiz Villasuso había sido militante peronista, detenido y procesado por asociación ilícita luego del golpe militar de 1955. Según su relato los muertos a golpes fueron diecisiete hombres y cuatro mujeres. Entre los participantes en la masacre mencionó a los entonces capitanes Bianchi y Rampulla, tenientes primeros Pateta y Chancaca Martínez Segón, subteniente Simoni y auxiliares de Inteligencia Valussi y Edgardo Eugenio Vicente, todos del Destacamento de Inteligencia 124, que estaba a cargo del coronel Hornos, al comisario general Carlos Alcides Thomas y a los sargentos Gabino Manader y Cardozo. Ruiz Villasuso también nombró entre los responsables al ex interventor militar en El Chaco, general Facundo Serrano. La hija del ex interventor, María Inés Serrano, es la esposa del actual jefe del Ejército, teniente general Martín Antonio Balza.

La masacre de Margarita Belén fue uno de los primeros homicidios colectivos que se conocieron al concluir la dictadura militar. Todavía en 1983 se realizó una caravana hacia esa localidad para conmemorar los fusilamientos, organizada por la Federación de Estudiantes de la Universidad Nacional del Nordeste. Los estudiantes también impulsaron la instalación de un mural recordatorio en el aula magna de la Universidad, que fue pintado por Amanda Mayor de Pierola, la madre de uno de los estudiantes de esa casa asesinados. Pero como en el mural asiste a la sesión de tortura un sacerdote, el juez federal de Resistencia Norberto Giménez ordenó borrarlo. El Consejo Superior aceptó la resolución, pese a que previamente había aprobado el boceto de la obra, pero no consiguió ningún artista dispuesto a la mutilación, que finalmente se hizo con brocha gorda. El juez intervino a raíz de un recurso de amparo presentado por los en
tonces obispos de Corrientes y Resistencia, Antonio Rossi y Juan José Iriarte. La Iglesia sostuvo que no hubo ningun sacerdote vinculado con la masacre de Margarita Belén ni asistente a sesión alguna de tortura. La artista lo admitió y ofreció aclararlo al pie del mural, que consideraba simbólico de una situación nacional y no descriptivo de un hecho en particular. Por eso se tituló "Argentina, dolor y esperanza" e incluía otras representaciones ajenas a Margarita Belén, como la pirámide y las madres de Plaza de Mayo. El secretario del juzgado que ordenó borrar al sacerdote del mural, Carlos Flores Leyes, ya ocupaba ese cargo durante la dictadura mi Durante el juicio a los ex Comandantes, las testigos María Graciela de la Rosa y Mirta Clara de Salas lo acusaron de haber protegido a los militares y policías que las torturaron en Resistencia. En 1994 Menem lo designó juez federal de Resistencia. Los esposos de las dos mujeres, Patricio Tierno y Néstor Carlos Salas, estuvieron entre los asesinados en Margarita Belén.

Fuente: Página/12


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Las víctimas

Patricio Blas TIERNO - 24 años - Buenos Aires - La Plata - Juventud Univ. Peronista - Estudiante de abogacía.
Nestor Carlos SALA - 32 Años - Buenos Aires - Quilmes - Partido Auténtico - Estudiante de Arquitectura (La Plata).
Carlos ZAMUDIO - 28 Años - Chaco - Resistencia - Juventud Peronista - Estudiante de Ciencias Económicas (UNNE).
Luis Angel BARCO - 26 Años - Chaco - Sáenz Peña - Juventud Univ. Peronista - Estudiante UTN - Empleado de Ferrocarriles.
Roberto H. YEDRO - 28 Años - Corrientes - Juventud Peronista - Abogado.
Delicia GONZALEZ - 41 Años - Corrientes - Goya - Ligas Agraria - Maestra Rural.
Luis DIAZ - 25 Años - Corrientes - Mercedes - Juventud Trabajadora Peronista - Estudiante de Ciencias Económicas (UNNE).
Fernando G. PIEROLA - 25 Años - Entre Ríos - Paraná - Juventud Peronista - Estudiante de Arquitectura (UNNE).
Raúl María CAIRE - 27 Años - Entre Ríos - Concordia - Juventud Peronista - Empleado Bancario.
Julio PEREYRA - 24 Años - Formosa - Juventud Peronista - Maestro - Estudiante Ingeniería (UNNE).
Carlos Alberto DUARTE - 24 Años - Misiones - Puerto Esperanza - Juventud Univ. Peronista - Estudiante Ciencias Económicas (UNNE).
Carlos TERESZECUK - 23 Años - Misiones - Posadas - Juventud Peronista - Ex seminarista - Estudiante Trabajo Social (actual UNAM - Vice Pte. Ctro. Estudiantes) - Secretario Diputado Partido Autentico (Mnes).
Manuel PARODI OCAMPO - 26 Años - Misiones - Posadas - Juventud Peronista - Ex seminarista - Estudiante Filosofía Instituto Montoya Misiones.
Luis Arturo FRANSEN - 22 Años - Misiones - Posadas - Juventud Peronista - Empleado de Correo.
Ema Beatriz CABRAL - 28 Años - Santa Fé - Juventud Peronista - Terapista Ocupacional.
Soñéz Reinaldo ZAPATA - 36 Años - Santa Fe - Juventud Peronista - Profesor de física, química y matemáticas.
Mario CUEVAS - 25 Años - Santa Fe - reconquista - Juventud Peronista - Técnico Mecánico.

DETALLES SOBRE LOS FUSILADOS:

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2 comentarios:

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