domingo, 31 de mayo de 2009

ORTEGA PEÑA

El 31 de Julio de 1974 el diputado en ejercicio, abogado defensor de presos políticos y director de la revista Militancia, Rodolfo Ortega Peña, cae asesinado por la derechista Alianza Anticomunista Argentina (Triple A, Tres A ó AAA), organización criminal paramilitar cuyas siglas también significan y simbolizan las Tres Armas: ejercito, aviación y marina, que poco después, en manos de los golpistas Videla, Agosti y Massera, desencadenaran el genocida Proceso de Organización Nacional, mediante el derrocamiento del gobierno constitucional e iniciando la noche más negra y sangrienta de la historia nacional.





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*Entrevista con Marcelo Duhalde compañero y amigo de Rodolfo Ortega Peña, integrante del Colectivo-Revista Militancia, y hermano de Eduardo Luis Duhalde, socio y amigo de O. Peña y actual Secretario de Derechos Humanos de la Nacion

*Testimonios de Pablo Waisberg y Felipe Celesia, autores de la biografia

Rodolfo Ortega Peña, relato de los hechos

Por Marcelo Duhalde
Eran aproximadamente las dos de la mañana del 31 de julio de 1974. Estábamos en un bar a pocas cuadras del Sindicato de Farmacia, donde acabábamos de terminar una reunión bastante numerosa para organizar el homenaje a los compañeros fusilados en Trelew.
Habíamos quedado Rodolfo Ortega Peña, mis hermanos Eduardo Luis y Carlos María, Haroldo Logiurato, algún otro compañero y yo.
Intentamos hablar con Rodolfo para convencerlo de que se tenía que cuidar, que las amenazas estaban llegando cada vez más fuertes, los seguimientos eran muy notorios y debía tener algunas pautas de seguridad. Nosotros pretendíamos que no se expusiera tanto.
Rodolfo no quería saber nada, sostenía que la única manera de hacer su actividad en defensa de los más humildes, de los más necesitados, era de la manera que lo hacía. Finalmente, terminó la conversación de mala manera diciéndonos: “y en definitiva la muerte no duele”.
Alrededor de las 8 de la noche de ese mismo día, sonó el teléfono en el despacho de Rodolfo de la Cámara de Diputados, era un supuesto periodista que preguntó si se iba a quedar mucho tiempo más porque quería verlo para hacerle unas preguntas. Luego comprobamos que el llamado era para confirmar que él todavía no hubiera salido porque lo estaban esperando en la calle.
Un rato después, Rodolfo salió caminando del Congreso con su compañera Helena Villagra. Fueron caminando por Callao, desde Rivadavia hasta Santa Fe, y allí doblaron media cuadra hacia Riobamba donde entraron en una pizzería, de la que salieron aproximadamente a las 22.15.
Con la misma confianza con la que se manejaba, Rodolfo se subió a un taxi que estaba libre parado en la puerta, aparentemente desde hacía un tiempo, y le dio la dirección adonde iban.
El taxista repitió en voz alta y de manera notoria “Carlos Pellegrini y Juncal”. Pocas cuadras más adelante, Rodolfo le pidió que apagara la luz interior del coche que el chofer había dejado encendida. Estos y otros datos conocidos con posterioridad nos confirmaron la participación del taxista en el operativo para asesinar a Rodolfo.
Al llegar a la calle Carlos Pellegrini y Santa Fe, el taxi dobló y otro vehículo que venía detrás, sin que los pasajeros lo notaran, se atravesó e impidió que los otros automóviles que venían pudieran avanzar por Pellegrini. Al cruzar Juncal el taxi paró y un coche que venía casi a la par se le atravesó. Bajó de él un hombre con una media de mujer en la cabeza y una ametralladora en la mano con la que disparó 23 tiros o más, 8 de los cuales fueron en la cabeza, que hicieron blanco en Rodolfo. Esto nos hizo comprobar que estaban al tanto de las conversaciones mantenidas en su despacho intentando que Rodolfo usara el chaleco antibalas que le había ofrecido el compañero Ricardo Beltrán.
En 1975, ya camino a la dictadura, cuando José López Rega había terminado su trabajo siniestro de sangre y de muerte partió hacia Madrid acompañado de sus dos principales cómplices. Ellos eran Morales y Almirón.
Pasados algunos meses, el subcomisario de la Policía Federal Rodolfo Eduardo Almirón frecuentaba un local de moda en Madrid en la calle Fuencarral que se llamaba Drugstore, a pocos metros de la Glorieta de Bilbao. Allí se ufanaba de haber sido ejecutor del asesinato de Ortega Peña. A quien lo quisiera escuchar, decía sin temor que él lo había matado.
Cuando comenzó a llegar el exilio provocado por la dictadura militar de 1976, Almirón desapareció de los lugares públicos. Hasta que fue descubierto y denunciado en 1981, como jefe de la custodia del ex ministro de Franco Manuel Fraga Iribarne.
Cambio 16, la revista progresista española de ese momento, y Diario 16 de la misma editorial, le dedicaron grandes titulares y varias tapas, por lo que Almirón tuvo que sumergirse nuevamente.
Sin embargo, en ese momento no estaban dadas las posibilidades que hoy tenemos. En esta Argentina se puede tener confianza en un pedido de extradición, en una declaración de lesa humanidad de los crímenes cometidos por la Triple A y creo que también podemos confiar en que estamos cerca de que se haga justicia en un tema tan difícil y olvidado para muchos, como son los asesinatos cometidos durante el gobierno peronista del ’74 y ’75.
Este relato de los hechos es para refrescar la memoria de uno de los protagonistas del asesinato del diputado nacional, abogado, periodista y defensor de presos políticos, Rodolfo Ortega Peña. Es para recordarle a Rodolfo Eduardo Almirón su participación, que ahora desconoce, no recuerda, en el primer asesinato asumido por la Triple A en la Argentina el 31 de julio de 1974

COMPILACION COMPLETA EN ELORTIBA .COM





PRIMERA BIOGRAFÍA DE ORTEGA PEÑA

La ley y las armas
"La ley y las armas", el libro de los periodistas Pablo Waisberg y Felipe Celesia, editado por Aguilar, es la primera biografía de Rodolfo Ortega Peña, el militante del peronismo revolucionario asesinado por la Triple A en 1974. Abogado laboral, escritor, periodista, cofundador y codirector de la revista Militancia, diputado del monobloque De Base al momento de su asesinato, había ido evolucionando desde una adhesión acrítica al peronismo -incluso con un paso por el vandorismo-, propia de muchos antiguos activistas de la izquierda tradicional, hacia un consecuente compromiso con las experiencias más clasistas y combativas del propio peronismo, con una fuerte influencia intelectual en esos espacios. A manera de adelanto, este es el capìtulo de introducción de "La ley y las armas".
Aunque uno de los personajes era calvo y el otromelenudo, se integraban mutuamente por sus edadesindefinibles, por sus ropas idénticas y por uncinismo natural que no carecía de gracia. “Parecen—observé— dos mellizos engendrados en la propiamatriz de la desvergüenza.”LEOPOLDO MARECHAL, Megafón o la guerra

Fragmento de "Me matan si no trabajo..." de Raymundo Gleizer (1974) con una breve aparición pública del diputado Rodolfo Ortega Peña.

Ver el corto completo (27 minutos)


El asesinato del Dr. Ortega Peña [Publicado en El Combatiente N° 129, 7 de agosto de 1974]
"Las bandas asesinas dirigidas desde el "Ministerio del Pueblo" que comanda el Secretario Privado de la Presidente de la República, se ha cobrado una nueva víctima de las filas del Pueblo. El Dr. Ortega Peña consecuente defensor de los intereses populares, diputado del Parlamento Nacional, fue fríamente acribillado y herido de muerte en pleno centro de Buenos Aires, en otro de los tantos crímenes que cometen las organizaciones parapoliciales y que en este momento, intensifican su accionar represivo, apañados por el gobierno nacional, y en especial por el ala lopezreguista que va cobrando fuerza en el gobierno y se lanza decidida al ataque contra el pueblo.El Dr. Ortega Peña en ejercicio de sus funciones como diputado supo aprovechar revolucionariamente el Parlamento, denunciando en reiteradas oportunidades las maniobras reaccionarias de la burguesía y dirigiendo su actividad como parlamentario fuera del propio recinto de la Cámara, hacia las amplias masas obreras y populares, llevando su solidaridad a los conflictos obreros, denunciando en el recinto parlamentario los crímenes cometidos contra la clase obrera y el pueblo y exigiendo su esclarecimiento.Ortega Peña fue un elemento de vanguardia en la formación y surgimiento del peronismo revolucionario, como corriente que rescataba todo lo sano y combativo del peronismo, frente a la aversión oficial, burguesa y burocrática del movimiento de Perón. Desde esta posición de peronista revolucionario, levantó y defendió la bandera de la Patria Socialista y bregó con firmeza por la unidad de acción con la izquierda revolucionaria no peronista, concretándola prácticamente con su participación en el Frente Antimperialista y por el Socialismo (FAS).En 1971, denunció el secuestro y muerte de Maestre por los parapoliciales, así como otras denuncias sobre la acción represiva y reaccionaria de la dictadura; luego de la asunción del gobierno peronista, prosiguió denunciando enérgicamente la actividad antipopular de las bandas armadas del fascismo.Hoy, esos mismos grupos, acompañados directamente por el gobierno, fueron sus asesinos, porque para ellos que se cansan de hablar de "paz social" y repudian la violencia, la paz social significa que los oprimidos dejen que sus opresores los exploten sin protestar; llaman violencia a la defensa de los intereses obreros y no a la que ejercen diariamente los explotadores contra el pueblo, o contra quienes defienden sus intereses, como el caso del Dr. Rodolfo Ortega Peña. Sus restos fueron velados en la Federación Gráfica Bonaerense, cubierto con la bandera argentina y rodeados por las insignias y el homenaje de las organizaciones armadas del pueblo y de los partidos populares y revolucionarios.Pero la misma barbarie criminal que impulsó las manos asesinas que terminaron con la vida de Ortega Peña, también intentó empañar el homenaje que el pueblo quiso brindarle en el acto de su sepultura. Así la Policía Federal, bajo las órdenes del tristemente célebre comisario Villar, reprimió salvajemente al cortejo que acompañaba sus restos.Casi cuatrocientas personas fueron detenidas bajo las más caprichosas acusaciones, cuyo único fundamento se encuentra en el irracional odio, que caracterizaba Villar contra todo lo que sea popular, como así también a sus siniestros federales y a quienes lo acompañan desde el gobierno.Nuestro Partido reconoce en el Dr. Ortega Peña a un consecuente luchador popular contra los intereses reaccionarios y proimperialistas de la burguesía gobernante, y rinde homenaje a su memoria comprometiendo sus esfuerzos en derrotar definitivamente este régimen lacayo, asesino y mercenario, hasta la erradicación definitiva de la explotación en nuestro país, hasta el triunfo de la revolución social, y la implantación de la Patria Socialista por la cual cayó el compañero Ortega Peña.
"COMPAÑERO ORTEGA PEÑA¡HASTA LA VICTORIA SIEMPRE!

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