A partir de 1956 los llamados comandos peronistas de la resistencia se organizaron espontáneamente en todo el país. El conocimiento que de ellos tenemos, aunque importante, es aún escaso y fragmentario. Todavía falta investigación sobre muchos comandos provinciales, dado que han sido analizados algunos grupos con actuación en las grandes ciudades, particularmente Buenos Aires, pero se desconocen sus pares de otras partes del país. El comando más importante, gestado por John William Cooke en 1955 desde su rol de interventor del peronismo en la Capital, fue el Comando Nacional Peronista. Este ejerció su influencia sobre muchos militantes, entre ellos los que se organizaban en la provincia de Tucumán.
A fines de 1955, Félix Serravalle, vecino de La Banda y militante peronista se reunía con otros compañeros de Santiago del Estero, angustiados por el reciente golpe militar. Conmovidos, se juntaban con la vaga sensación de que debían hacer algo. Serravalle provenía de una familia peronista. Su padre había sido anarquista y militante gremial ferroviario; como muchos otros, en 1943 se hizo peronista. Félix, quien había sido docente en el Chaco y luego dibujante de la Dirección Nacional de Vialidad, tenía 31 años. En 1956, de paso por San Miguel de Tucumán se enteró de la existencia de una agrupación organizada bajo el mando de Manuel Enrique Mena, el Gallego, con el nombre de Comando 17 de octubre y decidió conectarse con ella. Por intermedio de Florio Buldurini, ex diputado provincial, quién lo sondeó en una confitería del centro, conoció a la conducción del comando formada por Manuel Enrique Mena, Toscanito Pena (dirigente de mercantiles), el señor Vazquez Guzmán y el propio Buldurini.
Manuel Mena era un dirigente político barrial activo, contaba con múltiples casas seguras donde se hacían reuniones políticas en las que él mismo les explicaba a los muchachos jóvenes la necesidad de la lucha por el retorno de Perón. En su juventud había sido militante comunista, hasta que las luchas obreras de la década del cuarenta decidieron su apoyo al peronismo. Manuel Mena y su grupo no solamente desarrollaron una activa militancia barrial sino que establecieron rápidamente un nexo con el Comando Nacional Peronista de la Capital. Desde Buenos Aires, el comando formado por Cooke, Cesar Marcos y Raúl Lagomarsino, les enviaba información que recibían por medio de impresos que llegaban a Tucumán trasladados por compañeros ferroviarios que trabajaban en el salón comedor del tren expreso que unía ambas capitales. El 17 de octubre funcionaba de la misma manera que sus pares de todo el país: eran militantes peronistas que resistían escuchando la palabra de Perón en viejos discos de pasta, pintaban los muros con consignas a favor del retorno de Perón y en contra de la dictadura de la Revolución Libertadora o hacían estallar algunos caños de fabricación casera. Pero su principal trabajo era político. Mena había establecido una sólida red de contactos y trabajo político en los barrios circundantes a la ciudad de Tucumán y, ahora, a partir del acercamiento de Serravalle extendía su acción a la vecina provincia de Santiago del Estero, particularmente la ciudad de La Banda. También estaban conectados con compañeros peronistas de Salta, Jujuy y Catamarca. Un par de años después la dirección del grupo había cambiado y estaba constituida por el propio Mena y por Genaro Carabajal, cuñado de aquel y empleado de la Universidad de Tucumán (Mena estaba casado con su hermana, Olga Carabajal) y más tarde, desde 1958, por Abraham Guillén, republicano español que había participado en la Guerra Civil Española y que aportó sus conocimientos militares para la empresa guerrillera.
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PALABRES DE JULIO ROBLES:
"...es mucho mas importante para nosotros los viejos
luchadores de la resistencia peronista, que los jóvenes nos hablen y a la vez
nos cuenten cosas que son una continuidad de lo que nosotros hicimos,--Decía un
teórico de la guerra un alemán llamado Klausevich,"la guerra es la continuación
de la política por otros medios "o al revés,nosotros empezamos por la
guerra, Uds. tal vez puedan conseguir la victoria final por vuestros
propios medios,la política. -Nosotros pensábamos en hacer parir el hombre
nuevo,ese del que hablara el poeta cubano Nicolás Guillen o al que cantara el
uruguayo Viglietti,-,ahora es el tiempo de Uds. , luchar desde cualquier
lugar,no importa el sitio que se ocupe en la sociedad.Lo importante es
hacer nacer al hombre nuevo,principalmente dentro de nosotros mismos...""...con mis 78 años de edad,habiendo militado desde el año 1955 en la
resistencia,haber pertenecido a los grupos mas audaces,tener el honor de ser uno
de los combatientes del Grupo Uturuncos,soportar decenas de allanamientos en la
casa de mis padres,haber sido detectado por la Gendarmeria como integrante de
las FAP y pedido de captura en el año l968 en el documento dado a
conocer como OPERACION SANTA ROSA y subido a internet por la misma
gendarmeria.de seguir militando hasta el regreso del General Peron y haber
partcipado en la confección del unico documento oficial emitido por el
grupo Uturunco en el año 1973...""...En cuanto a mi conocimiento y mi memoria,te voy a dar una reseña cronologica de lo que te puedo hablar,para que tu elijas los temas a tocar y en el orden que vos creas conveniente.En cuanto a las operaciones de tomas de comisarias ,la primera es en Alto Verde,Pcia.de Tucumán,luego el destacamento de la Policia Ferroviaria (Federal) de la estación del FFCC.Mitre de la ciudad de Tucumán ,y en tercer lugar la toma de la Jefatura de Policía de la ciudad de Frias ,en la provincia de Santiago del Estero.Todos estos acontecimientos entre octubre y diciembre del año 1959.Desde Enero de 1960 hasta agosto de este año nuestra permanencia en los montes tucumanos, en los Departamentos de Chicligasta y Monteros.Modo se supervivencia y primera Batalla de un grupo guerrillero,contra el Ejercito y la Policía ,hecho acaecido el 16 de Junio de 1960 en el paraje denominado Santa Rosa. Segunda subida al cerro en el año 1963 en la zona del Rio Cochuna,a la espera de los compañeros que habían viajado a Cuba a recibir instruccion militarObjetivos de esta misión y permanencia en el cerro desde el 1 de mayo hasta noviembre del mismo año ,fecha en que descendemos los últimos combatientes.Tercera subida al cerro en el año 1968 ,acompañando a un grupo de lo que luego fuera el ERP,en misión de exploración,y de la cual partcipara Roberto Santucho.Pormenores.Disperción del grupo y reencuentro en el año 1972,esperando el regreso del general Peron,y confeccion del unico comunicado oficial de nuetro grupo. Bueno Leo
Un abrazo fraterno,extensivo a todos los compañeros de esa emisora. Julio Cesar Robles (Mickey )
En el plano de los contactos, formaban parte del comando algunos políticos peronistas de la zona, diputados provinciales y dirigentes de segunda línea que habían sido inhabilitados por el golpe militar. Pero fue su accionar político en los barrios el que le permitió establecer una red de casas seguras para desarrollar la resistencia. Los militantes las llamaban las casas de las tías porque eran viviendas de viejas militantes peronistas que se jugaron en momentos difíciles. Juan Carlos Díaz recuerda en particular a Mary Agüero, quién tenía más de 50 años y siempre se jugó mucho. Salía a pintar paredes aún en los peores momentos. Una vez en que nos habían fallado los contactos viajó ella misma a Bolivia para restablecer el tráfico de explosivos. Mary había sido ignorada por todos, su único premio había sido una pensión del gobierno peronista. Siempre repetía: Si Perón me dio todo lo que tengo, yo voy a dar la vida por Perón. El tráfico de explosivos desde Bolivia había sido organizado por Mena de acuerdo con John William Cooke, quién trataba de establecer una red entre los comandos dentro del país y los comandos de exiliados en los países vecinos. La gelinita era conseguida en las minas bolivianas y llegaba hasta la frontera. En Jujuy la ponían debajo de los vagones y en Tucumán era retirada para ser distribuida por el país. En la correspondencia que Perón y Cooke intercambiaron en esos años, el gallego Mena figura como el nexo entre los comandos de Bolivia y los comandos del noroeste argentino.
Entre los años 1955 y 1958 el Comando 17 de Octubre siguió desarrollando apoyos entre empleados de sectores medios y en los barrios humildes de San Miguel de Tucumán: ...cada barrio tenía su célula: en Villa 9 de Julio, en la calle Blas Parera 174, la tía Segunda y el tío Federico...en la Banda del Río Salí, en todos lugares teníamos refugio, en la calle Las
Fue en esos días que la práctica del sabotaje se extendió por todo el país. Se realizaron miles de pequeñas acciones, en algunos casos atentados con explosivos, pero en general acciones inofensivas de alto contenido emocional. Cuando los militares decidieron la exhibición compulsiva de la única película que había filmado Eva Perón, La cabalgata del circo, que intentaba despojarla del aura mítica que el pueblo le depositaba para mostrarla en su papel de actriz de segunda en un melodrama mediocre, los comandos tucumanos entraron en acción. En un operativo se robaron la copia de la cinta que se iba a emitir en la ciudad y se la enviaron de regalo a Perón en Panamá. El hecho, inofensivo políticamente, los estimuló a cosas mayores. Porque fue en 1958 que sus acciones se tornaron particularmente activas. Como la mayoría de los grupos clandestinos, el 17 de Octubre apoyó el voto en blanco en las elecciones de 1957 para formar la Asamblea Constituyente y se opuso a apoyar la candidatura de Arturo Frondizi en las elecciones presidenciales de 1958, pese a la orden en contrario de Perón. En pocos meses, los integrantes del comando en Tucumán y Santiago del Estero realizaron algunas acciones locales resonantes. Félix Serravalle, su compadre Carlos Gerez y Aguilera, distribuidor de diarios, asaltaron la estación del Año Geofísico Internacional y se robaron el aparato receptor de cinco bandas; lo reformaron y fabricaron una emisora en onda larga que llamaron Patria Libre. Con el aparato interferían las radios de la zona para enviar por sus señales los mensajes de Perón. En otra ocasión, mediante un mecanismo simple de retardo, incendiaron una avioneta francesa en apoyo a la Revolución Argelina de la que eran admiradores . Pero la mayor parte de sus acciones buscaba obtener el apoyo activo de la población: enterados por los ferroviarios que venía a Santiago un tren cargado de azúcar, los comandos al mando de Serravalle lo descarrilaron sacando los tornillos de las vías en la cuesta de Chaupipozo. Al pasar la máquina, los rieles se abrieron y la formación se amontonó; el azúcar gratis corrió a raudales en la zona por un tiempo. Aquellos fueron días para los futuros uturuncos de vivir a salto de mata, en la clandestinidad, con la policía en los talones. Pero la red daba resultado. Ante cualquier problema acudían a las casas de las tías o recurrían a algunos viejos dirigentes de alguna de las líneas en que se dividía el peronismo o incluso podían pedir ayuda a algunos ex militares peronistas o a los sindicatos que los apoyaban. Arturo Frondizi llegó a la presidencia de la nación en mayo de 1958. Su inesperado triunfo (había salido tercero en las elecciones de 1957) lo obtuvo gracias al apoyo que recibió desde el exilio de Juan Perón dado que, al estar el peronismo proscripto, ordenó a sus partidarios votar por Frondizi en contra de la fórmula que llevaba al radical Ricardo Balbín, que muchos significaban como la continuación del gobierno militar. Frondizi ganó por amplia mayoría pero era conciente de que su efímero capital político se le diluiría de las manos en poco tiempo. Por ello desarrolló rápidamente una política dual: dio los pasos para la instalación de una política económica desarrollista y, al mismo tiempo, respetó algunas de las cláusulas del pacto firmado con Perón, en particular la sanción de un ordenamiento legal para los sindicatos, favorable a los líderes peronistas. Sin embargo, la implantación de una política económica desfavorable para los trabajadores y agresiva contra el clima nacionalista que imperaba en el país, colocó a los peronistas, particularmente a los gremios, en una disyuntiva. Por un lado, consideraban que el gobierno desarrollista dependía de que las Fuerzas Armadas no se vieran tentadas a una nueva intentona militar, con lo que la legalidad obtenida dependía del máximo sostén que Frondizi obtuviera. Por el otro, las agresivas políticas del desarrollismo deterioraron velozmente los ingresos de los asalariados y avanzaron sobre los convenios laborales imponiendo nuevas cláusulas de productividad, con lo que la rebelión de las bases no tardó en instalarse y poner en duda los liderazgos obtenidos en los años de la Revolución Libertadora. Si por unos meses, y pese a las críticas, lograron contener las huelgas desatadas entre los petroleros y los ferroviarios, a fin de año el anuncio de un duro plan de estabilidad monetarista acordado con el Fondo Monetario Internacional colocó a una gran parte de los sindicatos a la ofensiva. Durante todo el año de 1959 se libraron las batallas gremiales más extensas (en número de participantes y extensión de las mismas) e intensas de la época. Los comandos de la resistencia, que se habían opuesto activamente al apoyo a Frondizi y que se encontraban debilitados por la nueva centralidad que habían obtenido los sindicatos gracias a la política de cooptación y la semilegalidad otorgada por el nuevo gobierno, apoyaron con atentados y sabotajes las luchas gremiales. Las 62 Organizaciones, organismo que concentraba a los sindicatos peronistas fue descabezada por dirigente combativos de los gremios chicos y, por unos meses, pareció que la llamada línea dura tomaba el control de la central y de la lucha. En junio de 1959, Perón denunció, haciéndolo público, el pacto firmado por Frondizi. Metalúrgicos, bancarios, obreros de la carne, textiles, empleados de comercio, obreros de Luz y Fuerza y muchos otros gremios sostuvieron largas huelgas defensivas del salario y de las condiciones de trabajo. En el interior del país sobresalió el paro de la Federación Obrera Tucumana de la Industria del Azúcar (F.O.T.I.A.), realizada en Tucumán en los meses de julio y agosto. La futura primer guerrilla peronista también se fortaleció gracias a los sucesos acontecidos durante la huelga.
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La guerrilla de los Uturuncos: primeros pasos
Fue en el año de 1959 cuando el Comando 17 de Octubre enfrentó un debate decisivo. Bajo la influencia de Abraham Guillén, a quién apodaban el maestro discutieron acerca de la eficacia de los métodos llevados adelante por la resistencia hasta el momento. Según Genaro Carabajal el debate giró acerca del fin de la estrategia insurrecional que habían llevado hasta el momento. Ocurrido el descabezamiento de Cooke y habiéndose producido la huelga general de enero, la que había sido teorizada como el momento para el estallido insurreccional, dichos métodos habían demostrado su fracaso. Menos convencidos aún de que la vía de la semilegalidad abierta con la elección de Frondizi obtuviera algún resultado, dado que habían sentido en carne propia la creciente represión que había costado la vida de dos obreros en ese año, decidieron el camino de la lucha armada.
El debate provocó la escisión de una parte del grupo quiénes en adelante se identificaron con el nombre de Comando Insurreccional Perón o muerte (CIPOM), mientras el resto optaría por el nombre de Movimiento de Liberación Nacional (MLN), Ejército de Liberación Nacional (ELN). En octubre el primer grupo subió al monte.
Era de madrugada y la lluvia caía torrencialmente. En Puesto de Zárate, en la base del cerro Cochuna, casi en el límite con Catamarca, ocho hombres cargados con pesadas mochilas iniciaron el ascenso e inauguraron la guerrilla en Argentina. Al mando del grupo estaban Juan Carlos Diaz, el uturunco, Franco Lupi, el Tano y Angel Reinaldo Castro, con el grado de comandantes. Los integrantes de la tropa eran : Juan Silva, alias Polo; Diógenes Romano, alias Búfalo; Miranda, alias Rulo; Villafañe, alias Azúcar y Santiago Molina, alias el Mejicano, todos tucumanos. Unos días después subieron León Ibañez y Pedro Anselmo Gorrita González. Tenían escasa experiencia militar pero todos, en algún momento, habían participado en sabotajes y acciones menores. La zona en la que se internaban no era casual y había por lo menos dos motivos para que la guerrilla la eligiera, uno geográfico y otro político: en el lugar, la selva era tan tupida que a duras penas se podía distinguir a un compañero a dos metros de distancia y además, desde allí hasta el ingenio Concepción era todo terreno azucarero. El propósito inicial era modesto, amoldarse al terreno, acostumbrarse a dominar la vegetación y el clima, conocer los caminos secundarios. Las operaciones, les había dicho Guillén, vendrían después, cuando lo dispusiera el Estado Mayor. El armamento era también escaso, una ametralladora PAM, una pistola 45 y un revolver 38 para ocho personas.
Los primeros tiempos los ocuparon en construir refugios y depósitos para los víveres, y a caminar. Para Díaz: Sabíamos que si llegábamos a dominar la sierra, ya no tendríamos que temer aunque se internara un ejército a buscarnos . A los pocos días de estar en el monte, contradiciendo las órdenes, decidieron encarar algunas operaciones pequeñas. A fin de mes asaltaron con éxito los destacamentos policiales de Las Banderitas y Alto Verde. Con audacia bajaron hasta la ciudad de Tucumán y asaltaron el puesto policial del Ferrocarril Mitre, del que intentaron robar algunas armas y proyectiles. En la misma noche en que asaltaron el puesto del ferrocarril, se trasladaron a la ciudad de Concepción para tomar el cuartel de bomberos. El operativo comenzó con el incendio de una gomería para atraer la atención. Pero por indecisiones en el desarrollo del operativo lo abandonaron. Para algunos de los integrantes de la guerrilla esta serie de ataques fueron prematuros. Lo cierto es que inmediatamente atrajeron sobre sí a la policía de la provincia que empezó a tender un cerco en la zona. Progresivamente, el grupo perdió el contacto con el Estado Mayor, por lo que se hizo cada vez mas difícil conseguir alimentos e información. Hasta el mes de noviembre en que fueron descubiertos se alimentaron de frutos silvestres, algún pájaro ocasional o bajaban a las fincas linderas a la sierra para conseguir legumbres. De todas maneras cuidaron de no abandonar el trabajo político tratando de hacer entender a la gente el porqué de nuestro accionar, los ideales que teníamos. El apoyo que conseguían era de tipo espiritual, porque en esa zona son todos muy pobres y no tienen nada que dar . El cerco se cerraba. Y por divergencias, Lupi y Díaz comenzaron a desautorizar a Castro. Mientras tanto, Juan Polo Silva, Lupi y Castro se separaron del grupo con el objetivo de buscar un nuevo campamento, más arriba. Pero cuando volvían se perdieron debido a la neblina y a la cerrazón de la selva. En ese momento uno de los puestos de guardia dio la alarma de que se acercaba una patrulla policial. Díaz consideró que no era posible hacerles frente y con los que quedaban agarraron las cosas necesarias, las armas y los documentos y trataron de eludir el cerco. Mientras tanto, Lupi. Silva y Castro regresaron al campamento. No sospecharon, pese a que no vieron a sus compañeros montando la guardia, y cayeron en la trampa policial.
El balance distaba de ser bueno, el campamento había sido descubierto, tres guerrilleros se encontraban presos y los restantes habían logrado bajar para restablecer el contacto que se había quebrado. Pero la policía ya sabía de la existencia de un grupo guerrillero en la zona del Cochuna, un mes y medio antes de la operación que los llevaría a ser conocidos por la opinión pública nacional: el asalto de la comisaría de Frías.
Un nuevo intento: el asalto a la comisaría de Frías
El Estado Mayor de la guerrilla se reunió en Noviembre. Lejos de considerar que la dispersión del primer grupo constituía un fracaso, decidieron encarar una operación mayor que les diera prestigio entre los campesinos y para ver si los dirigentes peronistas que vivían en Uruguay se decidían a prestar su apoyo . En apoyo a Juan Carlos Díaz, Angel Castro fue relevado de toda responsabilidad, mientras el Uturunco y Felipe Genaro Carabajal, comandante Alhaja, Pila o Joya, miembro del Estado Mayor y cuñado de Manuel Mena, eran enviados a Santiago del Estero con un grupo de militantes para acompañar a los santiagueños de Félix Serravalle. Este era un hombre audaz y decidido, además de ser un excelente tirador, subteniente de reserva y participante de varios operativos anteriores. Entre los dos consiguieron juntar un grupo de 22 hombres, cuyas edades oscilaban entre los quince y los veinticinco años. Serravalle tenía treinta y cuatro y había elegido como nombre de clandestinidad el de comandante Puma.
Un mes antes comenzó el entrenamiento en la finca ladrillera de Manuel Paz, en Chumillo. Previamente, algunos habían recibido alojamiento en la casa de José Benito Argibay, ex intendente peronista de la ciudad de La Banda.
Efectivamente, Pedro Velardez, quién había conducido el camión, fue el primero en abandonar a sus compañeros y se entregó a la policía. A partir de su delación se conocieron más detalles del grupo que estaba en los cerros y un dato adicional: en el campamento guerrillero cundía el desaliento al verse rodeados por la policía. En los días posteriores al asalto y hasta fin de año pasaron por las localidades de Arcadia, Alpachiri, Alto Verde y se dedicaron al trabajo político, a explicar las causas del levantamiento, su lucha por el retorno de Perón. Pero el cerco comenzaba a cerrarse. El 31 de Diciembre las madres de los muchachos más jóvenes radiaron por la emisora LV12 un mensaje para sus hijos en los que les pedían angustiosamente que bajaran del monte. Las bajas temperaturas nocturnas, la escasez de alimentos, el cerco policial y las súplicas paternas minaron la moral de los más débiles. Además, muchos creían que eran sólo una parte de un operativo más vasto en el que se levantarían varios frentes adicionales, pero al retrasarse estos acontecimientos, la moral decayó.
Finalmente, el 1º de enero, los policías vieron descender desde lo alto de la montaña a cuatro jóvenes que iban en busca de víveres y agua y los detuvieron sin oponer resistencia. Un rato más tarde se entregaron otros cinco, que habían obtenido el permiso de sus jefes de bajar respondiendo al llamado de sus padres. El mismo día, a pocos kilómetros de Concepción, fue detenido Juan Carlos Díaz. Según su relato había bajado unos días antes con el comandante Alhaja, José Genaro Carabajal para contactar con un nuevo grupo de combatientes, pero cuando estaban cruzando un río fue arrastrado por la corriente aguas abajo perdiendo el contacto con su compañero. Medio atontado, con su ropa en jirones y las botas destrozadas, fue guiado por gente de la zona por donde no hubiera patrullas. Pero fue delatado y capturado. Dos días después, una patrulla policial encontró dormidos a dos jóvenes más en el límite con Catamarca. Se trataba de Roberto Anaya, de 18 años, alias loco Perón y René Fernández, ambos tucumanos. Al ser descubiertos, Anaya se entregó pero Fernández logró huir hasta Concepción y tomó un micro hasta la ciudad de Tucumán, pero al bajar se le disparó un tiro que lo hirió en el muslo. Fue detenido en el hospital Padilla al que había concurrido para curarse. Otros dos, Américo Moya y Tomas David Soraide, que fueron encontrados por sus padres en la selva del Aconquija, también se entregaron. En las ciudades muchos miembros de la red fueron detenidos y sus domicilios allanados. Las delaciones no fueron la única causa del parcial descubrimiento de los contactos, resulta obvio que el gobierno conocía parte del hilo del que ahora tiraba, a causa de la previa existencia del Comando 17 de Octubre. Las detenciones debilitaron aún más la situación de los que aún quedaban arriba. El Puma Serravalle, decidido a no entregarse, intentó romper el cerco con los siete hombre que aún le quedaban . La policía creía que el grupo se dirigía a Catamarca y extremó el patrullaje en esa zona. Pero Serravalle forzó la marcha y, en un día, caminando a paso forzado cincuenta kilómetros, bajaron en Tucumán, en la zona del ingenio Providencia donde fueron protegidos en casas de obreros del ingenio que aún permanecían seguras. Tenían los pies destrozados y eran fácilmente reconocibles. Sin embargo, lograron romper el cerco y llegar hasta el barrio 24 de noviembre, en Tucumán. Allí les dieron refugio en el prostíbulo de la Turca Fernández y en una iglesia donde se encontraron con Manuel Mena, quién los recibió quebrado por la emoción. En Diciembre de 1959, mientras los Uturuncos asaltaban Frías, el gallego Mena y Guillén se encontraban en Buenos Aires buscando apoyos. John William Cooke delegó en su compañera Alicia Eguren la ayuda a los Uturuncos. Por intermedio de ella, Mena pudo contactar a un grupo numeroso de militantes de la Juventud Peronista de diversos grupos de las zonas de San Martín y Pompeya. En Buenos Aires, los diversos grupos de la Juventud Peronista se habían mostrado fervorosos partidarios de los uturuncos y se entusiasmaron con participar en la guerrilla. Organizaron grupos de apoyo, colectaron plata y muchos de ellos viajaron a Tucumán para unirse a ella. El gallego Mena los reunió con la idea de formar un tercer grupo y subir al monte luego de las detenciones producidas por el asalto a Frías. Habían transcurrido dos meses, Serravalle se encontraba prófugo y Mena, siempre activo, no abandonaba la idea de la creación de un frente guerrillero permanente. En Tucumán, sin embargo se vivía un clima de represión que dificultaba a la red prestarle apoyos, domicilios seguros, comida y elementos a las decenas de muchachos que querían participar subiendo al monte. Finalmente, el 10 y 11 de Marzo la policía dio con uno de los refugios de los porteños, el ya conocido prostíbulo de la Turca Fernández y el domicilio de Manuel Haro, deteniendo a varias personas que se encontraban reunidas, entre ellos a José Luis Rojas, alias Zupay, que había participado de la toma de la comisaría. En el procedimiento se secuestraron armas, municiones, granadas, mantas, botas y camisas con las sigla ELN (Ejército de Liberación Nacional). Días después, Manuel Enrique Mena fue detenido junto con el periodista Enrique Oliva y otros compañeros cuando intentaban subir a la montaña.
En ese comienzo del año 1960, los comandos urbanos del peronismo intensificaron sus acciones de sabotaje: el 15 de Febrero fue colocada una bomba en el depósito de Shell-Mex en Córdoba, incendiando 4 millones de litros de combustible y dejando 13 víctimas; el 11 de Marzo una bomba de explosivo plástico destruyó la casa del oficial de la SIDE, David Cabrera, activo represor, dando muerte a su pequeña hijita de 3 años. El día 13 ocurrió una explosión en la planta de gas de Mar del Plata. Ese mismo día, la policía informó que el cabo del Ejército, Manuel Medina, que estaba detenido, se había tirado de una ventana de Coordinación Federal dando vivas a Perón. El 14 de Marzo, debían realizarse las elecciones que renovarían la mitad de la Cámara. Unos días antes, Arturo Frondizi ordenó la ejecución del plan CONINTES (Conmoción Interna del Estado). El país fue dividido en zonas operativas y se sometió a tribunales militares a todos aquellos acusados de terrorismo. Días después, los diarios anunciaron que se habían efectuado 1600 allanamientos y que habían sido detenidos miles de militantes peronistas. Las elecciones se realizaron en orden y volvió a triunfar el voto en blanco propiciado por Perón.
El incansable Puma Serravalle comenzó entonces a planificar la forma de liberar a sus compañeros presos en la cárcel de Concepción, pero el 1º de abril, mientras viajaba por Tucumán con documento falso, fue detenido y juzgado por los tribunales militares del CONINTES . Parecía el fin. Amenazada por la represión del Plan CONINTES y con sus principales líderes en prisión, la guerrilla quedó al mando de Genaro Carabajal, el Pila o Alhaja, quién aún no había sido detenido. Pese a todo, el Pila reunió un nuevo grupo de militantes entre porteños y tucumanos y logró reinstalar el movimiento en la montaña por varios meses. En el mes de junio de 1960 la policía, quién por la aplicación del Plan CONINTES había sido reforzada con tropas de Infantería del Ejército, descubrió el campamento guerrillero y detuvo a varios de los militantes presentes. En el enfrentamiento, uno de los pocos entre los Uturuncos y la represión, fue herido en la pierna Santiago Molina, el mejicano, mientras intentaba una fugaz resistencia.
Los tribunales militares fueron duros con los cabecillas de la rebelión. Manuel Enrique Mena fue condenado a 7 años de prisión. Antes de cumplir los tres, se fugó del hospital carcelario del Chaco y viajó a La Habana donde se entrevistó con el Che. A principios de 1963 comenzó a reorganizar los contactos en Tucumán. Varios de los veteranos de la primera experiencia instalaron un campamento permanente en la selva tucumana en el mes de Mayo. Tiempo después, se les unió Mena con un grupo de militantes que habían recibido entrenamiento en Cuba. Al parecer, el plan de Mena era complementario del grupo guerrillero comandado por Jorge Ricardo Masetti. Las vacilaciones de Masetti ante la elección nacional del 7 de julio, que dio el triunfo a Arturo Illia , parece ser la causa del desmembramiento del frente tucumano. A partir de allí, Mena perdió relevancia; en 1970 vivía en San Justo en un humilde barrio obrero. Murió de cáncer el 14 de julio de 1970.
Juan Carlos Díaz, el uturunco, fue condenado a 7 años de prisión. En 1963 fue amnistiado por el gobierno de Illia, en 1970 participó con el ERP en el asalto al Banco Comercial del Norte y un día después fue detenido. En 1973 fue nuevamente amnistiado y recibió un subsidio del gobierno peronista de Tucumán.
Los menores de edad fueron derivados a los Tribunales de Menores, excepción hecha a Luis Uriondo, quién dado su parentesco con el general Uriondo, su padre, fue devuelto a su familia.
Félix Serravalle cumplió la condena que le aplicaron los tribunales CONINTES, tres años y siete meses en varias prisiones. Le rompieron los ligamentos del brazo en la tortura. Al salir prometió a su familia, a la que casi no había visto en años, que se iba a ocupar de ellos. A los 74 años, vive en La Banda, orgulloso de su pasado y rodeado de sus recuerdos.
José Luis Rojas, el Zupay, participó en la experiencia guerrillera de las Fuerzas Armadas Peronistas y fue nuevamente detenido en Taco Ralo, Tucumán, en 1968. Una enfermedad lo dejó postrado y falleció hace algunos años en Tucumán y en la pobreza. En un último reportaje recordó que los chicos de HIJOS son mi única esperanza. Muchos militantes de la red, tanto tucumana como de Buenos Aires aún viven desperdigados por el país. De sus recuerdos esta hecha gran parte de esta historia.
Félix Francisco Serravalle, comandante Puma del Ejército de Liberación Nacional - Movimiento Peronista de Liberación Uturuncos, falleció a los 78 años, en la ciudad de La Banda, Santiago del Estero. La presente conversación -grabador de por medio- fue efectuada para el diario El Liberal, en febrero de 1998. Un domingo por la mañana, fuimos con Daniel Pérez, fotógrafo, a la casa de Serravalle.
El lunes por la tarde presenté el texto completo con las fotografías y abundante documentación de la época, provista por el Comandante Puma, proponiendo la edición de un informe especial en dos entregas. El secretario adjunto a cargo de la Redacción, Oscar Gerez, me dijo que no le interesaba una edición de tal magnitud. Me indicó, en cambio, resumir el texto para publicarlo en una sola nota. Así lo hice. Pero la nota jamás se publicó, de una ni otra manera.
Finalmente el testimonio formó parte de los Documentos incluidos en La Política Armada, un libro que confeccionamos con el historiador Pablo Soria. Julio Carreras (h)
Serravalle: A mí me detuvieron... por subestimar al enemigo. Ese día estábamos preparando el asalto a la cárcel de Concepción, para poner en libertad a algunos compañeros que estaban ahí. El acento de la voz me delató. Venían dos capitanes del Ejército del Servicio de Informaciones -en el colectivo- y como les llamó la atención mi voz me detuvieron en Monteros. Me preguntaron qué andaba haciendo. Entonces les dije que estaba por poner un kiosco de venta de Coca Cola, en la terminal de ómnibus de Concepción... se rieron los dos y me dijeron: "muy bien Serravalle, mire: ahí está su foto..." tenían un papel impreso con mi foto.
(De un montón de recortes y fotografías escoge una): ...aquí es cuando salí en libertad... me hicieron un recibimiento los compañeros (se ve un grupo numeroso, bajo de un árbol)... Aquí está Raúl Corbalán... "Añapa"... el que fue diputado... este es José Benito Argibay... Don Leocadio Carrizo, fue en la casa de él... está viejito ya... toda esta gente ha sido dirigente... este señor que está aquí ha sido secretario de Educación, en determinado momento... un muchacho de apellido... (vacila, al parecer no recuerda, luego deja de lado el tema) Bueno, y estas son distintas tomas... esta es una foto mía que sacó La Gaceta, me la facilitó el señor Leoni Pinto, que trabajaba ahí. Este es Velarde, el que manejó el camión... Aquí están Chaúd y Cárdenas, en Crónica (muestra un recorte)... los metieron presos y los llevaron a Buenos Aires, a Coordinación Federal, diciendo que estaban en la guerrilla de Taco Ralo... cuando fue el asalto al Policlínico Bancario... este es el escrito por el que salí en libertad, que me hace el doctor "Pacha" Aragonés (hermano de la esposa del gobernador Carlos Juárez).
JC.: ¿El gobernador Eduardo Miguel le dio algún tipo de apoyo, cuando usted cayó preso?
Serravalle: No, nunca, nadie... ni el peronismo tampoco.
JC.: Así que se arregló solo...
Serravalle: Nunca nadie me dio ningún tipo de apoyo... quedé librado a mis propios recursos... directamente. Nunca renegué de nada porque cuando salí a luchar, salí dispuesto a perder la vida. Y recibir alguna cosa me hubiera convertido en mercenario. Y yo creo que un hombre que se vende por un precio no puede representar a nadie.
JC.: Pero usted sería un referente de importancia para el peronismo, luego...
Serravalle: Sí... yo lo envié al que fue nuestro primer diputado hachero, a China, a un congreso internacional organizado por Mao Tse Tung... de España nos mandó la plata Perón, y cuando regresó, Chazarreta lo fue a visitar a Perón..
Incluso yo tuve una entrevista con el Ché Guevara, cuando pasó por Santiago del Estero...
JC,: ¿En qué año fue eso?
Serravalle: En el año 1965. Y le dije al Ché Guevara que no se fuera a luchar allí... como él estaba decidido, le di el nombre de alguna gente que yo tenía en Bolivia... el Coco y el Inti Peredo...
JC.: ¿Y qué le dijo el Ché Guevara?
Serravalle: Que me estaba perdiendo una gran oportunidad -porque yo no quería ir a Bolivia-. Vea, le dije, yo vengo del movimiento mayoritario en la Argentina... cuando nos levantamos tendríamos que haber sido miles porque la gente gritaba "La vida por Perón"... y cuántos salieron a dar la vida por Perón... los locos como nosotros... los románticos, los que creíamos en algo. Después descubrimos la verdad. Perón no quiso volver a la Argentina. Incluso le dijo a John William Cooke: "cuidámelos a los muchachos, que no se me vayan a la izquierda". Él estaba en Panamá. Nosotros desde la cárcel de Resistencia le hicimos llegar una autocrítica y le dijimos que nos había restado el apoyo y nunca nos reconoció... Mi mujer no corrió la liebre con mis hijos gracias a mis suegros y a mis padres. Y algún apoyo de la gente de base. Pero de la dirigencia, nadie. John William Cooke me dijo una vez en una carta: "el viejo no los quiere a ustedes porque dice que ustedes se están yendo a la izquierda"...
JC.: ¿Perón sabía que ustedes iban a intentar el alzamiento?
Serravalle: ¡Claro!... él me regaló después una pistola Parabellum. Yo tenía ya una pistola que fue del general, una Browning... cuando fue el remate de sus cosas, la había comprado. Esa la perdí, era la que tenía en el monte; cuando dejé el refugio, me detuvieron, me dieron unos cuantos garrotazos, para que dijera algo, dónde estaban los otros, porque ellos eran gente de ciudad y no conocían los lugares, pero no consiguieron nada, detrás mío no cayó nadie...
JC.: ...cómo lo trataron en las cárceles...
Serravalle: Bueno, primero me tuvieron en Tucumán en el Regimiento 19... algunos... me trataron bien, porque también eran peronistas... en los Tribunales Militares que se instauraron fui el único que renunció a la defensa y me hice la defensa yo solo. Lo planteé desde el punto de vista mío, es decir, que este asunto no era jurídico sino una defensa de los derechos del pueblo... les dije que los militares deberían ser quienes defiendan la Soberanía Nacional, que no tenía que ser el pueblo el que salga a luchar. En esa época Frondizi había entregado toda la Patagonia a la banca Loeb, la parte de Mendoza hasta... para la explotación petrolera. Y lo que son las cosas... el año pasado (1997) vino un coronel retirado de apellido Farreras. Él era teniente primero en esa época. A través del hermano sabía que yo vivía, vino y nos invitó con mi señora a almorzar en el barrio Mishky Mayu. Y se acordó de esa época y dice: "le guardo gran respeto a usted Seravalle; lo he venido a ver porque tenía curiosidad por saber como era su espíritu, su forma de ser, y lo veo bien"... Le digo: "vea, yo siempre estoy bien, porque cuando uno piensa en función de Patria, siempre tiene que estar bien". Me dice: "qué razón tenía usted de luchar en esa época..." Le digo: "¿vio que la lucha mía no era en vano? (se ríe) Si hubiésemos triunfado esa vez, el país no estaría en la circunstancia que está ahora. Entregado. Ya no somos dueños de nada. Hemos tenido ya dos virreyes... mister Cheek y el otro, que han dado las órdenes de cómo tiene que ser nuestra economía... pero el asunto es que hay cada vez más pobres, y los pocos ricos que hay... son cada vez más ricos.
Entrevista a Felix... |
El último uturunco
Por Enrique Gil Ibarra
El 17 de noviembre se cumple un aniversario del retorno a la Argentina del General Juan Domingo Perón, en un ya lejano 1972.
Años signados por la dictadura del General Alejandro Agustín Lanusse, quien había declarado que “a Perón no le daba el cuero” para volver.
Desmintiendo esa afirmación, el jefe del movimiento de masas más importante de América Latina bajó del avión en Ezeiza, haciendo realidad la consigna enarbolada por la juventud de entonces: LUCHE Y VUELVE.
Finalizaban 17 años de un exilio forzado por diversas dictaduras militares, y gobiernos constitucionales, gobiernos legales que, sin embargo, no habían levantado las proscripciones y prohibiciones que operaban sobre el movimiento peronista y su conductor.
Desde la denominada Revolución Libertadora, en 1955, que prohibiera no solo al partido peronista, sus emblemas y la “marcha”, sino hasta la mención del nombre de Perón y reemplazándolo por el eufemismo “tirano prófugo” que usaban algunos medios de la época.
Fueron tiempos conflictivos para la Argentina. Un enorme sector de la población se sentía sin derecho a participar, opinar, decidir. En 1956, una contrarrevolución encabezada por el General Juan José Valle, que reclamaba el retorno de Perón, fue duramente reprimida y fusilados casi todos sus cabecillas.
En los años siguientes, poco a poco, en los barrios obreros, en las villas, pequeños grupos de trabajadores se organizaban, inicialmente sin contacto entre ellos. Nacía la Resistencia Peronista.
El 24 de diciembre de 1959 por la madrugada, un grupo de soldados irrumpió en la Jefatura de Policía de la ciudad de Frías en el límite entre Santiago del Estero y Catamarca-.
El militar al mando declaró al oficial de policía que estaba a cargo:
-¡Soy el teniente coronel Puma! ¡Se ha declarado el Estado de Emergencia en todo el país!, ¡esta comisaría queda bajo custodia militar!
Los policías se entregaron sin ofrecer resistencia. Fueron despojados de sus uniformes, de sus armas y encerrados en los calabozos. Luego los integrantes del comando se dedicaron a cargar todas las armas y municiones que encontraron en el Jeep donde habían venido y una camioneta de la policía. En menos de quince minutos, habían abandonado el lugar.
Así se efectuó la primera acción guerrillera pública en la Argentina.
Sus protagonistas se bautizaron a sí mismos Los Uturuncos; eran santiagueños, peronistas y creían que con su acción iniciaban un levantamiento general.
Durante el período de colonialismo hispano se conocía una leyenda, que hablaba de un hombre, un aborigen, que se transformaba en Puma, para combatir a los españoles que sumían en la explotación y humillaciones sin límite al pueblo del puma. Esa leyenda, narrada en quichua, se llamaba Runa-Uturunco: "Hombre-Puma". Uturunco, pues, significa "puma". Ahora bien, el ingenio de Félix Serravalle había convertido en un acróstico de batalla esa palabra: PUMA, significaba también, para los guerrilleros uturuncos, "Por Una Argentina Mejor".
En los meses anteriores, otras acciones menores, que no habían sido reivindicadas por el grupo, habían servido como preparación y entrenamiento de combate.
De esos Uturuncos (hombres puma) originales, muy pocos sobreviven. De los que subieron al monte tucumano, solo uno: se llama Julio Robles, vive en la provincia de Córdoba, y lo tenemos en línea... (audio)Asi comenzaban las luchas de la resistencia peronista en esos años de proscripciones y dictaduras.
Después…. Vendrían las luchas obreras en los frigoríficos, los programas de La Falda y Huerta Grande, las 62 Organizaciones de Pie, la CGT de los Argentinos, hasta llegar, a traveas de esos 17 años, de nuevo donde empezamos:
Al 17 de noviembre de 1972, el día del militante. El dia en que (tal vez solamente para contrariar a Lanusse) a Perón le dio el cuero, y regresaba al país donde se haría cargo, meses mas tarde, de la presidencia de la Nación por tercera vez.
Enrique Gil Ibarra
hendrix
elhendrix@yahoo.com
http://www.elhendrix.blogspot.com/
Entrevista a Julio... |
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John W. Cooke - Carta al compañero Alhaja, comandante uturunco Entrevista con Félix Sarravalle, por Julio Carreras (1998)
LECTURA RECOMENDADA
Descargar el libro (doc) Los herederos del Che (Revista Primera Plana 1971 Dossier Uturuncos
Sergio M. Nicanoff y Axel Castellano - La historia del "Vasco" Bengochea y las Fuerzas Armadas de la Revolución Nacional
3 comentarios:
Nos fuiste presentado por Alicia Eguren, esposa de J. W. Cooke, corría el año 1959. La columna Tucumana del comando 17 de Octubre se aprestaba a subir a los cerros del Cochina, la columna de porteños estábamos preparando un golpe para tomar el Escuadrón Alto Uruguay de Gendarmería. En ese momento te conocimos, nos sorprendiste gratamente con tus claros planteos políticos. Traías una larga experiencia de supervivencia en la montaña adquirida en tu Mendoza natal, una voluntad de hierro,…..y una ligera sonrisa que no te abandonaba ni al habar, era como una agradable mueca que se dibujaba en tu rostro, como señal de sinceridad y confianza. Quedamos impresionados por tus brillantes pensamientos, por tu sencillez y humildad, que es condición de los grandes. Los Uturuncos que integrábamos esa patriada, éramos casi en la totalidad simples trabajadores. La incorporación al grupo de tan ilustrado compañero, nos llenaba de orgullo y seguridad. Por razones operativas estuvimos separados, y nos reencontramos en San Miguel de Tucumán.
Marchábamos a la montaña, no íbamos en busca de la gloría, solo queríamos luchar por el regreso de Perón, para que continuara con la revolución iniciada en el 46. El largo brazo de los represores te tomó prisionero en plena subida al cerro. Estoicamente soportaste el martirio de la cárcel que los tribunales militares te aplicaron. Pero no hicieron mella en tu espíritu revolucionario ni el largo alejamiento de tus seres queridos, ni el impiadoso castigo aplicado. Toda tu vida fue una pasión al servicio de la justicia y de tus compañeros del norte, a quienes siempre, hasta al mas humilde recibiste con alegría y buscando siempre soluciones a los problemas que te planteaban. Se de todos tus títulos académicos, de los merecidos honores que recibiste como Rector Fundador de la Universidad del Comahue, como periodista y como escritor, pero por sobre todo también se de tu orgullo de haber pertenecido al grupo UTURUNCO, y que por esa pertenencia fue que jugaste tu vida y tu libertad.
Hasta siempre Comandante.
Y en los montes del Cochuna, a orillas de sus frescos arroyos, o en las profundidades y el silencio de sus quebradas, marcharás y reirás juntos a tus viejos compañeros como alguna vez lo soñaste…. Y tu alma será libre
Julio C. Robles
Tte. Mikel
GRUPO UTURUNCO
Paso a la inmortalidad del Compañero Enrique Oliva
En este Bicentenario patrio hay que recordar y honrar a estos patriotas que hicieron PATRIA CARAJO!!!
La toma de la comisaria, ese operacion si que fue estupenda me ubiera gustado verles las caras a los milicos cuando se dieron cuenta de lo que paso.
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