domingo, 5 de abril de 2009

ROQUE DALTON

Roque Dalton nace el 14 de mayo de 1935 en San Salvador, El Salvador. Estudia derecho y antropología en las Universidades de El Salvador, Chile y México. Desde muy joven se dedica al periodismo y a la literatura, obteniendo diversos galardones en certámenes nacionales y centroamericanos. Publica sus primeros poemas en la revista Hoja (Amigos de la Cultura, San Salvador, 1956) y en Diario Latino de la misma ciudad.

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Por su militancia política, sufre cárceles y destierros. Vive emigrado en Guatemala, México, Cuba, Checoslovaquia, Corea, Vietnam del Norte y otros países. Muere asesinado por sus propios compañeros el 10 de mayo de 1975.

Escribiendo a máquinaRoque publicó una vasta obra poética: Mía junto a los pájaros (San Salvador, 1957), ...La Ventana en el rostro (México, 1961), El Mar (La Habana, 1962), El turno del ofendido (La Habana, 1962) Los Testimonios (La Habana 1964), Poemas (Antología, San Salvador, 1968), Taberna y otros lugares (Premio Casa de las Américas, Cuba) (La Habana 1969), Los pequeños Infiernos (Barcelona 1970).

Entre sus ensayos se encuentran César Vallejo (La Habana 1963), El intelectual y la sociedad (1969), ¿Revolución en la revolución? y la crítica de la derecha (La Habana 1970). Miguel Mármol y los sucesos de 1932 en El Salvador (1972) y Las historias prohibidas del pulgarcito (México, 197
4).

SAN SALVADOR – Roque Dalton García, es considerado por la crítica literaria tanto nacional como internacional, como el más prominente de los poetas salvadoreños. Nacido el 14 de mayo de 1935 en la ciudad capital de San Salvador, El Salvador, Roque Dalton es un referente innegable en la historia, no solo del país que le vio nacer, sino de Latinoamérica.

Sus padres fueron la enfermera salvadoreña María Josefa García y el estadounidense Winnall Dalton. El considerado como uno de los más revolucionarios de los poetas salvadoreños fue educado en el colegio de padres jesuitas “Externado de San José”.

Roque contrajo matrimonio con Aída Cañas en 1955, cuando apenas tenía 19 años de edad. Con Aída procreó tres hijos: Roque Antonio, Juan José y Jorge.
A pesar de que era un hombre inteligente y con un talento incomparable, nunca culminó ninguna de las carreras universitarias que emprendió. Roque estudio Jurisprudencia, Ciencias Sociales y Antropología en universidades de El Salvador, Chile y México.
Desde muy joven incursionó en el mundo literario y periodístico, y como todo buen escritor tenía sus fuentes de inspiración. Según su hijo menor, Jorge Dalton, las mujeres y las bebidas fueron algunos de los elementos que inspiraron a su padre, pero también la nostalgia de estar tan lejos de su país amado, cuando estaba en el exilio.
Roque fue apresado, exiliado y condenado a muerte en varias ocasiones, pero siempre logró salvarse. Algunos de los casos más conocidos son cuando se libró de ser ejecutado en 1960, debido a que el presidente de esa época, José María Lemus, fue derrocado cuatro días antes de su ejecución. Luego en 1964 logra salir ileso de otra condena a muerte gracias a un terremoto que agrietó las paredes del presidio en el cual se encontraba, en Cojutepeque, ubicado en el departamento central de Cuscatlán, y le permitió huir.
Dalton estuvo exiliado en países como México, Checoslovaquia, Guatemala y Cuba. Realizó viajes por sur América, Europa, Corea y Vietnam, pero a pesar de eso nunca cortó su relación con su país, ya que sus propios escritos evidencian ese vínculo que siempre estuvo presente.
El intelectual y el poeta Image
Roque Dalton fue y sigue siendo una fuente de inspiración para muchos escritores nacionales y latinoamericanos. En 1956, Roque, junto a otros escritores, fundó el Círculo Literario Universitario. Eran escritores de izquierda que a través de sus actividades resaltaban su compromiso social, fueron catalogados como la “Generación Comprometida”, los que sirvieron de guías para generaciones posteriores.
Obtuvo diversos galardones por sus escritos, en tres ocasiones ganó el Premio Centroamericano de Poesía, otorgado por la Universidad de El Salvador.


Por su libro “Taberna y otros lugares”, el más conocido y para la mayoría de los críticos el mejor de sus textos, ganó el Premio Casa de las Américas (Cuba), en 1969, entre muchos más reconocimientos.
En 1956, cuando logró su primer Premio Centroamericano de poesía, público sus primeros poemas en la revista Hoja – Amigos de la Cultura, San Salvador- y en periódico local “Diario Latino”, en la actualidad “Diario Co Latino”.
El destacado poeta y escritor salvadoreño, Luis Alvarenga, sostiene en uno de sus artículos sobre Dalton, que él no sólo fue un artista que cultivó la poesía, el periodismo, la narrativa, el ensayo y el teatro, sino que también fue el intelectual que estuvo abierto a los problemas sociales y políticos de su tiempo.
Al mismo tiempo indica que el trabajo intelectual de Roque “está sustentado por un proyecto político de país”, debido a que él aparece “actuando en política, en vez de dejar esto en manos de los supuestos profesionales”.
Según Alvarenga, Roque fue “revolucionario de la literatura, porque revoluciona el fundamento del lenguaje: la palabra”. “Dalton cuestiona radicalmente el concepto existente de la palabra”.
“La tensión, o el desgarramiento entre la palabra y la vida, es lo que lo hizo crecer como intelectual. Por ello, su obra está animada por una voluntad de transformar, a través de la palabra, a su país”, enfatiza Alvarenga.
size:85%;">“La palabra deja de ser una simple explicación de la historia y busca rehacer la historia. Aquí es donde comienza el camino de Roque Dalton”, enmarca Alvarenga en su escrito titulado “Roque Dalton, intelectual integral, palabra integral”. (Consúltelo en la siguiente dirección http://www.rebelion.org/noticia.php?id=33060)
Por su parte, el poeta Uruguayo, Mario Benedetti, en el prólogo del libro de Roque “La ventana en el rostro”, hace un análisis del trabajo de Dalton en torno a su poesía.
size:85%;">“Dalton elabora poéticamente el humor; lo convierte en poesía antes de soltarlo sobre la página”. “Aún reconociendo la puntería humorística de Roque hay que señalar que no todo su humor es festejable. A veces nos propina un fustazo de ironía y la sorpresa no nos deja espacio para la risa”, sostiene Benedetti.
También considera que Roque contiene poemas creados a partir de un humor de una verdad estricta, logrando así que la viñeta humorística se convierta en “toda una síntesis histórica”.
Según Benedetti, un claro ejemplo es el poema “El general Martínez”, del cual destaca los siguientes versos: “Dicen que fue un buen Presidente / porque repartió casas baratas / a los sobrevivientes”.
“A veces el humor de Roque no apela a la ironía, sino a la mera alegría de vivir, pero curiosamente se advierte en tales ocasiones un sabor surrealista” “Ahora bien, si sólo nos detenemos en el humor poético de Roque, corremos el riesgo de dar una imagen superficial de su actitud ante la vida. El humor es en su obra un estupendo fijador de ideas, no son jocosas sino rigurosas e inquebrantables, profundas y arraigadas en su conciencia y por ende en su vida y en su poesía”, afirma Benedetti.
Asimismo considera que Roque tiene una “actitud de amor/odio que impregna su poesía de una inagotable movilidad dialéctica”. “La idea básica de Roque es que en El Salvador existe una injusticia consolidada, y en su versos va dejando incuestionables signos del estado de ánimo a que lo lleva esa comprobación”.
Un claro ejemplo de ello es el poema “El alma nacional”, a continuación versos de dicho poema: Patria dispersa: caes / como una pastillita de veneno en mis horas. / ¿Quién eres tú, poblada de amos, / como la perra que se rasca junto a los mismos árboles / que mea? ¿Quién soportó tus símbolos, / tus gestos de doncella con olor a caoba, / sabiéndote arrasada pro la baba del crápula? / ¿A quién no tienes harto con tu diminutez?
“Sin embargo, en el fondo de todo ese sarcasmo hay un imborrable trazo de amor. El poeta ridiculiza al falso país en que se ha convertido su país verdadero, pero sigue amando y añorando a éste”. Benedetti fundamenta dicho argumento citando algunos versos del poema “Temores” de Roque.
País mío vení / papaíto país a solas con tu sol / todo el frío del mundo me ha tocado a mí/ y tu sudando amor amor amor.

De acuerdo con Benedetti, Roque logra sus mejores poemas eróticos hasta que los desvincula de la política, la revolución o la lucha de clases, “y se concentra en la mujer, casi diría en el cuerpo de la mujer, y mejor aún en su incanjeable desnudez. Pero no se deduzca de ello que el poeta se queda en una relación meramente carnal. Lo que sucede es que, sólo a través del cuerpo al natural, puede tocar la desnudez del alma, también al natural”.
“En los poemas amorosos de Roque tienen su parte seducción sexual, el embeleso del tacto, pero también hay gracia, goce espiritual, sensibilidad correspondida”, considera Benedetti.
Al mismo tiempo que añade “Un hombre como Roque, que había hecho de la alegría una de su fructíferas reservas de vida, no podía aterrorizarse ante la inevitabilidad de la muerte. Pero tampoco podía obviarla, fingir que no existía, por el contrario, la asume”. Esto se evidencia en su poema “El descanso del guerrero”, concluye Benedetti – usted puede leer el prologo completo en el libro de Roque titulado “La ventana en el Rostro”.

ROQUE EL REVOLUCIONARIO
“Mi padre fue uno de los primeros jóvenes que se fueron a entrenar militarmente a Cuba a principios de los años 60, con el fin de armar aquí una guerrilla para luchar contra la dictadura”. “Abrazó, después de la revolución cubana, las ideas de la necesidad de la lucha armada para combatir las dictaduras en América Latina”, sostiene su hijo Juan José Dalton.
En El Salvador siempre imperaron las dictaduras http://www.youtube.com/watch?v=4LwZuqi15dE&feature=PlayList&p=40FDB4C6EDE1BA1C&index=13militares, fue hasta después de los Acuerdos de Paz (1992) que comenzaron a darse los primeros pasos democráticos, por lo que “mi papá luchó contra la dictadura en El Salvador”.
De acuerdo con Juan José Dalton la última vez que su padre estuvo preso fue cuando escapó de la cárcel de Cojutepeque. “Entonces tuvo que irse al exilio, primero nos fuimos a vivir a Praga y después a Cuba, y estando en el exilio mi padre toma contacto con intelectuales revolucionarios de América Latina, uruguayos, chilenos, nicaragüenses, guatemaltecos, que también abrazaban las ideas de la lucha armada”.

PRT
Para nadie era un secreto los ideales políticos y sociales del controversial poeta Roque Dalton, pero es hasta 1973 que decide enrolarse en las fuerzas contrainsurgentes del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) de El Salvador.
“¿Por qué se vincula con el ERP?, nosotros todavía no lo tenemos muy claro, pero lo cierto es que yo creo que fueron los líderes del ERP que hicieron contacto con él para que se fuera a esa organización”.
“Tengo entendido que mi padre en 1971 ó 1972 tuvo una reunión en Chile con el Doctor Fabio Castillo, quien en ese momento era como un ideólogo de las luchas, él según entiendo, le llevó el mensaje del ERP a mi papá”.
Verdana;">Roque para enrolarse en la filas del ERP entró clandestinamente a El Salvador en 1973 con el nombre de Julio Dreyfus.
“Mi padre no era un cuadro militar, pero si era un hombre que tenía una gran capacidad política, por su nivel intelectual y también por su nivel de conocimiento de los procesos de los países que le había tocado vivir; por ejemplo, el proceso en Cuba, la relación que tenía con los demás líderes revolucionarios de otros países”. “Conoció la realidad en Asia, como China, Vietnam, Corea, entonces todo eso era lo que el transmitió a los dirigentes de la guerrilla inicial”.
“Hasta ahora lo que hemos sabido es que mi padre tenía una intensa labor en la preparación política de los dirigentes de la guerrilla tanto de los que estaban al mando de las acciones militares como de los cuadros políticos, y también estuvo en la preparación de lo que eran lineamientos y estrategias políticas, muchas de esas cosas están escritas en documentos de lo que fue el moviendo guerrillero en su etapa inicial”, enmarcó Juan José Dalton.
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La traición de Judas Iscariote
Efectivamente Roque recibió una muerte cruel, pero no por las autoridades gubernamentales de ese entonces que tanto lo perseguían, sino por sus mismos compañeros de lucha.
El 10 de mayo de 1975 sus propios compañeros del ERP lo asesinaron, tras someterlo a un juicio, que como los propios protagonistas han descrito, fue toda una patraña para ejecutarlo.
Se cree que fue asesinado en el Barrio Santa Antia, al sur de San Salvador, o que probablemente fue en El Playón, un lugar de lava seca del volcán de la capital salvadoreña.
Ninguno de sus asesinos ha sido condenado. Después de los Acuerdos de Paz (1992) se conoció que Joaquín Villalobos, ex comandante guerrillero, quien actualmente vive en el exterior, dirigió su homicidio. También en el crimen fueron implicados los guerrilleros Jorge Meléndez (actualmente concejal de la alcaldía de San Salvador), Vladimir Rogel (ya fallecido) y Alejandro Rivas Miras.
33 años han pasado del asesinato de Roque Dalton. Los nombres de sus verdugos y asesinos a veces alumbran cuando se piensa y habla de Roque Dalton. Su trabajo literario e intelectual aún sigue con vitalidad conjugando las paradojas y contradicciones de los salvadoreños. Fueron proféticas sus palabras cuando en aquel diciembre de 1961 escribiera en México: “(…) Creo que mis hermanos deberían amarme por sobre tanta cicatriz. Su amor me sea propicio. Su amor me salve siempre. Así sea. Así…
Sus obras poéticas

Mía junto a los pájaros (San Salvador, 1957)
La ventana en el rostro (México, 1961)
El mar (La Habana, 1962)
El turno del ofendido (La Habana, 1962)
Los testimonios (La Habana 1964)
Poemas (San Salvador, 1968)
Taberna y otros lugares (La Habana 1969)
Los pequeños Infiernos (Barcelona 1970)

Ensayos

César Vallejo (La Habana 1963)
El intelectual y la sociedad (1969)
¿Revolución en la revolución? y la crítica de la derecha (La Habana 1970)
Miguel Mármol y los sucesos de 1932 en El Salvador (1972)
Las historias prohibidas del pulgarcito (México, 1974).



audios y mas info en:

www.palabravirtual.com/index.php?ir=critz.php&wid=64&show=poemas&p=Roque+Dalton
http://roque-dalton.contrapunto.com.sv/index.php?option=com_frontpage&Itemid=1
http://www.elortiba.org/rdalton.html
Compromiso y magia en la poesía de agitación política, Pedro Granados (doc zip 25K)

Un aspecto poco conocido de Roque Dalton: "KIm Il Sung, una vida por la revolución", Punto Final, 28/03/72
Roque Dalton, Antología (pdf, zip 300K)

La metamorfosis de Joaquín Villalobos
Por Roberto Bardini

El ex comandante guerrillero salvadoreño Joaquín Villalobos, quien pasó por la universidad inglesa de Oxford para metamorfosearse en politólogo, se ha convertido impúdicamente en "asesor de conflictos" del presidente colombiano Alvaro Uribe. Sin embargo, Villalobos carga con una mancha aún peor: fue él quien en 1975 dio la orden de asesinar a Roque Dalton, uno de los más brillantes intelectuales centroamericanos.
En diciembre de 1977 cobró fuerza la insurrección sandinista contra el dictador Anastasio Somoza y el 16 de enero de 1992 se firmaron los Acuerdos de Paz entre el gobierno y los rebeldes salvadoreños en el castillo de Chapultepec, de la ciudad de México. Entre esas dos fechas fui corresponsal en América Central. Vivía en Honduras pero me desplazaba a través de Nicaragua, El Salvador y Guatemala por cuenta del diario mexicano El Día, la desaparecida revista de circulación latinoamericana Cuadernos del Tercer Mundo y la Agencia Nueva Nicaragua (ANN).


Fueron los 14 años más intensos y privilegiados en mi oficio de reportero. Hago esta alusión personal porque creo que puedo decir con cierta autoridad profesional que Joaquín Villalobos ha tenido a partir de 1992 una trayectoria lamentable.
Convertido en dirigente del nuevo Partido Democrático (PD), antes de su colaboración con Uribe ya era -y sigue siendo- 'apagaincendios' del actual presidente de su país, Francisco Flores, de la conservadora Alianza Republicana Nacionalista (ARENA). El egresado de Oxford dispone de una columna en El Diario de Hoy y de un espacio matutino en la oficialista Telecorporación Salvadoreña (TCS).

Además, cada vez que el gobierno enfrenta conflictos sociales, el analista viaja desde Gran Bretaña para opinar en vivo y en directo acerca de huelgas, movimientos sociales, partidos políticos, campesinos, trabajadores y estudiantes. Y con un pragmatismo sorprendente no pierde una sola oportunidad para criticar a sus antiguos compañeros del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN).

Un "error de juventud"

El 10 mayo pasado se cumplieron 28 años del asesinato de Roque Dalton, periodista, ensayista, poeta, novelista y combatiente revolucionario. La bala que penetró en su cabeza no salió de un arma policial o militar. Fue disparada por alguien que se suponía un compañero del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP).

La orden de ejecución fue dada por Alejandro Rivas Mira y Joaquín Villalobos, quienes también mandaron 'arrestar' a Dalton el 13 de abril de 1975. La acusación -falsa, desde luego- fue que era 'agente de la CIA'. La fecha escogida fue cuando en El Salvador se celebra el Día de las Madres. Cuatro días más tarde, el escritor hubiera cumplido 40 años.
El cuerpo ni siquiera fue enterrado: los ejecutores lo abandonaron en un paraje denominado El Playón. El cadáver terminó devorado por perros y aves de rapiña. Y un detalle aún más tenebroso: en ese lugar, los escuadrones de la muerte salvadoreños dejaban los restos acribillados a tiros de políticos, sindicalistas y estudiantes sospechosos de colaborar con los guerrilleros.

El asesinato fue 'injusto, un error de juventud, el más grave que cometí', le dijo el propio Villalobos casi 18 años después al periodista Juan José Dalton, hijo de la víctima, quien lo entrevistó serenamente durante tres encuentros. El muchacho no admitió la explicación: 'Ello sería aceptar que esa etapa de la vida -la juventud- es potencialmente criminal, lo cual no es posible', escribió.

"Como si supiera que me van a matar al día siguiente"



Roque Dalton nació el 14 de mayo de 1935, en San Salvador. Su padre, Winnal Dalton, era un millonario texano criado en la frontera con México. Su madre, María García, fue una modesta enfermera salvadoreña. Realizó sus primeros estudios en un colegio jesuita. Después ingresó a las carreras de Derecho en Chile y Antropología, por poco tiempo, en México.

En 1953 entrevistó al muralista mexicano Diego Rivera para la revista literaria de la Universidad de Chile. El mismo Dalton relatará mas tarde su encuentro con el pintor: 'Me preguntó, con aquella manera exuberante que tenía, que cuántos años tenía yo. Yo le dije que 18 años. Entonces me preguntó que si yo había leído marxismo. Yo le dije que no. Entonces me dijo que tenía yo 18 años de ser un imbécil. Y entonces me echó'.
En 1956, Roque fundó con un grupo de poetas salvadoreños y centroamericanos el Centro Literario Universitario (CLU). Ese mismo año ganó el Premio Centroamericano de Poesía otorgado por la Universidad de El Salvador. A los 22 años de edad, se afilió al Partido Comunista, al que abandonó años después.

Por su militancia estuvo preso y desterrado. Condenado a muerte dos veces, logró escapar casi milagrosamente. La primera vez, cayó el dictador de turno cuatro días antes de su ejecución. La segunda -el día de Cristo Rey, en 1964- un terremoto sacudió San Salvador y derrumbó una de las paredes de su celda, situación que el escritor aprovechó para huir a toda velocidad.

Dalton vivió exiliado en Guatemala, Cuba, la Unión Soviética y Checoslovaquia. En ese tiempo, conoció Vietnam del Norte y Corea.
En 1967 escribió una frase premonitoria: 'Desde hace algunos años siempre me propuse escribir de prisa, como si supiera que me van a matar al día siguiente'. Con el seudónimo de 'Farabundo', en 1969 ganó el Premio Casa de las Américas de poesía con su ópera-rock 'Taberna y otros lugares', escrita durante sus dos años de residencia en Praga.


Una hora con Roque Dalton

Entrevista por Mario Benedetti [Publicado en Marcha, febrero-marzo de 1969]
El jurado de poesia del Premio Casa de las Américas (integrado por Efrain Huerta, de México: José Agustín Goytisolo, de España; Antonio Cisneros, de Perú: René Depestre, de Haití: y Roberto Fernández Retamar, de Cuba) tuvo que elegir entre 221 participantes. La decisión fue sin embargo unánime, y premió, no sólo a uno de los poetas más vitales y removedores de América Latina, sino también a uno de los que mejor han sabido conjugar el compromiso político con el rigor artístico. Roque Dalton (autor de La taberna y otros poemas) nació en San Salvador, El Salvador, el 14 de mayo de 1935. Estudió antropología y derecho. Es miembro del PC salvadoreño desde los 22 años; fue dirigente estudiantil y periodista, participando activamente en la política de su país. En varias oportunidades ha estado preso por su actividad revolucionaria, y en 1961 fue expulsado de El Salvador por el gobierno militar. Posteriormente ingresó varias veces en forma clandestina. En 1964 fue nuevamente apresado, pero esta vez consiguió fugarse. En los últimos años ha residido en Checoeslovaquia y Cuba. Su obra poética y ensayistica ha sido traducida a doce idiomas. Ha publicado tres libros de poemas: La ventana en el rostro, 1961; El turno del ofendido, 1963; Los testimonios, 1964.
MB: Dentro de esa acepción ¿qué lugar dejas a aquellos autores que escriben cuentos fantásticos, o cuentos realistas no referidos a una concreta realidad política, y que en su actitud personal tienen en cambio una militancia?
RD: No creo que este problema se resuelva a nivel de géneros. Un combatiente revolucionario puede hacer magnífica literatura inmediatista, e incluso panfletaria si le viene en gana o si las necesidades de la lucha cotidiana así se lo exigen; pero también sirve a la revolución si es un excelente escritor de ciencia-ficción, ya que la literatura, entre otras funciones, cumple la de ampliar los horizontes del hombre. En la medida en que el pueblo puede captar los significados, últimos o inmediatos, de una gran literatura de ficción, estará más cerca de nuestra lucha, y más todavía si es capaz de analizar la enajenación que el enemigo le impone. Por eso no vemos razones para plantear la obligación de que el escritor militante se reduzca genérica o temáticamente a una línea muy estrecha. Partamos mejor del otro extremo, o sea de su actitud ante la lucha re­volucionaria. Una vez que este problema está resuelto, el asunto de los géneros y del rumbo literario servirán para enriquecer la línea revolucionaria que ha escogido en su vida. Por otra parte, y tal como lo cita la última declaración del comité de colaboración de la revista Casa de las Américas, en la lucha de clases se cumple también el papel de arrebatarle a la burguesía el privilegio de la belleza, como lo sostiene Regis Debray. En el terreno literario, las relaciones entre la militancia y la literatura como resultado de la creación de un revolucio­nario, sólo pueden ser positivas. Hay otro terreno en el que sí podría haber conflicto, y es a nivel ideológico. En la medida en que, a través de la literatura, se plantea­ran ideológicamente posiciones que estuvieran en con­tradicción con la militancia revolucionaria, se originaría un conflicto, del cual no tiene culpa la literatura corno tal; se trataría más bien de un problema ideológico del escritor. Ahí es donde cabe situar el problema de las famosas "desgarraduras" entre el poeta y el militante po­lítico, cuando ambos son la misma persona. "Desgarradura" es un término que se ha acuitado para ocultar que se trata de nn problema ideológíco; si se le quiere seguir llamando así, habrá que decir que se trata de una desgarradura ideológica, y que por tanto debe solucionarse a nivel ideológico.

MB En tu caso personal, ¿ha habida conflicto entre tu militancia política y tu calidad de escritor?
RD: En alguna ocasión me han preguntado eso, y muy a la ligera he dicho que no. Lo que he querido decir es que para mi ha sido posible estructurar mi obra poética en el seno de una vida de militancia política, o sea que me acostumbré a escribir en la clandestinidad, en condiciones difíciles. Pero evidentemente existe otro nivel, He tenido conflicto cuando he tenido problemas ideológicos. Cada vez que he experimentado una desgarradura, ha sido porque se me planteaba una contradicción entre una posición política y una posición ideológica expresada en mi literatura. En la medida en que pude superar mis debilidades en este terreno, di pasos hacia adelante; en la medida en que no los pude superar, tengo aún conflictos. Hay una serie de aspec­tos de la revolución, muchos de ellos planteados a es­cala mundial, frente a los cuales yo posiblemente no tengo conceptos muy claros, y por lo tanto siento que me afectan; pero, como te decía antes, son cuestiones absolutamente resolubles en el plano ideológico.

MB: Como sabes, hace tiempo que me vienen preocupando los problemas derivados de las relaciones entre el intelectual y el socialismo, entre el escritor y la revolución. Muchas veces juzgamos esa relación en base a prejuicios pequeñoburgueses y a un concepto liberal de ciertas palabras claves; también en otras épocas fueron propuestos como soluciones ciertos métodos relacionados con el stalinismo. Personalmente creo que la verdadera solución no está en ninguno de esos planteos. Quizá debamos crear una nueva relación entre el escritor y la revolución. O acaso inventarla. Me gustaría conocer tu opinión sobre esto.
RD: Bueno, tú partes de realidades concretas que nos ahorran definiciones. Por un lado, prejuicios peque­ñoburgueses que se interponen entre el escritor y las instituciones del socialismo, entre el artista y la revolución en el poder; y por otra parte las metodologías, des­tinadas a resolver este tipo de relaciones, que otorgara el stalinismo en el pasado. Creo también que usaste una palabra justa para hacer la proposición: hablaste de inventar nuevos métodos y nuevos contenidos en la relación del escritor con el socialismo institucionalizado.
Desde luego, se trata de una labor muy amplia, que debe ser de invención común, en la cual participen los creadores, los hombres de cultura, el Estado, las instituciones del socialismo, pero todos en relación con el pueblo, que en definitiva es el destinatario último y el productor primario de toda la materia cultural, en cuya elaboración no somos sino intermediarios. En las grandes perspectivas de esta invención no deben por lo tanto interponerse proposiciones según las cuales los creadores seamos simples dictadores de viejas opiniones, ni tampoco que se introduzcan por algún resquicio los métodos stalinistas que sentaron jurisprudencia para resolver determinados problemas en este terreno. La cues­tión es verdaderamente profunda y tiene que ver con los fines últimos de la revolución. En la actualidad hay que darle particular importancia a este problema; todos estamos obligados a participar en su solución, así como a iniciar la discusión con un nuevo estilo, dispuestos a llamar a los problemas por su nombre y a no perder jamás la objetividad. Debemos hacerlo con un criterio revolucionario, marxista, científico, apegado a la expe­riencia histórica y a las perspectivas concretas del fu­turo, tal como se trabaja cuando se planifica una zafra, la apertura de una nueva rama industrial o las relacio­nes internacionales de un Estado. Entiendo que pode­mos ver estas posibilidades con optimismo. En nuestros paises, sobre todo en el lugar donde el socialismo se ha encarnado realmente en nuestro hemisferio (me refiero a Cuba), se abren reales posibilidades de una instauración de nuevas relaciones y de inventarlas con auda­cia (precisamente la audacia ha sido una característica de esta revolución), con la mirada puesta en América Latina, ya que Cuba es el inicio de la revolución latinoamericana.

MB: Mencionaste la dimensión histórica, y también la audacia de la experiencia cubana. Me parece que si a esa audacia agregamos una modestia verdadera por parte del creador, tal vez encontremos los elementos para resistir a dos de las más riesgosas tentaciones que padece hoy el intelectual: ser fiscal de la historia, o ser víctima de ella.
RD: Tocas un problema importante. Los intelectuales tendríamos que concurrir a la elaboración del nuevo tipo de relaciones entre el artista y la revolución, con absoluta conciencia de ese tipo de peligros. La última experiencia histórica nos demuestra que, precisamente por nuestras debilidades ideológicas, por nuestros prejuicios pequeñoburgueses, por el tipo de sociedad en la que hemos estado inmersos y que tanto nos ha deformado, tratamos de preservar nuestra individualidad hasta territorios que contradicen las raíces mismas de nuestros ideales humanistas. ¿Qué les ha pasado a los grandes poetas que han tratado de convertirse en fiscales intocables de la vida pública, o a los escritores que, en nombre de una supuesta libertad intocable, tratan de convertirse en víctimas de la historia? A pesar de lo conmovedores que puedan parecernos sus avatares, debemos reconocer que uno a uno han ido cayendo y han terminado por incorporarse, muchas veces a pesar suyo, a la gran industria del espectáculo editorial, del gran show editorial que, detrás de su apariencia luminosa, tiene intereses concretos que pueden responder al ene­migo. Cuando una personalidad que maneja los proble­mas de la conciencia, de la historia, de la cultura, y que muchas veces ha sido portavoz de grandes inquietudes de nuestras masas, cuando un poeta a quien el pueblo le ha dado su calor, cae n la industria del espectáculo a que aludo, se convierte de inmediato en un elemento más de la enajenación de nuestras masas populares y por lo tanto pasa a cumplir una labor histórica franca­mente negativa, reaccionaria. Ninguno de nosotros esta libre de caer en ese riesgo, y por eso la vigilancia sobre nosotros mismos y sobre nuestros compañeros debe man­tenerse, en un sentido revolucionario, a pesar de que los evidentes errores cometidos en el pasado por parte de instituciones de estados socialistas, nos pongan muchas veces en guardia contra ciertas palabras. Estamos entre revolucionarios y dejaríamos de serlo en el momento en quo entregásemos las armas de la crítica; pero no simplemente corno escritores, sino también co­mo ciudadanos de un país, como revolucionarios de fila. Además, como escritores, tenemos derecho a la crítica, y a plantear los problemas en el nivel que sea, y con la profundidad que nos imponga nuestra conciencia. Sin embargo, debemos estar vigilantes con respecto a la otra situación: seamos responsables ante nosotros mis­mos de esos peligros que tú has señalado, en la medida en que estemos dispuestos a no ofendernos por llamarnos servidores de nuestros pueblos. Si hay escritores a quienes les parece denigrante servir al pueblo, franca­mente no vale la pena que hablemos de ellos.

MB: Así como decíamos que conviene estudiar la relación entre el escritor y el socialismo, dentro de un estado socialista, creo que también deberíamos estudiar los problemas derivados de la presencia de un escritor revolucionario dentro de una sociedad de impron­ta capitalista, o sea dentro de un mercado de consumo.
RD: Cuando apuntábamos que un escritor inser­to en un país socialista puede caer en la tentación de la industria mundial del espectáculo editorial, o sea la industria que persigue la enajenación de las masas populares, estábamos señalando un peligro real pero también excepcional. En cambio el escritor que trabaja en el mundo capitalista, vive inmerso n una situación presidida por un gran aparato que por lo general está al servicio de la ideología del enemigo, y por lo tanto corre el riesgo de convertirse en su víctima inmediata. Aun el escritor que se rebela, aun el escritor que es digno de su papel y lucha contra la enajenación, puede ser una víctima de ese aparataje y ser aludido desde diferentes niveles.


MB: Algo así como una "operación seducción".
RD: O una "operación soborno", que incluye maniobras destinadas a dotarlo de, una buena conciencia a pesar de las concesiones que poco a poco se le puedan arrancar. Todo está destinado a un fin último: asimilarlo al gran aparato de enajenación, montado en contra de nuestras masas populares.

MB: El mero hecho de neutralizarlo, ¿no es acaso un buen dividendo para el enemigo?
RD: Desde luego, en este aspecto el enemigo ejerce una acción cotidiana, costosísima, que se manifiesta en todos los órdenes de la vida cultural: ediciones lujosas, excelente promoción del libro, gloria efímera, la posibilidad de convertirse en una suerte de prostituta intelectual, muy bien pagada, o un payaso simpático, al servicio de los intereses más inconfesables, aunque a veces, en los mejores y más inocentes de los casos, no se tenga conciencia de ello. Lo que me produce preocupación es que tales maniobras de seducción alcancen a muchos de nuestros compañeros y que éstos no adviertan que al caer en la falta de seriedad, en la payasada, o en, las concesiones directas al enemigo, están contribuyendo a crear en lo
s pueblos la imagen de que al intelectual promedio sólo le interesa la frivolidad, la publicidad, la tontería.


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