domingo, 31 de mayo de 2009

NICOLAS GUILLEN

Nicolás Cristóbal Guillén Batista,
que más tarde firmará sus versos simplemente como Nicolás Guillén, nace en la provincia de Camagüey el 10 de julio de 1902, el mismo año en que la República de Cuba inicia su vida como país independiente, por lo que puede decirse que el poeta nace con su patria, a la que su destino y su canto estarán íntimamente ligados en sus luchas, afanes, y esperanzas. Hijo de padres mulatos, el joven Guillén llevará al nacer el mestizaje blanquinegro en sus venas, que será la síntesis de la cubanidad y que le dará, al mismo tiempo, la materia prima de su canto.
En Camagüey recibe la educación primaria de la época, profundamente marcada por el catolicismo. Esta formación devota, junto a las ideas igualitarias de su padre, senador de Camagüey por el partido liberal, serán la semilla que sembrará en su mente, desde muy joven, ese sentido de justicia y solidaridad que servirá de alimento a su poesía y a sus actos durante todas las etapas de su vida. A la edad de 15 años, y cuando se hallaba en el difícil paso de la infancia a la adolescencia, pierde a su padre, asesinado por soldados del régimen conservador durante las contiendas de la guerra civil de 1917.

El joven Guillén debe sufrir el dolor de este cercenamiento espiritual y enfrentarse a los desafíos de la vida librado a sus propias fuerzas, pero la poesía viene pronto en su auxilio. Por este tiempo cursa los estudios de secundaria en el Instituto de Bachillerato de Camagüey y asiste, al mismo tiempo, a las lecciones de preceptiva literaria que dictaba en horario nocturno el profesor Tomás Vélez, clases que le permiten ahondar en el conocimiento de los autores del Siglo de Oro español —Quevedo, Góngora, Lope de Vega, Cervantes—, y le proporcionan elementos de análisis y un sentido del ritmo y del rigor formal que no lo abandonará.
A los 16 años aprende el oficio de tipógrafo y consigue trabajo como tal en el periódico El Nacional, ocupación que desempeña simultáneamente con sus estudios de bachillerato en el instituto público de su ciudad en cuyas aulas empieza a escribir sus primeros versos. Publica sus primeros poemas a la edad de 18 años en la revista local Camagüey Gráfico.

Sus creaciones pronto trascienden el ámbito provinciano y son reproducidas en la revista Castalia de La Habana cuyas páginas acogían las producciones de la más joven promoción de poetas. Esta temprana actividad literaria le permite ser incluido en la abigarrada compilación Poetas jóvenes de Cuba, que realiza el director de Castalia, Paulino G. Báez en 1923.

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A los 18 años de edad termina el bachillerato y viaja a La Habana para cursar estudios de derecho, que pronto se ve obligado a abandonar por carecer de los medios económicos que le permitan mantenerse. En la capital empieza pronto a trabajar como periodista en el diario Las Dos Repúblicas y asiste los viernes por la noche a la tertulia iconoclasta del café Martí. Esta experiencia le permite entrar en contacto con las tendencias renovadoras del postmodernismo y adquirir una visión crítica diferente del quehacer poético. Su situación económica, sin embargo, se hace cada vez más precaria y, luego de dos años de estudio, se ve forzado a regresar a Camagüey.
En la provincia se dedica al periodismo y a la vida bohemia, trabaja como periodista en el diario El Camagüeyano y funda la revista de poesía Lis, de la que aparecen dieciocho números. Durante aquellos años reúne los poemas escritos hasta entonces bajo la influencia todopoderosa de Rubén Darío en un libro titulado Cerebro y corazón, que nunca llega a publicar por pudor crítico, ya que su experiencia habanera de 1921-22 le evidenciaría, de algún modo, que se habían registrado signos renovadores en la poesía cubana desde los inicios de la segunda década.
Al cabo de cuatro años obtiene el cargo de mecanógrafo en la secretaría de la gobernación y, gracias a este trabajo, logra regresar a La Habana y proseguir su actividad artística y literaria en la capital. Por aquellos años empieza a colaborar con el suplemento literario dominical de El Diario de la Marina, publicación en la que da a conocer las nuevas formas de expresión procedentes de las diversas tendencias artísticas y literarias surgidas de las vanguardias europeas que en la isla apenas empezaban a cultivarse.
A la edad de 27 años rompe su silencio de un lustro y publica en un semanario local sus Versos de ayer y de hoy, suerte de antología de su obra anterior y de su transitoria fase vanguardista, que le sirve de entrada a los círculos literarios habaneros. La búsqueda vanguardista de Guillén pronto va a rendir sus frutos al publicar en El Diario de la Marina en 1930 y dentro de la sección Ideales de una raza un suplemento que contenía los poemas de su primer libro, Motivos de son, versos que se convierten pronto en un verdadero acontecimiento cultural en la isla ya que con ellos se da inicio a una nueva etapa de la poesía cubana, en la que la palabra adquiere caracteres inconfundiblemente autóctonos y rasgos específicamente nacionales. En estos versos el pueblo negro, secularmente preterido, aparece retratado con su dicción y vocabulario peculiares dentro del molde rítmico folclórico del son, formando una serie de magníficas estampas que lo sitúan como protagonista fundamental e insoslayable de la cultura y el sentimiento de la isla.
Un año más tarde, y cuando Guillén aún no arribaba a los 30 de su edad, publica su segundo libro Sóngoro cosongo, que desde la onomatopeya de su título, muestra el propósito explícito del poeta de plasmar en la poesía las raíces africanas de su isla con su ritmo y con su voz. Este libro le vale el reconocimiento de la crítica como precursor de la llamada poesía negra antillana, hallazgo lírico que el poeta no abandonará en adelante pero que se irá inclinando, cada vez más, a lo social debido a los acontecimientos políticos que suceden en torno suyo.
Este cambio resulta fácilmente perceptible en su siguiente libro, West Indies Ltd., publicado cinco años más tarde, cuyo irónico título en inglés es ya una denuncia de la explotación sufrida por el archipiélago antillano. En estos versos, percutientes y sonoros, el poeta se mantiene fiel a su hallazgo de lo poético cubano pero acentuando su incursión en el dominio de lo social, de tal manera que la protesta, que apenas se esbozaba en Sóngoro cosongo, termina por transformarse en la rebeldía de la charanga de Juan el Barbero cuyo ritmo y cuya letra ya no invitan al baile sino a la lucha frontal y definitiva que ha de suprimir la injusticia secular y trazar un futuro de esperanza y libertad para la isla:
Las cañas —largas— tiemblan de miedo ante la mocha. Quema el sol y el aire pesa. Gritos de mayorales restallan secos y duros como foetes. De entre la oscura masa de pordioseros que trabajan, surge una voz que canta, brota una voz que canta, sale una voz llena de rabia, se alza una voz antigua y de hoy, moderna y bárbara: —cortar cabezas como cañas, ¡chas, chas, chas! Arder las cañas y cabezas, subir el humo hasta las nubes, ¡cuando será, cuando será!
Los méritos y reconocimientos alcanzados por su obra en el ámbito nacional e internacional permiten que Guillén logre obtener un trabajo en el departamento de Cultura del Municipio de La Habana, cargo en el que, sin embargo, no permanece mucho tiempo pues su vinculación con la revista Mediodía, órgano de expresión de los escritores de izquierda, lo convierte en persona non grata para el gobierno, que lo destituye de su cargo e inicia un juicio en su contra en el que resulta finalmente absuelto. Este incidente solo ha de servir para que el poeta reafirme su solidaridad con los oprimidos del mundo y con la causa de la lucha obrera, cuya bandera será la suya en adelante. Esta toma definitiva de partido viene a ser ratificada por un acontecimiento internacional, la guerra civil española cuyo eco de dolor y muerte es sentido de manera muy honda por el poeta, quien expresa su solidaridad con la República amenazada en el poemario España. Poema en cuatro angustias y una esperanza.
En 1937 viaja a México, país en el que publica su libro Cantos para soldados y sones para turistas, texto en el que, sin descuidar el lenguaje poético, apela a la conciencia de los trabajadores convertidos en soldados que defienden intereses ajenos para que vuelvan los ojos hacia su origen proletario y se solidaricen con los intereses de su pueblo y de su clase. Estos poemas muestran cómo la poesía puede brindar testimonio de su momento histórico sin menoscabar el arte.
De México parte a España para participar en el II Congreso Internacional de Escritores para la Defensa de la Cultura, viaje que realiza en compañía, entre otros intelectuales, de Octavio Paz y de Alejo Carpentier y, luego de participar en diversos actos, prosigue con la delegación de intelectuales latinoamericanos hacia París pero retorna pronto a España para permanecer al lado de los defensores de la República. Desde Madrid publica numerosas crónicas sobre España que son reproducidas por la revista Mediodía en Cuba.
En 1938 regresa a Cuba y desarrolla hasta 1944 una intensa actividad cultural y política que incluye los cargos de redactor del diario Hoy, coeditor de la revista Gaceta del Caribe, y el puesto de miembro del Comité Nacional del Partido Comunista.
En 1945 parte a Venezuela invitado por la asociación de escritores de ese país e inicia una gira de tres años por Latinoamérica que lo llevará de Colombia a Argentina, pasando por Perú, Chile, Brasil y Uruguay. La resonancia alcanzada por su obra convierte a Guillén en una de las principales voces de la poesía viva de su tiempo y su nombre adquiere cada vez mayor presencia en el ámbito de la cultura internacional, situación que le permite prolongar su periplo por ciudades como París, Praga, Moscú, Sofía, Budapest y Nueva York.

A su regreso a Cuba es detenido y llevado a un grotesco juicio en el que se lo acusa de subversión a causa de las sátiras políticas que publicaba en el diario Hoy y en las que denunciaba, con humor e ironía, hechos y personajes concretos de la actualidad nacional e internacional. Finalmente es absuelto junto a los demás colaboradores del diario Hoy, pero el periódico es clausurado por el gobierno. Publica entonces su Elegía a Jesús Menéndez, representante de los obreros del azúcar que había sido asesinado por esbirros de la dictadura de Batista y viaja como delegado de Cuba a Santiago de Chile para participar en el Congreso Continental de la Cultura. En el país austral es sorprendido por el suceso de la toma del Cuartel Moncada que lo condena indirectamente a un largo destierro que se prolonga hasta 1959, año en que, con el triunfo de la revolución cubana, regresa al país.
Las experiencias ganadas durante los viajes incesantes que realiza en este período son recogidas en el libro La paloma de vuelo popular, publicado en la colección Poetas de España y América, que dirigía Rafael Alberti.
En este libro los temas de la injusticia, la esclavitud y el colonialismo, simbolizados en el trabajo de los obreros en los cañaduzales, asumen un primer plano no solo por la denuncia que encierran sino porque los mismos parecen, por fin, llegar a término ante el inminente advenimiento de un reino de justicia y fraternidad. Con el triunfo de la revolución el poeta es convertido en un símbolo nacional del carácter popular que la revolución desea imprimir a su gobierno. Asume la presidencia de la UNEAC (Unión de Escritores y Artistas de Cuba) y reemprende su vida itinerante, pero ahora como embajador extraordinario del servicio de relaciones exteriores de Cuba. Durante este período visita, entre otros países, Brasil, Chile, Francia, la URSS, Checoslovaquia y Hungría.
En 1964 publica su libro
Tengo, texto en que, desde su título, el poeta sigue brindando testimonio de su apoyo a la revolución, pero no para cantar como antaño sus promesas sino para festejar sus logros: «[...] Tengo, vamos a ver, / tengo el gusto de andar por mi país, / dueño de cuanto hay en él, / mirando bien de cerca lo que antes / no tuve ni podía tener. [...]».
Continúa viajando por países de Latinoamérica y Europa oriental. En 1968 publica El gran zoo, libro en que Guillén parece estar de vuelta de todos los artificios y aventuras de su tiempo pues, con un estilo sucinto y juguetón, nos muestra la riquísima gama de seres maravillosos que pueblan la geografía latinoamericana —el
Aconcagua, ciclón, el mar Caribe— como si se trataran de animales mitológicos enjaulados en un fantástico e imaginario jardín zoológico. Por esta época su salud empieza a verse quebrantada por su extraordinaria actividad itinerante y en 1971, cuando estaba a punto de cumplir los 70 años, sufre graves trastornos cardiacos que lo llevan a ser internado durante un largo periodo en el hospital. Como consecuencia de esta enfermedad su salud queda quebrantada y, en adelante, tendrá que llevar una vida más reposada que lo obliga a restringir su actividad diplomática y limitarse, únicamente, a la creación poética que sigue desarrollando incesantemente desde su retiro en La Habana. Al llegar a su décimo séptimo aniversario recibe múltiples homenajes y la UNEAC publica el primer tomo de sus obras completas. Aparecen también los libros La rueda dentada y el misceláneo volumen El diario que a diario.
En 1978 publica Por el mar de las Antillas anda un barco de papel: poemas para niños mayores de edad. Al llegar a su décimo octavo aniversario recibe el doctorado honoris causa de la Universidad de Burdeos y la Orden José Martí, máximo reconocimiento honorífico de su país.


La UNEAC publica en dos volúmenes la compilación de su Obra poética completa. En 1983 recibe el Premio Nacional de Literatura de Cuba y seis años más tarde, en 1989, muere después de una larga enfermedad.

POEMAS EN SU VOZ






Y cuando pienso que van a darme pena,aprieto bien los dientes y cierro bien los ojos.Pienso en mis largos días sin zapatos ni rosas.Pienso en mis largos días sin sombrero ni nubes.Pienso en mis largos días sin camisa ni sueños.Pienso en mis largos días con mi piel prohibida.Pienso en mis largos días.
—No pase, por favor. Esto es un club.
—La nómina está llena.
—No hay pieza en el hotel.
—El señor ha salido.
—Se busca una muchacha.
—Fraude en las elecciones.
—Gran baile para ciegos.
—Cayó el Premio Mayor en Santa Clara.
—Tómbola para huérfanos.
—El caballero está en París.
—La señora marquesa no recibe.
En fin, que todo lo recuerdo.Y como todo lo recuerdo,¿qué carajo me pide usted que haga?Pero además, pregúnteles.Estoy segurode que también recuerdan ellos.

(Tomado de La rueda dentada, en Obra poética 1920-1972,La Habana, Instituto Cubano del Libro, 1972.)
Apunte biobibliográfico
Nicolás Guillén, Poeta Nacional de Cuba, nació el 10 de julio de 1902, en Camagüey, capital de la provincia cubana del mismo nombre, hijo del periodista Nicolás Guillén y de su esposa Argelia Batista Arrieta, única responsable de la formación de sus hijos desde que el padre, a quien el poeta evocaría mucho después en su intensa "Elegía camagüeyana", muriera, a manos de soldados que reprimían una revuelta política, en 1917.
El joven Guillén termina sus estudios de bachillerato alrededor de 1919 y comienza a publicar sus versos en 1920, colaborando en revistas como Camagüey Gráfico, en su ciudad natal, u Orto, de Manzanillo. En 1922 conforma un volumen de poesía de corte modernista, Cerebro y corazón, que sólo verá la luz cuando, medio siglo más tarde aproximadamente, aparezcan sus Obras completas. También en 1922 comenzó a estudiar Derecho en la Universidad de La Habana, cuyas aulas abandonó
en breve, llevado por el desencanto que plasmaría en el poema, "Al margen de mis libros de estudio", en el que satiriza la mediocridad de la vida universitaria que conoció. El texto, publicado en el número inaugural de la revista Alma Mater, en cuya directiva figuraba Julio Antonio Mella, tuvo ya cierta notoriedad polémica en su momento. De regreso a Camagüey, Guillén organiza y dirige la revista Lys, y desempeña diversos oficios, entre ellos el de corrector de pruebas, y luego redactor en el diario El Camagüeyano. Allí estuvo a cargo de una sección, "Pisto Manchego", en la que el Guillén periodista mezclaba temas de actualidad nacional o mundial con el anuncio de productos comerciales. También fue empleado del Ayuntamiento de Camagüey.
En 1926, regresa a La Habana en busca de un cambio de vida. Obtiene un trabajo en la Secretaría de Gobernación, y decide instalarse en la capital cubana, donde se intensifican sus intereses literarios e intelectuales. Allí y en esa época conocería a Federico García Lorca, que había sido invitado por Fernando Ortiz para impartir unas conferencias, y al gran poeta negro norteamericano Langston Hughes, cuya amistad e influencia serían sumamente importantes para Guillén.

En abril de 1930, escribe sus Motivos de son, que, al publicarse en el Diario de la Marina, lanzan al poeta a la celebridad no exenta de polémica, pero de una amplia resonancia popular que la musicalización de los textos (por Alejandro García Caturla y los Grenet) habría de confirmar. La publicación de Motivos de son, además, estrechó su permanente amistad con otro gran poeta, también camagüeyano: Emilio Ballagas.
En 1931, y gracias a haber ganado un premio de lotería, puede sufragar la publicación de Sóngoro cosongo; poemas mulatos, un libro de mayor estatura artística y de vocación reflexiva sobre la cultura cubana, objeto de una admirativa carta de Miguel de Unamuno a Guillén, fechada el año siguiente.
Entre 1931 y 1934, Guillén va madurando gradualmente su modo de ver y analizar la realidad cubana y caribeña. En 1934 se produce en Cuba el golpe militar de Fulgencio Batista: la situación política y económica del país es convulsa y está sujeta a la política de intervención de los Estados Unidos. En este año, su nuevo poemario, West Indies, Ltd. da cuenta de su crecimiento intelectual, que lo orienta hacia posiciones cada vez más comprometidas y más críticas sobre el desequilibrio social y económico de su país. En 1936 se incorpora a la redacción de la revista Mediodía, que llegará a dirigir en 1937, con Carlos Rafael Rodríguez como subdirector. Vinculado a otra importante figura cultural y política del momento, Juan Marinello, Guillén viaja a México el 19 de enero de 1937, para participar en el congreso organizado por la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios de México. Su estancia mexicana tuvo honda repercusión en su trayectoria, pues le permitió relacionarse con artistas como Silvestre Revueltas, José Mancisidor, Diego Rivera o Alfaro Siqueiros. Es en esta época cuando publica el poemario de fuerte entonación popular Cantos para soldados y sones para turistas, con prólogo de Juan Marinello
.Rafael Albeti, sobre Nicolas Guillen
También publica en México su poema España. Poema en cuatro angustias y una esperanza.
En 1937, en plena guerra civil, viaja a España para participar en el II Congreso Internacional de Escritores para la Defensa de la Cultura, celebrado en Barcelona, Valencia y Madrid. Se relaciona con lo más destacado de la vida intelectual del momento (Antonio Machado, Miguel Hernández, Pablo
Neruda, Rafael Alberti, César Vallejo, León Felipe, Juan Chabás, Octavio Paz, Tristán Tzara, Anna Seghers, Ilya Ehrenburg y Ernest Hemingway, a quien conociera en Cuba), y Manuel Altolaguirre edita su España. Poema en cuatro angustias y una esperanza. Conmovido por cuanto ve y experimenta en la España en guerra, Guillén ingresa al Partido Comunista, en el que militará hasta su muerte.
De vuelta a su patria, acompañado por León Felipe, su situación no es fácil, entre otras razones porque el Partido Comunista se hallaba en plena ilegalidad y por la enorme inestabilidad económica y política del país. Entre 1939 a 1941 el poeta consagró buena parte de su tiempo a una intensa labor política y cultural (en 1940 se presenta, sin éxito, como candidato a las elecciones para alcalde de la ciudad de Camagüey, por el Partido Unión Revolucionaria Comunista), a través del periódico Hoy y del Frente Nacional Antifascista, del cual era dirigente.
En marzo de 1944, con José Antonio Portuondo, Mirta Aguirre y Ángel Augier, Nicolás Guillén funda la revista Gaceta del Caribe, que, a pesar de su indudable estatura literaria y cultural, apenas alcanza a sobrevivir hasta los dos últimos meses de ese año.
En noviembre de 1945, Guillén inicia una gira por América del Sur, que habrá de resultar fundamental tanto para su proyección continental como para el desarrollo posterior de la perspectiva americanista de su obra, pues durante su visita a Venezuela, Colombia, Perú, Chile, Argentina, Uruguay y Brasil sostiene intercambios con lo más destacado de los artistas e intelectuales, y se profundiza su visión de América.
En 1947 publica en Buenos Aires El son entero. Cuatro años después, en 1951, publica su Elegía a Jesús Menéndez, homenaje al líder obrero cubano con quien había mantenido una estrecha amistad. Ese mismo año participa en el Consejo Mundial por la Paz, en Praga y en Viena. Al año siguiente, viaja a la Unión Soviética, a la República Popular China y a Mongolia. En Cuba escribe Las coplas de Juan Descalzo y publica la Elegía cubana;
Dolores Ibarruri, La Pasionaria, sobre Nicolas Guillen
El Semanario La última Hora, en el que colabora, le dedica un número especial para unirse a la celebración de su cincuentenario, en medio de una situación política cada vez más difícil para él, que se agrava después del golpe de estado de Batista en 1952 contra el gobierno de Prío Socarrás: las circunstancias en la Isla lo obligan al autoexilio, pues en su patria estaría condenado a prisión por la dictadura.
En 1954 viaja a Estocolmo, para participar en el Congreso de la Paz, y recibe el Premio Lenin de la Paz. En 1956 viaja a París, Bucarest, Varsovia, Budapest, Praga y Bruselas. En 1958 está en París y en 1959 el triunfo revolucionario en Cuba lo sorprende en Buenos Aires, donde se había publicado recientemente La paloma de vuelo popular: de inmediato regresa a Cuba y escribe su soneto "Che Guevara" para el semanario Propósitos.
En el año 1960 publica ¿Puedes? En 1961 se realiza en La Habana el Congreso en el que se funda la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), de la que Guillén es elegido Presidente, cargo que detentará hasta su muerte, y a través del que mantendrá una directa participación en la vida
cultural del país. En 1962 publica Prosa de prisa, recopilación de sus textos periodísticos, crónicas, y comentarios sobre temas diversos, y la Universidad de La Habana, la Casa de las Américas, el Consejo Nacional de Cultura, la UNEAC y otras instituciones celebran su 60 aniversario. Publica Balada.
En 1964 se publican sus Poemas de amor, Tengo y su Antología mayor; en 1967 aparece El gran zoo, y en 1969 sus Cuatro canciones para el Che, muerto en Bolivia dos años antes. En 1972 publica La rueda dentada y Diario que a diario. Ese mismo año se celebra en Cuba su 70 aniversario con la aparición del primer tomo de sus Obras Completas, y se le concede en Roma el Premio Viareggio.
En 1979 se publica su Nueva antología mayor y dos años después se lleva a cabo la publicación de su Obra poética en dos tomos. En 1983 recibe en Cuba el Premio Nacional de Literatura, y desde entonces se suceden las ediciones de sus obras y nuevas recopilaciones de textos, como Todas las flores de abril (poesía) en 1993, o América. Sueña y fulgura (crónica), Cuba. En ala de nuestro tiempo (crónica) y España. Al alcance del sueño (crónica), en 1995.
Después de una larga enfermedad, la muerte lo había sorprendido el 17 de julio de 1989.
Nicolás Hernández Guillén habla de su abuelo VIDEOS

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