"Sería ocioso hablar de la poca importancia que se le otorga al trabajador cultural en nuestra patria; del total abandono de organismos, planes y establecimientos educacionales, del incontrolado avance de una economía que permite el negociado y sigue oprimiendo a las clases menos pudientes (…); de la infame clausura de imprentas y publicaciones que cumplían positivas tareas culturales; sería ocioso hablar del incremento de burócratas y desocupados (…). Sería ocioso hablar de de todo eso y de las crisis que nos suceden y de la necesidad de romper formas y cambiar estructuras y de la muerte de un orden social y el nacimiento de otro. Sería tan ocioso si no fuera tan necesario".
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Roberto Jorge Santoro nació en Buenos Aires el 17 de abril de 1939. Fundador de la revista literaria El Barrilete y de publicaciones como Gente de Buenos Aires y Papeles de Buenos Aires, tiene en su haber los siguientes títulos: Oficio desesperado (Ediciones Cuadernos del Alfarero, 1962); De tango y lo demás, fragmento (Editorial Barrilete, 1962); El último tranvía, plaqueta (Editorial Barrilete, 1963); Nacimiento en la tierra (Ediciones Cuadernos Australes, 1963); Pedradas con mi patria (Editorial Barrilete, 1964); De tango y lo demás (Editorial Barrilete, 1964); En pocas palabras, plaqueta (Ediciones Hechas a mano, 1967); Literatura de la pelota, recopilación sobre el tema del fútbol (Editorial Papeles de Buenos Aires, 1971); A ras del suelo (Editorial Papeles de Buenos Aires, 1971); Desafío (Editorial Gente de Buenos Aires, 1972); Uno más uno humanidad (Ediciones Dead Weight, 1970); En esta tierra lo que mata es la humedad (tragedia musical representada en Buenos Aires, 1972); En esta tierra (canciones; música de Raúl Parentella; canto Kiko Fernández; Music Hall, 1972, disco L.P.); Poesía en general (Editorial Papeles de Buenos Aires, 1973); Cuatro canciones y un vuelo (Editorial Gente de Buenos Aires, 1973); Las cosas claras (anti-libros "La trenza loca", 1973); Lo que no veo no lo creo (canciones; música y canto Jorge Cutello, 1974); No negociable, carpeta (Editorial Papeles de Buenos Aires, 1975); De Santoro (Homenaje a R. J. Santoro realizado en Madrid por poetas, escritores y artistas en general represaliados en Argentina, Ediciones del Rescate, 1979).
Roberto Jorge Santoro fue secuestrado por elementos del terrorismo de Estado el 1° de junio de 1977, quienes se lo llevaron ilegalmente de su lugar de trabajo: la Escuela Nacional de Educación Técnica N° 25 Teniente Primero de Artillería Fray Luis Beltrán, en la calle Saavedra del barrio de Once, donde el poeta prestaba servicio de preceptor con el cargo de subjefe. Hasta hoy se encuentra desaparecido. Una plaza de Buenos Aires, en Avenida Forest y Teodoro García, lleva su nombre.
Poesía y política en la Feria del Libro
Se presentó Obra poética completa. 1959-1977, de Roberto Santoro
El martes 5 de mayo se presentó en la Sala Leopoldo Lugones, colmada de asistentes, el libro del poeta desaparecido, recientemente editado por Razón y Revolución.
A pesar de que el día y el horario cedidos por la feria obstaculizaban la presencia de aquellos que deben cumplir una jornada laboral, asistieron cerca de 150 personas, llegando casi al límite de la capacidad máxima de la sala.
Con gran emoción y dolor, familiares, amigos y colaboradores de Santoro compartieron con el público palabras cargadas de sentimientos y búsquedas. Algunos eligieron la poesía, otros recordaron fragmentos de su vida junto a Roberto, pero todos coincidieron en presentar a un Santoro vivo y militante.
Abrió el panel Paula Santoro, hija del poeta desaparecido, quien agradeció a la editorial de Razón y Revolución, por haber publicado el libro y leyó unas palabras que había escrito una docente de la escuela donde trabajaba su padre. Luego, el actor y director de teatro, Lorenzo Quinteros, leyó una selección de poemas del libro. Entre la emoción y el recuerdo de todos los presentes, pasaron por el micrófono sus viejos compañeros y amigos, como Carlos Patiño, José Antonio Cedrón, Miguel Ángel Rosissi, Gerardo Berestein, Rafael Vazquez y Vicente Zito Lema, muchos de los cuales trabajaron en la Revista Barrilete, dirigida por Santoro. También participó del panel el actor Raúl Rizzo, quien interpretó maravillosamente uno de los poemas del libro, emocionando al auditorio con su lectura. Rodolfo Matarollo, consultor en materia de derechos humanos de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, también pasó por el panel de expositores, planteando la importancia de desarrollar una política de la memoria. Al cerrar las exposiciones, el poeta Vicente Zito Lema hizo especial hincapié en la necesidad de recordar a Santoro, no sólo desde la memoria del pasado sino desde la importancia de la lucha presente. Reivindicó así, que una editorial como Razón y Revolución, integrada por hombres y mujeres jóvenes haya dado luz a estas obras completas, sobre todo para que puedan ser leídas por las nuevas generaciones que no conocían a Roberto y que están llamadas a comprometerse en la lucha actual.
Luego de todas las intervenciones, las luces de la sala se apagaron para poder apreciar la reproducción de un breve pero intenso video que reunía fotos de Santoro junto a sus amigos, compañeros y familiares, mientras se escuchaba la voz del poeta, leyendo su poesía y conversando con un periodista que lo entrevistaba. Los últimos minutos del video, trajeron a Santoro a nuestro presente, más que nunca: de fondo, el sonido del poema de Santoro “Coplas para el pueblo”, musicalizado por el grupo Río Rojo con la melodía de “Guantanamera”, se mezclaba con imágenes de hoy y de ayer, dando cuenta de que se trata de una misma lucha: los cartoneros, la Plaza de Mayo en el 2001, el Puente Pueyrredón repleto de piqueteros, banderas rojas en las marchas, aparecían en la pantalla junto a otras fotos en blanco y negro, para recordarnos que ni Santoro ni su pelea están muertos, sino que viven en este presente tan pleno de luchas y de potencialidades.
Charlando con Roberto Jorge Santoro
Fue hace tiempo, allá por los años sesenta del siglo pasado, cuando caíste a las reuniones de nuestro Grupo de Poetas de El Pan Duro y nos conocimos y tengo dos libros tuyos dedicados con esa intimidad interesante que es, al dedicar el libro, en un golpe de magia, las palabras de la dedicatoria bailaban abrazadas al título del libro.
Es cierto que "fuiste un pájaro cuando tuviste un trompo" pero también fuiste viento y brisa, coleando cuando inventaste nuevamente el barrilete.
Y esa cola del barrilete navegando en el tiempo que eran los "Informes de..." Y era aquella época en que todos los grupos de poetas que pateábamos en la misma vereda estábamos unidos y me invitaron a participar en el "Informe sobre Santo Domingo", cuando el 25 de mayo de 1965 los canallas del planeta la invadieron para poner su orden (creo que te lastimaría mucho saber a qué nivel de monstruosidades han llegado ahora). Los poetas que estamos todavía con la pólvora fresca de nuestro grito seguimos denunciando. ¿Te acordás? Había tal unidad que fundamos aquella Federación de revistas y Grupos de Poetas Independientes que abarcó todo el país.
Me pidieron si podía hacer una nota en homenaje a Santoro. No, yo sólo puedo ponerme a caminar a tu lado para vivir la ciudad juntos, porque vos también, como Raúl González Tuñón, como Mario Jorge De Lellis, somos los poetas que escriben caminando por la calle, viendo y viviendo la vida. No voy a nombrar los libros que escribiste porque ya se saben. En tu barrio de siempre hay una plaza con tu nombre. Hemos estado allí para conversar con vos. He tenido el gran placer de conocer a tu hija que dice tus poemas con el mismo calor con que vos escribías.
Te cuento, esto que escribo es para una revista que está renaciendo, se llama Discepolín porque el Centro Cultural se llama Santos Discépolo y queda en un barrio bien barrio, Avda. La Plata y Cobo. Date una vuelta cuando quieras.
Te esperamos. Hombres como vos siguen siendo muy importantes para ponerle el hombro a este país. Hasta siempre muchacho.
Julio César Silvain
Fuente: Discepolín, publicación del Centro Cultural Enrique Santos Dicépolo, Año 3 Nº 12, 2003.
Soplan nuevos vientos y, otra vez, Roberto Santoro se eleva, atento al piolín, cabeceando alto. Vuelven los poemas tristes y los rebeldes, los de amor y dolor, esperanza y alegría. Todos ellos componen a un artista cuya pena duró lo que duró la búsqueda. Pero que siempre, como un puente tendido, fue en camino de las relaciones: de la solidaridad, de la libertad positiva; en suma, de todo aquello que constituye la felicidad de un militante. Porque no es el poeta de lo popular, sino el de la lucha, porque su obra no es una reivindicación del tango, ni del fútbol, sino una bellísima puesta en palabras del recorrido vital que experimenta todo aquel que se reafirma revolucionario.
Aquel poeta que siempre estuvo volcado hacia los otros, que siempre fue plural, que nunca declinó ante el solipsismo, encontró la alegría. Y echó a volar sus poemas. Supo expresar aquellas luchas en las que andaba y las que hoy tenemos por delante. Su vida-obra es el pasado que heredamos. Sus últimos pasos serán los primeros de las nuevas generaciones, que no nacerán vírgenes, afortunadamente. Tendrán detrás una historia de la que aprender. En ella, Santoro, el preceptor, sigue cumpliendo su tarea.
Biografía del autor
Roberto Jorge Santoro nació en Buenos Aires, en 1939. En su vida sobresalen los proyectos colectivos antes que los individuales. Publicó varios libros con sus poemas, siempre en colaboración con artistas que los ilustraban, como Pedro Gaeta y Oscar Smoje. También colaboró con músicos y actores (Raúl Parentella, Lorenzo Quinteros, Jorge Cutello), editó discos y puso en escena obras teatrales. Fue el alma mater de la revista Barrilete y de la editorial Papeles de Buenos Aires. Siendo miembro del PRT-ERP, militó activamente en el Frente de Trabajadores de la Cultura y en el FAS, junto con Haroldo Conti y Humberto Costantini. El 1º de junio de 1977 fue secuestrado por un grupo de tareas de la dictadura. Aún permanece desaparecido.
2 comentarios:
Fue tan hermoso encontrarme con este material de Santoro... realmente emocionante!!! lo sentí tan cerca. Su literatura y su posición ante la vida en sociedad me emocionaron desde siempre. Mi primer contacto con él fue cuando tenía 10 años, con uno de sus poemas: "Dos manos al bolsillo".
Vengo a dar con este programa recién ahora. De ahora en más no me desprendo de Atrapados en libertad jaja.
Un abrazo, que llegue con fuerza
Muy alegre, Jesu Guzmán
LLEGO TU ABRAZO CON MUCHA FEURZA!!!
MUCHISIMAS GRACIAS, OTRO ABRAZO GRANDE!!!
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