martes, 14 de septiembre de 2010

ISAURO ARANCIBIA


# Lo acribillaron a balazos en el local del gremio docente tucumano, el 24 de marzo de 1976, junto a su hermano Arturo.

# Maestro desde muy joven, fue de los primeros dirigentes docentes populares. En la década del '50.

# Es recordada su actuación en las huelgas del '58 por el Estatuto del Docente. Se luchaba por la enseñanza laica y libre, por la equiparación salarial de los maestros provinciales con los nacionales.

# Su accionar estuvo dirigido a mejorar la legislación en educación.

...Y lo logró:

# Se crearon las juntas de clasificación con representación docente

# Régimen de licencia.

# Bonificación por zona.

# Bonificación por antigüedad.


  • Para imponer el proyecto educativo iniciado el 24 de marzo de 1976, y legalizar el desguace de la nación, se necesitó la emblemática muerte de un maestro.
  • Isauro sabía que lo tenían como una amenaza, sabía que lo cercaba la muerte.
  • A las 3 de la madrugada los matones de la obediencia debida destrozaron la puerta del sindicato a culetazos.
  • Estaban él y su hermano Arturo...
  • Hoy sigue siendo un ejemplo de la mayoría de los trabajadores de la educación de nuestro país.

  • PODES ESCUCHAR EL PROGRAMA



    DESCARGA DIRECTA DESDE AQUI


    Francisco Isauro y Arturo René Arancibia fueron asesinados el 24 de marzo de 1976 por personal civil y policial en el local de la Agremiación de Educadores de la Provincia (A.T.E.P.) donde residían. Francisco Isauro había recibido amenazas de la Triple A. Una de ellas decía:

    "Francisco Isauro Arancibia ya te advertimos una vez lobo disfrazado de oveja, están sentenciado a muerte: serás ejecutado como todos los extremistas. Te damos la última oportunidad: debes desaparecer antes del 1 de marzo cuando terminemos en Córdoba se inicia la etapa final en Tucumán. ‘Adiós guerrillero' A.A.A.".

    TOMADO DE: DESAPARECIDOS.ORG

    MAS INFO AQUI

    Isauro Arancibia fue un maestro y dirigente sindical argentino, oriundo de Monteros, Tucumán. Uno de los fundadores de la Confederación de Trabajadores de la Educación de la República Argentina (CTERA). Asesinado el 24 de marzo de 1976.

    Maestro rural desde muy joven, llegó a dirigir la Agremiación de Trabajadores de la Educación Provincial (ATEP), y desde allí impulsó la unidad de todos los gremios, principalmente con la FOTIA de Atilio Santillán. Fue protagonista del proceso que llevaría a la fundación de CTERA, de la que fue su Secretario General Adjunto.

    En la noche del 24 de marzo, un grupo de tareas integrado por policías y civiles irrumpe en el local de ATEP, donde Arancibia vivía junto a su hermano Arturo. Con dos escopetas de caza, resistieron y dieron muerte a uno de los asesinos, cayendo ellos después. El cuerpo de Isauro Arancibia tenía ciento venite balazos (y su hermano Arturo, setenta).

    En su homenaje, una decena de escuelas argentinas llevan su nombre, al igual que el auditorio de la Central de los Trabajadores Argentinos y diversas agrupaciones sindicales docentes. El documental “Maestros del viento” relata su vida, al igual que el libro “La oruga sobre el pizarón”, del escritor tucumano Eduardo Rozenvaig.




    Fragmentos de
    La Oruga y el Pizarrón
    Libro por Eduardo Rosenzvaig sobre la vida de Francisco Isauro Arancibia.

    Para imponer el proyecto educativo iniciado el 24 de marzo de 1976, se necesitaba la muerte de un maestro. Para legalizar el desguace de la Nación, y miles de millones de dólares desaparecidos, se empezó robando a ese mismo maestro un par de zapatos nuevos. Si a las nuevas generaciones debe educárselas en la dignidad, se requiere no poner una bandera de remate sobre los recuerdos. Esta es la vida apretada de un maestro, Francisco Isauro Arancibia, uno de los fundadores de la CTERA, al que se robó el par de zapatos. Este texto es un intento de rescatar de los forajidos los zapatos robados. Para entonces retornarlos. No es justo que un maestro ande descalzo por el cielo.
    Ver Indice del Suplemento Digital Nº 23

    Por Eduardo Rosenzwaig
    Ediciones del pensamiento Nacional: Buenos Aires; 1993
    (Fragmentos)

    Cap.1: El acta
    24-III-1991 (23 horas, 10 min.)


    El escritor puso una hoja en la máquina de escribir, y del anfiteatro mecánico empezaron a saltar las primeras letras sobre el papel.

    "Este Acta guarda en su inocencia burocrática, ignorante objetividad y siniestra hipocresía, todo aquello frente a lo que el maestro había combatido en su vida".

    El sitio en el que el Acta se levanta es la ciudad de San Miguel de Tucumán. ¿Era necesario aclarar que perteneciente al Departamento Capital? Sí, pues el Orden no olvida jamás los detalles superfluos. Es su función: a los veintinueves días del mes de marzo del año 1976. Es decir cinco días después de un golpe militar. Nueve más veinte es ventinueves. En una provincia donde el lengua popular suele eliminar las eses de los plurales, aquí por el contrario, lo agrega donde no corresponde. Veintinueves es el certificado de que el Acta ha sido escrita por un funcionario público de jerarquía o que aspira a serlo, un agente del orden, un garante de nuestra con-vivencia social. Alguien ubicado por sobre todos nosotros. Un tal Villarreal, Comisario Principal jefe de la Comisaría seccional Primera de Policía. Este es el discurso del Orden.

    El Orden se constituye en la sede de la Agremiación Docente, siendo las diez y nueve horas. Constituirse es la Constitución misma: "1853", Alberdi, la organización nacional. El fin de a anarquía, el nacimiento del orden constitucional a las diez y nueve horas. Calle Congreso docientos noventa y cinco. Ha demostrado su superioridad agregando una "ese" al veintinueve, el esfuerzo lo ha resentido de tal forma que le quita ahora otra al docientos. El docientos descubre a hombres que vienen de abajo y sirven a los de arriba, a los veintinueves. Son brazos, ejecutores y prolongaciones de otros que hablan con eses.

    El poder, en este caso el Comisario Principal, se constituye en compañía de... Es decir, cuenta con ordenanzas, sujetos auxiliares como Paz que trabajan para él, y otro agente que tiene que llamarse Medina forzosamente. Medina está de consigna y pertenece al Departamento de Investigaciones, o sea a una oficina que investiga para conservar el orden.

    Aún no sabemos con qué objeto el grupo llega a este sitio, pero el discurso actúa como certificado de que aquí se constituye la seguridad, la investigación y la legalidad. Con este tono serio, incuestionable, entra a una habitación que era ocupada por los extintos Francisco Isauro y Arturo René Arancibia. Dos sujetos de los que no se da otra filiación. El Acta, exasperantemente detallista como para detenerse en la obviedad geográfica, Departamento Capital, no lo es cuando se trata de seres humanos. ¿Por qué existieron? ¿Para qué? Estos extintos pudieron morir del corazón, una borrachera o una indigestión, jamás asesinados. La palabra extintos deja de lado cualquier sospecha. Es neutra, barre con todo estado de ánimo o presunción sobre las muertes. Nos llega del verbo extinguir y se usa en Argentina y Chile por muerto o fallecido. Extinguir es hacer apagar el fuego o la luz; un extintor es un aparato que sirve para extinguir pequeños incendios. Un muerto no es un extinto. Un muerto nos saca de quicio, un extinto es una luz apagada, un pequeño fuego sofocado, algo que nos adormece. En algún momento de nuestra historia americana, las oligarquías debieron imponer la palabra extinto no usada en España. Para neutralizar los crímenes o por temor, estos países se llenaban de extintos, de hombres que no morían sino que se extinguían. Generaciones de sumariantes heredaban y testaban a sus sucesores la palabra. Heredar un extinto era empezar a ser un veintinueves, alguien con poder.

    Recién entonces nos enteramos del cometido para el que arriban los constituidos, nos los representantes del orden, en cumplimiento de pactos preexistentes con el objeto de afianzar la justicia, consolidar la paz interior, y levantar un inventario de los bienes de los extintos. Con la descripción y enumeración de los objetos, el orden concluye su tarea, y por lo tanto finaliza el ACTA. Ha cumplido. De las vidas apagadas seguimos sin saber nada. Deberíamos ser arqueólogos para intentar reconstruir parte de la imagen de ellos a partir de los objetos detallados. No obstante, su clasificación detallada otorga un aspecto de orden a la habitación. Nadie puede suponer que aquí ha ocurrido algo fuera de la normalidad. De hacerlo, estaría prejuzgando.

    Estos extintos son pues extintos plenos. La seguridad pública llega y constata la armonía de la extentividad. Dos roperos, ropa, corbatas, libros, revistas varias, etcétera. A más, los dos extintos no debieron tener ninguna relevancia. Los objetos de la habitación lo demuestran. Sus nombres nada tienen por detrás, ni oficio, ni emociones, ni vida anterior o número de identidad. Francisco Isauro ni siquiera tiene apellido. Es extinto pleno, anónimo, visceral, inferior al orden de los vegetales y de las piedras. No posee uso ni función determinada. Todo lo contrario, Villarreal es Comisario Principal, Carlos Antonio Paz ha sido vestido de Oficial Auxiliar y Armando Medina es un agente del Departamento de Investigaciones. Seres con funciones públicas, protectores de la sociedad, de actividades no subterráneas ni sospechosas. Relevantes.

    El Acta certifica la eficacia de los tres agentes. Es un mensaje publicitario, más, la cumbre intelectual de la politeia o gobierno de una ciudad, es decir la policía, administración encargada del orden público. Este Acta es su "libro de libros", la síntesis de la Ciencia de los brazos ejecutores de la ley.

    El Francisco Isauro del Acta fue un maestro. Y aunque el Acta no lo diga, podemos adelantar que como tal, enseñaba a los niños que veintinueves se escribe sin "ese", que a docientos le falta otra ese, y que tohalla no necesita de la hache. De nuestro bolsillo podemos agregar que el maestro inició una larga protesta contra los gobiernos, explicando que si había hambre entre los niños, y las escuelas no tenían tizas ni techos, inevitablemente ocurrirían esos errores ortográficos; que otra gran parte de ellos ni siquiera sospecharía jamás de la existencia de las letras ese y hache. Después concluyó que a los niños había que educarlos también en la verdad, que decir asesinado no es lo mismo que pronunciar extinto. Que la ortografía tiene tanta importancia como la justicia. Predicó entre los maestros, y les dijo que si vivían en las condiciones de los animales no podrían educar como hombres. Entonces los maestros se agruparon alrededor de él. Luego se transformó en un extinto. El Acta expresa, de una manera no convencional, todo aquello contra lo que luchó. Es asimismo la radiografía de quienes no soportaron que hablara con claridad, que actuara sin compromisos, edificando su propia libertad. El Acta fue escrita por un niño al que él no pudo terminar de educar. Ni con las eses, ni con la verdad. Es el espíritu, el estado de ánimo, la voluntad y el pánico de quienes lo apagaron.

    Francisco Isauro Arancibia no es un extinto, sino un extirpado por el Acta. Alguien a quien arrancaron desde las raíces. Pero no hay planta que no deje semillas. Para cuando germinen, un orden que hable más sencillo, con menos errores, fórmulas herencia y muchísima más verdad, vendrá a hacer justicia al Acta. Hará valer las enmiendas porque ello es legal, y donde dice extinto pondrá la palabra maestro. No hará falta más."

    Cap.27: Final del Acta
    25-III-1991 (04 horas, 30 min.)


    El escritor se concentró en el inventario levantado por el ACTA del día veintinueves. Escribió:
    "Si no supiéramos nada absolutamente del muerto, con esos objetos deberíamos reconstruir su figura. Se trata simplemente de un trabajo arqueológico. No hay automóvil, ni moto ni bicicleta propia. El hombre tuvo una cama metálica y un colchón del mismo tipo. Es decir antiguos; `dos almohada', sin ese, tres trajes, tres sacos y un piloto color celeste. El color no va con ningún traje. El hombre no iba a fiestas de gala. De lo contrario hubiera tenido pilotos a tono con los trajes. Dos roperos de madera en la época de los placards, indican una habitación antigua. Dos estuches vacíos de máquinas fotográficas, pueden significar que los que cometieron el asalto los robaron. ¿Para qué quería el hombre un anteojo larga vista? ¿Amaba mirar a lo lejos, él, que no podía moverse de su provincia? Una valija color crema: el hombre casi no viaja. Si lo hiciera no sería con alguna amante. La valija es demasiado pobre y fea. Cuatro compases y un tiralíneas: el hombre pude ser un estudiante, un maestro o un profesor. Treinta y seis discos grandes musicales tienen poco valor. Se usan y rayan, pero al hombre debió gustarle la música. Un mueble con estantes conteniendo libros: le satisfacía leer. Pero no se dice qué cosa lee, no se aproxima ningún título. Al autor del Acta le interesa la cantidad, para él no existen calidades. Un libro es cualquier libro.

    Un par de chinelas: el hombre dormía allí, quizás hasta vivía allí en esa pieza dormitorio, estudio, sala de música todo junto. A más, diecinueve (diez y nueve) camisetas y veinte camisas. ¿Por qué tantas camisetas y camisas? Podemos suponer que el clima del lugar es caliente, el hombre trabaja mucho afuera, trans
    pira y necesita cambiarse seguido de camisetas y camisas. Tiene un trabajo que lo obliga a hacerlo, quizás estar constantemente con gente. Puede ser soltero, ensucia dos camisas y camisetas por día en los calientes veranos y el domingo lava las doce prendas. Es un maestro o profesor pobre, quizás un dirigente. Es obvio que no lo mataron para asaltarlo, nada hay que indique que allí hubiese algo de valor. Podemos entonces suponer al revés, lo mataron porque no tenía nada. Si fuera un dirigente, ello demostraría que no se vendió al poder ni una sola vez. Esto genera odios casi animales, porque contra hombres así es difícil luchar. Los que así pensaban debieron concluir que un hombre con ese inventario era peligro público, un delincuente social, un terrorista. Un hombre así no merecía vivir y lo mataron."
    Cap.28: La luz del día
    Miércoles 24-III-1976 (02 horas, 33m )


    Cuando el jefe dio otra vez la orden de partida, el policía cara de cobre estaba por bajarse del auto y volver a su casa. Acababan de transmitir que el maestro había regresado al gremio. El policía esbozó una sonrisa amarga, deforme, ¡justo ahora! ¿A qué tenía que volver ese estúpido? Los tres Falcon arrancaron a toda velocidad. Las batallas hay que concluirlas rápido. Frenaron de golpe sobre la calle Congreso al 200, a la que se acababa de dejar sin luz. Seguía lloviendo.

    Isauro estaba recostado en la cama cargando suave, tranquilamente las escopetas. Cuando oyó las frenadas, algo lo empujó y se vio niño cazando tordos, su madre que le acariciaba la cabeza, vas a ser un buen maestro le decía, sí mamá, ¿llevás compás?, sí mamá, ¿y el tiralíneas?, sí mamá, Castelli también tenía madre cuando comandaba hombres libres en el Altiplano. ¡Saltá! le gritó a Arturo, ¡saltá Arturito por el amor de Dios, andáte con mamá, decíle que tengo el compás y el tiralíneas, saltá!, pateaban la puerta. Belgrano murió de un vómito de sangre porque amaba a su pueblo, él lo amaba, amaba la vida ¡carajo!, como Moreno cuando vio el mar, y desde chico decidió dormir con la cabeza hacia el lado que iba, apuntó la escopeta a la puerta, en esta estación me bajo, en las grandes alamedas con olor a verde, y entonces disparó como los hombres de los textos escolares, mamá ya soy maestro, ¡soy un maestro!, fue como una luz enorme, como si se hubiera hecho de día.

    XXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXX





  • Nota de Wikipedia
  • Anexo al Informe de la Comisión Bicameral de Tucumán
  • La oruga sobre el pizarrón - fragmentos del libro de Eduardo Rosenzvaig
  • Locos y "Loquitos" en la cultura videliana Canto Maestro N° 11 - Marzo 2001
  • Documental Maestros del Viento


  • "Maestros del Viento"

    El Documental que trata sobre la vida de Isauro Arancibia, Eduardo Requena y Marina Vilte fue premiado como Mejor Filme o Video Educativo en el X Certámen de Cine y Video de Santa Fé 2001

    Sinopsis El 24 de marzo de 1976 se cierne sobre nuestro pueblo la más cruel y trágica de las dictaduras militares. Nunca se había sometido al pueblo a los niveles del horror y crueldad que se conjugaron siniestramente en el golpe del 24 de marzo. Tal vez, porque nunca nuestro pueblo, nuestros hermanos, nuestros hijos, nuestros jóvenes habían estado tan cerca, como en la década del 70, del acariciado sueño de la justicia social. “Maestros del Viento” refleja el compromiso por la construcción colectiva de ese sueño en la vida de tres maestros: Isauro Arancibia, Eduardo Requena y Marina Vilte. Tres vidas de raíces humildes con profundo contenido popular, que encontraron en el ser maestro la posibilidad de apostar a la transformación de la realidad. Los personajes que se alternan en la película dan testimonio de la pasión y el coraje con que estos tres lideres sindicales, peleaban por los derechos de toda la clase trabajadora y en defensa de una educación popular. El documental, también, analiza el contexto político y social de la década del 70’, intentando pensar en voz alta porque la dictadura militar hizo eje de su genocidio sobre la educación y sus contenidos, y dejó como mayor saldo la vida de 600 docentes de todo el país. “Maestros del viento” apela a la memoria como instrumento para construir un puente entre los luchadores de los 70’ y poder recrear sus sueños y utopías que hoy siguen vigentes. Ficha Técnica Producción General y desarrollo del proyecto Alejandro Demichelis Stella Maldonado Cecilia Martinez Guión y dirección Emiliano Fabris Agustín Demichelis Cámara y montaje Emiliano Fabris Agustín Demichelis Investigación material de archivo Sebastián Rollandi Entrevistas Alejandro Demichelis Sebastián Rollandi


  • Un homenaje a todos los maestros desaparecidos

    “Maestros del viento” es el nombre del video documental que realizó un grupo de militantes de la Ctera en memoria de Isauro Arancibia, Marina Vilte y Eduardo Requena
  • “La escuelita de Famaillá transformada en el primer campo de concentración. El primer “Maestros del viento” cuenta la vida de tres militantes.muerto en la madrugada del golpe militar, un maestro. Es la metáfora de lo que fue la dictadura.” Así sintetiza el historiador Eduardo Rosenzraig esos años de plomo que hicieron de Tucumán uno de los escenarios de exterminio planificado. El maestro Isauro Arancibia, secretario general de la Asociación de Trabajadores de la Educación Provincial (ATEP), fue asesinado en la sede del sindicato antes del amanecer de ese 24 de marzo de 1976. Tenía 120 balazos en el cuerpo. Su hermano Arturo, 70. En Jujuy, Marina Vilte, alma mater del gremio docente, fue detenida ese mismo día, la liberaron y meses después desapareció. En Córdoba, Eduardo Requena, otro incansable dirigente, líder de la unidad de todos los gremios del país, fue secuestrado y nunca más apareció. Las historias de esos tres maestros se desarrollan a lo largo de 120 minutos en el video documental Maestros del viento, elaborado por la Federación de Trabajadores de la Educación (Ctera) como homenaje a los 600 docentes desaparecidos.

    Padres, hermanos y amigos reconstruyen las vidas de esos militantes que estuvieron, ante todo, comprometidos con un proyecto de justicia social y concientización popular. “Lo primero es la organización desde la escuela. Isauro (Arancibia) quería ser ingeniero y se encontró con el magisterio. Se dio cuenta que el lugar del maestro era su lugar y luchaba por la educación pública y la dignidad del magisterio”, recuerda una de sus hermanas. Rosenzraig completa “él entendía al maestro como el lugar bisagra entre lo que existe y lo que debe ser”.

    Arancibia no estudió ingeniería pero fue ingeniero de la unidad de lucha del sindicalismo en Tucumán y de la unidad de los gremios docentes del país. “Los maestros no deben salir solos a la calle”, repetía a medida que afianzaba el acercamiento con la Federación de Obreros y Trabajadores de la Industria Azucarera (Fotia). El 11 de setiembre de 1973, el mismo día del derrocamiento de Salvador Allende en Chile, los distintos agrupamientos docentes de orígenes ideológicos divergentes convergen en la Ctera. Las amenazas comienzan en forma velada a través de panfletos de la Triple A y se desatan a medida que se acerca marzo del ‘76 . El secretario general de Fotia, Atilio Santillán, es asesinado en Buenos Aires.

    “El próximo soy yo”, le dijo Arancibia a Alfredo Bravo con quien compartía la conducción de Ctera. Y fue así. “No supimos medir: despertamos y no nos dimos cuenta que también estábamos despertando a las fuerzas de la reacción”, explica el diputado socialista que también fue secuestrado y torturado.

    En Jujuy, Marina Vilte fue detenida ese 24 de marzo. Una compañera de celda la recuerda cantando coplas para que todas se olviden, por lo menos por un instante, del terror y la impotencia. “Por qué me voy a ir si no estoy haciendo nada malo”, les dice a las maestras que le aconsejan alejarse cuando la dejan en libertad. Recorría las comisarías pidiendo por cada detenido político hasta que otra madrugada, fueron a buscarla. “Cuando desapareció, el gremio empezó a desmoronarse”, recuerda una de sus compañeras.

    Desde Córdoba, Eduardo Requena también había pugnado en cada asamblea por la unidad del sindicalismo docente. La elocuencia de sus discursos era admirada por todos y todos temían que fuera otro desaparecido. Mario, su hermano, fue el primero en enterarse que lo detienen. Su hermana va a buscarlo al Tercer Cuerpo del Ejército. Un soldado le da un “negativo” como toda respuesta.

    –¿Qué quiere decir negativo?

    –El procedimiento no lo hicimos nosotros -.clausura la explicación. “Como fue distinto, como fue un tipo que hacía doler con la verdad, lo hicieron desaparecer”, dice su hermano con el dolor intacto por la impunidad. “Nos dejaron sin el líder”, lamenta una maestra.

    Alfredo Bravo, Juan Carlos Valdés, Marcos Garcetti, Mary Sánchez y Marta Maffei, entre otros dirigentes dan cuenta de esos años en que se forjó el gremio. “Dicen que en la vida de una persona los primeros cuatro años son los que te marcan para siempre”, advierte Valdés y en la pantalla se funden las imágenes de las marchas pos dictadura.

    La historia de Arancibia, Requena y Vilte demuestra una vez más que la represión no fue azarosa. Tuvo el objetivo de erradicar todo proyecto colectivo.

    “¿Por qué ya no están?”

    “Quisimos reflejar que esos dirigentes (Arancibia, Vilte y Requena) no salieron de la nada. Son representantes de un momento histórico y surgieron por lo que eran humanamente. Hoy sería más difícil lograr eso, está todo más podrido, la gente no sale, le cuesta pelear por lo que le corresponde. No es imposible: la Carpa Blanca demostró que no lo es, pero es mucho más difícil.” Agustín Demichelis tiene 21 años y es uno de los realizadores de Maestros del Viento, junto con otros veinteañeros Emiliano Fabris, Sebastián Rollandi y Juan Ignacio Donati, todos hijos de militantes ceteristas. La idea del documental fue de su papá, Alejandro, el secretario de prensa del gremio, quien terminó de pergeñar el guión con Cecilia Martínez y Stella Maldonado.

    “Nosotros nos criamos con los nombres de ellos. Lo bueno es que a partir de estos testimonios y estas imágenes dejaron de ser desaparecidos”, explica Emiliano, que después de escuchar, ver y convivir con los familiares de los dirigentes ya le parece haberlos conocido. Stella Maldonado reivindica el intercambio con los más jóvenes como “una política puente con las nuevas generaciones”.

    Agustín Demichelis es el más locuaz y repite: “Hay una pregunta que por más que miro, escucho y leo, no me puedo responder y es por qué ya no están. No puedo entender que una persona sea asesinada porque piensa distinto”.

    Alfredo Alcón será el encargado de presentar en sociedad el video el jueves 24, a las 19, en la sala A/B del Centro Cultural San Martín. Los realizadores aspiran a difundirlo en cada escuela del país para “reconstruir la memoria colectiva”..........................

    Eduardo Rosenzvaig
    Escritor e historiador

    1. Antecedentes

    En 1977 se publicaba un libro fotográfico: Tucumán-Argentina. Cuna de la Independencia, Sepulcro de la Subversión 1975-1977. Está dedicado "A los soldados que combatieron y vencieron con heroísmo y gloria, en los montes tucumanos". (Obsérvese que se dice el "vencieron" en 1977, considerando la "guerra" concluida pero las desapariciones nocturnas continuaban).

    Está dividido en tres secciones, la primera: "Sucedió ayer en Tucumán", en tremendos blancos y negros acompañados de una flecha hacia abajo página por página. La segunda sección: "Ejército Argentino, el principal protagonista", con fotografías en verde musgo -tipo combate- y las flechas en un verde militar hacia arriba. La tercera: "Sucede hoy en Tucumán", con fotos sepias -tipo abuelitos- y flechas hacia arriba de color celeste. Los últimos tonos recién descansan al lector.

    Una flecha hacia abajo (la muerte, el infierno, el subsuelo, la subversión); dos flechas hacia arriba (la salida, el aire, la luz). Todo casi de grosera, ostensible comprensión. El libro resume las imágenes que justificaron el exterminio sobre la población civil y la aceptación más o menos general del hecho por ésta misma. Pero para ello hubo que presentar al "delincuente subversivo" como un loco, es decir un sujeto extremadamente peligroso. (En toda la Edad Media cristiana sólo tres tipos de cadáveres no podían ser enterrados: los de herejes, homosexuales y locos).

    La locura está irreductiblemente en el corazón del hombre. El loco -el psicópata, cuyo ejemplo más claro es el que nos proporciona el esquizofrénico paranoide- es aquel en el cual la locura ha ganado la partida, aquel que no dispone de ningún contrapeso suficiente para equilibrar las fuerzas del inconsciente. La antilocura es la neurosis, en la que todas las fuerzas del individuo se hallan comprometidas en un doloroso combate contra la locura (G. Mendel, 1971). La sociedad puede tolerar a un jefe de Estado paranoico, pero no acepta el hecho de que la vida humana pueda definirse por su relación con la muerte ineluctable, y la razón por su relación con la locura inextirpable.

    a) El sufrimiento del loco. En su mayor parte no está ligado a la represión social sino al hecho de vivir en contacto con el inconsciente sin los mecanismos de defensa que posee el no-loco. La angustia insoportable del loco le lleva a buscar una ayuda. (En las sociedades más arcaicas, el niño que presenta anomalías graves en su maduración psicoafectiva somatiza estas anomalías y muere). La transgresividad de los jóvenes de finales de los 60 y comienzos de los 70 es expresada hacia el interior como un contacto súbito con algunas aristas del inconsciente (y su efecto, el requerimiento masivo del psicoanálisis). Se producía una angustia y una búsqueda de ayuda (hacia organizaciones y conjuntos políticos). La sociedad adulta los miraba como a locos. Los "locos" hippies, del rock, de la marihuana, de las piedras contra la policía, de los que querían ser como el Che. Los "locos" que pretendían encontrar la playa bajo los adoquines del 68, y los que la encontraron en el "cordobazo" partiendo la cabeza de un monstruo dictatorial en dos. Para la sociedad, y para el mercado capitalista que en las periferias aún no sabía cómo acumular con el fenómeno, había estallado la "locura". Otros miraban a los "locos" con cierta superioridad benévola: "ya se les va a pasar".

    b) La libertad ajena. El loco siempre pide. El loco no puede pasarse sin "el otro", aunque sólo sea a nivel material. En una comunidad de esquizofrénicos, no pueden sobrevivir solos. El paranoico sin su perseguidor, el masoquista sin su verdugo, el sádico sin su víctima y el obsesivo sin alguien a quien manipular. En 1975 (fecha que iniciala el libro) Tucumán pasó a ser territorio esquizofrénico: un gobierno constitucional durante el día, otro gobierno paramilitar durante la noche; constitución formal y clandestina según la luz del sol. A veces la constitución nocturna avanzaba sobre la del día, ganando horas de luz (para la noche): represiones masivas diurnas en nombre de una legalidad desconocida (allanamientos a barrios completos, control de los vehículos en las rutas). Desestructuradas las reglas de organización de la sociedad civil, del derecho, de la justicia como poder independiente, cada uno empezó a depender de su enemigo. En el discurso militar del Operativo Independencia (y en el de los políticos, gente de la calle, medios) cada vez había más jóvenes "loquitos" que se volvían más enemigos, más peligrosos y más locos. En realidad era el propio modelo social el que estaba enloquecido. El exterminio resultó la manera final y acabada de la relación de un loco (sociedad o una parte de ella) que no puede pasarse sin "el otro". Por lo demás, que tampoco puede estar sin el hombre superior que manipule, persiga y victimice a los enemigos, a los "loquitos". Exterminio fue la palabra usada por el decreto presidencial firmado por Isabel Martínez y su ministro López Rega.


    El exterminio de los "loquitos" empezó en una escuela, la "escuelita de Famaillá". Esta es la metáfora más sorprendente de la esquizofrenia. Cuanto más enloquecía el modelo, más abusaba de los signos. El Estado -bajo Constitución- vaciaba un edificio escolar para prestárselo al ejército a fin de que construyera allí un campo de prisioneros, de concentración de "loquitos", a los que se podía torturar, vejar, desnudar bajo el sol sobre una chapa caliente para después matarlos -todo en secreto- porque eran locos. Se atrevían a desafiar la realidad con un proyecto que involucraba otra realidad. El simbolismo éste de transformar una escuela ("la escuela" genérica) en el edificio paradigmático del terror de Estado, fue el síntoma de su estado. Escuela exterminio. El punto clave desde el que había que hacer "cirugía" (término en boga) resultó la educación pública. Allí estaban escondidos los "subversivos". Había que entrar a las escuelas, colegios, universidades, fábricas de obreros calificados en educación técnica, y arrancar a esos "loquitos". Por eso la escuelita de Famaillá es el campo de concentración inaugural. Una escuela retorcida, ahogada.

    Por eso el Operativo Independencia es el ensayo general del golpe de Estado militar-económico.

    Por eso la lógica condujo a que un maestro, dirigente sindical y cofundador de CTERA sea el primer asesinado en la noche del 24 de marzo. Isauro Arancibia no sólo era entonces el referente social de los "loquitos", también les prestaba el mimeógrafo del gremio. Suficiente. Su asesino, por ser el exterminador de un dirigente de "loquitos", fue elegido en la misma provincia como diputado nacional primero y gobernador de la democracia después. La democracia había heredado la esquizofrenia. Por eso también el sindicato de los maestros de Tucumán -fundado por la víctima- se retiraba enojoso de la organización madre, CTERA. De allí que su secretario general entrara también en relaciones respetuosas con el gobernador asesino -el fotografiado en democracia atendiendo a un intendente con su pistola magnum sobre el escritorio- porque era el orden finalmente que acabó con los "loquitos". El gesto crispado, el de violencia apenas contenida, el de herramienta calificada del exterminio en todas las fotos como político exitoso de este militar, es la cordura ejemplar para esta sociedad que lo eligiera eufóricamente o por pasividad.

    2. La autoridad del padre

    Esquizofrenia de la sociedad civil con Estado y Constitución rotas a un lado en el 75, y su representación del "loquito" al otro (jóvenes angustiados en su búsqueda del inconsciente). Y así como se rodeaba a los manicomios, o a los cementerios, de tapias, para perder el recordatorio de la dimensión trágica de la locura inextirpable y la muerte ineluctable, así se rodearon a los campos de detención de una muralla de silencio para perder el recordatorio de los "loquitos". Fueron los desaparecidos. Manicomios, cementerios y CCD (Campo de Concentración de Desaparecidos). Locos, muertos, y "loquitos" desaparecidos. La "cuna" que pasaba a "sepulcro".

    Desde el punto de vista sociológico, la intolerancia propia de las relaciones de producción del ingenio; y desde el aspecto patológico, el desorden (provocado por las crisis agrario-industriales, y las crisis juveniles), crearon enfermedades mentales ligadas a un tipo particular de organización social. Voces sofocadas por la ignorancia abiertas al exterior como mandatos de un orden. El capitalismo periférico que ya no soportaba al Estado asistencial. El ingenio que no soportaba a tantos obreros. El obrero que no soportaba el peso de su historia peronista escindida entre el clasismo y una estructura mafioso-partidaria. Entre tensiones, el militar -a su vez -, prometiendo ordenar la sociedad y la economía (promesa de ocupación, sueldos importantes, obras públicas) a cambio del castigo ejemplar a los locos peligrosos. La razón entendida como la limpieza cuartelera. La locura como basural de la sociedad civil. Pero también la edad: convenida como el primer enemigo de la limpieza. ("Tú eres joven, eres un delincuente loco peligroso": irresponsable pues, presa de los instintos, libertino). El militar representado como Padre, agente de la Autoridad, que debe condicionar el comportamiento del niño (sociedad civil). Prohibirle lo que antiguamente le fue prohibido a él. Hacer añicos cualquier revuelta contra la Autoridad como un acto de locura.

    Defensa de la trilogía más arcaica: Padre, Madre, Hijo. Padre (lo Militar), Madre (la Patria), Hijo (la Sociedad civil). El Padre, por encima de todos, ha engendrado en la Patria, a la misma sociedad. Cuanto más joven la sociedad en esta relación trinitaria, más peligrosa, mayor su desorden, más imponderable y recurrente la Autoridad del Padre.

    El conflicto de la "clase juventud contra clase edad adulta" se presentaba como de "individuo contra Estado", "desorden civil contra orden militar".

    Si hasta los años 70 el individuo se encontraba parcialmente protegido por la existencia de numerosos grupos y subgrupos socioculturales, que actuaban como contrapeso de la fuerza del Estado, se advierte de inmediato la crisis de aquellos. Tiene que ver con la extensión de mafias en los aparatos políticos y en las empresas estatales, con la presión del mercado trasnacional y de la crisis general de relaciones de producir a la manera tradicional. Los ordenadores. Las máquinas que ordenan el mundo desordenado por la Guerra Fría. El individuo -en particular el joven- empezó a encontrarse cada vez más solo frente al Estado, lo que también explica algunos aspectos llamados "salvajes" de su contestación y revueltas. Un "loco violento". Este debía ser asociado a una serie iconográfica que sostuviera la tesis del exterminio. Ideografías expuestas como texto.

    3. Las fotografías

    La primera fotografía del libro Tucumán-Argentina. Cuna de la Independencia, Sepulcro de la Subversión muestra libros y revistas acumuladas sobre un mesón. Siempre ocurre de esta forma. ("Material literario subversivo capturado a las bandas marxistas", se lee). La locura empieza con los libros. Concepto medieval que Cervantes trasladó a la biografía de su Don Quijote (se vuelve loco de leer tantos libros sobre caballeros). Después la Inquisición: los libros prohibidos (casi todos), los libros perversos, los libros que llevan a una persona al patíbulo. De allí también, la autodefensa de los jóvenes -durante esta experiencia- que consciente o inconscientemente los llevaba, antes que cualquier cosa, a quemar sus libros. Percibían que para la sociedad que los perseguía como a "locos", sus libros resultaban la comprobación de demencia.

    Si algo comprueba esta hipótesis de lo dicho, es que la primera foto del libro de la Provincia "Sepulcro", el primer enemigo, el más perverso, sean los libros. ¿Y dónde se leen los libros sino en la escuela? La "escuelita" de Famaillá mataba a los dueños de los libros encontrados, escondidos. Escuela incinerador. Libros y "locos".

    El "loco violento" que hace un "trabajo de captación de inteligencias" (p. 8). Se alcanzan a ver los títulos: Giap, Che Guevara, von Clausewitz, La dictadura gorila en Chile y la guerra de los revolucionarios. Fotos de la amnistía de 1973, base de la estatua de la Libertad en la Plaza Independencia: una bandera del ERP y un joven hablando entre otros con las cabezas bajas. El fondo es siempre de noche (lectura intertextual: "salen de noche como las alimañas o los vampiros o los locos"). Y un texto: "Dirigentes subversivos amnistiados. Todos ellos volvieron posteriormente a la clandestinidad". Foto: el Gobernador Juri y el ministro de Gobierno recibiendo a los amnistiados (en el texto siempre como "delincuentes subversivos"). Foto: la recepción de los amnistiados se hace en la Puerta de la Casa de Gobierno; jóvenes con banderas, algunos trepados en las verjas. El Gobernador entre ellos de traje y corbata. El resto canta con el brazo en alto y la V de la victoria. En un cartel se lee "...miseria" y "...del socialismo" (siempre las flechas negras hacia abajo). Foto: Club Independiente de Tucumán, habla el Rector de la UNT; un niño lleva una pancarta, atrás carteles ("Montoneros" y "FAR"), abajo el público aplaude y ríe. Un muchacho con una vincha mira seriamente, como custodiando. ("Los claustros fueron asaltados por la minoría marxista, y el Rectorado entregado a uno de sus miembros. La Universidad se convirtió de este modo en un instrumento de adoctrinamiento y agitación, y un centro de operaciones de la insurrección armada"). Foto: Asamblea en el Aula Magna de la Facultad de Derecho; las autoridades máximas de la Universidad, atrás un banderín de la JUP, un joven habla de pie mientras las autoridades escuchan sentados. Foto: comedor universitario, una estudiante pronuncia un discurso con el brazo en alto, carteles y pancartas. Evidentemente quien tomó la foto fue un periodista (?). Foto: Patio del edificio de la Quinta Agronómica, asamblea, multitud de carteles, ebullición (en el libro se lee: "desórdenes", "agitadores profesionales", "subversión", "bandas marxistas"). El Estado, aterrorizado, fotografiaba preparando el exterminio del desorden de los locos. La sociedad estaba en buena parte dispuesta a aceptar el proceder, porque el orden sólo es posible observado desde el poder, jamás "desde abajo" como acontecimiento popular. La Revolución de Mayo nacida "desde abajo", es un desorden de locos. Pero también los de abajo fueron preparados durante décadas para transformaciones "desde arriba", lo inverso como simple locura.

    Hay una imagen de una pared de la facultad de Agronomía. Simplemente una pared con carteles y pintadas (orgullo de las tomas del imaginario policial-periodístico). Son -como todos- carteles a mano alzada, es decir no oficiales, no institucionales, en consecuencia alternativas, es decir el "otro", el peligroso. Las propias poblaciones podían hacerlos y desconfiar un momento después de ellos. Es que no era el cartel publicitario de Coca Cola, ni de otra marca o de una oficina gubernamental (legales en consecuencia). No un cartel de la ITT por ejemplo, la que organiza el golpe militar en Chile contra Allende. Pero en esa pared de Agronomía un cartel del PRT dice: "De cada combatiente muerto 10.000 fusiles se levantan". Se trataba de una consigna fuera de toda realidad, y como tal podía ser entendida por las poblaciones con alguna veracidad como locura.

    Abajo una pintada: "Movilización contra el golpe imperialista en Chile". En este contexto de pintadas pues, un cartel de ITT sería perfectamente normal y serio frente al otro que lo acusaría con una irrealidad: los diez mil fusiles levantados por un asesinato. A veces los carteles no decían lo que ocurría en la realidad, por lo que de inmediato el poder se encargaba de fotografiarlos y publicitarlos ("Los que dicen eso están locos"; la contrapropaganda era perfectamente sencilla de ejecutar). En la misma pared una pintada con P y al costado otra en la que se lee "socialismo". El texto explica que con el relevamiento topográfico efectuado por los "subversivos" de esa facultad se llevaría a cabo el "frente rural". Cuadrados negros (de muerte) acompañan a las imágenes.

    Otra toma fotográfica de la entrada en la Facultad de Derecho con el subtítulo de "Anarquía". La vieja casona cubierta de carteles, más un pizarrón a modo de verdulería: "Hoy 17hs. Asamblea General. Hoy 17hs.". Era como una feria, llena de vida en consecuencia, una feria política, de ideas, de protagonistas y de búsqueda de "los otros". Un cartel arriba: FUN (Federación Universitaria del Norte) y otro pizarrón con las informaciones: de que el interventor de la UNT cerraba la casa de altos estudios por tiempo indeterminado. "A Lanusse, al GAN, no los quiere Tucumán".

    La integración de la joven generación en la vieja sociedad se tornaba cada vez más difícil; el mundo viejo rechazaba cualquier transformación que no hiciera él mismo y en su interés directo. (El "Rodrigazo" presentó la intuición de que se venían todas las transformaciones posibles en el modo de distribución de la riqueza social, por eso también la desesperación de otros en mantener todo como estaba). Los jóvenes miraban la sociedad como a una Madre arcaica. Se insinuaba la omnipotencia del mercado: el consumidor consumido. Se imaginaban escapatorias con actos de alta violencia. Por abajo un mundo de pobreza, donde quedaba claro que el único que tiene garantizado la sobrevivencia es el que dispone de poder (político y militar). Los jóvenes no eran nada, no representaban nada para estos pobres. No contenían ninguna nueva relación de producción. No eran portadores de puestos de trabajo. El fascismo que sobrevendría con el golpe de 1976 prometió desposeer progresivamente a los pobres de todos sus derechos, a cambio de entregarles orden y electrodomésticos baratos. La lucha de clases adoptaba la forma oposicional de locos versus ordenados. Después fue la transición. "Ajustar" se presentaba también como una ordenación. Es decir ajustar a los de abajo hasta asfixiar a millones, y airear a los de arriba, hasta crear una minoría de frescos más frescos de la historia. Menem fue la carcajada de esta esquizofrenia.


  • No hay comentarios: