domingo, 24 de octubre de 2010

"EL NEGRITO" AVELLANEDA (IRIS Y DON FLOREAL)

ATRAPADOS EN LIBERTAD

SABADO 23 DE SEPTIEMBRE 2010

AM 530 LA VOZ DE LAS MADRES

( www.madres.org )

“DON” FLOREAL AVELLANEDA

“EL NEGRITO” AVELLANEDA

IRIS PEREYRA DE AVELLANEDA

*En 1976 la dictadura secuestro a Iris y a su hijo “El Negrito” Avellaneda. Buscaban a su padre “Don Floreal” reconocido sindicalista y luchador del Partido Comunista Argentino. El negrito fue torturado y asesinado, tenía 14 años. Su madre fue torturada y encarcelada durante 4 años.

*En 2009 el juicio por la causa del asesinato del Negrito termino con condenas para los 9 procesados (cadena perpetua para Santiago Omar Riveros y 25 años para Fernando Verplaetsen)

*En 2010 falleció Don Floreal, fue despedido por una multitud y sus restos enviados al lugar donde el estado terrorista hecho el cuerpo de su hijo.




La señora Iris nos recibió en su casa para repasar la historia de una familia golpeada por la represión y reconocida por su consecuente lucha en defensa de las clases obreras


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Floreal era militante de la Federación Juvenil Comunista, se encargaba de las tareas de propaganda en su barrio. Tenía tan sólo 14 años

El 15 de abril de 1976, aproximadamente a las 2 hs fue allanado el domicilio de la familia Avellaneda; el personal interviniente, ostensiblemente disfrazado, inició la busqueda del Sr. Avellaneda, y al no encontrarlo detuvo en calidad de rehenes a su esposa, Iris Etelvina Pereyra de Avellaneda y a su hijo Floreal Edgardo, que contaba 14 años de edad.

Vendadas y encapuchadas, las dos personas fueron llevadas a la Comisaría de Villa Martelli, donde fueron torturadas con picana eléctrica a la vez que eran interrogadas sobre el paradero del Sr. Avellaneda.

Tiempo después, la señora fue trasladada a la Cárcel de Olmos, procedente del Comando de Institutos Militares, sin que se sepa nada más sobre el paradero del niño.

El día 16 de mayo de 1976, el diario argentino Última Hora, bajo el título Cadáveres en el Uruguay publica una noticia en la cual se afirma que flotando en aguas uruguayas aparecieron 8 cadáveres.

Según la versión periodística, "un comunicado oficial de la Prefectura Nacional Naval" refería que el último cadáver hallado era de cutis trigueño, cabellos castaño oscuro y 1,70 m de estatura y tenía un rasgo característico, consistente en un tatuaje en forma de corazón con las iniciales "F" y "A".

Accediendo a una petición efectuada ante el Juzgado Federal Nº 1 de San Martín, se requirió por exhorto diplomático al Uruguay, los datos sobre el cadáver encontrado con el tatuaje referido y, después de una dilatada tramitación, se recibieron las fotografías y fichas dactiloscópicas respectivas.

Las fotografías mostraban al niño con sus manos y piernas atadas, desnucado, con signos de haber sufrido graves torturas.

Recién en 2009, después de 33 años, la causa por su secuestro y asesinato, y por el secuestro y torturas a Iris -su madre-, llegan a juicio oral. Es la primera del megaproceso sobre los crímenes cometidos en jurisdicción de Campo de Mayo.

mas info en JUSTICIA PARA FLOREAL .COM.AR


MURIÓ FLOREAL AVELLANEDA, PADRE DEL NEGRITO

“Después de 33 años, esta es una lucha que hemos ganado. (...) Para nosotros es una gran satisfacción, una lucha ganada. Por eso esta condena es una demostración de que si nos unimos, luchamos y trabajamos en conjunto las cosas salen. Por eso, con un esfuerzo máximo, hay que seguir adelante para los próximos juicios, porque todavía hay compañeros que esperan justicia. Esta dictadura masacró una generación. Tenemos que seguir luchado, trabajar con otras instituciones de derechos humanos y apoyarlos. Lo fundamental es construir un frente popular y seguir con esta lucha”,(Floreal Avellaneda, al término del juicio por la muerte de su hijo)

Ayer murió Floreal Avellaneda, padre del Negrito. Nos deja un padre que luchó con toda la fuerza para que la Memoria, la Verdad y la Justicia sean el paradigma de los Derechos Humanos. Por su hijo y por el resto.

Ayer murió Floreal Avellaneda, con el alivio de que los asesinos de su hijo están condenados y presos y con la tranquilidad de que el Negrito ya es parte de todos nosotros: un símbolo, un faro, una guía.

Ayer, Floreal nos dejó físicamente, pero parte de él queda en cada uno de nosotros, y eso seguro que nos va a hacer mejores persona


Perpetua para Riveros por el asesinato del Negrito Floreal Avellaneda

(12 de agosto de 2009)

Se trata del primer fallo por delitos de lesa humanidad cometidos en Campo de Mayo. La fiscalía otorgó carcel de por vida para el ex general Santiago Omar Riveros (foto), acusado por el asesinato del militante comunista Floreal Avellaneda. Fue sentenciado junto a otros 5 ex militares, que recibieron penas de entre 8 y 25 años de prisión, todas de cumplimiento en cárceles comunes.

La fiscalía definió darle cadena perpetua al imputado Riveros quién fue condenado en 1985 e indultado cuatro años después por Carlos Menem. En Italia recibió una pena de cadena perpetua por la desaparición y muerte de tres ciudadanos italianos.

Los acusados son el ex comandante de Institutos Militares, general Santiago Omar Riveros; su jefe de inteligencia, general Fernando Verplaetsen, y el entonces jefe de la Escuela de Infantería, general Osvaldo García.

También estaban acusados los capitanes César Fragni y Rául Harsich, que estaban a cargo del centro de detención ilegal "El Campito", y Alberto Aneto, el principal de la comisaría de Villa Martelli que fue reconocido como jefe de los operativos de secuestro y tortura en Campo de Mayo.

Cuando los jueces le dieron la posibilidad de hacer el último descargo antes de dar a conocer el veredicto, el ex general Riveros denunció que le "Cortaron los derechos humanos" y pronosticó que la sentencia será condenatoria. "Las fuerzas armadas entablaron una guerra revolucionaria contra la agresión marxista", sostuvo el ex militar y remarcó que no cometió ilícitos, sino que sólo cumplió "órdenes".

Tras recordar que hace diez años permanece recluido en su domicilio "sin salir a la calle", Riveros defendió la ley de Obediencia Debida y desconoció al Congreso facultades para anularla, tal como lo hizo poco después de la asunción como presidente de Néstor Kirchner. "Mis jueces naturales son mi familia y el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas", concluyó Riveros.

A los militares se les imputaba responsabilidad directa en el asesinato y en la privación ilegal de liberad de la madre, ahora querellante, mientras que al policía Aneto y a los dos oficiales de la Escuela de Infantería, la autoría directa de los delitos.

Las cuatro querellas y la fiscalía pidieron reclusión perpetua para los seis imputados, aunque la fiscalía pidió al mismo tiempo una pena alternativa de 25 años de prisión para Riveros y Verplatsen, 18 para García, 17 para Aneto y 15 para Harsich y Fragni. En tanto, las defensas pidieron la absolución total de los imputados. Pero se hizo justicia.



(Del testimonio de Iris Avellaneda)

Ultimos días en familia

"El 24 de marzo de 1976, a las 9 de la noche, mi marido atendió el llamado telefónico de un compañero. Nos avisaba que los milicos habían copado el poder y que tanto él como mi cuñado, también activista del Partido Comunista, no se quedaran esa noche en la casa. A mi esposo ya lo había amenazado la Triple A.

"Ese día me acuerdo que me dijo: 'Iris, ¿adónde quieren que me vaya? Primero: no cometimos ningún delito; segundo: ¿adónde podemos ir?' Todo parecía tan loco. Después nos empezamos a asustar. Había movimientos raros en el barrio. Autos que pasaban de noche despacito, gente extraña caminando por la calle y tratando de mirar hacia adentro de la casa.

"Floreal, mi marido, estaba preocupado porque en ese momento trabajaba como remisero, y tenía miedo de que le robaran el auto, un Peugeot 504 más o menos nuevito. Pero nunca vimos nada en particular. Sólo sombras.

"Vivíamos con mis cuñados en una casa enorme, en Sargento Cabral 2385, en Munro. Nosotros teníamos la casa en el fondo y las hermanas de mi marido vivían con sus familias una al lado y la otra enfrente de nuestra casa. Era un lugar grande pero monótono, toda la estructura de la edificación era igual. Quiero decir que todos los espacios de la casa eran arquitectónicamente iguales. Esto es importante para entender cómo fue que se escapó mi marido.

"Teníamos los dormitorios en la planta superior; el baño, la cocina y el comedor estaban abajo. Las tres viviendas eran iguales y se apoyaban en las mismas paredes. Una de esas paredes se estaba revocando, por lo que quedaba un agujero que daba al aire libre, del que salían esos fierros que después sirven para unir una pared con otra. Gracias a esos fierros, Floreal, mi esposo, se pudo escapar.

La noche de los Avellaneda

"Fue en vísperas de Semana Santa, me acuerdo clarísimo. Estábamos durmiendo porque al día siguiente salíamos temprano de paseo para Rosario, donde teníamos muchos amigos.



A las 2.30 de la madrugada escuchamos frenadas de autos alrededor de toda la manzana, coches por todos lados, milicos por todos lados. Dios mío. No sé si todos los secuestros habrán sido igual, pero el nuestro fue espectacular.

"Destrozaron la cerradura de la puerta principal ametrallándola con un FAL. Después, a las patadas, tiraron la puerta abajo. Entraron por la casa de mi cuñada, la que vivía adelante. Le rompieron todo, hicieron un estrago esos hijos de puta. Mi otra cuñada, apenas los vio, empezó a los gritos: '¡Floreal, Floreal, las Tres A, son las Tres A!' El se levantó como un torpedo. Era una noche helada, estaba en camiseta y llegó a ponerse únicamente los pantalones.

" 'El Negrito' vino corriendo desde su cuarto y llegó a ver cómo se escapaba su padre. 'Me quiero ir con vos', le pidió. Desde el techo, su padre le dijo: 'No, quedate con tu madre. Le vas a hacer falta'. Mi hijo entonces buscó a las disparadas una camisa que alcanzó a tirarle a mi marido que en uno de esos saltos por las azoteas perdió los documentos. " '¡Viejo, los documentos!', le gritó 'el Negrito', que se quedó siguiendo con la vista a Floreal grande que se escapaba.

"Fueron las últimas palabras que mi marido escuchó de él. Por suerte ningún vecino dijo 'acá está' o algo parecido. Enseguida los milicos, que se habían demorado buscándolo en las casas de mis cuñadas -lo que le dio tiempo para escapar- tiraron la puerta abajo y se desparramaron como moscas por todos los rincones. Un grupo fue a la cocina, otro al comedor, otros a las habitaciones y el restante al auto.

"Eran un malón de disfrazados. Usaban pelucas, antifaces, medias de mujer en la cabeza. Nos juntaron a todos en el comedor de mi casa. Escuchábamos como destrozaban todo lo que encontraban mientras se gritaban entre ellos: '¡Se escapó el hijo de puta!', decían. 'Pelotudo, ¿por qué no fuiste más rápido?', le reprochaban a otro. Estaban furiosos y todo el tiempo se acusaban unos a otros por la fuga de mi esposo.

"Era tanta la bronca que tenían que nos llevaron al patio y nos hicieron pasar por el primero de los tres simulacros de fusilamiento al que nos sometieron en un lapso de 15 minutos. '¡Y esto es por hijos de puta!', nos gritaban. Después se reían. Eramos doce personas contra la pared en esa noche tan fría: mi cuñada, el marido, sus dos hijas y el novio de una de ellas; mi otra cuñada, su esposo y sus dos hijos; y yo que estaba con Estela y 'el Negrito'.

"Después nos separaron a mí y al 'Negrito' del resto del grupo. Mi hija estela empezó a los gritos cuando vio cómo nos empezaron a llevar a los empujones, a mí no me dejaban ni tocarla. Mientras un grupo nos sacaba de la casa, los otros les reclamaban a mis parientes que les entregaran toda la plata que había en la casa. Se llevaron los sueldo, los ahorros, todo lo de valor, hasta fotos. También una escopeta que mi marido tenía declarada porque le gustaba salir de caza de vez en cuando. Con esa escopeta me tuvieron loca y fue uno de los motivos por el cual más me torturaron. '¿Así que nos estabas esperando armada atrás de la puerta? Nos querías matar', me decían.

Por algo será...

"En la vereda nos ataron y encapucharon. Dejé de escuchar los gritos de Estela y el llanto de mis cuñadas y sobrinas cuando me metieron violentamente adentro de un auto. "Tanteaba el asiento para ver si 'el Negrito' estaba conmigo. Como no lo encontré les empecé a preguntar a los gritos qué habían hecho con él. 'Pará che. No te desesperés que ya te lo traen. Pará de gritar, hija de puta', me dijo uno de los secuestradores, el que se mostró más nervioso durante todo el operativo.

"Y así fue, me lo sentaron al lado. El tenía las manos atadas a la espalda y giraba para tratar de agarrarme las mías. 'Mami, quedate tranquila. Todo va a salir bien', me dijo, y justo pudo llegar a apretarme fuerte las manos. No me soltó hasta que nos separaron. Pero antes pasó un buen rato. Llevaron el auto hasta un lugar donde lo dejaron parado como dos horas con nosotros adentro, solos. Después nos llevaron a la comisaría de Villa Martelli.

"Apenas llegamos me bajaron de los pelos y me ataron a una columna de hormigón que estaba junto a una piletita para lavarse las manos. Se escuchaban gritos espeluznantes, de gente a la que estaban torturando. Me preguntaba para qué me querrían a mí, cuando en ese preciso momento me llevaron frente a un muchacho que decía haber trabajado en Tensa con mi marido. " 'Dígale que yo estuve en su casa y que Floreal era compañero de trabajo', me dice este muchacho. Yo pensé que si decía que sí iban a pensar que sabía más cosas y me iban a reventar a palos para que confesara lo que en realidad no sabía. Yo estaba encapuchada y respondí: 'A esa voz no la conozco'. 'Dele, Iris, dele. Dígales que me conoce', volvió a insistir la voz. Yo pensaba que era una trampa, que me querían hacer pisar el palito. Me mantuve en la negativa y enseguida fui a la 'parrilla'.

"Después de atarme a un elástico de cama metálico me tiraron unos baldazos de agua. Uno, que creo que le decían 'el 220', me dijo: 'De esta no te olvidás más, te lo juro'. Me picaneó sin piedad. Me preguntaba dónde nos reuníamos, cuándo... Todo para que yo 'cantara' nombres. Y mientras me torturaban a mí, también torturaban al 'Negrito'. Me volvía loca, gritaba. 'Ni a vos ni a tu pibe les van a quedar ganas de joder más', me decía el hijo de puta masticando las palabras con bronca. Escuchaba a mi hijo Floreal, al que estaban torturando. Me desesperaba ante cada uno de sus gritos, me retorcía de dolor e impotencia. Cada vez que él gritaba, me aplicaban la 'máquina' con más ganas.

"No sé cuánto tiempo pasó. Cuando terminó la sesión me llevaron hasta la columna en la que me habían atado antes. El 'Negrito' ya estaba ahí. 'Mamá, deciles que papá se escapó por los techos, por favor', me dijo. Fue la última vez que escuché su voz. Después se lo llevaron. Me separaron definitivamente de él. Tenía 13 años.

Viaje hacia ningún lugar: el 'chupadero'

"En la comisaría me ajustaron las vendas de los ojos y me metieron en el baúl de un auto que después de andar un rato largo se metió en un camino de tierra. Cuando llegamos a ese lugar me volvieron a bajar de los pelos y me tiraron en una sala llena de mujeres. Estaba completamente en silencio. Se escuchaban voces de hombres a unos seis o siete metros, de muchos hombres.

"Me acomodaron medio retirada del resto de las prisioneras. No sé si sería porque era comunista, yo jamás negué que era comunista. Un hombre me estaqueó contra unas maderas sin pronunciar palabra. Así pasé muchas horas. Cada vez que trataba de dormir venía alguien y me tiraba un baldazo de agua helada. Más tarde apareció un correntino que me dijo: 'Esta es la última vez que vas a escuchar una voz humana', y me llevó hasta una pared donde una y otra vez jugaron simulacros de fusilamiento.

"El último que gatilló su pistola vacía en mi sien, al que todos le decían 'señor', después de eso me levantó violentamente tomándome del cuello y me dijo: 'Sos una comunista hija de puta. A los comunistas nunca les podemos sacar nada. Por eso, la vas a parir'. Me llevó hasta la sala donde estaban las demás detenidas y me tiró sobre un colchón. Me dejó ahí y nunca más me molestó.

"En el campo le asignaban un número a cada persona. Al principio tuve el 527, después el 3570. Me parece que nos reconocían porque los números estaban pintados en la capucha. Los torturadores te pasaban a buscar por la sala y te llamaban por tu número y te llevaban por un sendero hasta las oficinas de tortura.

"Al llegar te recibía un tipo que te empujaba hacia el elástico donde te estaqueaban y mojaban. Después encendían una radio. Tango y folklore. Los torturadores iban cambiando, eran varios, pero las preguntas eran siempre las mismas: '¿Quién es tu jefe? Danos nombres, basura'. También se repetían las amenazas: 'Acá te morís hoy'. Y picana, y otra vez picana. Claro, yo no podía decir nada porque no sabía nada. Eso los enojaba. Encima se acordaban de la escopeta que habían encontrado en mi casa: '¿Así que nos estabas esperando con una escopeta?'

"Me aplicaban la picana en los senos, el ano, la vagina, los dientes. Era espantoso, días y días así. Encima yo tenía el brazo salido de lugar porque unos días antes del secuestro me había caído en las escaleras de casa. Entonces vino un tipo que me llevó hasta una oficina o algo parecido donde me atendió un médico (1). Me dijo que levantara el brazo y me pidió que no lo mirara. Me cambió las vendas que estaban muy sucias.


En un papelito blanco me envolvió seis o siete pastillas blancas. Cuando miré de reojo por debajo de la capucha, vi que llevaba delantal blanco. Entonces vino otro y le dijo: 'Casserotto, ¿me la puedo llevar?'. El le dijo que todavía no. Me preguntó qué era lo que me había pasado y yo, inocentemente, le dijo que me habían estado torturando. 'Hijos de puta, hijos de puta', dijo cagándose de risa. Me empujó hasta otro hombre que me llevó directamente a la sala de torturas. Cuando terminó la sesión pedí ir al baño y tiré todas esas pastillas a la mierda.

"También me acuerdo de 'Escorpio', 'Padre Francisco', 'Correntino' y 'Chupete'. El 'Padre Francisco' era el que nos pedía que rezáramos porque Dios era bueno y nos iba a ayudar a salir de ahí. Nos salvaríamos de todos nuestros pecados si hablábamos y contábamos todo lo que sabíamos. Era un milico, se notaba a la legua. 'Escorpio' era un borrachín, te digo que cuando te hablaba le sentías el olor a vino que tenía. Era bien guacho. Decían que violaba mujeres.

'Chupete' se paseaba por todo lados. Tenía la costumbre de pisar las manos de los detenidos y andar siempre con perros. Y yo le tenía un miedo terrible, porque los perros te olían, te lengüeteaban, te gruñían. " 'Chupete' y uno que tenía voz de correntino -me di cuenta de eso porque estaba medio picado y se mandaba de vez en cuando algunos sapucai-, una vez me llevaron al baño. 'Yo te llevo al baño si gritás Viva Hitler', dijo 'Chupete'. '¿Por qué tengo que gritar Viva Hitler?', pregunté. 'Entonces cagate encima', aseguró. 'Cuando grites Viva Hitler, te llevo'. Y yo no grité. Entonces, cuando a 'Chupete' se le ocurrió, nos hizo parar a todos y nos llevó al baño. Era una buena mierda. Nos hacía contar chistes y, si no le gustaban, nos cagaba a patadas. ¡Qué sorete! Encima un día vino medio en pedo y preguntó quiénes tenían teléfono para así llamar a sus casas y avisar que estábamos bien. Nos vivía tomando el pelo. "No sé si 'Chupete' estaba siempre borracho, pero el que estaba siempre picado era el 'Correntino'. Era el que más estaba en la sala.

"Una noche -creo que era de noche-, escuché tiros y a la mañana el 'Correntino' le preguntó a 'Chupete' si se había enterado de lo que le había pasado al gremialista de Swift. Con lujo de detalles, contó cómo lo habían fusilado. Y después contó lo de un perro que se había comido a una persona. Creo que hablaban del 'Negrito'
(llora).

(Sigue, secándose las lágrimas) Personalmente, me cagué hasta las patas. Y las demás mujeres también. Tal es así que cuando una pedía ir al baño, pedían todas. Nadie quería quedarse sola por miedo a que pasara algo. Ir al baño, para ellos, era muy divertido. Se reían cuando alguien se caía. Nos llevaban en hilera, como si fuera un jardín de infantes. 'Levanten los pies. Doblen'.

"Se escuchaban ruidos de aviones y helicópteros. Más de aviones. De noche siempre había ruido de autos, ca
miones y tiros. Mientras estuve en cautiverio, traían mujeres a rolete y las tiraban una tras otra. Parece que cuando llegaba una más o menos linda, la violaban. Una noche, alguien vino y manoseó a una chica. No sé quién fue. ¡El escándalo que se armó al otro día! Nos pegaron por buchonas.

"Mientras estuve encapuchada me carearon una vez con un tal 'Rubencito'. Después conocí a Estela Ingenieros, la nieta de José, el escritor. Una sola vez nos sacaron de la sala para limpiar. Nos pusieron a todos en hilera y yo quedé de espaldas con una persona, que no sé si era mujer o varón. Le hice una pregunta y no me contestó.

La sala no era muy grande. Era como de 15 metros de largo por 10 de ancho. Yo estaba en una esquina, sola. Me dí cuenta de esto porque tanteaba alrededor. Pero mucho no tocaba porque los tipos andaban con perros, que te olfateaban y si vos te movías, sonabas. En el piso había varios colchones roñosos.

"A todo el mundo lo llevaron a bañarse más de una vez. A mí ni siquiera me vinieron a buscar. ¡¡Gracias a Dios!! ¡Quién sabe el futuro que me esperaría!

"Durante esos quince días no tomé ni una sola gota de agua. Te decían que si tomabas agua después de una sesión de tortura, reventabas como un sapo. Lo único que comí fue una manzanita que me acercó alguien. Fue un milico. Me dijo: 'Comé todo, hasta el carozo. No dejés nada que me pueda incriminar'.
"Esa fue la única comida. Me fui de casa con 58 kilos y entré a Olmos con 42.

El último día en 'El Campito' vino alguien y me arrastró de los pelos. Me hizo formar una fila -estaba con siete u ocho- y nos llevaron a un baño o a un lugar donde corría agua. Nos hicieron separarnos unos de otros y con un látigo nos pegaron durante dos horas. 'Espero que hayan aprendido, hijas mías. Esto es por olvidarse de Dios', decía el 'Padre Franciso' mientras nos castigaban.

"Cuando llegué a Olmos, el lonjazo más
chico que tenía era como el dedo gordo de mi mano. Fue terrible. Además, como únicamente estaba con el camisón finito de mangas largas y un pulover que daba risa, no sabés cómo me quedaron las nalgas...

Olmos, Devoto y libertad


"Llegué a Olmos el 30 de abril de 1976. Recuerdo que con una mugre que no me podía ni mirar. El olor que tenía encima era asqueroso. Estuve hacinada como un perro durante 15 días. Me acompañaba Estela Ingenieros, una chica macanudísima. Nos trasladaron en un celular. El viaje duró bastante.

"Cuando llegamos nos llevaron frente el director del Penal. Me sacaron la capucha, la venda... No podía ver nada. (Se toca la cabeza) Tenía una conjuntivitis del carajo... Una enfermera me limpió los ojos y ¡qué alivio fue! Mientras sucedía esto, el director me dijo: 'Iris Avellaneda, usted está acusada por el Poder Ejecutivo Nacional de ser una militante del Partido Comunista combatiente'. Y después agregó: 'Su salida de esta Unidad dependerá de su comportamiento'.

"Lo primero que hice fue bañarme. Me metieron en agua fría con la otra chica, Estela Ingenieros. Con ella trabé una amistad. Me dijo que trabajaba en un juzgado de San Fernando. Me comentó que a varios abogados los habían chupado la misma noche que a ella. También me contó que había escuchado voces conocidas en 'Los Tordos'.

"En la cárcel me enteré de que había estado en Campo de Mayo. Nos comentaron las otras presas que nosotras éramos 'una carga de Campo de Mayo'.

"De mi hijo no sabía nada. Algunos diarios pasaban por Olmos. En un diario salió que en el Uruguay habían aparecido 30 cadáveres. Cuando la celadora nos trajo ese diario, nosotros lo leímos y dijimos: '¿Cómo puede ser? ¿Qué está pasando afuera?'

"Había algunas otra personas del PC en Olmos. Todas habían pasado por lo mismo. Pero las únicas que veníamos de Campo de Mayo éramos nosotras.

"Mientras estuve secuestrada, mi abogado, el doctor Biaggio, había presentado un hábeas corpus, pero no le dieron importancia. Lo extraño fue que llegó a mi casa una cédula del Poder Ejecutivo Nacional que explicaba que yo estaba a disposición del presidente. Nada más.

"Estuve en Olmos hasta el 21 de agosto de 1976. Luego llegó una orden del PEN para concentrar a todas las mujeres en Devoto y a los hombres en Olmos. Estuve en Devoto desde esa fecha hasta el 13 de julio de 1978, cuando salí en libertad. Estuve 27 meses presa.

"Costaba mucho que mi familia me visitara, pero mi cuñada lo logró. No saqué nada positivo de todo esto. Me mataron a un hijo, me torturaron... Encima Menem los indultó. Pero me queda un consuelo. En Devoto yo tenía el número 203. ¿Sabés que jamás gané con ese número en la quiniela?

"Al 'Negrito' nunca supe adónde lo llevaron. Hicimos averiguaciones por todos lados durante años, y nadie había oído hablar de él. Recién cuando Ibañez contó que estuvo en 'El Campito', lo que se confirma por la mordedura del perro, me di cuenta de que estuvimos en el mismo lugar, adentro del mismo pabellón, a metros uno del otro."


La muerte de Floreal chico


En su edición del 16 de mayo de 1976, bajo el título "Cadáveres en el Uruguay", el desaparecido diario "Ultima hora" informó que ocho cadáveres habían aparecido flotando en las costas uruguayas. Según la crónica, " en un comunicado oficial de la Prefectura Nacional Naval del Uruguay, se informó que el último de los cadáveres encontrados era de sexo masculino, cutis trigueño, cabello castaño oscuro, de un metro sesenta de estatura. Como seña particular se encontró un tatuaje en forma de corazón con las iniciales F y A'.

El cuerpo de Floreal Avellaneda apareció flotando en aguas del Río de la Plata, cerca de la costa uruguaya, el 15 de mayo de 1976, un mes después de que fuera secuestrado junto a su madre. Estaba atado de pies y manos con alambre. Tenía una profunda herida sin cerrar en una de sus piernas. Luego se comprobaría que había muerto a causa del 'empalamiento' (2) al que fue sometido por los torturadores en 'El Campito'.












A 33 AñOS DEL ASESINATO DEL ADOLESCENTE DE 15 AñOS QUE FUE SECUESTRADO EN 1976

El caso de Floreal Avellaneda llega a juicio

El general Santiago Omar Riveros, como máximo responsable de Campo de Mayo, y otros cinco represores serán juzgados a partir del lunes 27 por el asesinato del joven secuestrado junto a su madre.

Floreal Avellaneda tenía 15 años cuando un grupo de tareas del Ejército se lo llevó de su casa de Munro junto a su madre. Su cuerpo apareció flotando en la costa uruguaya del Río de la Plata dos meses después, atado de pies y manos, con una profunda herida en una pierna, junto a otros siete cadáveres. Era mayo del ’76 y la aparición de cuerpos en el río todavía era una novedad que la dictadura uruguaya no sabía cómo manejar; de hecho, los militares permitieron que los diarios los fotografiaran y publicaran la noticia, con la versión de que se trataba de muertos de una pelea con un pesquero coreano. Así, el padre de Floreal pudo identificar a su hijo y reconstruir la historia que ahora, treinta y tres años después, llegará a juicio oral. Las audiencias comenzarán el próximo lunes 27; entre los primeros testigos en declarar estarán Iris Avellaneda, la madre de Floreal, sobreviviente del centro clandestino de detención de Campo de Mayo, y Floreal padre.

Iris dio ayer una conferencia de prensa sobre las audiencias en las que serán juzgados el general Santiago Omar Riveros y otros cinco represores. La madre de Floreal, de 70 años, pidió “rodear el juicio de movilización popular” y dijo que se sentía “en un momento muy conmovedor, con una mezcla de alegría y tristeza”.

En el proceso, junto con Riveros, que era el responsable de Campo de Mayo cuando sucedieron los hechos, también será juzgado Alberto Angel Aneto, el ex principal de la comisaría de Villa Martelli que la secuestró junto con su hijo y luego la torturó. Los otros acusados son el general Fernando Exequiel Verplaetsen, Osvaldo Jorge García, Raúl Horacio Harsich y César Amadeo Fragni.

Este es el primer caso que llega a juicio oral sobre las violaciones a los derechos humanos cometidas en la jurisdicción de Campo de Mayo; se realizará en los Tribunales de San Martín, ubicados en Balbín 1753, los días lunes, miércoles y viernes desde las 9. La primera audiencia está prevista para el lunes 27 de abril, a las 9.30. El domingo previo habrá una vigilia organizada por las juventudes de la Liga Argentina por los Derechos del Hombre, la CTA, Libres del Sur, la Federación Juvenil Comunista y el Partido por la Democracia y la Equidad.

En la conferencia de prensa se denunció que continúa sin protección María Soledad Larugga, quien fue amenazada hace quince días tras participar en un acto por Floreal Avellaneda; los organismos presentes se quejaron de que “ni el juez federal de Morón ni el Ministerio de Justicia de la Nación dispusieran medidas para protegerla”.

La abogada Liliana Mazzea, de Justicia Ya, valoró que el caso sea el primero en llegar a juicio oral de la megacausa de Campo de Mayo, pero señaló que la fragmentación que implica abrir causas por víctimas y no por centro clandestino “es la causa principal del atraso en lograr justicia y además dificulta la visión de lo verdaderamente ocurrido”. También acompañaron a Iris en la rueda de prensa Jorge Brioso (abogado de la querella), Patricio Echegaray (PC), Graciela Rosenblum y José Schulman (de la Liga). Carlos Zamorano, abogado del Partido Comunista, destacó que esta es la primera vez que un partido político es reconocido como querellante en un juicio por terrorismo de estado; “ese derecho le corresponde al Partido Comunista, no sólo porque entre sus afiliados se encuentran victimas de la dictadura, sino porque es un deber y un derecho de todo partido político defender los derechos humanos”.

En Uruguay en busca de Floreal

Estimados compañeros, les adjunto el artículo del diario La República de Montevideo sobre la actividad que desplegara la delegación que viajó junto a Iris Avellaneda, la mamá del Negrito.

Gracias a todas y todos los que expresaron su solidaridad con esta causa, para que podamos seguir luchando contra la impunidad en las dos orillas del Río de La Plata.

Fraternalmente.

NORA PODESTA

Comisión Internacional

LIGA ARGENTINA POR LOS DERECHOS DEL HOMBRE

La República de Montevideo

Politica p4 Viernes, 12 de mayo, 2006 - AÑO 7 - Nº2187

Piden reapertura del caso de Floreal Avellaneda

Los partidos comunistas y sus correspondientes organizaciones juveniles de Uruguay y Argentina presentaron ayer ante la Justicia uruguaya un pedido de exhorto para que ésta reabra el caso de un adolescente argentino secuestrado, torturado y muerto en el vecino país en 1976 y cuyos restos fueron encontrados en ese mismo año en las costas uruguayas y enterrado como "NN" en un tubular del Cementerio del Norte, en Montevideo.

Se trata de Floreal Edgardo Avellaneda, capturado un 5 de abril de 1976 por represores argentinos en el marco de un operativo del Plan Cóndor cuando tenía 14 años de edad. Los militares tenían intención en aquella oportunidad de detener al padre de Floreal, un obrero metalúrgico integrante del PCA y al no encontrarlo, se llevaron a la madre y al adolescente. La madre estuvo años en condición de detenida-desaparecida y el padre, en el exilio.

Floreal, conocido también como "el negrito", fue asesinado por empalamiento por militares que están plenamente identificados por las organizaciones políticas de izquierda y de Derechos Humanos del vecino país. Incluso varios de ellos estuvieron detenidos aunque luego fueron liberados por recursos presentados ante la Justicia argentina.

Los padres del adolescente desaparecido se encuentran hoy en Montevideo acompañados por abogados pertenecientes a organizaciones humanitarias en procura de dar con los restos de Floreal, lo que sería ya una segunda desaparición.

A los dos años de haber sido sepultado, los restos de Floral Avellandea fueron derivados al osario del Cementerio del Norte sin que la Justicia uruguaya de la época hiciera nada al respecto.

Por su parte, el representante diplomático argentino en Uruguay, Hernán Patiño Mayer, ofreció los servicios de la embajada de su país en este caso "porque como ya lo dijo el presidente Néstor Kirchner, todo lo referente a Derechos Humanos es ­para nosotros los argentinos- una cuestión de Estado. Estamos a las órdenes para lo que ustedes necesiten" le dijo Mayer a los padres de Floreal.

Ayer a las cinco de la tarde, los padres del adolescente argentino desaparecido, las organizaciones defensoras de los Derechos Humanos, jóvenes comunistas e integrantes de los partidos comunistas de Uruguay y Argentina acompañaron el exhorto presentado por los abogados ante el Juzgado de 6to. Turno de la calle Bartolomé Mitre.*


Floreal "El Negrito" Edgardo Avellaneda

Floreal "El Negrito" Edgardo Avellaneda (Rosario, Argentina, 14 de mayo de 1960 - Buenos Aires?, mayo de 1976) fue un militante de la Federación Juvenil Comunista, encargado de las tareas de propaganda en su barrio. Vivía con su madre Iris Etelvina Pereyra de Avellaneda y con su padre Floreal Avellaneda, delegado de la fábrica textil Tensa, ambos militantes del Partido Comunista de la Argentina.

Tenía 14 años cuando fue secuestrado de su casa junto a su madre, fue detenido ilegalmente y torturado. Su cadáver fue hallado el 14 de mayo de 1976 en aguas del Río de la Plata. Su cuerpo fue encontrado con graves muestras de haber sufrido degradantes torturas físicas y haber sido víctima de un horroroso empalamiento.

A pesar de las torturas que le infligieron en la comisaría de Villa Martelli adonde lo llevaron, el Negrito no delató a ningún compañero de militancia, a pesar de que conocía muchos domicilios y cada una de las actividades de los comunistas del lugar: "Mi hijo ya tenía su educación y una gran valentía, lo mataron, pero no delató a ningún compañero, por eso para nosotros, los padres, es un ejemplo" pronuncio su madre Iris E. Pereyra durante una de las querellas.

La causa sobre el asesinato y tortura del negrito Avellaneda se encuentran abiertas y tanto sus padres como el Partido Comunista de la Argentina son querellantes.

HOMENAJE A FLOREAL AVELLANEDA

El Negrito en la escuela

El Negrito Floreal Avellaneda vuelve a la escuela es el título del libro que será presentado hoy, como parte del programa Jóvenes y Memoria 2010 de la Central de Trabajadores Argentinos (CTA) y el Sindicato Unico de Trabajadores de la Educación de Buenos Aires (Suteba).

La iniciativa nació en octubre, cuando fue colocada una placa recordatoria en el aula de la Escuela 10 de Munro, donde terminó su séptimo grado. Allí estuvo Iris Avellaneda, mamá del Negrito, junto a docentes del Suteba de Vicente López, y “entre abrazos y lágrimas pensaron en la necesidad de que esta historia sea una historia viva en la memoria, pensaron en contarle cómo fue a Malena, de 12 años, a la enfermera que leería estas páginas en su descanso del hospital, en los vecinos que deseaban conocer la vida de un joven militante que soñaba, como muchos de nosotros hoy, con un mundo diferente, más justo, con igualdad e inclusión”, según expresaron Marina Mapelli, secretaria general de Suteba Vicente López, y Daniela Giannini, docente de la Escuela 18 de Munro.

En las 107 páginas diseñadas por Cecilia Jeric, secretaria de comunicaciones de esa filial del gremio docente, se cuenta el secuestro del padre del Negrito, de Iris, los vuelos de la muerte, las fábricas, el Negrito campeón de natación, enamorado de su novia y buen estudiante. La presentación del libro, del que participan la Liga Argentina por los Derechos del Hombre, Madres de Plaza de Mayo-LF y Ctera, será a las 8 en Pelliza 1390, Olivos.

PRESENTACION DEL LIBRO "EL NEGRITO VUELVE A LA ESCUELA"

(Escuela Primaria Nº 2 de Vicente López)
El Negrito Floreal Avellaneda vuelve a la escuela, el libro sobre la vida del Negrito, fue presentado el 23 de marzo en el partido bonaerense de Vicente López, en el marco del lanzamiento del Programa Jóvenes y Memoria.

La cita fue en la escuela primaria Nº 2 con un panel integrado por los padres del Negrito, Iris y Floreal Avellaneda; el secretario general de la CTA, Hugo Yasky, la titular del Suteba-Vicente López, Marina Mapelli, y autoridades educativas bonaerenses.




El programa difundido por Suteba prevé la proyección del video del juicio realizado en 2009 a los responsables del secuestro y desaparición del joven comunista, con relatos de los alumnos y la presencia de los abogados querellantes de la familia Avellaneda. Ejemplares del libro serán entregados a los establecimientos educacionales de Vicente López, Tigre, San Isidro, San Fernando, San Miguel, Escobar, San Martín y Tres de Febrero.

Vale recordar que el Programa Jóvenes por la Memoia, fue lanzado en 2002 por la Comisión Provincial por la Memoria de la provincia de Buenos Aires, con el fin de promover en las escuelas secundarias bonaerenses, el tratamiento y análisis de los hechos históricos ocurridos en el país durante la última dictadura.Ç+


La foto que no imaginó el Negrito Floreal

(Por José Ernesto Schulman)

A Marina que tiene la pasión del Negrito en sus ojos

Desafiado a imaginar las fotos que pudo haber visto el Negrito Floreal Avellaneda en sus últimos minutos de vida, me atreví a decir que debió haber visto la foto del triunfo popular, la de millones de obreros y estudiantes, unidos y adelante, asaltando la Casa Rosada para tomar el poder, esa foto con que soñaba la generación del Cordobazo y nunca ocurrió; también que debió haber visto la de sus padres y familiares, la de sus compañeros de la Fede y la Jotape, la de aquella niña que suspiraba por él y la del asesino Aneto, el miserable que lo arrancó de su casa y lo mató con sus propias manos no se sabe bien si en la comisaría de Villa Martelli o El Campito en Campo de Mayo.

Puesto en tal desafío (1), dije también que podía imaginar las que él no pudo haber imaginado: la foto de la condena a los generales Riveros y Verplaetsen, y algunos de sus cómplices y la foto de los globos volando al cielo de los desaparecidos llevando las cartitas de los chicos que participaron en el programa de memoria impulsado por el Suteba de Vicente López en ocasión de la colocación de una placa en el aula donde él terminó sus estudios primarios en la Escuela Pública Número 10. Pero, como siempre, la realidad superó toda ficción.

Si el Negrito difícil que hubiera imaginado la foto de su reivindicación por los niños de “su” escuela; yo no pude imaginar la foto de los niños que

pedían a Iris que firmara el ejemplar del libro que les había tocado. Cómo si fuera Susana o la capitana de las campeonas de hockey. El caso es que el Suteba y la C.T.A. de Vicente López impulsaron un programa de memoria sobre el Negrito para lo cual editaron un libro sobre su vida, el juicio, la memoria y algunas cosas más; y lo presentaron el 23 de marzo. Justo un día antes del fatídico aniversario.

Cómo un sorbo de luz antes de mirar la oscuridad.

Cómo un vaso de buen vino antes de un largo ayuno. La cosa fue en otra escuela, más grande aún que la del Negrito, la Pública Número Dos, donde se reunieron una cantidad impresionante de alumnos, maestros y maestras, militantes sociales, políticos y de derechos humanos, funcionarios del Ministerio de Educación y de la Comisión Provincial de la Memoria; y algunos secretarios generales: Hugo Yasky, de la Central de Trabajadores de la Argentina; Patricio Echegaray, del Partido Comunista; Roberto Baradel, del Suteba y la presidenta de la Liga, Graciela Rosenblum para nombrar sólo a los compañeros que actúan a nivel nacional. Digámoslo de entrada: no todo se puede contar.

Un acto cómo éste sólo se puede sentir, vivir intensamente, con las lagrimas a flor de piel y esa extraña convicción que exteriorizó el compañero Victorio: ni en nuestros sueños más osados de presos políticos, jamás imaginamos algo como esto.

Hay muchas cosas para resaltar del acto: la formidable coincidencia en todos los discursos que la reivindicación de un joven militante es un duro golpe a la impunidad, a los planes de la derecha por revertir lo conquistado; el acontecimiento cultural, verdadera innovación en la cultura política de la izquierda y el movimiento popular que se homenajeara a un militante de la Fede sin que se dejara de homenajear a todos los compañeros de todas las culturas y organizaciones populares, y que lo hicieran algunos que eran de la Fede y muchos que no habían sido nunca; y que a nadie le preocupara un corno quién era qué cosa ni cuando.

Por fin, la noble y elemental idea de que si el enemigo nos encerró y vitaminizó juntos, que no había cárceles ni lugares separados para cada fuerza política, todos debemos reivindicar todos los compañeros, todas las culturas, porque para que el cielo de los desaparecidos sea un arco iris tendrán que estar todos los colores, cada uno representando a una cultura y una organización.

Por eso dijimos, que sólo los globos rojos llevan las cartitas de Floreal al cielo de los desaparecidos; no porque sea el único color sino porque si no están todos los colores, no es el cielo de los desaparecidos. El acto mostró la generosidad política de muchos y la evidencia de un cambio cultural imprescindible para superar los límites del campo popular y poner la Argentina en sintonía con la revolución cultural que protagonizan la Bolivia de Evo, la Venezuela de Chávez, el Ecuador de Correa y la invencible Cuba de Fidel. Pero lo que más impresiona del acto son los jóvenes y los niños.

Adolescentes que crearon videos sobre los desaparecidos, que investigaron honesta y concienzudamente, que se acercan al pasado sin prejuicios pero sin indiferencia. Por el contrario, con una clara voluntad de aprender para continuar, de saber para hacerse cargo, de enterarse para que no vuelva a ocurrir la derrota. Y los niños.

Al final. Yo debí haberlo imaginado.

El 22 de marzo, cuando Sabbatella llevó a Iris y la Liga al escenario mayor de la Minga en la quinta donde funcionaba Mansión Seré, y ante siete o diez mil jóvenes, Iris les contó la historia del Negrito y todos lloraron amarrándose las manos, lo debí haber imaginado.

O el 26 de abril, cuando los jóvenes de la Liga, de la Cta y de la Fede pasaron la noche previa al inicio del juicio en una vigilia, frente al edificio donde se haría el Juicio Oral, lo debí haber imaginado.

Acaso el 12 de agosto, cuando cientos festejaban en la calle la condena a Riveros y algunos cientos de miles lo seguían por el Canal Siete, no debí haberlo imaginado?

¿Y el 30 de octubre?, cuando los niños pegaron sus cartitas a los globos y siguieron con su mirada cómo volaban al cielo del Negrito, ese era el día en que estaba todo claro y debí imaginarlo. Porque ese día hubo algo que casi paso desapercibido pero que explica lo que pasó el martes en la Escuela Diez: ese día, al terminar el acto, los niños abanderados, y había un montón porque había de varias escuelas, saludaron a Iris como si fuera el poder, y ella los besó uno a uno. Pero no. No lo imaginé y cuando al terminar el acto una bandada de niños corrió con Iris para que les firmara el libro, me asombré.

¿Quién podía haber imaginado que esta mujer, madrecorajeargentina, que sostuvo su lucha en medio de un silencio bastante parecido a la soledad, firmara ahora autógrafos para los niños de las escuelas que la tratan como a una heroína popular o una estrella de la televisión?

Seguro que casi nadie, como casi nadie podía haber imaginado la condena de Riveros y la naturalidad con que se reivindica a un niño militante haciendo del olvido un insulto que nadie acepta. El Negrito volvió a la escuela, y a lo mejor, la escuela puede volver al Negrito, a los desaparecidos, a la generación del Cordobazo, al sueño invencible de ser libres, para que seamos, al fin, hermanos de todos los Negritos, como soñaban el General San Martín y el Comandante Guevara.

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