viernes, 26 de agosto de 2011

TOMA DE LA CALERA / MONTONEROS (Emilio Maza-Ignacio Velez Carreras)



"LA TOMA DE LA CALERA"

MONTONEROS

(IGNACIO VELEZ CARRERAS & EMILIO MAZA)

*El 1 de julio de 1970, uno de los grupos fundadores de la organización Montonerosllevo a cabo una de las primeras acciones guerr

illeras de su existencia: los combatientes tomaron la comisaria, la central de telecomunicaciones, y asaltaron el banco, de la localidad de La Calera, Córdoba.

*Algunos errores en la retirada permitieron a las fuerzas de la represión de la dictadura capturar a los militantes.

*3 de ellos resultaron heridos:

-Emilio Maza, referente del grupo, fundador de la agrupación, murió 7 dias después en un hospital, a causa de las heridas

-Ignacio Vélez Carreras, estuvo 3 años preso, cuando salió planteo diferencias con la conducción de Montoneros y se sumó al grupo de José Sabino Navarro.

…………………………………………..

Hablamos con:

IGNACIO VELEZ CARRERAS: Colaborador de la revista “La Lucha Armada”, compañero y amigo del “Gordo” Emilio Maza

Compartimos fragmentos de la presentación del libro de Ramón Torres Molina, presidente del Archivo Nacional de La Memoria (“Las Guerrillas en Argentina”)


PODES ESCUCHAR EL PROGRAMA


DESCARGA DIRECTA DESDE AQUI


En el Segundo programa dedicado a "La Toma de La Calera" compartimos las palabras de Cecilio Manuel Salguero, integrante del grupo fundador de Montoneros en Córdoba, participante del operativo en 1970, ex preso político.
ademas compartimos la canción "La V de la Calera", del disco "Cantata Montonera" del grupo Huerque Mapu

PODES ESCUCHAR EL Segundo PROGRAMA (2012)




SEGUN WIKIPEDIA:

La Toma de la Calera fue un operativo realizado por la organización argentina Montoneros el 1 de julio de 1970, a las 7.30, en la localidad cordobesa de La Calera. Tomaron la comisaría, se asaltó el Banco de la Provincia de Córdoba, se tomó la central telefónica y se inutilizaron sus equipos y se dejó en la esquina del banco una caja -un supuesto explosivo- que en realidad contenía un grabador con la Marcha peronista. Luego de la retirada, diversos errores de planificación y ejecución provocaron la detención de varios militantes, algunos de ellos fundadores de la organización.

Contexto/Cordobazo, 29 de mayo de 1969

El contexto en que se dio el copamiento estaba teñido por un duro reclamo de los trabajadores de IKA Renault y el prolongado conflicto estudiantil en las facultades de Arquitectura, Ciencias Exactas y Derecho. Un año atrás, el Cordobazo fue un punto de inflexión en la historia política argentina de las últimas décadas. Tuvo un efecto multiplicador de manifestaciones contra el gobierno militar y contra la burocracia sindical en otras ciudades del país, y fue el punto de partida del resurgimiento de la corriente clasista en las fábricas. Incentivó el crecimiento y accionar de agrupaciones de izquierda y células activistas, algunas de las cuales derivaron en organizaciones políticas armadas (entre las más importantes, el Ejército Revolucionario del Pueblo, Montoneros, Fuerzas Armadas Revolucionarias). Ese es el contexto del que salieron los jóvenes de entre 22 y 24 años que llevaron a cabo el operativo de La Calera.

Preparación

La elección de La Calera para efectuar la acción armada tenía que ver con la raigambre peronista del lugar. Había sido el último foco de resistencia del peronismo durante la Revolución Libertadora. Además, la cercanía al Regimiento de Infantería Aerotransportada de Córdoba, cuyo personal era incapaz de reaccionar con suficiente rapidez, fue deliberadamente calculada para afectar la moral del Ejército. Además, el año anterior, el 3 de octubre de 1969, La Calera había vivido un casi perfecto clima de guerra. Novecientos paracaidistas se habían lanzado desde aviones Hércules C-130 y Douglas DC-3 para rodear la localidad, ante la posibilidad de que un grupo guerrillero pudiera actuar en la zona.1

Cecilio Salguero vivía en la ciudad y se encargó de la logística previa junto a su cuñado, Jorge Piotti. Un mes antes, habían realizado un estudio del movimiento en sitios clave, además de monitorear el tráfico vehicular, la rutina de los cuarteles, qué ruta era la más correcta para entrar y salir, y por dónde se podía obstruir el camino con clavos miguelitos.

El copamiento general de la ciudad debió haberse realizado una semana antes, pero hubo una falla en la coordinación y se postergó. La persona que debía conducir uno de los autos tuvo un inconveniente, salió retrasado y redujo a un taxista, al que encerró en el baúl. Fue un riesgo agregado que hizo desistir de continuar con la operación. Una semana después, el acto guerrillero se concretó. Empezó muy temprano en diferentes casas operativas de los alrededores para confluir en los accesos de La Calera. En pleno centro de la ciudad, mientras un grupo asaltaba la sucursal del Banco de Córdoba, a muy pocos metros de la sede del banco, otro grupo había tomado el edificio municipal y apuntaba a los empleados con pistolas y fusiles. Simultáneamente, pintaban consignas en el frente de la Municipalidad y dejaban a la vista una caja negra que simulaba una bomba pero que contenía un grabador con la Marcha Peronista. Mientras eso ocurría, la subcomisaría en barrio 25 de Mayo también había sido tomada, como el edificio del Correo y la oficina de Telégrafos. A las 7, cuatro autos, un Fiat 1500, un IKA-Renault Torino, un Renault 4 y una camioneta, con cuatro ocupantes cada uno, ingresaron a La Calera provenientes de Villa Rivera Indarte y Villa Allende. El principal era el Torino, que había sido camuflado como patrullero y que se usó para tomar la subcomisaría

El operativo comenzó cuando el subcomisario Eustaquio Larrahona, que estaba con una agente en un Jeep de custodia que controlaba la apertura del banco, sintió un fuerte impacto. Habían sido atropellados de atrás por una pick up Chevrolet que simuló quedarse sin frenos en la pendiente de la avenida San Martín, siendo rodeados por cuatro hombres y una mujer armados con ametralladoras y pistolas calibre 45, que los redujeron, los llevaron frente al municipio y los hicieron parar junto a los pilares de acceso. Mientras, otro de los asaltantes, que llevaba un brazalete celeste y blanco en el que se leía Montoneros, se introdujo al edificio donde ya había gente trabajando. Desde adentro se comunicaba a través de walkie talkies con sus compañeros, a los que nombraba con apodos. En la oficina de Telégrafos, los atacantes redujeron a la encargada y al guardahilos, cortaron cables y destrozaron la central de comunicaciones.

En el caso de la comisaría y el banco, tras amenazar a los presentes con pistolas y fusiles, los guerrilleros los obligaron a cantar la Marcha peronista. En el interior del banco, los guerrilleros le ordenaron al gerente que abriera el tesoro de la entidad, explicando que sería usado para la «liberación argentina» y para «saciar el hambre de los empleados de SMATA». El botín fue de cuatro millones de pesos de la época. En el banco hubo un tiroteo con un policía de civil, pero el comando que actuaba en el lugar logró escapar. En la sede municipal había quedado reducido el comisario Eustaquio Larrahona, mientras los Montoneros pintaban con aerosol las leyendas: «Perón o muerte, Montoneros» y consignas que reivindicaban a la organización rebelde, y otras agrupaciones como Uturuncos, General San Martín y Eva Perón dejaban una caja negra que simulaba una bomba y tiraban panfletos con una proclama que eran rápidamente recogidos por los curiosos. El operativo general duró menos de una hora. Cuando los periodistas cordobeses llegaron al lugar, los vecinos les preguntaban si estaba ocurriendo lo mismo en el resto de la provincia porque el operativo los había dejado incomunicados.

La huida y las detenciones

En Villa General Belgrano cayeron los "montos" Losada y Fierro

Después de la operación, todos los autos se retiraron hacia Saldán y dos activistas, Losada y Fierro, se bajaron en Villa Rivera Indarte para esconderse en una casa. Allí se produjo un intercambio de disparos y los detuvieron. Al general Jorge Carcagno, que fue el que recuperó la ciudad, le avisó lo que ocurría un policía que llegó corriendo al cuartel y regresó con dos camiones repletos de soldados.

Losada, que resultó herido fue detenido porque en la huida, se rompió un Fiat 1500 y tuvieron que modificar los planes, robando el primer auto que vieron pasar. Aunque se bajaron 100 metros antes de otra casa operativa que tenían en Villa General Belgrano, algunos vecinos pasaron el dato del coche a la Policía. Con Fierro bajaron los bolsos cargados con armas. Fue en ese momento que apareció una F100 con tres personas con las que se inició un tiroteo donde ambos fueron heridos. Losada luego declarará que después de que lo curaran en el Hospital militar, fue torturado.

Recuperada la ciudad, los militares desplegaron el operativo de desactivación de la presunta bomba depositada en el parque de la Municipalidad. La caja era un cubo de unos 50 centímetros de lado. Se presumía un artefacto destructivo. Con cuidado, se lo trasladó a un sitio alejado y allí se lo abrió. Para sorpresa del oficial encargado de la tarea y de los curiosos que lo rodeaban, se comprobó que contenía un grabador con una cinta de la Marcha Peronista.1

La caída del grupo

Los sucesos de la Calera puso a las fuerzas de seguridad en la pista de los fundadores de Montoneros, entre los que estaba Norma Arrostito

De los interrogatorios a los detenidos se obtuvo la dirección de la principal casa operativa, que quedaba en barrio Los Naranjos. Allí, en horas de la siesta del mismo día, se produjo un allanamiento y hubo un tiroteo tras el que resultaron capturados Ignacio Vélez, Emilio Maza y el resto del comando. En la vivienda, la Policía encontró un fichero con una lista de colaboradores escrita en clave y una autorización para manejar un Renault 4 otorgada por Norma Arrostito en favor de Emilio Maza. Según las pericias, el documento se había confeccionado con la misma máquina de escribir con que se tipiaron los comunicados del secuestro de Aramburu. De esa manera, las fuerzas de seguridad dieron con una pista para descubrir a la célula porteña del grupo fundador de Montoneros.

A raíz de esos operativos resultaron detenidos prácticamente todos los integrantes del copamiento: José María Breganti, Felipe Nicolás Defrancesco, Luis Lozada, Ignacio Vélez Carreras, Cristina Liprandi de Vélez, Emilio Maza, Juan Carlos Sorati Martínez, Heber Albornoz y José Antonio Fierro. De esos nueve detenidos resultaron heridos Losada, Vélez Carreras y Emilio Maza, que falleció una semana después en el Hospital San Roque.

Consecuencias

El error de permitir que los integrantes del grupo conocieran el nombre de sus camaradas y la ubicación de las casas operativas desnudó la falta de una organización adecuada. Los largos meses en cárcel les permitieron a militantes como Ignacio Vélez e influidos por Envar El Kadri, continuar con el análisis social y político. De allí surgió la reflexión autocrítica del llamado “Documento Verde”, en el que declararon claras diferencias con la conducción de Mario Firmenich. A partir de entonces afianzaron su participación en la fuerza guerrillera a través de la columna Sabino Navarro, más afín al sector de los curas obreros y la militancia social.

La Calera hoy

A 40 años de ese suceso, la memoria de los calerenses lo retiene como un hecho ajeno e inesperado, y los lugares donde se desarrolló el copamiento ya casi no existen. La ex comisaría está en ruinas, el ex correo es una casa de familia y la ex central de telégrafos se convirtió en una carnicería. En lugar del banco, hay un supermercado chino, y la Municipalidad no conserva registro visible de los hechos.




A 40 años de la muerte de Emilio Maza, combatiente de La Calera. Quién fue el primer montonero caído, según el recuerdo de su compañero de militancia, Nacho Vélez.

El jueves se cumplieron 40 años de la muerte de Emilio Maza, la primera de las miles de bajas que los Montoneros habrían de sufrir en el curso de poco más de una década. Acaso porque circulan pocas fotos suyas, el cordobés Maza es prácticamente un desconocido. Lo llamativo es que fue por una foto que la esposa del general Pedro Eugenio Aramburu lo habría reconocido como uno de los jóvenes militares que habían secuestrado al ex dictador un mes atrás. El nombre de Maza resuena en apariencia menos que el de otros fundadores de Montoneros que morirían poco después, como Fernando Abal Medina y Carlos Gustavo Ramus, abatidos por la Policía Bonaerense en la pizzería La Rueda, de William Morris, el 7 de agosto. O el correntino José Sabino Navarro, que logró escapar de aquel tiroteo y que en julio de 1971, tras ser herido por policías cordobeses, decidió no entregarse. Debilitado por la pérdida de sangre, se internó en la sierra y se suicidó.
Un año y medio menor que Maza, Ignacio Vélez, hoy funcionario del Ministerio de Desarrollo Social, fue liceísta como Emilio y lo acompañó en el recorrido que fue desde la fundación de Montoneros a la toma de la pequeña ciudad cordobesa de La Calera. Fue en esa acción que Maza murió y Nacho Vélez fue herido y detenido. A la distancia, Vélez recuerda que “ El Gordo era muy alegre, irónico, muy inteligente y muy serio en los debates. No era sólo un hombre de acción: sabía muchísimo de Historia y lo complejizaba todo, lo discutía todo, lo daba vuelta, lo ponía del reverso y lo analizaba, dos, tres, cinco veces”.
La acción de copamiento de La Calera, una pequeña ciudad satélite de unos 25.000 habitantes, 17 kilómetros al noroeste de la capital provincial, se había iniciado esa madrugada desde la casa de Nacho Vélez en Villa Allende. La toma de La Calera se produjo pasado más de un año del Cordobazo y un mes después del secuestro del ex dictador Pedro Eugenio Aramburu. Fue Maza quien dirigió la acción militar, que implicó la reducción y robo de las armas de la comisaría de La Calera y de una subcomisaría, la ocupación de las centrales telefónica y telegráfica y el corte de las comunicaciones, más el robo de unos cuatro millones de pesos de la sucursal del Banco Nación. En la retirada, el vehículo que utilizaban dos montoneros, Luis Losada y José Antonio Pepe Fierro, se descompuso, obligándolos a hacerse de otro a punta de pistola. Advertidos por el asaltado, policías de civil los interceptaron, hirieron a Losada y tras la captura de ambos sometieron al llamado “submarino” a Fierro, que entregó la dirección del chalet de Los Naranjos en el que Maza intentó refugiarse.
La represión subsiguiente, dirigida por el general Jorge Carcagno (que trece meses antes había pacificado la capital provincial tras el estallido del Cordobazo), permitió detener a otros siete montoneros que habían participado en la acción, entre ellos a Nacho Vélez, herido, y a su esposa, Cristina Liprandi. Estas caídas pusieron en fuga, y en riesgo de virtual extinción, a miembros y colaboradores de Montoneros.
Pero eso no se sabría hasta bastante después. En el momento, la toma de La Calera les dio encarnadura a los hasta entonces controvertidos montoneros, desde que el nombre de la organización había aparecido en público para reivindicar el secuestro, juicio sumarísimo y ejecución de Aramburu (acusado, entre otras cosas, de profanar y desaparecer el cadáver de Eva Perón) en un comunicado que finalizaba con un “que Dios se apiade de su alma”, de fuerte olor a incienso y sacristía.

–¿Cómo pasaron Maza y usted del Liceo General Paz a la lucha armada?
–El inicio estuvo en la fuerte amistad que hicimos Fierro, Maza, y yo con los curas del liceo Alberto Rojas y Carlos Fugante, una amistad que continuó luego de nuestro egreso, en 1964. El Beto Rojas vivía en el Hogar Sacerdotal de Rioja y La Cañada, que se comunicaba por un patio interno con la parroquia universitaria de Cristo Obrero. Esa casa, que fue demolida, fue una especie de Jabonería de Vieytes. Ahí vivían Rojas y José Echeverría González, a quien le decíamos El Tío Pepe . Los principales animadores de los debates que convocaban a monseñor Enrique Angelelli, al padre Milán Viscovich y a otros curas muy comprometidos, así como a decenas de compañeros de origen cristiano, eran Echeverría y Emilio –que era dirigente del integralismo–. Debates sobre el compromiso que los cristianos debíamos tener con los pobres, las encíclicas del Papa Juan XXIII, los documentos del Concilio Vaticano II, a los que asistían también compañeros no creyentes.
–¿Qué cosas discutían en ese espacio?
–Decíamos que debíamos postergar la discusión de que si Dios era o no mortal, cuando estábamos seguros que el hambre era mortal. Debatíamos la filosofía de (Pierre) Teilhard de Chardin y los materiales que nos llegaban de la Revolución Cubana. Recuerdo como si fuese hoy cuando nos llegó el mensaje de la Olas (Organización Latinoamericana de Solidaridad) y la brutal violencia que significó para nosotros la imperativa urgencia por asumir la violencia en defensa del pueblo explotado a la manera de Camilo Torres. Todas las tardes, desde las cinco y media o seis de la tarde, ellos comenzaban a cebar. El mate empezaba a circular en ronda entre los que se iban incorporando a medida que llegaban de sus respectivas actividades. Había dirigentes gremiales, de la Juventud Obrera Católica, estudiantiles, curas, profesionales. El Gordo era una persona muy especial, conocía a fondo la historia de nuestro pueblo y como peronista de la época, era un fervoroso revisionista. Leía muchísimo y también desarrollaba una intensa práctica política, siempre en estrecho vínculo con los más humildes.
–Era un teórico, un intelectual…
–Era muy alegre y positivo, irónico y muy inteligente. Con seriedad, complejizaba todo, discutía todo, lo daba vuelta, lo ponía del reverso y lo analizaba, dos, tres veces. De él se han dicho muchas tonterías. Como venía de una militancia cristiana y había egresado del Liceo Militar, algunos dijeron que era fascista. ¡Nada que ver! Era un cristiano comprometido que se expresaba políticamente, apasionadamente, como peronista revolucionario. Recuerdo que me regaló un ejemplar de El diablo y el buen dios , de (Jean-Paul) Sartre, y le puso como dedicatoria: “Para compartir la belleza del alma de los sin Dios”. Juntos conocimos de cerca el sufrimiento de los trabajadores y la injusticia de la proscripción del peronismo. En esa época participamos en la formación del Movimiento Universitario de Cristo Obrero. Pero ya en 1967 comenzamos a organizar el grupo que después terminaría siendo Montoneros.


Crónicas de archivo - Montoneros (Parte 1/2) por elortiba
–¿Cómo siguió esa etapa?
–Fue entonces cuando nos vinculamos fuertemente con Juan García Elorrio y el grupo de la revista Cristianismo y Revolución , y a través de él, con John William Cooke, Alicia Eguren y los compañeros de la Acción Revolucionaria Peronista, el grupo de Cooke y Eguren. No voy a decir que Emilio no era foquista, porque en aquel momento estábamos todos muy influidos por la revolución cubana, las experiencias guerrilleras de toda Latinoamérica y las lecturas de materiales como Revolución en la revolución (el primer libro de Régis Debray, aparecido en 1968). La lucha armada aparecía como el único camino para avanzar hacia la justicia y la dignidad para nuestro pueblo. No nos quedaba otra en un contexto de ausencia total de democracia política. Pero aun así, a diferencia de otros fundadores de Montoneros, el Gordo tenía claro que el principal protagonista era el pueblo y, en especial, los trabajadores. Tenía una concepción política de masas.
–No era elitista. Según tu descripción, Emilio equivalía en Montoneros a lo que era (Carlos Enrique) Olmedo en las Fuerzas Armadas Revolucionarias...
–Algo parecido. Emilio emprendió una búsqueda sincera, franca, transparente, y en ella, siendo dirigente universitario, el pensamiento cristiano se reencontró con otras corrientes, superando la confrontación que los gorilas supieron utilizar para dividir al pueblo, para evitar su promoción y liberación.

Como un hermano
Miembro de una familia tradicional repleta de abogados y jueces, Ignacio Vélez Carreras acompañó todo el recorrido de Emilio Maza, desde el Liceo Militar General Paz hasta su muerte en La Calera, ocasión en que fue herido. Liderados por Maza, y junto con Carlos Capuano, Luis Losada, José Antonio Pepe Fierro, Héctor Ciro Araujo (desaparecido en La Perla), Susana Lesgart y su esposa, Cristina Liprandi, Vélez fue uno de los fundadores del capítulo cordobés de Montoneros.
Ya desde la cárcel, hacia 1972, Vélez participó en la elaboración de un largo documento muy crítico de la conducción nacional de Montoneros. El documento pretendía abrir un debate interno en torno del militarismo foquista que remplazaba la práctica política por la violencia armada, de la jefatura ejercida, entre otros, por Mario Eduardo Firmenich, Roberto Cirilo Perdía y Fernando Vaca Narvaja. La Conducción Nacional de Montoneros no les contestó, lo que hizo que al salir de la cárcel con la amnistía del 25 de mayo de 1973, el grupo crítico conformara la llamada Columna Sabino Navarro, más cercana al Peronismo de Base y con fuerte desarrollo en Córdoba, Tucumán, Santa Fe y Buenos Aires.
Durante la dictadura, Vélez estuvo exiliado en México, de donde retornó con el advenimiento de la democracia. A partir del 2003 participó desde diversas funciones en el espacio kirchnerista. Hoy lo hace desde el Programa Argentina Trabaja del Ministerio de Desarrollo Social, convencido de que la mejor política social es la creación de fuentes de trabajo. Desde 2007 integra la Corriente Nacional y Popular del Frente para la Victoria y es un militante activo del espacio Carta Abierta.





VIDA de EMILIO MAZA (asesinado el 8 de julio de 1970)

AUTOR: Lic. Cecilio Manuel Salguero

Emilio Maza habia ingresado al Liceo militar Gral. Paz.

Alli conoció primero al cura Carlos Fugante y luego al cura Rojas quienes eran capellanes.

Esos sacerdotes del tercer mundo le confiaron y transmitieron sus visiones sobre la cuestion social , las causas de la pobreza y la dependencia.

Muchos estudiantes cuestionaban los cursos de guerra contrarrevolucionaria que se daban en los ultimos años ..basados en la Doctrina de la Seguridad Nacional dictada por el Pentagono…y difundida por Ongania en los liceos…

Ellos exigian un debate critico sobre lo social y politico, dado que se estaba en la presencia de un partido militar hegemonico ,que impedia , a traves de los golpes de estado la vigencia de una plena democracia proscribiendo al peronismo y demas partidos antimperialistas…. violando la Constitucion y los derechos humanos.

En 1964, luego de su egreso, mantuvo una fuerte relación de amistad política con el cura “Beto” Rojas. El vivía en el Hogar Sacerdotal (Rioja y La Cañada). El lugar se transformó en un lugar permanente de reuniones y discusiones políticas. Allí se le abrieron los caminos al compartir búsquedas con Monseñor Angelelli, el cura “Pepe” Echeverría, el cura Milán Viscovich, sacerdote decano de Ciencias Económicas de la UCC, el “Flaco” Gabutti y otros sacerdotes y laicos, algunos de los cuales luego confor-marían el Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo.

En esa época participó de manera activa del diálogo católico-marxista, (impulsado por el Dr. Conrado Eggers Land), superando las lecturas del cristianismo más reformista, manteniendo fuertes discusiones alrededor de las resoluciones del Concilio Vaticano II , de la iglesia progresista y las lecturas de Theillard de Charden, cuya filosofía cristiana planteaba la marcha del universo y el hombre hacia la hominización. Esta interpretación, se asemejaba al hombre nuevo, guevarista, y se acercaba al testimonio de lucha y entrega más cercano a su formación ideológica cuyo ejemplo era el sacerdote revolucionario colombiano Camilo Torres, muerto en combate.

En ese tiempo Emilio consiguió trabajo como inspector municipal (zorro gris) y vivia en el hogar con otros compañeros…a quienes mantenia…

Tambien estudiaba medicina y militaba en el Integralismo…movimiento de origen cristiano que lentamente se fue integrando al peronismo revolucionario.

El participo del MUCO (Movimiento Universitario de Cristo Obrero ), en la parroquia donde se organizo la huelga de hambre y la movilización del estudiantado contra la dictadura de Ongania y su politica represiva en la UNC.

La experiencia del MUCO y la parroquia culminó a fines de 1966, con una asamblea que se realizó en el hogar sacerdotal donde la mayoría de los integrantes del movimiento optó por llevar políticamente la lucha estudiantil al trabajo militante territorial y sindical. Emilio y un grupo minoritario, exaltando la lucha armada y la necesidad de montar el aparato militar, tomo el camino foquista.

El grupo mayoritario buscaria la construcción de la Agrupación Peronista Lealtad y Lu-cha que, a su vez, se relaciono con los estudiantes de la Universidad Católica de Córdoba que en 1967 habian formado la Agrupación de Estudios Sociales (AES).

En abril de 1967 Emilio se conectó con Juan García Elorrio, director de la revista Cristianismo y Revolucion, quien acompañado por Jorge Bernetti, hacía la apología del peronismo revolucionario desde el compromiso cristiano y militante.

Por otra parte a través del Dr. Gustavo Roca , abogado muy amigo del Che que había viajado a Cuba, tuvo acceso a información y vivencias de la revolución cubana. Gustavo era integrante del Partido Comunista Cubano, y trasmitía una imagen de la revolución muy fresca, movimientista, no estalinista, de ruptura y con participación y apoyo de los cristianos revolucionarios. Además, Leopoldo Marechal al regresar de Cuba sostuvo que era el sistema más evangélico existente hoy en el mundo y esto lo conmovió y comprometió mas aún.

La relación con Gustavo Roca y García Elorrio le abrió contactos con Acción Revolucionaria Peronista (ARP) de John William Cooke y Alicia Eguren, y le permitió participar en congresos del peronismo revolucionario en Buenos Aires.

Participo activamente en apoyo de las movilizaciones y luchas callejeras de los sindicatos de Luz y Fuerza de Agustín Tosco y la UTA de Atilio López, y volanteo en las puertas de las fábricas automotrices. Estába absolutamente decidido a terminar con el espontaneísmo y la improvisación. Por ello, las “acciones” tenían el doble objetivo de apoyar el movimiento popular y foguearnos en la experiencia de lucha, sin buscar la capitalización política con una sigla.

En Buenos Aires el grupo de Cristianismo y Revolución se expresaba a través de los Comandos Camilo Torres. Mantenía con ellos tenia una relación política constante, pero no “operativa”.

Recibia materiales y apoyaba la constitución de la OLAS (Organización Latinoamericana de Solidaridad).

Emilio era muy maduro tenía una práctica política y una formación importante para la época. Además era muy “culto”. Leía poesía, novelas,historia,ensayos, etc... El, pensába en la utilización del foco como instrumento de propaganda armada, para convocar a las bases obreras a instalar un polo de lucha política intransigente, como alternativa dentro del movimiento peronista.

Viajo a Cuba junto con Fernando Abal Medina y Garcia Elorrio donde recibio capacitacion politico-militar.

Durante 1968 y 1969 condujo diversos operativos como la toma del Tiro Federal ,camino a La Calera y la comisaria de Parque Siquiman , donde se rescataron armas.

Tambien participo en la toma del Bco. de La Calera donde se expropio dinero para la organización clandestina urbana, en formacion que se llamaria Montoneros.

La articulación de diversos grupos peronistas opositores a la dictadura de Ongania , entre los que se encontraba el Peronismo de Base dio como resultado la conformacion de Montoneros en Cordoba , que tenia una base de 300 personas entre colaboradores, militantes y combatientes…la mayoria jóvenes entre 22 y 25 años…

La decisión definitiva se tomo después del “cordobazo” porque interpretábase que estaban dadas las condiciones a fin de pasar a la etapa de la “propaganda armada” para crear la incorporación del pueblo a la lucha armada a fin de derrocar a la dictadura fascista clerical.

Despues de participar en el “aramburazo” el 29 de mayo de 1970, Emilio va a planificar y conducir exitosamente la toma de La Calera , el 1º de julio de 1970.

Elegida por ser la “capital del peronismo” esta ciudad se encuentra a pocos kilometros del comando del IIIª Cuerpo del Ejercito y constituia un gran desafio para el grupo foquista urbano “mojandole la oreja al ejercito fascista opresor”…demostrando que era posible enfrentar a los militares opresores…

Desgaciadamente por la debilidad de un compañero torturado por el Gral. Carcagno en la comisaria de Villa Allende , los militares llegaron a la casa operativa, en el Bº Los Naranjos , donde el heroico compañero se resistió y fue herido gravemente .

Llevado al Hospital San Roque y después de luchar con todas sus fuerzas murio el 8 de julio de 1970…

Emilio Maza fue el primer muerto heorico en combate , de la organización politica-militar Montoneros en la lucha de la Resistencia contra la dictadura fascista-clerical de Ongania.

A su velorio y entierro fueron 3.000 personas como lo atestiguan los diarios de la época , reflejando asi el apoyo popular que teniamos quienes combatiamos a la dictadura….

En su feretro se colocó la bandera argentina y hubo coronas enviadas por la CGTA ( CGT de los argentinos conducida por Atilio Lopez, Agustin Tosco,etc) y por Juan Peron.

Este año se recuerda el 40ª aniversario de su muerte heroica.

Su lucha no fue en vano y lo recordamos con cariño y admiración .

¡La sangre derramada no sera negociada¡¡¡

¡¡Compañero Emilio Maza hasta la victoria siempre¡¡¡

8 de junio de 2010./Cordoba /Argentina





NORMA ARROSTITO



Mas Info sobre Montoneros:
* elhistoriador (Felipe Pigna)
*elortiba.org
*Ignacio Velez escribe en la revista "Lucha Armada" (pdf)

MAS INFO SOBRE HUERQUE MAPU:




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"La toma de las armas fue una cuestión circunstancial"

Cristina Liprandi, participó en julio de 1970 de la toma armada de La Calera. Dice no saber hasta qué punto fue un error el asesinato de Rucci, hecho en democracia.

Ex montonera. Cristina Liprandi participó en 1970 de la toma armada a La Calera (José El 1° de julio de 1970, durante el gobierno de facto de Juan Carlos Onganía, una célula de la organización peronista Montoneros tomaba por las armas la localidad cordobesa de La Calera.

El grupo guerrillero se apoderó de armas de la Comisaría, asaltó el Banco de Córdoba y la oficina de correos; pero un error de planificación en la retirada derivó en la muerte de uno de los cabecillas del grupo, Emilio Maza, y en la detención de otros. Maza murió en el hospital San Roque luego de ser herido de bala por las fuerzas de seguridad el mismo día de la toma, pero en horas de la tarde, en una casa que tenían como refugio en barrio Los Naranjos.
Cristina Liprandi, por entonces de 21 años, formó parte de aquel operativo guerrillero y quedó presa en la Cárcel de Mujeres Buen Pastor. Estaría ahí poco tiempo. Al año se fugó junto a otras detenidas, entre ellas Ana Villareal, pareja de Mario Roberto Santucho, fundador del Ejército Revolucionario del Pueblo. En marzo de 1973 fue otra vez apresada y alojada en Devoto, pero se benefició con la amnistía que decretó Héctor J. Cámpora para presos políticos al asumir la presidencia del país, el 25 de mayo de ese año.
A casi 42 años de aquel episodio, Liprandi concedió una entrevista aLa Voz del Interior en ocasión de visitar la ciudad de Córdoba (vive en General Villegas, provincia de Buenos Aires) para participar de un acto de homenaje organizado por la corriente kirchnerista Peronismo Militante. Liprandi no habla de manera tajante de “arrepentimiento” por haber tenido que empuñar las armas para reivindicar sus ideas; aunque sí de “autocrítica” por crímenes que cometió Montoneros, como el del ex titular de la CGT José Ignacio Rucci.
–¿La toma de La Calera se produjo durante el gobierno de Onganía. ¿Por qué llegaron a esa decisión armada?
–Se planteó la toma de La Calera para recaudar fondos, por un lado, y por otro, armas, fundamentalmente. Y un poco para gestar lo que iba a ser después la organización político-militar, que fue Montoneros. Éramos muy poquitos, cinco acá y seis o siete en Buenos Aires.
–¿Cómo ve a la distancia lo que hizo Montoneros?
–Como organización política militar, en un momento determinado, con una coyuntura especial que existía en la Argentina, y fundamentalmente desde el peronismo, la única perspectiva que teníamos los jóvenes era quebrar la historia. Mirándolo desde hoy, creo que no lo vamos a reivindicar si se refiere a los métodos. Pero eran las posibilidades que teníamos. No había otra forma. Hoy fundamentalmente la lucha se tiene que dar en democracia y por eso estoy con el proyecto nacional.
–Montoneros asesinó a Rucci. ¿Hicieron su autocrítica?
–A partir de (el crimen) Rucci hubo conflictos internos importantes. No sé hasta qué punto fue acertado. Hubo errores, como en todos los grupos. Pero éramos la parte más radicalizada del peronismo como juventud y no teníamos otra forma de expresar nuestra disconformidad con lo que estaba pasando.
–A través de las armas...
–La toma de las armas fue una cuestión circunstancial, pero no lo fundamental de nuestra práctica política. Pero hay que ver qué pasó a través de la historia: las proscripciones a Perón, los fusilamientos a Valle Tanco y Cogorno... Cuando uno genera violencia en el pueblo, el pueblo de alguna manera responde, y generalmente son los jóvenes.
–¿Cree que se darían las condiciones para que jóvenes repitan aquella historia?
–No. Las luchas tienen que ser políticas, en democracia. Como dice Cristina (Kirchner), con diálogo, con proyectos.
–Una cuestión que se les achaca a los militares genocidas es que no expresen un mínimo gesto de arrepentimiento. ¿Y ustedes?
–No conocí ningún arrepentimiento de los tipos que me torturaron. Ningún ser humano se imagina las cosas que hicieron. Y ninguno se arrepintió.
–Tampoco se arrepintió Montoneros...
–Está bien, pero no hubo torturas. No conozco hechos puntuales de 30 mil desaparecidos en manos de militantes. Los conocí con la represión de un cuerpo armado que se conformó para devastar al país. Uno puede hacer autocrítica, pero había un pensamiento, un concepto ideológico. Era lo que significaba el hecho político militar, mostrar los sueños y los ideales que tenía una juventud.
Militancia K y juventud
“Yo soy un granito de arena que contribuyó a que hoy estemos donde estamos. Participo con proyectos desde la organización Peronismo Militante de General Villegas. Me parece que la juventud hoy está cumpliendo un rol fantástico”, señala Liprandi.





PAGINA DE CECILIO MANUEL SALGUERO: HISTORIA POLITICA 2002

Cecilio Manuel Salguero es uno de los sobrevivientes de la última dictadura militar. En una conversación abierta nos cuenta sin reparos su recorrido por centros de detención clandestinos, los abusos y temores que experimentó. Esta semana Cecilio desanda con la mirada atenta la ruta que alguna vez transitó con una venda en los ojos.
- Las experiencias de las personas que logran sobrevivir a dolores tan grandes, enriquecen la memoria, suman razones para seguir buscando verdades ¿Cuál fue su experiencia?
- Fui secuestrado en la vía pública, cuando iba a mi trabajo en una empresa metalúrgica, por una patota de La Perla.
Vendado y atado, me llevaron al centro del D-2 donde me torturaron y luego de unos días pasé a La Ribera. Ahí también me sometieron a lo mismo.
Después de unos días me trasladaron a la cárcel de San Martín. Allí conocí la fuerza que se destinaba a los castigos contra presos políticos. Estuve en el pabellón 9 y 10, hasta que me llevaron a La Plata en octubre de 1978.
Durante la prisión me sacaron dos veces de la cárcel para torturarme en la D-2 de Caseros y Moreno. Este es el centro clandestino que se recuperó el viernes, con la ayuda del Centro Provincial de la Memoria. Estos son pasos importantes en este proceso de rescate de lo nuestro. Lo que nos quitaron lo estamos recuperando de a poco.
Allí operaban, entre otros, los comisarios Telleldín, Esteban, Romano y un conjunto de policías de informaciones entre quienes también había jóvenes que hacían inteligencia en las universidades.
Me acuerdo haber confirmado que los traslados los efectuaba la gente del ejército, bajo las órdenes del represor Centeno.
- Me imagino que no solamente el cuerpo sufre golpes en esos momentos ¿cómo hacías para mantener tu ánimo firme contra todo lo que pasaba?
- Mira… En la caja de un camión militar, debajo de caños de FAL que me apuntaban la cabeza, tenía que mantenerme seguro de lo que era. La seguridad, mis creencias, todo lo que me inculcaron me dio mucho para esos momentos.
Imagínate… estuve 20 días vendado y fui sometido a torturas durante varios días por la patota de Romano.
- Mientras… el mundial
- En esa época estuve en la cárcel de San Martín. Allí estaban detenidos mi esposa, María Lidia Piotti de Salguero, y varios familiares de presos políticos quienes fueron torturadas. Para mí no existía nada más. Yo perdí cuatro familiares con la dictadura. Pude ver a mi esposa en condiciones lamentables, quien luego por las torturas recibidas fue internada en el Hospital Neuropsiquiátrico de Córdoba y posteriormente a la cárcel de mujeres del “Buen Pastor”. Me amenazaban con torturar a mis hijos pequeños, Manuel y Emiliano de 4 y 5 años. Argentina no estaba ganando nada, estaba perdiendo por goleada.
Pausa. Algo interrumpía la entrevista, eran lágrimas que recorrían grandes surcos cavados en la mejilla de Cecilio por antiguas gotas, empeñadas en dejar marcas de belleza, dedicadas al amor de los que no están más. Las lágrimas son el primer paso. Me dí cuenta al ver a Cecilio, que decidido se secaba la cara y resolvía una frase sin hablar: “Ahora que tienen sal, mis ojos pueden ver hacia atrás”.
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