Salvador Allende Gossens
SALVADOR ALLENDE
(1908 - 1973)
TRAYECTORIA DE UN LÍDER
Salvador Allende nació el 26 de junio de 1908 en Valparaíso, aunque sus primeros años transcurrieron en Tacna, ciudad en cuyo liceo aprendió las primeras letras. Los años de infancia coincidieron con la incubación de profundos problemas económico-sociales, marco bajo cuyas condiciones creció y estudió.
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En 1918 su padre decidió enviarlo a Santiago, al Instituto Nacional. Años más tarde, cursando el 4° año de humanidades, el joven Salvador Allende escuchó hablar de un suceso destinado a transformar el mundo: la Revolución de Octubre. En el acto se abrieron profundas interrogantes y sería un maestro ebanista, perteneciente a la cultura de los anarquistas, llamado Juan Demarchi quien lo introduciría en los problemas de la "cuestión social".
Tras el servicio militar ingresó a la universidad, donde pronto se transformó en líder. Asumió la presidencia del Centro de Alumnos de Medicina y la vicepresidencia de la FECH, situación que coincidió con un conflictivo cuadro histórico, caracterizado por el fin de una fase dorada, basada en los beneficios del excedente salitrero y por un agudo conflicto en todas las áreas de la sociedad, período tenso y convulso que culminó con la irrupción de los militares y la posterior dictadura de Carlos Ibáñez del Campo (1927-1931).
El surgimiento de un líder
A principios de la década del treinta, tras sucesivas manifestaciones populares que estremecieron al país, cayó el régimen. Allende asumió a cabalidad sus responsabilidades como dirigente estudiantil y poco después apoyó activamente el episodio de la República Socialista (1932), actitud que le costó la comparencia ante tres Cortes Marciales. Bajo estas circunstancias y estando detenido, le comunicaron la noticia del inminente fallecimiento de su progenitor. Acto seguido, haciendo uso de un permiso de dos horas, llegaría ante el moribundo sólo para despedirse.
Durante esta fase el pensamiento del novel dirigente adquirió matrices rectores y definiciones conceptuales y teóricas. En su primera etapa de conciencia social se entrelazaron razonamientos provenientes de la teoría marxista del conocimiento, producto de las tertulias universitarias y de su adscripción al grupo "Avance", y aspectos del ideario anarquista por la irradiación y embrujo del fascinante ebanista J. Demarchi.
En 1929, adoptando la tradición familiar, ingresó a la masonería.
En este período, el mérito radicaba en la lucha por la imposición del sistema democrático que logró perdurar entre 1933 y 1973, excepción hecha de los desbordes del gobierno de Arturo Alessandri Palma y de Gabriel González Videla. Es en esta etapa juvenil cuando despuntaron sus dotes de conductor y líder del ideario socialista. Una de las expresiones más significativas
pronunciadas por Allende, luego del triunfo de la Unidad Popular, fue: "No puedo ni podré olvidar jamás que todo lo que he sido y todo lo que soy se lo debo a mi partido". La organización política lo dotó de parámetros analíticos y paradigmas teóricos que le acompañaron durante toda la vida. El nexo entablado es tan sólido que sólo la muerte pudo romper la relación entre Allende-persona y Allende-militante. De militante pronto se trasformó en jefe del núcleo, para luego asumir la secretaría de estudios sociales y la dirección regional de su partido. Desde esta trinchera y vinculado familiarmente con Marmaduke Grove, apoyó la experiencia de la República Socialista (1932), febril actividad política que no pasó inadvertida porque pronto recayó sobre él la ira de los sectores dominantes, quienes lo calificaron como un "peligroso agitador". Fue detenido y luego relegado a Caldera, en medio del desborde represivo desencadenado por Arturo Alessandri. Tenía entonces 27 años.
Alianza de la izquierda
Un año más tarde, ya de vuelta en el puerto, contribuyó a la formación de una alianza de profundo contenido histórico para la causa popular y el desarrollo de la nación, como fue el Bloque de Izquierdas, antecedente inmediato del Frente Popular, episodio histórico-político que contribuyó a su acceso a la Cámara de Diputados en 1937.
La formación del Bloque de Izquierdas en Valparaíso antecedió al Frente Popular, alianza de gravitantes consecuencias en la que Salvador Allende tuvo una destacada participación como Ministro de Salubridad (1939), en representación de un partido del cual se había transformado en subsecretario general. Entre las múltiples actividades y responsabilidades, destaca la participación en la fundación de las Milicias Socialistas.
<strong>SALVADOR ALLENDE, LA CAIDA DE UN PRESIDENTE (DOCUMENTAL COMPLETO)
El rango ministerial fue asumido en una particular coyuntura. El presidente Pedro Aguirre Cerda, lo incorporó al gabinete con el objetivo de reforzar posiciones ante un intento de golpe de Estado perpetrado por el general Ariosto Herrera, aunque tras bambalinas se ocultaba Carlos Ibáñez del Campo, el antiguo dictador.
Días antes había estallado la Segunda Guerra Mundial (1939-1945). En Chile las repercusiones no se hicieron esperar, pero el gobierno mantuvo una benevolente neutralidad favorable al eje. La izquierda demanda la ruptura de relaciones diplomáticas con el eje nazi fascista, exigencia retrasada por la muerte del Presidente Aguirre Cerda, a quien sucedió Juan Antonio Ríos. El Ministro de Salubridad presentó su renuncia por desacuerdos en la conducción de la política nacional e internacional.
En 1940 contrajo matrimonio con Hortensia Bussi, una joven profesora de Historia y Geografía, a quien había conocido el 25 de enero de 1939 bajo las circunstancias aciagas del terremoto de Chillán. Un par de años más tarde (1943) asumió la Secretaría General del Partido Socialista, para luego ser electo senador (1945) por la antigua 9° circunscripción de Valdivia, Osorno, Llanquihue, Chiloé, Aysén y Magallanes.
Independiente de la suerte corrida, los gobiernos de Frente Popular repercutieron significativamente en la historia de Chile, al modernizar las estructuras del Estado, desarrollar infraestructura económica y acelerar cambios en el sistema político. La característica de esta fase es la normalidad progresiva y normativa político-institucional en el funcionamiento de los aparatos del Estado, cuestión que floreció a partir del 1958. El fundamento histórico y político de la estrategia política de Allende era la profundización democrática, el robustecimiento del desarrollo y un nuevo modelo de democracia social sustentada en el Estado.
Del FRAP a la UP
En 1951, el "Mussolini del nuevo mundo", como gustó hacerse llamar Carlos Ibáñez del Campo, presentó su candidatura presidencial siendo apoyado por un sector democrático. Ante esta situación, Salvador Allende, junto a comunistas, radicales doctrinarios y la izquierda socialista fundaron el Frente del Pueblo, alianza calificada como "una conciencia en marcha".
Los 52 mil votos obtenidos por Allende en las elecciones presidenciales de 1952 inauguraron un período que 17 años más tarde culminó en la Unidad Popular. Pero lo central de estos acontecimientos radica en la aparición de un proyecto que contenía un programa y una concepción de sociedad. La participación en la justa electoral no fue un mero simbolismo, porque en el centro de la escena histórica comenzaban a tomar posición nuevas fuerzas sociales, que irrumpieron en el sistema político a través de un electorado de masas que se amplió (1958), marco en que se configuró la estrategia político-institucional.
Salvador Allende, en esta coyuntura, terminó por convertirse en el pericentro de cualquier alianza, proyectando su figura por sobre la izquierda. Era ya el líder natural de los desposeídos y un dirigente respetado cuando en 1953 fue reelegido senador por Tarapacá y Antofagasta. Tres años después, el Frente del Pueblo dio paso a una alianza más amplia, con la incorporación de nuevos grupos sociales y políticos al conglomerado. La aparición del FRAP coincidió además con la unificación de la clase obrera en torno a la CUT (1953), el reingreso de la FECH y un nuevo nivel de desarrollo del campesinado organizado, mientras la sociedad civil experimentaba la ampliación del derecho a voto y la solidificación del sistema político, curso fortalecido además por la unificación del PS (1957) y los desacuerdos del 10° congreso del PS (1956). Todos estos acontecimientos se materializaron en la extraordinaria votación alcanzada por su candidatura presidencial en 1958, ocasión en que lo derrotó J. Alessandri por un escaso margen de votos.
En 1961 nuevamente fue elegido senador de la República, esta vez por su natal Valparaíso. Un par de años más tarde, la Asamblea Nacional del Pueblo lo proclamó abanderado de las aspiraciones populares, asumiendo por tercera vez la responsabilidad de la candidatura presidencial. En esta ocasión (1964), enfrentó a Eduardo Frei, líder histórico de la Democracia Cristiana. A poco andar la campaña fue ganando fuerza, hasta que en marzo de 1964, pocos meses antes de la elección presidencial, en una elección complementaria por Curicó, el FRAP, contra toda previsión logró un triunfo con la elección del doctor Oscar Naranjo. La derecha, profundamente alarmada, optó por entregar sus votos a Eduardo Frei, considerándolo como mal menor.
A principios de la década del setenta despunta en América Latina un fenómeno de gravitantes consecuencias, como fue el triunfo de la revolución cubana, de la que Allende fue un decidido partidario y defensor. Se abrió así un período particularmente convulso, caracterizado por la agudización de los conflictos internacionales, especialmente en el Tercer Mundo, influjo ante el cual una gran parte de la izquierda latinoamericana y chilena rindió tributo, suscribiendo la tesis de la vía armada y de asalto directo al poder político del Estado. Entre 1966 y 1969, Allende ocuparía el cargo de presidente del Senado, siendo reelecto este último año por la circunscripción de Chiloé, Aysén y Magallanes.
Desempeñó un destacado lugar en el ámbito de la política internacional al participar en la Conferencia Tricontinental y, posteriormente, en la fundación de la OLAS (Organización Latinoamericana de Solidaridad), episodio que sumado a su apoyo a la guerrilla del Che Guevara lo pusieron en el centro de los ataques de la derecha.
Gloriosa inmolación
Pese a circunstancias poco favorables, Allende persistió en su postura analítica, teniendo presente las características históricas de Chile. El resultado sería la exigencia de vastos sectores para que Allende asumiera nuevamente la representación de la izquierda, de manera que en enero de 1970 fue proclamada su cuarta candidatura a la presidencia de la República. A diferencia de las ocasiones anteriores, contaba con el apoyo del tronco radical y con el especial concurso de actores de raíz cristiana que dieron un peso particular a la alianza esta vez denominada Unidad Popular. Acto seguido, el 4 de septiembre de 1970, se llevaron a cabo las elecciones presidenciales más disputadas de la historia nacional, bajo un clima tenso y febril. La madrugada del 5 de septiembre el triunfo de Salvador Allende era una realidad.
Luego, por espacio de mil días, se desarrollaría la experiencia de la Unidad Popular. El balance de ese agitado período es hoy patrimonio exclusivo de la historia. Lo cierto es que una vasta conspiración, en la que tomaron parte activa el capital nacional y transnacional, el imperialismo, las fuerzas políticas del centro y la derecha y los gremios empresariales y profesionales, creó las condiciones que condujeron a las Fuerzas Armadas a interrumpir a sangre y a fuego el 11 de septiembre de 1973 la democracia chilena.
Salvador Allende pagó con su vida su profunda vocación democrática y su inquebrantable lealtad con su pueblo. Previo al instante supremo con el que será recordado para la posteridad, denunció las dimensiones de la traición y vaticinó con clarividencia el período gris que se abatía sobre Chile. Sin embargo, en su conmovedora alocución final, hubo lugar a la esperanza al anunciar que más tarde que temprano se abrirían las anchas alamedas.
AUDIOS
Salvador Allende 1960
Salvador Allende 1970 (Discurso de la Victoria)
Naciones Unidas
Naciones Unidas(2)
Salvador Allende en Venezuela
Recepción a Rafael Caldera
Despedida 11 de Septiembre 1973
Entrevista a Salvador Allende I parte
Entrevista a Salvador Allende II parte
Entrevista a Salvador Allende IIII parte
Entrevista a Salvador Allende IV parte
Entrevista a Salvador Allende V parte
Diálogo con Fidel (1)
Diálogo con Fidel (2)
Diálogo con Fidel (3)
Diálogo con Fidel (4)
El cobre
El medio litro de leche
Venceremos nuevamente
Venceremos 1970
A la juventud
Salvador Allende en la Gran Logia de Chile
1 Archivos Salvador Allende
Discurso de despedida a Fidel Castro
(Estadio Nacional, 4 de diciembre de 1971)
Pueblo de Chile, estimado compañero y amigo Comandante Fidel Castro, Primer Ministro de Cuba
Revolucionaria; compañeros dirigentes de los partidos y movimientos que integran la Unidad
Popular; compañeros ministros; compañeros militantes de los partidos populares; queridas
compañeras, queridas compañeras jóvenes:
La presencia en nuestra patria de Fidel Castro es el encuentro de dos pueblos, de dos pueblos unidos
por su historia, por sus ansias de justicia, por la lucha, por la auténtica libertad. Son dos pueblos que
han luchado y luchan para romper la dependencia que han derrotado las minorías privilegiadas, que
allá y aquí, durante tantos años, mantuvieron el poder y lo usaron para sus privilegios y su granjería.
Fidel Castro ha llegado a nuestra tierra, la ha recorrido desde el norte árido hasta la zona austral,
desde la pre-cordillera hasta el litoral. Ha venido no a aprender ni a enseñar. Ha traído su experiencia
y su lenguaje. El lenguaje de un auténtico revolucionario que le hablaba al campesino, al estudiante,
al soldado, a la mujer, al hombre de nuestra patria. Le ha hablado sobre las obligaciones que implica
el ser revolucionario, ha señalado lo duro de la lucha emancipadora, el esfuerzo, el trabajo, la
superación que requiere el pueblo en todos sus niveles. Más que eso, ha señalado los vicios del
proceso revolucionario, cuando a éste le azotan el sectarismo y el dogmatismo. No ha venido a
intervenir en la política interna de Chile, no ha tenido ni una frase que pueda alcanzar más allá de las
fronteras a gobernantes de otros países; ha señalado sí, en su lenguaje revolucionario, lo que ha sido
Cuba y al mismo tiempo lo que es la revolución que no tiene apellido, y al hablar de la revolución
habla de Cuba y de Chile, y de todos los pueblos del mundo que luchan.
Nosotros teníamos conciencia hace mucho tiempo de que Cuba, en su historia, era distinta a Chile y
por eso de acuerdo a su propia realidad buscó el camino que esa realidad exigía, y con las armas
derrotaron la dictadura batistiana y empezaron el duro y sacrificado esfuerzo por construir una
nueva sociedad, una patria distinta, donde la dignidad alcanzara niveles individuales y colectivos
como pueblo.
Chile, de acuerdo a su historia y a su propia realidad, ha buscado su camino y ha empleado este
camino para hacer posible, dentro de los marcos del sufragio, un Gobierno Popular nacional,
auténticamente revolucionario y democrático, para abrir también las anchas avenidas que nos
conduzcan al socialismo.
Nuestro país ha debido derrocar a los que pretendieron cercarlo, aislarlo, separarlo del resto de los
países latinoamericanos como lo hicieran injusta y torpemente con Cuba. Hemos contribuido
nosotros a romper, a destruir las fronteras ideológicas levantadas para poner cortapisas al
pensamiento del hombre y a la voluntad rebelde de los pueblos. Y por eso, como Presidente del
pueblo de Chile, estuve en Argentina, en Perú, Colombia y Ecuador, y por eso es que con legítimo
derecho, como un gobierno revolucionario, invitamos al pueblo de Cuba en la persona del
Comand
¡Compañeros militantes de los partidos de la Izquierda Revolucionaria, entiendan la responsabilidad
que significa la hora que vive Chile, y lo que representa la auténtica unidad de todo revolucionario!
Se lleva la verdadera imagen
Compañero, amigo, Comandante Fidel Castro; compañero y amigo Comandante Fidel Castro, en
nombre del pueblo de Chile lo despido diciéndole a usted: la imagen que usted tiene que llevarse y
se lleva es la auténtica imagen de Chile; es el hombre de la salitrera, Comandante Castro, del carbón,
de la estancia magallánica, es el estudiante, es el hombre de las Fuerzas Armadas con quien dialogó,
es la mujer de Chile, la que estuvo junto a usted, hablándole de sus ansias y de su convicción.No
debería hacerlo, porque sé que nunca lo alcanzó ni la diatriba ni la calumnia artera; no lo hago para
señalar que para quienes en Chile tienen el deseo de apocar la visita de Cuba en la persona de Fidel,
se han roto todos los diques y las compuertas de la maldad, se han vaciado en la radio y en la prensa,
en contra de la revolución y de su Jefe, el compañero Fidel Castro.
Yo sé perfectamente bien que a medida que el pueblo lo recibía con calor, con el respeto y el afecto
con que se recibe a un hermano, que nos trae el cariño de otro hermano, del hombre que viene
trayendo a Cuba la historia de Martí y los que cayeron en la Sierra Maestra o en Playa Girón; yo sé
perfectamente bien que para Fidel Castro, revolucionario, hecho en la revolución y en la acción, aquí
en Chile, representado en este estadio, por el pueblo de Santiago, como estuviera ayer, en las calles,
en los caminos, en la pre-cordillera o en el litoral, para decirle al compañero y amigo que Chile ha
estado y estará junto a Cuba en el anhelo de que juntos caminemos para luchar por la América libre
que soñaron nuestro próceres.ante y amigo Fidel Castro.
Salvador Allende 1960
Salvador Allende 1970 (Discurso de la Victoria)
Naciones Unidas
Naciones Unidas(2)
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Recepción a Rafael Caldera
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Entrevista a Salvador Allende II parte
Entrevista a Salvador Allende IIII parte
Entrevista a Salvador Allende IV parte
Entrevista a Salvador Allende V parte
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El medio litro de leche
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Discurso de despedida a Fidel Castro
(Estadio Nacional, 4 de diciembre de 1971)
Pueblo de Chile, estimado compañero y amigo Comandante Fidel Castro, Primer Ministro de Cuba
Revolucionaria; compañeros dirigentes de los partidos y movimientos que integran la Unidad
Popular; compañeros ministros; compañeros militantes de los partidos populares; queridas
compañeras, queridas compañeras jóvenes:
La presencia en nuestra patria de Fidel Castro es el encuentro de dos pueblos, de dos pueblos unidos
por su historia, por sus ansias de justicia, por la lucha, por la auténtica libertad. Son dos pueblos que
han luchado y luchan para romper la dependencia que han derrotado las minorías privilegiadas, que
allá y aquí, durante tantos años, mantuvieron el poder y lo usaron para sus privilegios y su granjería.
Fidel Castro ha llegado a nuestra tierra, la ha recorrido desde el norte árido hasta la zona austral,
desde la pre-cordillera hasta el litoral. Ha venido no a aprender ni a enseñar. Ha traído su experiencia
y su lenguaje. El lenguaje de un auténtico revolucionario que le hablaba al campesino, al estudiante,
al soldado, a la mujer, al hombre de nuestra patria. Le ha hablado sobre las obligaciones que implica
el ser revolucionario, ha señalado lo duro de la lucha emancipadora, el esfuerzo, el trabajo, la
superación que requiere el pueblo en todos sus niveles. Más que eso, ha señalado los vicios del
proceso revolucionario, cuando a éste le azotan el sectarismo y el dogmatismo. No ha venido a
intervenir en la política interna de Chile, no ha tenido ni una frase que pueda alcanzar más allá de las
fronteras a gobernantes de otros países; ha señalado sí, en su lenguaje revolucionario, lo que ha sido
Cuba y al mismo tiempo lo que es la revolución que no tiene apellido, y al hablar de la revolución
habla de Cuba y de Chile, y de todos los pueblos del mundo que luchan.
Nosotros teníamos conciencia hace mucho tiempo de que Cuba, en su historia, era distinta a Chile y
por eso de acuerdo a su propia realidad buscó el camino que esa realidad exigía, y con las armas
derrotaron la dictadura batistiana y empezaron el duro y sacrificado esfuerzo por construir una
nueva sociedad, una patria distinta, donde la dignidad alcanzara niveles individuales y colectivos
como pueblo.
Chile, de acuerdo a su historia y a su propia realidad, ha buscado su camino y ha empleado este
camino para hacer posible, dentro de los marcos del sufragio, un Gobierno Popular nacional,
auténticamente revolucionario y democrático, para abrir también las anchas avenidas que nos
conduzcan al socialismo.
Nuestro país ha debido derrocar a los que pretendieron cercarlo, aislarlo, separarlo del resto de los
países latinoamericanos como lo hicieran injusta y torpemente con Cuba. Hemos contribuido
nosotros a romper, a destruir las fronteras ideológicas levantadas para poner cortapisas al
pensamiento del hombre y a la voluntad rebelde de los pueblos. Y por eso, como Presidente del
pueblo de Chile, estuve en Argentina, en Perú, Colombia y Ecuador, y por eso es que con legítimo
derecho, como un gobierno revolucionario, invitamos al pueblo de Cuba en la persona del
Comand
¡Compañeros militantes de los partidos de la Izquierda Revolucionaria, entiendan la responsabilidad
que significa la hora que vive Chile, y lo que representa la auténtica unidad de todo revolucionario!
Se lleva la verdadera imagen
Compañero, amigo, Comandante Fidel Castro; compañero y amigo Comandante Fidel Castro, en
nombre del pueblo de Chile lo despido diciéndole a usted: la imagen que usted tiene que llevarse y
se lleva es la auténtica imagen de Chile; es el hombre de la salitrera, Comandante Castro, del carbón,
de la estancia magallánica, es el estudiante, es el hombre de las Fuerzas Armadas con quien dialogó,
es la mujer de Chile, la que estuvo junto a usted, hablándole de sus ansias y de su convicción.No
debería hacerlo, porque sé que nunca lo alcanzó ni la diatriba ni la calumnia artera; no lo hago para
señalar que para quienes en Chile tienen el deseo de apocar la visita de Cuba en la persona de Fidel,
se han roto todos los diques y las compuertas de la maldad, se han vaciado en la radio y en la prensa,
en contra de la revolución y de su Jefe, el compañero Fidel Castro.
Yo sé perfectamente bien que a medida que el pueblo lo recibía con calor, con el respeto y el afecto
con que se recibe a un hermano, que nos trae el cariño de otro hermano, del hombre que viene
trayendo a Cuba la historia de Martí y los que cayeron en la Sierra Maestra o en Playa Girón; yo sé
perfectamente bien que para Fidel Castro, revolucionario, hecho en la revolución y en la acción, aquí
en Chile, representado en este estadio, por el pueblo de Santiago, como estuviera ayer, en las calles,
en los caminos, en la pre-cordillera o en el litoral, para decirle al compañero y amigo que Chile ha
estado y estará junto a Cuba en el anhelo de que juntos caminemos para luchar por la América libre
que soñaron nuestro próceres.ante y amigo Fidel Castro.
documental SALVADOR ALLENDE MAS FUERTE QUE EL FUEGO COMPLETO!!!
2 comentarios:
excelente! me gusta mucho
Gracias "Anonimo", si queres podes escribirnos a atrapadosenlibertad@hotmail.com
para hacerte llegar un agradecimiento personal.
saludos!!
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