pero no de madera sino de luz.
Lo mataron cuando iba por su fusil,
Camilo Torres muere para vivir"
Cruz de luz - Víctor Jara
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Biografía política de Camilo Torres
Vida de Camilo
Por Edgar Camilo Rueda Navarro, 2002
Jorge Camilo Torres Restrepo nació en Bogotá el 3 de febrero de 1929. Sus padres fueron Calixto Torres Umaña, prestigioso médico, e Isabel Restrepo Gaviria. De familia acomodada, burguesa y liberal. Vivió junto con su familia en Europa, entre 1931 y 1934. En 1937, el matrimonio se disolvió, y Camilo pasó a vivir con su madre y su hermano Fernando.
Se graduó como bachiller en el Liceo Cervantes en 1946. Luego de estudiar un semestre de derecho en la Universidad Nacional de Colombia, ingresó al Seminario Conciliar de Bogotá, donde permaneció siete años, tiempo durante el cual Camilo se comenzó a interesar por la realidad social, creando un círculo de estudios sociales, junto con su compañero Gustavo Pérez. Como cristiano, se sintió atraído por el tema de la pobreza y la justicia social.
Camilo se ordenó como sacerdote en 1954, y luego viajó a Bélgica a estudiar sociología en la Universidad de Lovaina. Durante su estadía en Europa, hizo contacto con la Democracia Cristiana, el movimiento sindical cristiano, y con los grupos de resistencia argelina en París, factores que lo llevaron a acercarse a la causa de los oprimidos. Fundó con un grupo de estudiantes colombianos de la universidad el ECISE (Equipo colombiano de investigación socioeconómica)
En 1958 se graduó como sociólogo con el trabajo “Una aproximación estadística a la realidad socioeconómica de Bogotá” (publicado en 1987 como “La proletarización de Bogotá”), que fue uno de los pioneros en sociología urbana del país. En 1959 regresó a Bogotá y fue nombrado capellán de la Universidad Nacional. Allí, junto con Orlando Fals Borda, fundó la Facultad de Sociología en 1960, a la que estuvo vinculado como profesor.
Sus investigaciones sociológicas iniciadas con su tesis de grado lo llevaron a familiarizarse con las estructuras sociales tanto urbanos como rurales. Fundó el Movimiento Universitario de Promoción Comunal (MUNIPROC), y desarrolló trabajos de investigación y de acción social en barrios populares y obreros de Bogotá, como el barrio Tunjuelito. Como capellán, introdujo en Colombia muchas de las reformas del II Concilio Vaticano, como dar la misa de frente y no de espaldas, y decirla en español y no en latín. Pregonó que el problema no era rezar más sino amar más.
En 1961 empezó a tener problemas con el cardenal Concha Córdoba, quien no veía con buenos ojos las labores de Camilo. La situación fue tornándose espinosa, hasta que el prelado lo destituyó de su cargo de capellán, de los trabajos académicos y de las funciones administrativas que tenía en la Universidad Nacional.
Colaboró con la investigación dirigida por Germán Guzmán, publicada como “La violencia en Colombia” (1962, segundo tomo 1964). En 1963 presentó el ensayo “La violencia y los cambios socioculturales en las áreas rurales colombianas”, en el primer Congreso Nacional de Sociología. Hizo parte del Instituto Colombiano para la Reforma Agraria (INCORA) y la Escuela Superior de Administración Pública (ESAP). Presionado por el alto clero, en 1965 renunció al sacerdocio.
Ese año, planteó una plataforma para un movimiento de unidad popular, gestando así a la fuerza política “Frente Unido del pueblo”. Desarrolló numerosas manifestaciones y actos públicos, y publicó el semanario “Frente Unido”. Igualmente hizo contacto con el Ejército de Liberación Nacional, conformado en 1964, con el que acordó la continuación de la agitación política en las ciudades, y su posterior ingreso a la organización cuando se considerase necesario.
El segundo semestre de 1965 Camilo trabaja en el impulso al Frente Unido y en la publicación del semanario del movimiento (el “Frente Unido”). Camilo llenó las plazas públicas y tuvo un vertiginoso ascenso político. Ratificó el abstencionismo como posición revolucionaria.
Luego del hostigamiento y la persecución estatal, se vinculó en noviembre al ELN, y lanzó la “Proclama a los colombianos”. En su primer combate, el 15 de febrero de 1966, murió en combate en Patiocemento, Santander. Sus restos mortales fueron sepultados en algún lugar clandestino, desconocido hasta el momento.
Pensamiento político
Semblanza del ELN
Camilo formó parte de una iglesia contestataria internacional que se desarrolla en la década de 1960, convirtiéndose en una de sus figuras principales. El cristianismo bien entendido suponía, para Camilo, la creación de una sociedad justa e igualitaria. Esto lo tradujo como la obligación de hacer una profunda revolución, que despojara del poder a los ricos y explotadores (la oligarquía), para darle paso a una sociedad socialista.
Los principales planteamientos de Camilo Torres pueden sintetizarse en las siguientes ideas en torno a la situación nacional: para transformar el país y lograr el bienestar de la clase popular es necesario liberar al país del imperialismo norteamericano y de la oligarquía que sirve a sus intereses; es necesaria la fusión, la movilización y la vinculación de los sectores pobres de la población a la lucha por la construcción de un nuevo Estado. Por esto, debe generarse la unidad del movimiento revolucionario y opositor, aglutinando a las masas oprimidas del país; debe tenerse la convicción de llevar la lucha hasta el final afrontando todas las consecuencias; y por último, los cristianos no solamente tienen la posibilidad de participar en la revolución, sino que tienen la obligación de hacerlo (“el deber de todo cristiano es ser revolucionario, y el deber de todo revolucionario es hacer la revolución”).
Otro elemento fundamental en el pensamiento de Camilo lo constituyó su esfuerzo por conciliar el cristianismo con el marxismo, impulsando un nuevo tipo de sociedad de carácter socialista y cristiano, basado en la justa distribución de la riqueza. “Los marxistas luchan por la nueva sociedad, y nosotros, los cristianos, deberíamos estar luchando a su lado”.
Todo este proceso debe ser desarrollado, como lo plantea Camilo, a partir de la acción popular, combinando la actividad política con la militar, y llevando a cabo labores políticas y organizativas a partir de las bases, es decir, en estrecha relación con el pueblo.
La formación del pensamiento político de Camilo estuvo marcado por varias etapas. En primer lugar, tuvo una formación cristiana católica, pero siempre estando vinculado a la realidad social, y a la situación de pobreza de la población colombiana. Posteriormente viajó a Europa donde se formó como sociólogo, pero también donde hizo contacto con el mundo socialista y el movimiento obrero.
A su regreso a Colombia, Camilo se planteó complementar sus esfuerzos por el bienestar de los pobres con la actividad científica e investigativa, a partir de sus conocimientos de sociología. En este sentido, desarrolló proyectos de acción social y comunitaria, en los que puso el saber sociológico al servicio de los sectores pobres.
Pero sus labores fueron truncadas y entorpecidas por la burocracia gubernamental y el régimen político, factor por el cual Camilo pasó a participar en el campo político, oponiéndose al sistema del Frente Nacional (1958-1974) en el que los partidos tradicionales, el liberal y el conservador, se repartirían el poder milimétricamente, excluyendo a los demás sectores políticos. En esta perspectiva, Camilo gestó e impulsó el “Frente Unido del pueblo”, en el que buscaba aglutinar a todas las fuerzas políticas revolucionarias y de oposición en torno a la “Plataforma del Frente Unido”, que constaba de diez puntos, los cuales hacían referencia a: reforma agraria, reforma urbana, planificación, política tributaria, política monetaria, nacionalizaciones, relaciones internacionales, salud, familia y fuerzas armadas.
La incapacidad de lograr cambios auténticos y profundos por medios pacíficos y legales, llevó a Camilo a plantearse la necesidad de la lucha armada como medio para el establecimiento de un nuevo estado y una nueva sociedad, de carácter socialista. Por ello se vinculó al ELN, donde esperaba alcanzar la realización de la revolución en Colombia, hasta que cayó muerto en su primer combate.*
Su ejemplo inspiró a movimientos de sectores cristianos como el grupo “Golconda”, o el caso chileno de “Sacerdotes para el socialismo”, impulsor del ascenso de Salvador Allende, y a personalidades como el padre Ernesto Cardenal, participante de la rebelión sandinista en Nicaragua, y en general, a las comunidades eclesiales de base, que conformaron una nueva iglesia latinoamericana comprometida con el cambio revolucionario, originándose la corriente conocida como la “teología de la liberación”.
Igualmente, el ejemplo de Camilo fue retomado por sacerdotes comprometidos que se vincularon a la lucha armada, como los casos de los españoles Domingo Laín y Manuel Pérez, que morirían combatiendo con el ELN. (Pérez llegó a ser comandante político de la organización, hasta que murió por una enfermedad en 1998).
Hoy en día, su ejemplo se mantiene en la lucha revolucionaria que mantiene el Ejército de Liberación Nacional desde hace 38 años, y su pensamiento perdura en estudiantes, obreros y campesinos de toda Colombia y América Latina.
Las circunstancias de su muerte. En una entrevista conducida por Marta Harnecker y publicada con el titulo Unidad que multiplica (Quito, Editorial La Quimera, 1988), Rafael Ortíz, miembro del Comando Central de la Unión Camilista Ejército de Liberación Nacional (UCELN), explica las circunstancias de la muerte de Camilo Torres: "Al vincularse a la lucha armada, él se compenetra de inmediato con la vida guerrillera. ... En esas circunstancias, cuando se planifica una emboscada, él sostiene que tiene que participar argumentando que si hay normas, él no puede quedar al margen de ellas. ... Camilo convence a Fabio y a Medina y éstos resuelven que vaya, pero lo ubican en el sitio más seguro, es decir, en la punta de la emboscada... Los compañeros, pensando que ya se había eliminado a la tropa que había entrado en la emboscada, dieron la voz de recuperación, pero cuando Camilo va a recuperar un arma es tiroteado por uno de los militares que había caído herido. La emboscada fue un poco larga y cuando se dan cuenta que Camilo ha caído se lanzan a sacarlo pero ya es demasiado tarde.... En esa acción caen cinco compañeros tratando de auxiliar a Camilo."
Joe Broderick *
* Escritor australiano-irlandés, reside en Colombia desde 1968 y es autor, entre otros libros, de una biografía de Camilo Torres (Planeta).)
En el aniversario de su caída en combate del líder del Ejército de Liberación Nacional
40 años después, Camilo vive
Insurrección LA REVISTA DEL E.L.N. (EJERCITO DE LIBERACION NACIONAL)
ENLACE A LA WEB DEL E.L.N. "VOCES DE COLOMBIA"
Hace 40 años, el 15 de febrero, el Comandante CAMILO TORRES RESTREPO cayó combatiendo a las fuerzas de la oligarquía, en las filas del Ejército de Liberación Nacional de Colombia.
Camilo es fruto y expresión de la situación y realidad colombiana. Su sensibilidad humanista, el contacto con la Colombia de los excluidos, explotados y oprimidos, su vasta cultura universal y el ejercicio de la sociología le hicieron entender con claridad la realidad del país, las causas de la pobreza, la dependencia y el atraso histórico.
Como sacerdote católico compartió, desde el trabajo de la Pastoral Social, las angustias y miseria de los obreros y las comunidades pobres urbanas, como asesor de la Ley de Reforma Agraria recorrió las comunidades agrarias comprendiendo a profundidad los sueños y dolores de los campesinos sin tierra y de los indígenas expulsados de sus territorios por los terratenientes; como capellán de la Universidad Nacional se compenetró con la rebeldía de la juventud de la década del sesenta y con ellos impulsó la unidad de las luchas estudiantiles con las de los obreros y sectores populares para presionar cambios estructurales en el país.
No se quedó contemplando y especulando sobre el drama humano, fue más allá. Como cristiano se comprometió con su pueblo para hacer "eficaz el amor", se distanció de la iglesia de los ricos que se "conduele" de la miseria y predica la resignación como virtud.
Buscando respuestas a los grandes problemas del país llegó a comprender que para romper con el atraso, la ausencia de democracia y de dignidad nacional, para acabar con la injusticia social es indispensable el cambio revolucionario, que la tarea de la revolución es obra de todo el pueblo y la "unidad de la clase popular" es fundamental para el triunfo revolucionario, que "hacer la revolución" es un deber moral para el verdadero cristiano.
Camilo desestimó la contradicción entre marxistas y cristianos, la calificó de embeleco para mantener dividido al pueblo, consideró sin sentido la discusión si "el alma es inmortal, porque el hambre si es mortal".
Su pensamiento y ejemplo aportaron a la unidad de los revolucionarios distanciados por creencias religiosas y fueron fundamentales en el desarrollo de la Teología de la Liberación, que surgió comprometida con las luchas de los pueblos, especialmente en América Latina.
Muchos sacerdotes y monjas asumieron la opción de luchar junto a los pobres, como la forma de hacer "eficaz el amor", se inspiraron en su pensamiento, siguiendo su ejemplo se comprometieron, unos desde los movimientos guerrilleros y otros desde los espacios sociales en Nicaragua, El Salvador, Guatemala, Brasil, Bolivia, Argentina, Chile, Perú entre otros.
En Colombia se comprometieron los sacerdotes del grupo Golconda, varias monjas y sacerdotes se incorporaron a la guerrilla, entre ellos el Comandante Manuel Pérez Martínez, Domingo Laín Sáenz y Antonio Jiménez Comín, tres clérigos españoles que llegaron al ELN para reencontrarse con las huellas de Camilo.
Camilo fue implacable al denunciar la maniobra de la oligarquía que mantiene divido al pueblo en dos partidos que representan sus intereses, que patrocina el enfrentamiento para que unos pobres se maten con otros defendiendo partidos que representan la exclusión, la opresión y la explotación histórica de las mayorías nacionales.
Como respuesta a la situación del país planteó la urgencia de construir el "proyecto de Nación", superando el sectarismo y trabajando honestamente por la unidad y organización de todo el pueblo en torno a sus propios intereses y urgencias, para enfrentar las causas de la miseria y el sin futuro.
Propuso y lideró la creación del FRENTE UNIDO y la Plataforma para la Unidad Popular, a mediados del año 65, como instrumentos para luchar contra las estructuras que impiden los cambios y la construcción del nuevo país.
La oligarquía y la iglesia de los ricos unidos lo persiguieron con sevicia, le cerraron los espacios políticos, obligándolo a continuar la lucha desde la clandestinidad y llevándolo a concluir que los ideales por los que venía luchando desde el Frente Unido coincidían con los ideales del EJÉRCITO DE LIBERACIÓN NACIONAL.
Así lo expresó en la Proclama al Pueblo Colombiano que envió el 7 de enero del 66 desde las montañas de Santander.
"Yo me he incorporado a la lucha armada. Desde las montañas colombianas pienso seguir la lucha con las armas en la mano, hasta conquistar el poder para el pueblo. Me he incorporado al Ejército de Liberación Nacional porque en él encontré los mismos ideales del Frente Unido".
Cuarenta años después la radiografía del país muestra más grave la situación del pueblo, se ha incrementado el número de los pobres, al hacerse más ricos los ricos, más dependiente el país del imperialismo y más agresivo y salvaje el terrorismo de Estado bajo la modalidad de guerra sucia.
Ya el país no aguanta más y no puede continuar así. De esta oligarquía insaciable de riquezas, impulsora de guerras, entregada al imperialismo y que obstaculiza el propio desarrollo como nación, no se puede esperar las soluciones al drama humano que vive la población. No tiene voluntad para solucionar los grandes problemas sociales, económicos y políticos del país, ni está dispuesta a generar las condiciones para que se solucione el conflicto social y armado.
Frente a esta realidad y cuarenta años después de la muerte de Camilo, su pensamiento sigue teniendo vigencia. Sus análisis sobre la situación de las grandes mayorías nacionales, las respuestas para construir el nuevo país y el llamamiento que hizo a "la unión y la organización de la clase popular colombiana", están a la orden del día.
Para ser consecuentes con el legado que le dejó al pueblo colombiano, es inaplazable trabajar por la unidad y la organización del pueblo.
Para sacar al país de la crisis a que lo ha llevado la oligarquía, es indispensable proseguir en la construcción de una fuerza social y política, activa y en movimiento, con vocación de ser poder, que enfrente el proyecto de ultraderecha y se comprometa a remover las estructuras que nos condenaron al atraso, la dependencia, la miseria y el sin futuro.
Una fuerza que integre a todos los que luchamos por un nuevo país en paz, soberano, con democracia real, dignidad nacional, justicia social y bienestar para todo el pueblo, que tenga un programa de unidad popular que represente el interés común de las mayorías nacionales, que deseche el vanguardismo y el sectarismo que tanto daño le hacen al proyecto revolucionario.
En ese objetivo político está comprometido el ELN. No es casual que insista ante el país con la propuesta de solución política al conflicto social y armado, que en su estrategia para la paz eleve a la categoría de propósito nacional la construcción de ésta y establezca como condición la integración del pueblo con este fin.
Los diálogos abiertos con este gobierno, en medio de la actual coyuntura electoral - controvertidos por algunos - los concebimos como una oportunidad que, junto con la "Casa de Paz", genera espacios para el reencuentro de las mayorías de la nación en el compromiso de la solución política al conflicto, en el ejercicio de tejer la agenda de paz para el país y contribuir a la construcción de la fuerza social y política que haga posible que dicho propósito salga adelante.
Con los pueblos en América Latina que avanzan buscando caminos propios para salir del atraso, la dependencia, la pobreza y el sin futuro a que los llevaron las oligarquías lacayas, con Cuba, Venezuela y Bolivia como avanzada, los colombianos, guiados por Camilo, tenemos el reto de producir los cambios revolucionarios. No hay más opciones que la liberación.
Los restos del cura guerrillero colombiano Camilo Torres, muerto en 1966 en su primer combate dentro del Ejército de Liberación Nacional (ELN), estuvieron más de 30 años en un mausoleo militar de Bucaramanga (este). Así lo reveló a medios locales el general retirado Alvaro Valencia Tovar, quien fuera amigo de Torres y jefe de la Quinta Brigada del Ejército en Bucaramanga, departamento de Santander.
El ex militar declaró al periódico El Tiempo y a la revista Semana que durante años mantuvo el secreto sobre el paradero de los restos de Camilo Torres, cuya figura se convirtió en una especie de mito entre guerrilleros y simpatizantes de la izquierda latinoamericana. Valencia Tovar contó que ordenó a un capitán que el ex cura abatido por las tropas fuera sepultado en un sitio especial. Tres años más tarde contactó al capitán que dirigió la sepultura y le pidió exhumar los restos, que depositó en una urna funeraria y llevó en secreto a un mausoleo construido en un cementerio de Bucaramanga para enterrar soldados. “Ahí sepulté a Camilo”, expresó el general retirado, quien consignó los datos en un documento que guardó en una caja de seguridad.
“Después de la vida no puede seguir el odio que inspiró toda esta contienda. Que por lo menos, en el lugar del último reposo, pueda estar un soldado al lado de un guerrillero, eso para mí es simbólico”, manifestó Valencia Tovar. El ex militar añadió que en 2001 el hermano del ex sacerdote, Fernando Torres, llegó de Estados Unidos, donde residía, y se hizo cargo de los restos mortales. Al parecer la familia los incineró y los ubicó en algún mausoleo familiar, que Valencia Tovar dijo no conocer.
El general retirado recordó que, cuando él tenía 4 años de edad, el médico Calixto Torres, padre del cura guerrillero y amigo de su familia, le salvó la vida. Valencia Tovar sobrevivió en 1972 a un atentado perpetrado en una avenida de Bogotá, en represalia por las operaciones militares que dirigió y que diezmaron al ELN, que perdió a varios de sus jefes, entre ellos los dos hermanos Manuel y Antonio Vásquez Castaño.
Camilo Torres fue reprendido por la jerarquía católica por su militancia política, motivo por el que abandonó el sacerdocio y se vinculó con el ELN en 1965. Murió en su único combate frente a las tropas oficiales, el 15 de febrero de 1966, en Patiocemento, Santander.
¿Comunismo en la Iglesia?
[Entrevista]
¿Cuál es su opinión acerca de las revelaciones hechas por el Presidente Valencia sobre la infiltración comunista en la Iglesia?
Desde el punto de vista estrictamente teórico cuando se habla de Iglesia, se habla de todos los bautizados, tanto con bautismo sacramental como con bautismo de deseo. Esto comprende una gran parte de la humanidad puesto que todos aquellos que están de buena fe se supone que tienen el bautismo de deseo. En este sentido, no creo que se pueda hablar de infiltración comunista en la Iglesia ya que, en Colombia, creo que un alto porcentaje de los comunistas son bautizados.
Si se habla de infiltración lo más lógico es suponer que hay miembros de la Iglesia que, diciéndose católicos, realmente son comunistas. Para averiguar si esto sucede no quedaría más remedio que establecer un tribunal como el antiguo tribunal de la Inquisición para que detectara a los infiltrados comunistas dentro de la Iglesia.
Sin embargo, en el lenguaje vulgar, cuando se habla de la Iglesia colombiana se habla de los obispos y sacerdotes y cuando se dice que hay infiltrados dentro de la Iglesia la opinión pública entiende que se trata de infiltrados dentro del clero. La investigación que podría esclarecer esta situación supone una labor inquisitorial que establezca dentro de la Iglesia el delito de opinión.
Puede ser que el Presidente no haya tenido esta intención al hacer su declaración, pero si ella se toma en serio los efectos no podrán ser diferentes.
¿Según su criterio a que se debe la frecuente información de cierta prensa sobre la existencia de sacerdotes comunistas?
Para poder entender los motivos que mueven a cierta prensa para informar sobre la existencia de sacerdotes comunistas, tendríamos que analizar el fenómeno del macartismo en general.
Toda clase dirigente tiene sistemas de defensa, algunos informales y otros formales. Cuando se trata de una clase dirigente impopular y minoritaria es necesario que ésta busque sistemas eficaces para descalificar ante la opinión pública a sus adversarios. La opinión pública se orienta más fácilmente con adjetivos que con disquisiciones filosóficas.
Para desacreditar un puente, basta con ponerle el epíteto de "podrido". Para hacer perseguir a un perro, aunque éste sea de nobles condiciones, basta darle el adjetivo de "rabioso". En las primeras épocas de nuestra era, decirle cristiano a un individuo era una forma de colocarlo fuera de la ley. Después se le decía "bárbaro" al enemigo del Imperio Romano para poderlo perseguir. Antes de la Revolución Francesa se perseguía a los libres pensadores, liberales, demócratas, plebeyos, etc. En la actualidad, la mejor manera de desencadenar la persecución sobre un elemento peligroso para la clase dirigente, es llamarlo comunista.
La clase dirigente colombiana ha considerado a la Iglesia y al Ejército como aliados incondicionales suyos, es natural que, cuando aparecen sacerdotes o militares inconformes, considere que su estructura interna comienza a resquebrajarse. Por lo tanto, sacerdotes y militares inconformes
constituyen un elemento mucho más peligroso para el sistema que los mismos comunistas afiliados al partido. De ahí la necesidad para la clase dirigente de desacreditarlos ante la opinión pública, tildándoles de comunistas. La prensa, servidora de esta clase, no puede adoptar una política diferente.
¿El clero colombiano peca de comunista o de anti-comunista?
El clero colombiano ciertamente no peca de comunista. El comunismo tiene un sistema filosófico incompatible con el cristianismo, aunque en sus aspiraciones socioeconómicas la mayoría de sus postulados no riñen con la fe cristiana.
Para decir que peca de anticomunista, se necesitaría hacer una investigación sobre las pastorales, los escritos, los sermones de nuestros obispos y sacerdotes. Sin embargo, mi impresión personal es que el comunismo ha sido considerado como el principal mal de la cristiandad en nuestra época. Este es un enfoque poco teológico y poco científico.
Poco teológico, porque el principal mal de la cristiandad es la falta de amor, tanto dentro de ella misma como respecto de los no cristianos, incluyendo a los comunistas. Por la falta de un amor eficaz traducido a las estructuras temporales en una forma científica por parte de los cristianos ha surgido el comunismo como una solución con todos sus aciertos y sus errores.
Desde el punto de vista científico, la posición del cristiano no debe ser anti sino en favor del bien de la humanidad. Si este bien no se puede realizar sino cambiando las estructuras temporales sería pecaminoso que el cristiano se opusiera al cambio. Solamente la crítica discriminada y científica del comunismo, en vista a la realización de este bien, puede justificar no una posición anti-comunista sino una posición científica que implique rechazo de todo lo que sea anti-científico.
¿Según su juicio, la actitud del clero colombiano ante los problemas sociales requerirla una revisión?
En general, yo creo que la actitud del clero colombiano ante los problemas sociales sí requiere una revisión. Esta revisión se podría re. sumir así:
1. Preocupación por el bienestar de la humanidad más que por preservarla del comunismo.
2. Descartar la beneficencia ocasional y paternalista como forma habitual de acción.
3. Concentrar los esfuerzos en la formación de un laicado capaz de transformar las estructuras temporales desde su base atacando así el origen de los problemas sociales.
¿El clero colombiano tiene mentalidad capitalista?
Para poder juzgar de la mentalidad de un grupo social, se requeriría un análisis bastante profundo. Sin embargo, yo considero que el clero colombiano por lo menos en la impresión que deja ante la opinión pública aparece con una mentalidad más feudal que capitalista y, en el mejor de los casos, con una mentalidad netamente capitalista.
La mentalidad feudal se caracteriza fundamentalmente por el deseo de posesión, haciendo caso omiso del lucro, de la productividad y del servicio a la comunidad.
La mentalidad capitalista por el deseo del lucro, sin considerar el servicio a la comunidad.
Ante la opinión pública el clero colombiano aparece como un grupo con deseo de posesión. En las esferas jerárquicas más altas y principalmente en los sectores urbanos, creo yo que aparece como un grupo con deseo de lucro. La opinión pública colombiana me parece que no tiene conciencia de que la Iglesia gaste dinero en servicio de la comunidad.
¿El comunismo debe ser puesto fuera de la ley?
Desde el punto de vista teórico creo yo que la mejor arma para combatir las ideas son las ideas; la mejor arma para combatir los movimientos políticos es mostrar una mayor eficacia en el uso del poder. Por lo tanto, las disposiciones legales en contra de ideas o de movimientos políticos son, en mi concepto, una demostración de debilidad ante ellos.
Sin embargo, si en un país se considera de hecho los comunistas excluidos de los cargos públicos, del derecho a ser elegidos, se excluyen de las cátedras universitarias y en muchas ocasiones, pierden el derecho de estudiar y de trabajar, sería una posición menos hipócrita declararlos oficialmente fuera de la ley que conservar una legalidad aparente, puramente táctica para disfrazar ese estado de cosas con un ropaje democrático a fin de evitar que los adversarios capitalicen la mística que les daría la ilegalidad y el hecho de ser considerados como víctimas.
Ejército de Liberación Nacional (ELN) de Colombia, documento de Punto Final 34, Chile, agosto de 1967
Entrevista a la madre de Camilo Torres, Punto Final, 12/03/69
MAS INFO EN:
ELORTIBA (CAMILO TORRES)
LA FOGATA
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